YAGO. ¡ El Cielo no lo quiera! ¡ Luz!
...
Esta camisa servirá de venda.
BIANCA.
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¿Qué sucede aquí? ¿Quién era el que gritaba?
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YAGO.
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¡ Quién era el que gritaba!
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BIANCA.
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¡ Oh, Cassio, querido mío! ¡ Mi dulce Cassio!
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¡ Cassio, Cassio, Cassio!
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YAGO.
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¡ Ramera desvergonzada! Cassio, ¿sospecháis
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quiénes pudieron ser los que os han herido?
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CAssIo.
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No.
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80
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GRATIANO.
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Lamento veros así. Os estaba buscando.
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YAGO.
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¡ Dadme una cinta!
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Eso es... Y traed una hamaca
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para llevarlo con mayor facilidad.
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BIANcA.
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¡ Se ha desvanecido! ¡ Oh, Cassio, Cassio, Cassio!
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YAGO.
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Caballeros, sospecho que esta basura, esta mujer,
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es cómplice de la traición.
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Tened paciencia, buen Cassio. ¡ Ea, vamos!
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Acercad esa luz; que pueda ver su cara.
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¡ No es posible! ¡ Roderigo, hermano!
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¿Roderigo? ¡No!
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¡ Sí, estoy seguro! ¡ Cielos! ¡ Roderigo!
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90
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GRATIANO.
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¿Roderigo?
¿El de Venecia?
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YAGO.
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El mismo. ¿Acaso lo conocíais?
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GRATIAN0.
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Sí, lo conocía.
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YAGO.
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Os ruego me perdonéis,
signior
Gratiano.
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Estos lances sangrientos deben disculpar los modos
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que así os han ofendido.
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GRATIANO.
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Mucho me complace veros.
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YAGO.
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¿Cómo os encontráis, Cassio? ¡Vamos, esa litera! ¡La
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hamaca!
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