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En junio de 1945 la guerra había
terminado en Europa, y las perspectivas para los japoneses no eran
muy halagüeñas. Hasta hacía relativamente poco tiempo, la
posibilidad de perder la guerra había sido impensable para los
dirigentes japoneses. Japón nunca había perdido una guerra y nunca
había sido invadido en toda su larga historia. Sin embargo, a
estas alturas ya se veían tímidos signos de vacilación (tímidos
porque no era saludable exponerlos en público: si alguien
insinuaba la conveniencia de que Japón se rindiera podría acabar
asesinado por los militares más radicales).
Unos meses atrás, el ex primer ministro Fuminaro Konoe había
entregado al emperador Hirohito un memorándum en el que analizaba
la situación y advertía de que si la guerra se prolongaba, la
familia imperial correría más peligro por la posibilidad de una
revuelta interna que por la derrota.
Una de las mayores incertidumbres las generaba la Unión
Soviética, que había anunciado su intención de no renovar el pacto
de neutralidad firmado en 1941. Los japoneses temían que la Unión
Soviética hubiera llegado a alguna clase de acuerdo con los
estadounidenses para unirse a la guerra contra Japón cuando
terminara la guerra en Europa (y así había sido acordado,
ciertamente, en Yalta), pero no tenían confirmación de ello. Por
eso la diplomacia japonesa estaba haciendo todos los esfuerzos
posibles para averiguar las intenciones de Stalin. De hecho, una
posibilidad que se contemplaba era que Stalin pudiera ejercer de
mediador para llegar a un acuerdo de paz con los aliados. El
ministro de Asuntos Exteriores soviético, Viacheslav Mólotov,
aseguró al embajador japonés que "el periodo de validez del
pacto no había terminado", lo cual era cierto (terminaba el
año siguiente), pero eso no significaba que la Unión Soviética
fuera a respetarlo.
Era tradición que cada nuevo gobierno hiciera una declaración de
intenciones de lo que iban a ser sus líneas de gobierno y así, el
primer ministro Kantarō Suzuki, tras haberse reunido con el Alto
Mando del ejército, había elaborado un documento titulado "La
política fundamental que se seguirá en adelante en la dirección
de la guerra", en el que se afirmaba que "el pueblo
japonés luchará hasta la muerte antes que rendirse". En
cuanto a la unión soviética, el plan era éste:
Hay que señalar a Rusia que debe a Japón su victoria sobre Alemania, puesto que nosotros hemos permanecido neutrales, y que sería conveniente para los soviéticos ayudar a Japón a mantener su posición internacional, puesto que en el futuro tendrán como enemigo a los Estados Unidos.
La propaganda japonesa ya no podía ocultar la precariedad de la
situación. El 1 de junio 521
bombarderos estadounidenses escoltados por 148 cazas fueron
enviados a bombardear Osaka. Algunos de ellos chocaron entre sí al
atravesar densas nubes, pero los demás causaron estragos: casi
4.000 japoneses murieron y 8.2 km2 de edificios fueron
arrasados.
De la flota japonesa apenas quedaba nada y los cargueros
japoneses estaban a merced de los submarinos aliados. Ese día un
submarino británico hundió un carguero (Tobi Maru) en el
mar de Java.
Buena parte de los escasos recursos japoneses estaban retenidos
en China. En la última ofensiva en la región de Hunan habían
participado unos 80.000 soldados, y había resultado un fracaso.
Los chinos habían contraatacado y estaban a punto de devolver a
los japoneses a sus posiciones iniciales, pero dejando atrás más
de 12.000 muertos y un número aún mayor de heridos.
El foco principal de la lucha contra los japoneses se centraba en ese momento en Okinawa, donde los marines habían encontrado una resistencia desaforada, pero ya dominaban la mayor parte de la isla, y la presencia japonesa se reducía esencialmente a una bolsa de unos 30.000 hombres en la península de Kiyan y otra de unos 10.000 hombres en la península de Oroku, bajo el mando del almirante Minoru Ōta, muchos de ellos escondidos en un cuartel general subterráneo enclavado en una colina que dominaba una base naval, cercana a su vez a un campo de aviación.
La rendición de Alemania suponía en teoría el final de la guerra
en Europa, y en África y en Oriente Medio, pero el fin de la
guerra no es lo mismo que el principio de la paz. Por una parte,
de Gaulle había considerado que era el momento de reconstruir el
imperio colonial francés y, tras haber ahogado en sangre una
revuelta en Argelia, ahora intentaba hacer lo mismo en Siria.
Churchill, no habiendo recibido respuesta a su advertencia del día
anterior y, sin esperar una respuesta de los Estados Unidos,
ordenó que tropas británicas invadieran Siria desde Jordania. El
general británico Sir Bernard Paget ordenó al general
francés Ferdinand Frençois Oliva-Roget que ordenara un
alto el fuego, pero Oliva-Roget respondió que no aceptaría órdenes
de un británico (pese a que Paget tenía el mando de todas las
tropas aliadas en Oriente Medio). Paget entonces ordenó el avance
hacia Damasco y Oliva-Roget, viendo que los británicos lo
superaban en número, se retiró hacia la costa. Por la noche, en
Damasco los sirios se dedicaban a matar a todo francés o senegalés
que veían, así que los franceses tuvieron que aceptar la oferta
británica de ser escoltados a sus cuarteles por su propia
seguridad. Los sirios aplaudían a los británicos cuando los veían
arrestar franceses por la ciudad. Oliva-Roget le dijo a un
periodista sirio: Habéis cambiado los franceses tratables por
los brutales británicos. De Gaulle acusó a los británicos de
inmiscuirse en asuntos franceses, mientras que el gobierno
británico acusó a Francia de usar contra los sirios material
bélico prestado por los aliados para combatir a Alemania, lo que
suponía una violación de las condiciones acordadas.
Por otra parte, los comunistas estaban aprovechando el vacío de
poder en los países ocupados por Alemania para hacer honor a su
himno y lograr que el género humano se redujera a la Internacional
Comunista exterminando a todo presunto oponente político. Ya
tenían el trabajo muy avanzado en Polonia y en Bulgaria, y la
Unión Soviética estaba purgando los países bálticos. En Yugoslavia
los comunistas habían organizado gobiernos comunistas no elegidos
por nadie en Servia, Croacia, Bosnia, Eslovenia, Montenegro y
Macedonia, todos ellos coordinados por un gobierno yugoslavo
central. En Servia las purgas estaban ya prácticamente terminadas.
Hay constancia de al menos 55.973 asesinados, entre ellos 27.367
alemanes, 14.567 servios y 6.112 húngaros acusados de crímenes de
guerra o colaboracionismo, pero que fueron ejecutados sin juicio,
y en muchos casos sin más motivo que el de no simpatizar con el
comunismo. En Macedonia, a primeros de año, centenares de
habitantes de origen búlgaro habían sido asesinados y, durante los
años siguientes, la cifra subiría a más de 4.000.
El gobierno británico canceló la deportación de 2.700 civiles
eslovenos en Bleiburg porque habían llegado noticias del trato que
los partisanos estaban dando a los deportados. Los británicos
establecieron que no sólo se devolvería a Yugoslavia a los que
explícitamente manifestaran su deseo de volver. Hasta el momento,
desde Bleiburg se había deportado a 26.239 personas, entre ellas
12.196 croatas, 8.263 eslovenos, 5.480 servios y 400
montenegrinos.
Sin embargo, esta prevención ante los comunistas yugoslavos no se
hizo extensiva a los soviéticos. Ese día empezó una deportación de
unos 18.000 cosacos refugiados en Judenburg (Austria). Más
de 50 de ellos logró que los guardias les dejaran paso amenazando
con hacer estallar granadas de mano y se escondieron en un bosque
cercano. Y es que a los crímenes de guerra cometidos directamente
por los comunistas había que sumar los que cometían
indirectamente, pues muchos se suicidaban cuando se enteraban de
que iban a ser entregados.
De los casi 20.000 alemanes que los checoslovacos habían expulsado de Brno, apenas 10.000 estaban en condiciones de continuar caminando, y éstos empezaron a cruzar la frontera austriaca cerca de Mikulov. Sin embargo, los soviéticos protestaron ante el gobierno checoslovaco por enviarles tantos refugiados sin ninguna clase de acuerdo previo, así que los checos interrumpieron la deportación y unos 10.000 alemanes (los 5.000 que no habían sido admitidos en Austria más los rezagados) tuvieron que permanecer en un campo de concentración en Pohořelice, pues la vuelta a Brno se consideraba inaceptable.
Sólo en ese año habían llegado a Dinamarca unos 250.000
refugiados alemanes, principalmente evacuados de los países
bálticos, Prusia Oriental y Polonia, mientras Dinamarca estaba
todavía bajo la ocupación alemana. En total los refugiados
alemanes constituían el 5% de la población danesa y una tercera
parte eran niños menores de 14 años. A lo largo del año murieron
más de 13.000, entre ellos unos 7.000 niños de menos de cinco
años, en parte porque los médicos daneses les negaban atención, no
tanto por resentimiento como porque los recursos eran escasos y
preferían emplearlos con la población danesa.
