LEAR, Nada obtendréis de nada. Hablad de nuevo.
C0RDELIA.
Infeliz como soy, no consigo elevar
mi corazón hasta mis labios. Conforme a nuestro vínculo os amo, Majestad, no más, no menos.
LEAR.
|
¿Cómo, Cordelia? Cuidad lo que decís,
|
o
|
arriesgaréis
vuestra fortuna.
|
vos me habéis engendrado, y criado, y amado, y en la misma medida os correspondo, os obedezco y amo y, sobre todo, os honro. ¿Por qué se desposaron mis hermanas cuando dicen que os aman sólo a vos? Si tomara marido el señor cuya mano asumiese mi emblema llevaría con él la mitad de mi amor, y deber, y cuidados. Cierto es que nunca me desposaré, como mis dos hermanas, para poder amar solamente a mi padre.
LEAR.
|
¿Es eso lo que dice vuestro corazón?
|
LEAR.
|
¿Tan joven y tan dura?
|
CORDELIA.
Tan joven, mi Señor, y
tan
sincera.
LEAR.
|
¡
Que la sinceridad sea, pues, vuestra dote!
|
Porque, por el sagrado resplandor del sol, por los misterios de Hécate y la noche, por toda la influencia de los astros que nos dan la existencia y nos la quitan renuncio a todo parentesco, afinidad de sangre o cualquier otra paterna obligación y os tendré siempre como extraña para mi corazón y para mí. El bárbaro de Escitia o aquel que de su prole hace alimento con que saciar su hambre, encontrarán en mí tanto consuelo, compasión y lástima como ahora vos, hija, en otro tiempo mía.
KENT. Majestad... LEAR. ¡ Silencio, Kent! No os interpongáis
entre el dragón y su ira.
A nadie quise como a ella, y a sus dulces cuidados
|