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ACTO II, ESCENA 3a
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CASSIO.
Lo haré, aunque a disgusto.
Sale.

YAGO.
Si puedo inducirle sólo a una copa,
añadida a la que ya bebió esta noche,
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se pondría más agresivo y belicoso
que el perro de mi ama. Además, Roderigo,
ese pobre necio, a quien Amor ha casi obnubilado
por Desdémona, copa tras copa, esta noche
bebe apurando cada vaso. ¡ Y la guardia
a su cargo! Y tres nobles mancebos junto a él,
que tienen al honor en alta estima,
los mejores, más fuertes y gallardos de la isla,
muy bien saturados de vino que les administré,
también vigilarán. Haré que Cassio actúe de tal forma
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contra esta banda de borrachos
que provoque en la isla gran ofensa. ¡ Ahí llegan!
Entran Cassio, Montano y caballeros.
Si mi sueño prospera y es cumplido,
contra viento y marea mi vela habrá de navegar.
CAssIo.
Por Dios os juro que ya bebí un trago grande.
MONTANO. ¡ Vamos, vamos! ¡ Que no era tan grande! Tan verdad
como que soy soldado! ¡ Ni siquiera una pinta!
YAGO.
¡ Ea, más vino!
[Canta.J
¡A beber, clenk, a beber!
¡Que beber, clink, es de hombres!
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¡A brindar, clank, a brindar, que la vida, soldados, se va!
¡ Más vino! ¡ Más vino! ¡ Mancebos!
CAssIo.
Buena canción, sí señor.
YAGO. ¡ La aprendí en Inglaterra! Que saben darle con fuerza. Ni daneses, ni germanos, ni holandeses pueden en eso compararse a un inglés. ¡ A beber!

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