El 2 de junio un submarino
estadounidense hundió un carguero japonés (Mikamisan Maru)
cerca de la costa japonesa.
La aviación estadounidense bombardeó varios aeropuertos japoneses
para evitar el despegue de kamikazes.
El papa Pío XII pronunció un discurso ante el colegio de
cardenales en el que advirtió del peligro que todavía existía en
Europa a causa de "esas turbas de desposeídos,
desilusionados, decepcionados, desesperados que van a engrosar
las filas de la revolución y el desorden a sueldo de una tiranía
no menos despótica que las que habían sido derrocadas".
De Gaulle, muy a su pesar, tuvo que autorizar un alto el fuego en
Siria. Los británicos impusieron un toque de queda a los franceses
y pidieron a al-Kuwatli que cooperara para que fuera respetado
también por los sirios. Al-Kuwatli cooperó y expresó su gratitud
al gobierno británico. El ministro francés de Asuntos Exteriores
le dijo al embajador británico: Sean cuales sean los errores
que haya cometido, Francia no merece una humillación como ésta.
Y el propio de Gaulle le dijo: Reconozco que no estamos en
condiciones de hacerles la guerra, pero ustedes han traicionado
a Francia y han traicionado a Occidente. Eso no puede olvidarse.
No era el primer roce que de Gaulle tenía con sus aliados en poco
más de un mes, ni tampoco el segundo. El secretario de Estado
estadounidense ya había tenido que escribir el mes anterior a de
Gaulle para exigirle la retirada de sus tropas de Stuttgart, pues
la zona estaba asignada a los Estados Unidos y la presencia
francesa entorpecía el trabajo (entre otras cosas porque obligaba
a compartir suministros) y, poco después, el propio Truman había
tenido que escribirle para que retirara sus tropas del valle de
Aosta. Ese día las tropas francesas salieron de Damasco escoltadas
por los británicos entre abucheos de la población.
El 3 de junio los restos de Hitler,
Braun y la familia Goebbels fueron enterrados en un bosque de
Brandeburgo.
El 4 de junio submarinos
estadounidenses hundieron un carguero japonés (Ryujin Maru)
junto a la costa japonesa y otro (Taiu Maru) en el mar de
la China Oriental.
Dos regimientos de marines estadounidenses lanzaron un ataque
anfibio a la base naval situada en la península de Oroku, en
Okinawa.
Los partisanos habían detenido en Zagreb al arzobispo Aloysius
Stepinac, cuya actitud hacia el régimen de Pavelić había sido
ambigua. En general, lo había apoyado abiertamente, por su
oposición a los servios (mayoritariamente de religión ortodoxa, la
mayor maldición de Europa, según el arzobispo), pero al mismo
tiempo había irritado a la Ustacha al denunciar el genocidio de
servios (aunque sin mencionar explícitamente a los servios), las
ejecuciones sin juicio y las atrocidades del campo de Jasenovac.
El mariscal Tito había ordenado su excarcelación dos días atrás, y
ahora se reunía con él, pero no logró llegar a un acuerdo sobre
las relaciones entre la Iglesia Católica y el nuevo Estado
yugoslavo.
En plena campaña electoral, Winston Churchill fue muy criticado
porque, en una entrevista transmitida por la radio dijo que el
partido Laborista necesitaría una especie de Gestapo para
llevar a la práctica su programa electoral.
El 5 de junio 530 bombarderos
estadounidenses atacaron la ciudad japonesa de Kobe, sobre la que
lanzaron 3.000 toneladas de bombas incendiarias.
En Okinawa los estadounidenses capturaron la mayor parte del
campo de aviación de la península de Oroku. Aviones kamikaze
dañaron un acorazado (USS Mississippi) y un crucero pesado
estadounidense (USS Louisville).
A las 18:00 se firmó la Declaración sobre la derrota de
Alemania y la asunción de la autoridad suprema por las potencias
aliadas, firmada en Berlín por el general Eisenhower en
nombre de los Estados Unidos, el marsical Montgomery en nombre de
Gran Bretaña, el mariscal Zhúkov en nombre de la Unión Soviética y
el general de Lattre en nombre de Francia, en virtud de la cual se
derrocaba oficialmente el régimen nazi. Constaban de 15 artículos,
de los cuales los ocho primeros concretaban las condiciones de la
rendición militar. El artículo 11 establecía el arresto para un
futuro juicio de todos los alemanes sospechosos de haber cometido
crímenes de guerra, mientras que el artículo 13 establecía que
todas las instituciones civiles, económicas y legales alemanas
debían acatar las instrucciones que recibieran en cada momento de
los representantes aliados.
En el curso de la reunión, los soviéticos informaron a Eisenhower
de que habían identificado los restos de Hitler con una seguridad
casi absoluta.
Hasta ese día, el campo de concentración checoslovaco de
Pohořelice no había contado con una organización ni un suministro
regular de alimento. Para entonces, entre los prisioneros alemanes
había surgido un brote de disentería que se estaba cobrando
cientos de víctimas.
El 6 de junio el almirante Minoru Ōta
envió un telegrama en el que informaba a sus superiores de la
situación en Okinawa:
Desde que el enemigo comenzó a atacar la isla principal de Okinawa, la Armada y el Ejército se han dedicado a la guerra defensiva y apenas han podido velar por la gente de la prefectura. Sin embargo, hasta donde yo sé, entre la gente de la prefectura, todos los jóvenes y de mediana edad han respondido plenamente a la convocatoria de defensa. Ahora, los ancianos, los niños y las mujeres que se quedaron atrás desamparados se ven obligados a pasar hambre y a llevar vidas miserables, expuestos a los elementos naturales. Inicialmente, tras haber perdido todas sus pertenencias, viviendas y artículos domésticos por los repetidos bombardeos navales y ataques aéreos, se escondieron en pequeños refugios aéreos excavados en áreas que originalmente se pensaba que estaban libres de operaciones militares. Pero estos refugios también han sido bombardeados y por eso se han visto obligados a huir. A pesar de las dificultades, las mujeres jóvenes han tomado la iniciativa de dedicarse al ejército: muchas como enfermeras y cocineras y algunas se ofrecieron hasta a llevar balas de cañón, e incluso servir en las unidades de ataque con espadas.
Los civiles locales esperan un final siniestro cuando el enemigo aterrice: los ancianos y los niños serán asesinados, y las mujeres serán llevadas a territorio enemigo con propósitos nefastos. Por eso, algunos padres han decidido dejar a sus hijas pequeñas a las puertas de los campamentos militares en busca de protección militar para ellas.
Debo agregar la devoción de las enfermeras locales jóvenes: continúan ayudando a los soldados gravemente heridos que quedaron después de que el movimiento militar y los médicos ya no estén disponibles. La dedicación de estas enfermeras es muy seria y no creo que esté motivada por un efímero sentimiento de simpatía. Además, he visto a personas sin medios de transporte caminar bajo la lluvia de la tarde sin quejarse en absoluto cuando un cambio repentino y drástico de la estrategia militar dicta con poca antelación que estos civiles deban trasladarse a un lugar lejano por la noche. [...] Las islas de Okinawa se convertirán en tierra arrasada donde ninguna planta quedará sin quemar. Se dice que la comida será suficiente solo hasta finales de junio.
Este pasaje muestra cómo, en muchos casos, la estupidez suicida
de los japoneses no era congénita, sino que estaba inducida por
una propaganda cínica que inculcaba a la población que los
estadounidenses trataban a los prisioneros de guerra según los
estándares morales japoneses.
El sah de Irán nombró primer ministro a Mohsen Sadr.
Para entonces, los pozos de la mina en Huda Jama que los
partisanos estaban usando para deshacerse de los refugiados
eslovenos repatriados desde Bleiburg estaban ya repletos, así que
cubrieron los cadáveres con cal y sellaron la entrada a la mina
con cemento. Algunos prisioneros que no estaban muertos lograron
salir de los pozos, pero se encontraron sepultados en vida.
Ese día Nikola Mandić, el ex primer ministro del Estado Croata
Independiente, fue juzgado en Zagreb junto con otros nueve
personalidades civiles y militares del régimen. Mandić fue
condenado a muerte junto con otros seis de los acusados, otro fue
condenado a cadena perpetua y otros dos a 20 años de cárcel. Los
comunistas consideraron que con un día de juicio había suficiente
para depurar todas las responsabilidades y, por si a algún
listillo se le ocurría algo más que hubiera debido tenerse en
cuenta, las sentencias se ejecutaron el 7 de
junio. Mientras tanto, Ante Pavel
ić seguía haciéndose pasar por un refugiado anónimo junto a su
familia. Los estadounidenses lo recolocaron en la aldea de St
Gilgen, en Austria.
Un submarino estadounidense hundió un carguero japonés (Azusan
Maru) en el mar de la China Oriental. Osaka fue bombardeada
por 409 bombarderos estadounidenses, que destrozaron una zona de
5.7 km2 sin sufrir una sola baja.
