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ESCENA TERCERA

Entra Edgar.
Oí un bando en mi contra y por un árbol hueco y oportuno
pude escapar del cerco. No hay puerto libre ni lugar en donde vigilancia y celo desacostumbrados no acechen mi captura. Mientras consiga huir podré saberme a salvo; y he pensado adoptar el aspecto más pobre y el más vil de cuantos tiene la penuria para, menospreciando al hombre, acercarlo a las bestias. Recubriré mi cara de inmundicias, de harapos mi cintura, con nudos mis cabellos enmarañaré, con ostensible desnudez
afrontaré los vientos, los acosos del cielo. Esta tierra da pruebas, el ejemplo de los mendigos de Bedlam, que, con voz estruendosa, se clavan en sus desnudos brazos, entumecidos y mortifica[dos,
puntas, astillas, alfileres, y con este espectáculo en granjas miserables, en pobres e insignificantes corrales y molinos, fuerzan a
[caridad,
las más veces con discursos lunáticos, otras veces con rue[gos:
“¡ Caridad para Turlygod! ¡ Caridad para TomI”
Así sería algo; que Edgar ya no es nada.
Sale.
EDGAR.
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ESCENA CUARTA

Entran Lear, el bufón y un caballero
LEAR.
Es extraño que se marchara de la casa así

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