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Dando luego a sus deseos
el tiempo más oportuno,
frecuentaron el desván,
escuela ya de sus cursos.
256
Lirones siempre de Febo
y de Dïana lechuzos,
se bebían las palabras
en el polvo del conducto.
260
¡Cuántas veces impaciente
metió el brazo, que no cupo,
el garzón, y lo atentado
lo revocaron por nulo!
264
¡Cuántas el impedimento
acusaron de consuno
al pozo que es de por medio,
si no se besan los cubos!
268
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