Un crucero británico trasladó a Oslo a la familia real noruega,
exactamente cinco años después de su salida del país. El rey
Haakon VII fue aclamado por una multitud. Por esas fechas el
gobierno noruego estaba arrestando grandes cantidades de personas
sospechosas de colaboracionismo. En pocos días la cifra de
arrestados había llegado a los 28.750, si bien muchos fueron
puestos en libertad tras un interrogatorio. Pronto se abrió un
debate entre los partidarios de aplicar penas graves a los
colaboracionistas, incluso la pena de muerte (el frente de
hielo) y los contrarios a la pena de muerte por razones
humanitarias (el frente de seda). Los principales
periódicos del país fueron partidarios de los castigos severos.
Winston Churchill rechazó una petición de la Cámara de los
Comunes para que informara de todo lo tratado en la conferencia de
Yalta, pero aseguró que no había habido ningún acuerdo secreto.
Brasil declaró la guerra a Japón.
El 8 de junio un submarino
estadounidense hundió un petrolero japonés (Nanshin Maru)
cerca de la costa tailandesa, mientras que un submarino británico
hundió un crucero (Ashigara) en el mar de Java, en el que
unos 1.300 japoneses murieron ahogados.
En Bouganiville los australianos tenían a los japoneses
arrinconados en los extremos norte y sur de la isla. En el extremo
norte la mayoría de las fuerzas japonesas se encontraban en el
istmo de la península de Bonis, y los australianos habían
planeado un desembarco en la retaguardia japonesa, que se inició a
las 3:57 am sin encontrar oposición alguna. Pronto establecieron
una cabeza de playa, pero todos los intentos de expandirla fueron
rechazados por unas posiciones defensivas japonesas muy bien
preparadas. Los australianos descubrieron que habían desembarcado
en un lugar distinto del previsto. Unos 190 soldados de infantería
australianos se las tenían que ver con un número cada vez mayor de
japoneses, que al anochecer era de unos 300. La marea baja y la
artillería japonesa impidieron desembarcar más tropas. Tropas
australianas trataron de avanzar por tierra desde Ratsua
para socorrer la cabeza de playa, pero no pudieron abrirse paso
por las líneas japonesas.
Karl Hanke trató de subir a un tren en marcha junto a otros
prisioneros, pero los partisanos dispararon sobre él y lo hicieron
caer. Luego lo mataron a culatazos sin saber a quién estaban
matando.
Dolores Ibárruri, la secretaria general del Partido Comunista de España, había tardado tres meses en llegar a París desde Moscú para entrevistarse con Juan Negrín para acordar una política común contra el régimen de Franco, pero había llegado tarde. En cuanto comprendió que a Stalin no le había parecido buena idea el intento de invasión de España llevado a cabo el año anterior, Ibárruri se había apresurado a tomar como chivos expiatorios al principal organizador, Jesús Monzón, y a su hombre de confianza, Gabriel León Trilla. La aventura no sólo había sido una irresponsabilidad, sino que en realidad era un plan del pérfido Monzón para destruir el Partido Comunista de España. Unos años más tarde Santiago Carrillo lo explicaría así:
Desde Madrid, arrogándose funciones que no les competían, estos aventureros enviaban a Francia las órdenes para crear en los Pirineos una "cabeza de invasión". Después de liquidar el Partido, sustituyéndolo por el superpartido de Unión Nacional, Monzón y Trilla organizaban el aniquilamiento físico de nuestros militantes.
Por ello, según relata Enrique Líster, Carrillo e Ibárruri ordenaron que ambos fueran asesinados al más puro estilo comunista. Para Carrillo, Monzón era
un intelectual de formación burguesa, lleno de ambiciones personales, ligado por lazos familiares y por su formación a elementos reaccionarios.Por aquel entonces Monzón se encontraba en España en la clandestinidad, y fue llamado para que se presentara en Toulousse ante la dirección de partido (Ibárruri acababa de llegar a Francia). A su paso por Barcelona, se escondió en la casa de Jaume Serra, uno de los líderes de una organización civil que daba apoyo a la rama guerrillera del PSUC (el Partido Socialista Unificado de Cataluña). En ese momento una acción policial desarticuló la organización de Serra y ese día, al entrar en su casa, encontraron a Monzón enfermo en la cama. Lo llevaron a la jefatura de policía, pero su documentación falsa estaba tan bien hecha que lo dejaron marchar. Pero mientras salía alguien lo reconoció y lo arrestaron inmediatamente. Según Líster, fue una suerte para él que lo encarcelaran (pasaría 14 años en la cárcel), porque si hubiera pasado la frontera, los sicarios de Carrillo lo habrían asesinado.
Ese día se estrenó "Un hombre fenómeno", una comedia musical protagonizada por Dany Kaye y Virginia Mayo. Para ambos era la segunda película que protagonizaban. Desde principio de año Kaye presentaba con gran éxito un programa de radio de música y humor (cinco años atrás cobraba 100 dólares por cada programa de radio que presentaba en la CBS, y ahora cobraba 16.000 dólares a la semana).
El 9 de junio submarinos
estadounidenses hundieron cinco cargueros japoneses (Hokuto
Maru, Sagawa Maru, Shinroku Maru, Shoyo Maru y Wakatama
Maru) en las proximidades de las costas japonesas.
Kōichi Kido, el consejero más próximo al emperador
Hirohito, le presentó un informe en el que advertía de que a final
de año Japón no estaría en condiciones de continuar la guerra y
que el gobierno sería incapaz de contener los disturbios de los
civiles, y añadía: No podemos asegurar que no vayamos a correr
la misma suerte que Alemania y vernos reducidos a circunstancias
adversas que nos impidan alcanzar siquiera nuestro máximo
objetivo de salvaguardar la casa imperial y mantener la política
nacional. Kido sugería que el emperador tomara la iniciativa
de presentar una oferta de paz en "términos muy generosos", que
Japón se retirara de los territorios que habían sido colonias
europeas sin más exigencia ante los aliados que la garantía de su
independencia, así como un desarme de Japón con la condición de
que no fuera supervisado por los aliados. Su propuesta no incluía
el enjuiciamiento de criminales de guerra ni la pérdida de ningún
territorio ocupado antes del inicio de la guerra (Formosa, Corea,
el sur de la isla de Sajalín, ni el Estado de Manchuria en China).
Con la autorización del emperador, Kido presentó sus ideas a
varios miembros del gobierno japonés. El ministro de asuntos
exteriores, Shigenori Tōgō, mostró su apoyo, mientras que otros eran más
cautos, y trataban de adivinar que pensaban los demás antes de
pronunciarse. Algunos —entre ellos el emperador— todavía se
aferraban a la esperanza de conseguir una victoria importante que
permitiera a Japón negociar la paz desde una posición mejor.
En su avance hacia Davao, los estadounidenses capturaron Mandug
y Wangan, con lo que cayó la segunda línea defensiva
japonesa.
En Bougainville, la cabeza de playa establecida el día anterior
había sufrido tan solo cuatro muertos y siete heridos, pero el
número de japoneses que la amenazaban había ascendido por encima
de los 400 y ese día iniciaron un ataque al perímetro por tres
puntos distintos. Los australianos pidieron el apoyo de la
artillería y la aviación, y resistieron bien la cometida hast las
16:30, cuando llegaron barcazas para evacuar la playa. Sin
embargo, una de ellas encalló y quedó expuesta al fuego enemigo.
La aviación y la artillería logró mantener a raya a los japoneses,
pero las bajas aumentaban y las provisiones se reducían.
En Borneo los japoneses organizaron otra marcha de 75 prisioneros
desde Sandakan, que estaban en tan malas condiciones que ninguno
sobrevivió más de 50 km. Todos ellos fueron ejecutados a medida
que iban cayendo víctimas del cansancio. Los pocos que quedaron en
Sandakan morirían poco a poco a lo largo de las semanas
siguientes.
En una conferencia de prensa, el general Zhúkov negó que se
hubiera identificado los restos de Hitler y que no era descartable
que hubiera huido de Berlín en avión. Otro militar soviético
conjeturó que Hitler pudiera haberse refugiado en algún lugar de
Europa, probablemente en España. A partir de ese momento, los
soviéticos no volvieron a proporcionar ninguna información sobre
los restos de Hitler que habían hallado.
En Belgrado se firmó un acuerdo por el que los partisanos
yugoslavos se retirarían de Trieste hasta que se decidiera si la
ciudad quedaba bajo soberanía italiana o yugoslava.
Dos días antes de que la zona de Nordhausen y Bleicherode
en Alemania fuera entregada a los soviéticos, Wernher von Braun y
su equipo fueron trasladados en jeeps hasta Munich. Durante los
días siguientes otro grupo de ingenieros fueron evacuados de
Bleicherode (afortunadamente, el traspaso del territorio a los
soviéticos se iba a retrasar unas semanas).
