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Así predijo que sería, ¡ pobre desterrado!
Decís que el rey se vuelve loco; amigo, yo os diré, yo mismo, al borde estoy también de la locura. Tuve un
[hijo,
proscrito ahora de mi sangre; ha querido mi muerte hace poco, muy poco; le amé, amigo, como nunca un padre amó a un hijo. Y si he de ser sincero, el dolor me ha trastornado el juicio. ¡ Triste noche! Ruego a Vuestra Gracia...
LI3AR.
¡ Oh! ¡ Disculpadme, sire !
Noble ifiósofo, tu compañía.
EDGAR.
Tom tiene frío...
GLoUCESTER. Amigo, entrad en la cabaña; calentaos.
LEAR.
¡ Vamos! ¡ Entremos todos!
KENT.
Por aquí, my lord.
LEAR.
¡ Idos con él!
Aún me quedaré con mi filósofo.
KI3NT.
Complacedle, my lord. Dejad que entre con su amigo.
GLoUCESTER. Ocupaos de él.
KENT.
¡ Venga! ¡ Vamos! ¡ Seguidnos!
LEAR.
Vamos, buen ateniense.
GLoUCESTER. ¡ Ni una palabra! Chsss!
EDGAR.
Roldán, el caballero, vino a la torre oscura
y sus palabras eran: “Fín, fón, fán, aún perdura
olor de sangre inglesa sobre mi empuñadura.”
Salen.


ESCENA QUiNTA

Entran Cornwall y Edmund.

C0RNWALL. Me he de vengar antes de partir. BASTARDO.
[EDMUND.1
Me preocupas my lord, pensar que se me pueda criticar,
pues mi naturaleza cede ante mi lealtad.
C0RNWALL. Comprendo ahora que no fuera sólo la inclinación perversa

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