El mes anterior, Winston Churchill había encargado a los
militares la elaboración de un informe sobre lo que se llamó la "Operación
Impensable", un ataque por sorpresa a la Unión Soviética que
debería realizarse a ser posible un mes más tarde con el fin de
liberar los territorios europeos ocupados por los soviéticos, en
particular Polonia, con quien los británicos tenían una deuda
moral que distaban mucho de pagar dejándola bajo el yugo
soviético. Sin embargo, el informe establecía que no había nada
que pudiera hacerse. Los Estados Unidos no consentirían un ataque
que se traduciría obviamente en una alianza de la Unión Soviética
con Japón y que podría cambiar el curso de la guerra en el
Pacífico. Y, sin la cooperación estadounidense, cualquier acción
contra la Unión Soviética era "impensable", como el propio nombre
del proyecto señalaba. Es posible que los soviéticos hubieran
llegado a tener noticias del plan de Churchill, pues por esas
fechas Zhúkov ordenó repentinamente que las tropas soviéticas que
ocupaban Polonia adoptaran posiciones defensivas. También es
posible que el cambio de actitud de los soviéticos respecto de la
muerte de Hitler pudiera explicarse como una forma de guardarse un
as propagandístico en la manga ante una eventual ofensiva
occidental.
Un millón y medio de personas presenciaron un desfile en Los
Ángeles en el que participaron el general George Patton y el
piloto James Doolittle, que había sido el primero en bombardear
suelo japonés, aunque perdió todos sus aviones en la misión.
Después tuvo lugar un espectáculo en su honor presentado por Jack
Benny.
El 10 de junio submarinos
estadounidenses hundieron siete cargueros japoneses (Daigen
Maru, Daiki Maru, Hakuyo Maru, Jinzu Maru, Taga Maru y Unkai
Maru), un petrolero (Shoei Maru) y un submarino en
varios puntos del Pacífico, muchos cerca de las costas japonesas.
En Okinawa un avión japonés salió por sorpresa de las nubes y se
dirigió en picado hacia el destructor estadounidense USS
William D. Porter. El barco logró esquivar al kamikaze,
que cayó al agua muy cerca, pero entonces explotó la bomba que
llevaba y ésta levantó al destructor por el aire, fuera del agua,
y volvió a caer, provocando graves daños y varios incendios. La
tripulación no pudo salvar el barco, que se hundió al cabo de tres
horas, pero no hubo heridos graves.
En Mindanao los japoneses abandonaron la ciudad de Davao y se
refugiaron en las montañas. En la ciudad quedaron algunas unidades
japonesas aisladas que siguieron ofreciendo resistencia y un gran
número de civiles (más que filipinos). La liberación de Davao
había costado a los estadounidenses 350 muertos y 1.615 heridos,
frente a 4.500 japoneses muertos y 30 hechos prisioneros (los
heridos se desconocen).
Una división australiana desembarcó en la isla de Labuan, cercana
a Borneo, mientras otra lo hacía en el sultanato de Brunéi (que
había sido colonia británica hasta que lo invadieron los
japoneses). Un intenso bombardeo previo había hecho que los
japoneses se retiraran al interior, así que el desembarco no
encontró resistencia. En Labuan los australianos ocuparon sin
apenas oposición la ciudad de Victoria y un aeropuerto
cercano. Esa tarde el propio MacArthur se presentó en la cabeza de
playa de Labuan para una inspección. Insistió en ver a los
australianos en acción y se acercó al perímetro, donde pudo hablar
con un grupo de soldados que acababan de matar a dos japoneses.
Tras haber recibido el informe negativo sobre su proyecto de
"Operación Impensable", Churchill pidió otro informe sobre las "medidas
necesarias para garantizar la seguridad de las Islas Británicas
en caso de guerra contra Rusia en un futuro próximo".
El mariscal Óscar Raimundo Benavides había intentado ser elegido de nuevo candidato a la presidencia de Perú, pero había constatado que no tenía apoyos suficientes, así que probablemente influyó en la decisión de Manuel Prado Ugarteche para que legalizara a APRA (partido al que Benavides había perseguido con tesón durante su presidencia). Tras diez años en la clandestinidad, Víctor Raúl Haya de la Torre había reaparecido en público y había integrado al APRA en una coalición llamada Frente Democrático Nacional, en la que figuró como Partido del Pueblo, para evitar que se le vetara por ser un "partido internacional", como ya había sucedido en otra ocasión. En el FDN se integraron muchos otros partidos menores y contó con el apoyo de Benavides y de varias personalidades independientes. Haya de la Torre consideró que el prestigio que Benavides tenía entre los militares podría serle útil en caso de que el FDN llegara a gobernar. Ese día se celebraron las elecciones y su candidato, José Luis Bustamante y Rivero, obtuvo una amplia mayoría.
El 11 de junio los submarinos
estadounidenses siguieron hundiendo barcos japoneses como moscas:
un total de cinco cargueros (Fukui Maru, Hakuju Maru, Kofuku
Maru, Meisei Maru y Shinyō Maru) en diversos puntos
del Pacífico.
En Bougainville los australianos seguían aislados en una barcaza
varada en la playa. Un soldado japonés logró acercarse sin ser
visto y ametralló a sus ocupantes hasta que fue abatido. Mató a
dos australianos. Finalmente los australianos pudieron ser
evacuados. El intento frustrado de desembarco se había saldado con
23 muertos y 106 heridos. Para los japoneses era una victoria
bastante insignificante, pero, dado que hacía tiempo que no veían
algo parecido a una victoria, les levantó la moral. Los
australianos cancelaron todo intento de avanzar en la península de
Bonis y se limitaron a mantener sus posiciones en el norte de
Bougainville, mientras seguían presionando en el frente
meridional.
La isla neerlandesa de Schiermonnikoog fue el último
territorio europeo en ser liberado de la ocupación alemana.
El 12 de junio cayeron otros seis
cargueros japoneses (Keito Maru, Kenjo Maru, Kenzyo Maru,
Shinsen Maru, Yozan Maru y Zuiko Maru) torpedeados
por submarinos estadounidenses en el Pacífico, y el 13 de junio otros tres (Akiura Maru,
Oshikasan Maru y Sanjin Maru), los tres en el mar
interior de Japón. Otro submarino hundió por error un carguero
soviético (Transbalt) que navegaba cerca de Japón, junto a
la isla de Sajalín.
UNos 4.000 japoneses que defendían la península de Oroku,
viéndose derrotados, se suicidaron en masa, entre ellos el
almirante Ōta, que se pegó un tiro con su pistola.
En Borneo los australianos liberaron la ciudad de Brunéi. En
Labuan los japoneses se concentraban en una bolsa en el interior,
de modo que el 14 de junio los
australianos dieron ya por seguro el resto de la isla. Antes de
atacar la bolsa, los australianos decidieron bombardearla durante
unos días.
Los submarinos estadounidenses hundieron un carguero japonés (Seizan
Maru) y un transporte (Wakamiyasan Maru).
Los británicos celebraron un desfile en Rangún.
Joachim von Ribbentrop había sido rechazado por Dönitz para
formar parte de su ya extinto gobierno, y había pasado a la
clandestinidad. Finalmente fue descubierto y arrestado en
Hamburgo.
Por esas fechas los estadounidenses detuvieron también a Josef
Mengele, que fue identificado con su nombre auténtico, pero
quienes lo arrestaron no se dieron cuenta de que figuraba en las
listas de los criminales de guerra más buscados.
En cambio, Jozef Tiso sí que fue identificado tras su arresto, y
extraditado a Checoslovaquia.
Por su parte, los soviéticos apresaron a Werne Haase, el que
había sido médico de Hitler, y fue acusado precisamente de eso: de
haber sido el médico personal del anterior canciller de
Alemania. No hay constancia de la sentencia, pero Haase
acabó en una cárcel en Moscú en la que moriría de tuberculosis
cinco años más tarde.
Dos días antes Eisenhower había recibido un homenaje en Londres y
ahora era de Gaulle quien lo condecoraba en París.
En las elecciones a la Cámara de los Comunes de Irlanda del Norte
el Partido Unionista del Ulster obtuvo más del 50% de los
votos. Los partidos nacionalistas irlandeses (que propugnaran que
Irlanda del Norte se uniera al resto de Irlanda) no llegaron al
11% de los votos.
El 15 de junio un submarino
estadounidense hundió otro carguero japonés (Koan Maru)
cerca de la costa japonesa.
Osaka fue bombardeada de nuevo, ahora por 444 bombarderos estadounidenses, que destruyeron unas 300.000 casas.
En Luzón los estadounidenses liberaron Cervantes.
El presidente panameño Ricardo Adolfo de la Guardia había
convocado una Asamblea Constituyente para redactar una nueva
constitución. Ésta lo sustituyó por Enrique Adolfo Jiménez
Brin.
Ese día se estrenó Retorno al abismo, una película de
cine negro protagonizada por Humphrey Bogart, que obtuvo un gran
éxito de crítica y de taquilla.
El 16 de junio un kamikaze se
estrelló sobre un destructor estadounidense (USS Twiggs) en
Okinawa, que se incendió y acabó hundiéndose. Murieron 152 de sus
tripulantes. Un submarino estadounidense hundió un carguero
japonés (Eiso Maru) en el Pacífico.
Un intento de asalto sobre el reducto que los japoneses
conservaban en Labuan fue rechazado y dejó 5 muertos y 23 heridos,
así que los australianos decidieron continuar bombardeando la
bolsa varios días antes de intentarlo de nuevo.
El guerrillero comunista griego Aris Velujiotis había caído en
desgracia ante sus camaradas comunistas desde el momento en que no
aceptó el acuerdo de Varkiza firmado por el Partido Comunista
Griego. Acosado por unidades paramilitares leales al gobierno,
acabó suicidándose junto con su hombre de confianza, Giannis
Aggeletos, conocido como León Tzavellas. Siguiendo
una antigua costumbre griega aplicada a los bandoleros, ambos
fueron decapitados y sus cabezas fueron exhibidas en la plaza
mayor de la ciudad de Trikala.
El 17 de junio un batallón australiano
que había llegado de Labuan el día anterior capturó la ciudad de Weston,
en Borneo.
El 18 de junio submarinos
estadounidenses hundieron tres cargueros japoneses en el Pacífico
(Hakuai Maru, Wakae Maru y Zaosan Maru).
Un crucero australiano se unió al bombardeo sobre la bolsa
japonesa que resistía en Labuan. En Borneo los australianos
tomaron Limbang.
El primer ministro japonés, Kantarō Suzuki, informó a Consejo
Supremo japonés de que el emperador Hirohito había manifestado su
intención de llegar a un acuerdo de paz con los aliados lo antes
posible.
Ese día empezó en Moscú el que fue conocido como el Juicio de los dieciséis, contra los 16 miembros de la resistencia polaca que habían sido secuestrados por los soviéticos unos meses antes. Tras varios meses de interrogatorios y torturas, fueron acusados de colaboracionismo, contraespionaje y sabotaje contra el Ejército Rojo, terrorismo de Estado, posesión de emisoras de radio, imprentas y armas, propaganda contra la Unión Soviética y pertenencia a organizaciones ilegales.
Un tren que transportaba a 265 alemanes (71 hombres, 120 mujeres
y 74 niños) procedentes de Dobšiná y que iban a ser
expulsados de Checoslovaquia fue detenido por fuerzas comunistas
cerca de la estación de Přerov. Los alemanes fueron
llevados a las afueras de la ciudad, se les obligó a cavar sus
propias tumbas y luego fueron ametrallados.
Ese día se estrenó También somos seres humanos, una
película bélica protagonizada por Robert Mitchum, ambientada en
Túnez y en Monte Cassino. El ejército accedió a prestar 150
soldados que estaban entrenándose en California para participar en
el rodaje, a los que se les permitió dejarse crecer la barba por
necesidades del guión. Unos meses más tarde Mitchum estrenaría un
western titulado La gran aventura, que también tuvo
una buena acogida, y después fue alistado en el ejército.
El 19 de junio un submarino
estadounidense (USS Bonefish) hundió un carguero japonés (Konzan
Maru) cerca de la costa japonesa. Sin embargo, barcos de
escolta japoneses lo hundieron más tarde cerca de Okinawa. Sus 60
tripulantes murieron ahogados.
Fukuoka, Shizuoka y Toyohashi fueron bombardeadas por 224 aviones
estadounidenses.
Los australianos hicieron un nuevo intento contra la bolsa de
Labuan y mataron 10 japoneses, aunque 3 australianos resultaron
heridos.
Unos cuatro millones de estadounidenses asistieron a un desfile
en honor de Eisenhower celebrado en Nueva York.
En San Francisco se discutió la solicitud de España de ser
admitida en la Organización de las Naciones Unidas, pero fue
rechazada mientras Franco estuviera en el poder. No hay constancia
de que se planteara excluir a la Unión Soviética mientras Stalin
estuviera en el poder.
El 20 de junio un submarino
estadounidense hundió dos cargueros japoneses (Kaisei Maru
y Taito Maru) en el mar interior del Japón.
Como represalia por el bombardeo que había sufrido la ciudad,
cuatro prisioneros de guerra estadounidenses fueron asesinados en
Fukuoka.
Los australianos intensificaron el bombardeo de la bolsa japonesa
en Labuan por parte de la artillería, y además se sumaron seis
aviones, tras lo cual se consideró que la bolsa estaba ya lista
para ser atacada. En Borneo tuvo lugar un nuevo desembarco menor
en Mempakul y otro en Lutong apoyado por aviones
que operaban desde Laban, pero que en realidad no fueron
necesarios, porque no hubo oposición japonesa. En general, los
japoneses se retiraban a medida que los australianos avanzaban,
así que no hubo muchos enfrentamientos en Borneo.
En Tarakan los australianos liquidaron el último foco de
resistencia japonesa organizada, pero todavía quedaban unidades
aisladas.
La aviación británica bombardeó varias bases aéreas japonesas en
Sumatra, así como barcos en el estrecho de Malaca. Ningún avión
japonés salió a su encuentro, y sólo un avión resultó derribado.
Ese día se estrenó El caballero del Oeste, una parodia de
las películas del oeste en las que Gary Cooper parodia incluso sus
propias actuaciones anteriores, interpretando a un vaquero torpe
al que confunden con un peligroso asesino. Fue una de las
películas más taquilleras del año.
El 21 de junio submarinos
estadounidenses hundieron tres cargueros japoneses (Hizen Maru,
Kokai Maru y Shinei Maru) en el Pacífico.
Un kamikaze hundió el USS Barry, un antiguo
destructor que ya había sido destrozado por otro ataque kamikaze
el mes anterior, y que permanecía en las aguas de Okinawa como
mero cebo para futuros ataques, así que la muerte del piloto
suicida fue más estúpida de lo usual.
Los estadounidenses tomaron el último cuartel japonés que quedaba
en Okinawa, con lo que terminó toda resistencia organizada en la
isla.
En Labuan, antes del amanecer, unos 50 japoneses salieron de la
bolsa en la que estaban rodeados y atacaron las posiciones
australianas. El ataque fue rechazado, murieron 43 soldados
japoneses, frente a 3 estadounidenses y 2 australianos. Esto no
retrasó el ataque que los australianos tenían previsto para ese
mismo día, que empezó a las 10:00, como estaba establecido, con el
apoyo de tanques lanzallamas. Se calcula que 117 japoneses habían
muerto en el bombardeo previo de la artillería y unos 60 en el
asalto final. La batalla de Labuan se dio por terminada, aunque
costó casi un mes limpiar la isla de japoneses aislados. La isla
de Tarakan también fue declarada segura ese mismo día (también a
falta de peinarla para encargarse de los soldados aislados).
Finalmente terminaron las negociaciones en Moscú que resultaron
en un Gobierno Provisional de Unidad Nacional en el que
teóricamente estaban representados los distintos partidos
políticos polacos, y que debía gobernar el país hasta la próxima
celebración de unas elecciones generales. El socialista Edward
Osóbka-Morawski continuó como primer ministro, pero en realidad
sólo los comunistas tenían el poder en sus manos. Los ministros no
comunistas estaban controlados por sus subalternos, que sí que lo
eran, de modo que no tenían ningún poder real.
Al mismo tiempo concluía en la capital soviética la farsa del Juicio
de los Dieciséis. La NKVD se había encargado de "convencer"
a los acusados de declararse culpables. Los testigos llamados por
la defensa del general Okulicki fueron declarados "inaccesibles"
debido a "las malas condiciones atmosféricas". Doce de los 16
acusados fueron condenados a penas de entre cuatro meses y diez
años de cárcel, mientras que los otros cuatro quedaron en
libertad.
Con el fin de la guerra en Europa el primer ministro italiano
Ivanoe Bonomi consideró que era un buen momento para dimitir para
iniciar el proceso de reorganización del país. Fue sucedido por el
socialista Ferruccio Parri, que había militado en la
resistencia italiana contra Mussolini y la ocupación alemana.
Parri formó un gobierno de coalición apoyado por los
democratacristianos, los socialistas, los comunistas y los
liberales.
El 22 de junio el general Mitsuru
Ushijima se hizo el harakiri en una cueva de Okinawa
junto al teniente general Isamu Chō, lo que marcó el final
de la batalla de Okinawa. El coronel Hiromichi Yahara
había pedido permiso a Ushijima para suicidarse también, pero
Ushijima le había dicho: Si usted muere no quedará nadie que
sepa la verdad sobre la batalla de Okinawa. Sufra la verguenza
temporal, pero sobreviva a ella. Esto es una orden de su
comandante. Yahara fue hecho prisionero y más adelante
escribiría un libro sobre la batalla.
Se calcula que en Okinawa murieron entre 30.000 y 100.000 civiles. Algunos murieron durante los combates, entre otras cosas porque los soldados japoneses se escondían en casas y los estadounidenses no podían saber en cuáles había soldados y en cuáles civiles. Otros miles murieron inducidos al suicidio por los militares, que llegaron a proporcionarles granadas de mano, para que se suicidaran. Muchos civiles se sorprendían al comprobar que los estadounidenses no se dedicaban a matar ancianos y violar niñas, como si fueran japoneses. Hubo algunas violaciones por parte de soldados estadounidenses, pero al parecer muchas menos que las perpetradas por los japoneses (los nativos de Okinawa no eran japoneses de pura raza, así que eran violables para los japoneses). Años más tarde un habitante de Okinawa declararía a un periódico británico:
Ustedes tuvieron la batalla de Gran Bretaña, en la que sus aviadores protegieron al pueblo británico. Nosotros tuvimos la batalla de Okinawa, en la que sucedió justo lo contrario. El ejército japonés no sólo mató de hambre a los nativos, sino que los usó como escudos humanos. Esta negra historia todavía está presente hoy.
La resistencia japonesa había sido brutal. Los estadounidenses
contaron 12.520 muertos en combate y más de 38.000 heridos, frente
a 77.166 japoneses muertos sin contar las bajas civiles. Ambas
partes habían visto la batalla de Okinawa como un simulacro de lo
que sería un desembarco en Japón, y estas cifras eran
desalentadoras para todos: los japoneses veían que no tenían nada
que hacer, pero los estadounidenses calculaban que una invasión de
Japón costaría decenas de miles de vidas.
Ese día el emperador Hirohito convocó una reunión del Consejo
Supremo para la Dirección de la Guerra y, en contra de la
costumbre, fue el primero en hablar: Deseo que se estudien
planes concreto para poner fin a la guerra, sin trabas por la
política actual, y que se hagan los esfuerzos necesarios para
implementarlos. Se acordó solicitar ayuda a la Unión
Soviética para poner fin a la guerra.
Los estadounidenses iniciaron una evacuación de científicos de
Sajonia y Turingia ante el riesgo de que acabaran en manos de los
soviéticos. Los interesados recibieron notas como ésta:
Por orden del Gobierno Militar debe usted presentarse con su familia y tanto equipaje como puedan transportar mañana al mediodía a las 13:00 horas (viernes 22 de junio de 1945) en la plaza mayor de Bitterfeld. No es necesario llevar ropa de invierno. Deben llevar consigo posesiones fáciles de transportar, como documentos, joyas y similares. Serán transportados en un vehículo motorizado hasta la estación más próxima. Desde allí viajarán al oeste. Por favor, indique al portador de esta carta cuántos miembros componen su familia.
El 23 de junio se produjo un
desembarco australiano en Sabang, en Borneo. Ese día
capturaron Kibidang.
En San Francisco se acordó admitir a Polonia en la Organización
de las Naciones Unidas.
El 24 de junio los australianos
llegaron a Kuala Belait, en Borneo. A Ranau llegaron los
últimos prisioneros evacuados de Sandakan. Sólo llegaron 183, y
allí descubrieron que de los prisioneros trasladados a primeros de
año sólo seis seguían vivos.
En Afganstán seguía activa la revuelta que había encabezado
Mazrak el año anterior, y hacía unos meses que se había sumado
otra de la tribu safi. El gobierno inició una serie de
bombardeos sobre los territorios bajo el control de ambos grupos
de rebeldes que se prolongarían durante meses.
En Moscú tuvo lugar un desfile en el que el general Zhúkov montó
un caballo blanco. Doscientos estandartes nazis fueron depositados
ante la tumba de Lenin, en la Plaza Roja.
Unas semanas atrás habían tenido lugar elecciones presidenciales
en Irlanda, en las que había ganado por un estrecho margen el
candidato del partido nacionalista Fianna Fáil, Seán Thomas
O'Kelly.
El 25 de junio los estadounidenses
liberaron Tuguegarao y Gattaran, en Luzón.
Lord Archibald Wavell, el virrey de la India, había iniciado
contactos con los principales líderes políticos de la India para
acordar un plan de autogobierno para el país, entre ellos Abul
Kalam Azad, como representante del Congreso Nacional Indio,
y el presidente de la Liga Musulmana, Muhammad Ali Jinnah. El día
anterior Wavell se había entrevistado a solas con Gandhi, Azad y
Jinnah para preparar la que sería conocida como Conferencia de
Simla. (Wavell anotó en su diario: Gandhi y Jinnah se
comportan como prima donnas muy temperamentales.)
El viceprimer ministro yugoslavo envió un despacho a las autoridades comunistas en Eslovenia advirtiendo de que en cuestión de poco más de un mes se iba a proclamar una amnistía, así que había que acelerar las ejecuciones de prisioneros.
Joseph Darnand había huido a Alemania, y ahora era arrestado por
los británicos, que no tardaron en entregarlo a los franceses.
Tras semanas de discusiones y revisiones, en San Francisco se
aprobó por unanimidad la Carta de las Naciones Unidas, que
determinaba las bases de funcionamiento de la Organización de
las Naciones Unidas, que se crearía oficialmente en cuanto
los parlamentos de los distintos Estados firmantes ratificaran la
Carta. En el artículo 7 se establecían los órganos principales de
la futura organización:
La Asamblea General, en la que todos los Estados miembro están igualmente representados.
El Consejo de Seguridad, con 5 miembros permanentes con derecho de veto (Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, la Unión Soviética y China) y otros 10 miembros que se renuevan anualmente de 5 en 5.
El derecho de veto fue uno de los puntos más polémicos en las
discusiones previas a la aprobación de la Carta, pero las
grandes potencias lo plantearon como algo irrenunciable.
El Consejo Económico y Social.
El Consejo de Administración Fiduciaria, encargado de las políticas relacionadas con los territorios que hasta entonces estaban bajo la tutela de otros países o de la Sociedad de Naciones, con el objetivo de encaminarlos hacia la independencia o el autogobierno.
La Corte Internacional de Justicia.
La Secretaría.
El 26 de junio un submarino
estadounidense hundió dos transportes japoneses (Eikan Maru
y Kamitsu Maru) cerca de la costa japonesa. En el segundo
murieron 192 personas a bordo.
Ese día tuvo lugar la ceremonia de clausura de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Organización Internacional, en la que los representantes de cada país procedieron a firmar la Carta aprobada el día anterior. El presidente Truman pronunció un discurso en el que dijo:
La Carta de las Naciones Unidas que acaban de firmar es una base sólida sobre la cual podremos crear un mundo mejor. La historia los honrará por ello. Entre la victoria en Europa y la victoria final, en la más destructora de todas las guerras, han ganado ustedes una batalla contra la guerra misma. [...] Gracias a esta Carta, el mundo puede empezar a vislumbrar el día en que todos los hombres dignos podrán vivir libre y decorosamente. [...] Si no nos valemos de ella, habremos traicionado a los que sacrificaron sus vidas por que nos fuese posible reunirnos aquí, segura y libremente, para forjarla. Si intentásemos servirnos de ella con egoísmo, en provecho de una sola nación o de un grupo pequeño de naciones, seríamos igualmente culpables de esa traición.
El 27 de junio la aviación
estadounidense hundió un carguero japonés (Hazo Maru) en
Rabaul y un submarino cerca de las islas Marianas.
El avance relativamente tranquilo que los australianos estaban
llevando a cabo en Borneo se interrumpió cuando atacaron la ciudad
de Beaufort, cuya captura cortaría la principal línea de
retirada japonesa. Estaba defendida por casi un millar de
japoneses. El ataque les pilló por sorpresa y su respuesta fue
desorganizada. Los australianos cumplieron los objetivos previstos
para el primer día bastante antes del anochecer. Por la noche los
japoneses lanzaron seis contraataques que fueron rechazados, pero
que en algunos casos llegaron al combate cuerpo a cuerpo.
Iósif Stalin adoptó el título de Generalísimo de la Unión
Soviética.
El ex presidente checoslovaco Emil Hácha, que había logrado
sobrevivir a la ocupación nazi, no resistió la soviética. Ese día
murió en prisión en extrañas circunstancias.
El 28 de junio la aviación estadounidense bombardeó Moji, Nobeoka, Okiyama y Sasebo, en Japón.
El general MacArthur anunció que se daban por concluidas las
operaciones en la isla filipina de Luzón. Quedaba un gran número
de japoneses aislados (unos 23.000), pero carecían de toda
organización o capacidad de combate, así que sólo era cuestión de
ir rastreándolos y capturarlos, si no se suicidaban antes.
El nuevo gobierno polaco pactado en Moscú unos días antes fue
proclamado oficialmente, pero no fue reconocido por el gobierno
polaco en el exilio.
El 29 de junio los japoneses empezaron
a evacuar Belfort en grupos pequeños. Al final del día la ciudad
fue liberada por los australianos. Las bajas fueron de 7 muertos y
38 heridos, frente a 93 japoneses muertos y 2 capturados.
La Conferencia de Simla se aplazó cuando Lord Wavell pidió a los
representantes una lista de candidatos para formar un nuevo Consejo
Ejecutivo del Virrey, pues Jinnah se negó a proporcionar una
lista sin consultar previamente al Comité Ejecutivo de la Liga
Musulmana.
El presidente Truman aprobó la operación Downfall, un
plan por el que el próximo 1 de noviembre se iniciaría la invasión
de Kyushu, y el 1 de marzo del año siguiente la de Honshu, las
principales islas japonesas. Intervendrían más de 5 millones de
soldados estadounidenses y más de 1 millón de británicos. Frente a
ellos se estimaba que habría más de 4 millones de soldados
japoneses, si bien había que añadir hasta 31 millones de civiles
japoneses en edad de ser alistados. Hubo muchas estimaciones y
estudios sobre las bajas que cabría esperar, basándose en la
experiencia en Normandía, en Okinawa y en la información sobre el
estado de Japón en ese momento. Eran bastante dispares, pero las
más optimistas rondaban los 300.000 hombres y las más pesimistas
superaban el millón. Además había que tener en cuenta que los
militares japoneses habían dado órdenes de ejecutar a todos los
prisioneros de guerra en caso de que Japón fuera invadida, y eso
podría suponer unos 100.000 muertos más.
El 30 de junio submarinos
estadounidenses hundieron un carguero japonés (Bando Maru)
en el mar de Java.
Tras una semana de "limpieza" en Okinawa habían muerto 8.975 japoneses y otros 2.902 habían sido apresados.
Los chinos liberaron Liuzhou.
Naotake Satō, el embajador japonés en Moscú, recibió
instrucciones del primer ministro Tōgō para que tratara de
establecer "relaciones de amistad firmes y duraderas". Los
soviéticos le respondieron ambiguamente, animando a los japoneses
a hacer propuestas sin comprometerse a nada.
Ese día fue arrestada Ilse Koch, la que fuera conocida como la Bruja de Buchenwald.
El 1 de julio un submarino
estadounidense hundió tres cargueros japoneses (Konri Maru,
Taiun Maru 1 y Taiun Maru 2) y un buque de escolta
en el mar Amarillo.
La aviación estadounidense bombardeó Kumamoto, Kure, Shimonoseki
y Ube en Japón.
Tras 20 días de bombardeos y de limpieza de minas bajo fuego
enemigo, cerca de 1 km de playa había quedado preparado para un
desembarco en Borneo, cerca de Balikpapan. Más de un centenar de
barcos, mayoritariamente estadounidenses, transportaban a unos
33.000 soldados, australianos, estadounidenses, neerlandeses y
británicos para iniciar un desembarco. Un último bombardeo tuvo
lugar a cargo de 63 bombarderos, 5 cruceros y 14 destructores que
ese día lanzaron 17.250 bombas sobre las posiciones japonesas. A
las 9:00 desembarcaron las dos primeras brigadas, que en menos de
20 minutos establecieron una cabeza de playa sin sufrir bajas.
Luego se inició un avance hacia el interior en el que la
resistencia japonesa fue escasa.
Ese día entró en vigor el
acuerdo definitivo sobre la división de Alemania en cuatro zonas
de ocupación aliada. La capital, aunque estaba dentro de la zona
soviética, había sido a su vez dividida en cuatro zonas de
ocupación. Durante las semanas precedentes se habían producido los
intercambios de territorios necesarios para ajustarse a lo
acordado.
El obispo de Münster, Clemens August Graf von Galen, pronunció un
sermón en el que denunció los abusos de la ocupación aliada igual
que había denunciado los de los nazis, e igual que años atrás, el
texto tuvo que ser copiado y distribuido clandestinamente. Münster
estaba en la zona de ocupación británica, y los británicos,
sintiéndose atacados, presionaron para acallarlo, pero él no se
amilanó. Como había dicho en una ocasión a unos periodistas: Igual
que luché contra las injusticias de los nazis, lucharé contra
cualquier injustica, venga de donde venga. Por ejemplo, von
Galen criticaba que los británicos destituyeran a todos los
funcionarios alemanes sin ninguna clase de investigación, y decía
que los nazis habían hecho lo mismo, pero al menos habían
concedido a los destituidos una pensión.
El 2 de julio los estadounidenses
tomaron las últimas posiciones japonesas en la isla filipina de
Cebú.
En Borneo las tropas aliadas seguían avanzando hacia Balikpapan
mientras continuaban los desembarcos de tropas y materiales.
En Birmania los restos de tres ejércitos japoneses estaban
acorralados en la región montañosa de Pegu Yoma, y estaban
planeando un intento de escape. Ese día una patrulla nepalesa
tendió una emboscada a una pequeña fuerza japonesa y capturó una
bolsa de correo que contenía el plan completo japonés.
Dos médicos estadounidenses entraron finalmente en el hospital en
el que trabajaba la enfermera Mina Wörle. Los estadounidenses
habían deteinido al director, pero hasta entonces habían
permanecido alejados del centro a causa de un cartel que advertía
de una epidemia de tifus. Lo que encontraron fue impresionante:
unos mil quinientos pacientes en condiciones lastimosas, entre
ellos, un niño de 10 años que pesaba 9 kg, además de una morgue
llena de cadáveres.
En Lima murió el mariscal Óscar Benavides, antes de que el
candidato a la presidencia, José Luis Bustamante, al que había
dado su apoyo, hubiera llegado a tomar posesión como presidente de
Perú.
El 3 de julio la aviación
estadounidense bombardeó Himeji, Kōchi, Takamatsu
and Tokushima en Japón.
Los aliados tomaron Balikpapan. Al final del día la cabeza de
playa se extendía ya a lo largo de 5 km. Los desembarcos
continuaban.
En Birmania los japoneses atacaron en Pegu Yoma sin saber que los
británicos conocían sus planes. Primero los dejaron avanzar sin
apenas resistencia hasta que llegaron a posiciones difíciles de
defender, donde fueron destrozados por la artillería.
Werner Heisenberg y otros científicos alemanes llegaron ese día a
Gran Bretaña.
El 4 de julio los aliados tomaron un
aeropuerto a los japoneses cerca de Balikpapan.
Ese día los Aliados firmaron un acuerdo de partición de Austria
en condiciones similares al que habían establecido en Alemania. El
país quedó dividido en cuatro zonas de ocupación y Viena, que
estaba dentro de la zona soviética, fue también dividida en cuatro
partes.
En una reunión celebrada en el Pentágono, el representante
británico anunció que su gobierno autorizaba el uso de armas
nucleares contra Japón.
El 5 de julio un submarino
estadounidense hundió un carguero japonés (Sapporo Maru) en
el Pacífico. Un bombardero estadounidense hundió un transporte
cerca en Japón que mató a 87 personas a bordo. El general
MacArthur anunció que las islas Filipinas habían sido liberadas
por completo.
Ese día tuvieron lugar las elecciones generales en Gran Bretaña.
Los resultados no se harían públicos hasta varias semanas más
tarde debido a la necesidad de contar los votos de los miles de
soldados que estaban fuera del país, pero el recuento en Gran
Bretaña bastaba para hacerse una idea clara del resultado, que fue
una sorpresa: a pesar de que Churchill contaba con la simpatía y
la admiración de casi la totalidad de los británicos, el Partido
Laborista de Clement Attlee ganó las elecciones. La interpretación
usual de este resultado es que los británicos estaban muy
satisfechos con la gestión de Churchill durante la guerra, pero
compartieron el discurso de Atlee de que lo que Gran Bretaña
necesitaba para los tiempos de la posguerra eran las importantes
políticas sociales que él prometía. El recuerdo de la gestión del
Partido Conservador tras la Primera Guerra Mundial no benefició en
nada a Churchill, ni tampoco la política de apaciguamiento de
Chamberlain, que había dado alas a Hitler.
Cuando su esposa le dijo que tal vez la derrota podría ser una
bendición disfrazada, Churchill respondió: Pues hoy por hoy
parece que el disfraz es buenísimo.
Los Estados Unidos reconocieron el Gobierno Provisional de Unidad
Nacional como gobierno legítimo de Polonia.
El 6 de julio la aviación
estadounidense bombardeó Akashi, Chiba, Kōfu y Shimizu en
Japón.
El gobierno noruego descubrió que el país había estado en guerra
contra Japón desde hacía cuatro años, pero que no se habían dado
cuenta hasta ese momento.
Gran Bretaña reconoció también el gobierno polaco organizado por
los soviéticos a la vez que, junto con los Estados Unidos, dejaban
de reconocer al gobierno polaco en el exilio.
Heisenberg y otros nueve científicos alemanes habían sido
instalados en una casa cerca de Cambridge. Ese día uno de ellos le
dijo: Me pregunto si habrá micrófonos instalados aquí. Y
Heisenberg respondió: ¿Micrófonos instalados? (riendo) Oh,
no, no son tan listos como para eso. No creo que conozcan los
auténticos métodos de la Gestapo. Están un poco anticuados en
esas cosas. La operación de grabación de sus conversaciones
fue conocida como Operación Épsilon.
Tras un juicio llevado a cabo unos días atrás, el 7 de julio fueron decapitados en Singapur
diez agentes británicos que habían participado en la operación
Rimau el año anterior. Los japoneses tardaron más de media
hora en ejecutarlos. En algún caso hicieron falta hasta tres
golpes para completar la decapitación.
Un batallón japonés llegó al pueblo birmano de Kalagong y
empezó a interrogar a sus habitantes en busca de información sobre
unas guerrillas dirigidas presuntamente por unos paracaidistas
británicos. Emplearon las técnicas usuales: violaron a mujeres y
niñas, apalearon a todos, pero no obtuvieron información de
provecho. Así pues, fueron formando grupos de entre cinco y diez
personas, que eran llevadas a las afueras, donde las mataban con
las bayonetas y las arrojaban a pozos. Se estima que murieron
entre 600 y 1000 personas.
El 8 de julio submarinos
estadounidenses hundieron dos cargueros japoneses (Koun Maru y
Saitsu Maru) cerca de Japón.
Lord Wavell se entrevistó con Muhammad Ali Jinnah para tratar de
retomar la Conferncia de Simla, pues Jinnah había decidido hacer
él solo la lista de todos los representantes musulmanes para el
nuevo Consejo Ejecutivo del Virrey que le había pedido
Wavell, porque consideraba que los musulmanes del Congreso Indio
eran meros "adornos". Incapaz de convencerlo, le entregó una carta
para que la leyera en su nombre en la próxima reunión de la Liga
Musulmana.
El presidente Truman fue informado de que Japón estaría dispuesto
a entablar negociaciones de paz si se garantizaba que el emperador
Hirohito conservaría el trono.
En la ciudad de Salina, en el Estado de Utah, había un
pequeño campo de prisioneros de guerra alemanes, que constaba de
43 tiendas de campaña con suelo de madera y un barracón para
oficiales, con tres torres de vigilancia en el vallado. La mayoría
de los prisioneros provenían del Afrikakorps de Rommel.
Esa noche, el soldado Clarence Bertucci, de 23 años, subió
a una de las torres para iniciar su turno y al poco rato empezó a
disparar sobre las tiendas con la ametralladora de la torre. Logro
acertar en 30 de las 43 tiendas durante unos 15 segundos,
suficientes para disparar 250 rondas de munición. Entonces otro
soldado lo detuvo, y él le dijo: "¡Trae mas munición, todavía
no he terminado!". Poco después llegó otro soldado a la
torre y entre los dos lo arrestaron sin que opusiera resistencia.
Nueve prisioneros resultaron heridos, de los cuales ocho murieron
ese mismo día y otro unos días más tarde. Bertucci fue
diagnosticado como desequilibrado mental y fue internado en un
hospital psiquiátrico. Había servido en el frente durante cinco
años, pero finalmente había sido destinado a Salina por problemas
de disciplina. Él había declarado que no estaba conforme con que
se le hubiera privado de la posibilidad de matar alemanes, y que
algún día le llegaría el turno.
El 9 de julio la aviación
estadounidense bombardeó Gifu, Sakai, Sendai
y Wakayama en Japón.
Los estadounidenses controlaban ya los aeropuertos japoneses
cercanos a Balikpapan. La resistencia había sido fuerte, pero dos
batallones de vanguardia estaban ya destruidos y el resto se
retiraba de la costa. Los japoneses establecieron su cuartel
general en Batuchampar, donde empezaron a construir una
línea defensiva. En la cabeza de playa los estadounidenses estaban
construyendo varios muelles.
Tras haber reunido a un comité de la Liga Musulmana, Jinnah
respondió a Lord Wavell que no podía proporcionarle la lista de
representantes que le había pedido al no garantizarle que serían
todos los representantes musulmanes en el Consejo Ejecutivo
del Virrey. Lord Wavell trató de mantener su proyecto
confeccionando él mismo la lista, pero el cambio de gobierno en
Gran Bretaña que se iba a producir en breve tras las últimas
elecciones hicieron que su intento quedara finalmente en nada.
El 10 de julio submarinos
estadounidenses hundieron tres cargueros japoneses (Sakura
Maru, Shikishima Maru y Toyo Maru) y un petrolero (Manmei
Maru) en varios puntos del Pacífico.
Esa mañana 131 bombarderos estadounidenses llegaron a Sendai,
en Japón, se dividieron en 25 grupos de entre dos y cinco aviones
y procedieron a bombardear sistemáticamente el centro de la
ciudad, sobre el que lanzaron casi 11.000 bombas incendiarias. Se
produjo una tormenta de fuego que destruyó la mayor parte de la
zona. Unos 11.933 hogares fueron quemados. Según un informe del
ayuntamiento de la ciudad, hubo 987 muertos, 260 heridos graves y
1423 heridos leves.
La región de Tokio también fue visitada por la aviación
estadounidense, que destruyó varios aviones en tierra.
En Borneo los estadounidenses crearon otra cabeza de playa que
permitió aumentar el ritmo de llegada de suministros.
El 11 de julio un destructor japonés
chocó contra una mina en Osaka que le partió la proa. El barco no
tardó en hundirse con su capitán y 130 tripulantes.
Tokio fue bombardeada de nuevo. Los aviones estadounidenses
destruyeron 12 transbordadores que comunicaban las islas de
Hokkaido y Honsu, así como 25 aviones japoneses en tierra. Al
igual que el día anterior, ningún avión japonés despegó para
repeler el ataque. Los japoneses reservaban sus pilotos para un
ataque suicida a gran escala que estaban proyectando sobre la
flota estadounidense.
Finalmente, el embajador japonés en Moscú logró entrevistarse con
Mólotov, pero no obtuvo ningún resultado.
El 12 de julio la aviación
estadounidense bombardeó Ichinomiya, Tsuruga, Utsunomiya
y Okazaki en Japón.
El mariscal Bernard Montgomery, actuando como representante del
rey Jorge VI, condecoró en Berlín al mariscal Zhúkov y a otros
oficiales soviéticos de alto rango.
El control estadounidense de las Filipinas permitió intensificar
los ataques sobre Japón. El 14 de julio
una flota estadounidense llegó hasta las islas japonesas y
bombardeó por primera vez sus costas a la vez que atacaba la
aviación. El objetivo principal fue la ciudad de Kamaishi,
donde había una importante industria siderúrgica, que resultó
gravemente dañada en las más de dos horas que duró el ataque. La
aviación hundió allí tres buques de escolta y un destructor (Tachibana)
entre las islas de Hokkaido y Honshu. No hubo respuesta por parte
de la aviación ni de la artillería costera japonesa.
Un submarino estadounidense hundió otro japonés en el mar del Sur
de China.
Italia declaró la guerra a Japón.
Ese día se estrenó El trigo está verde, un drama en el
que Bette Davies interpreta a una maestra dispuesta a proporcionar
educación a los niños de una ciudad minera de Gales (que
trabajaban en la mina desde los 12 años) a pesar de toda la
oposición con la que se encuentra. La productora le había asignado
el papel porque quería presentar un personaje más joven que el de
la obra teatral en la que se basaba la película, pero Davies
insistió en que el personaje debía conservar su edad de cincuenta
y tantos años (ella tenía 36) así que se vistió y maquilló
convenientemente para aparentar esa edad. La película recibió muy
buenas críticas y fue un éxito de taquilla.
El 15 de julio tres acorazados
estadounidenses bombardearon la ciudad japonesa de Muroan,
donde se encontraba la segunda mayor planta siderúrgica del país.
Aunque la flota hubiera podido sufrir daños considerables en caso
de haber sufrido un ataque aéreo, no se presentó ningún avión. Los
estadounidenses conjeturaron que los japoneses reservaban su
aviación para repeler un posible desembarco.
Ese día debía llevarse a cabo el intento principal por parte de
los japoneses de romper el cerco británico en Birmania. Los
británicos, que conocían sus planes desde hacía dos semanas,
habían dispuesto artillería suficiente para cubrir doce de los
puntos de escape previstos y la aviación estaba preparada para
ocuparse de los que pudieran escapar. Guerrilleros birmanos
estaban también dispuestos para recolectar supervivientes. El
resultado fue una carnicería. Los japoneses caían prácticamente
sin ofrecer resistencia.
El 16 de julio un destructor
estadounidense hundió un submarino japonés en el Pacífico. La
aviación bombardeó Hiratsuka, Kuwana, Namazu
y Ōita, en Japón.
A las 5:29:21 estalló en Álamo Gordo "el artefacto", que era como
los científicos del Proyecto Manhattan llamaban a las bombas
nucleares que estaban diseñando. El artefacto pesaba mas de 4
toneladas, pero sólo tenía 6.2 kg de plutonio en su núcleo. La
explosión tuvo una intensidad de 22 kilotones, es decir,
equivalente a 22.000 toneladas de TNT. El cielo se iluminó durante
casi dos segundos como si fuera de día, se produjo una nube en
forma de hongo de unos 12 km de altura y en el campamento base,
situado a más de 9 km se sintió un calor sofocante. En el suelo se
formó un cráter de 3 metros de profundidad y 330 metros de ancho.
La arena se derritió para formar un mineral vidrioso de color
verde oscuro levemente radiactivo. La explosión pudo verse en un
radio de unos 300 km y se oyó a unos 80 km.
Los observadores habían organizado una apuesta sobre la
intensidad de la explosión. Oppenheimer había apostado por 0.3
kilotones, y el ganador fue el premio Nobel del año anterior, el
físico Isidor Isaac Rabi, que había pronosticado 18 kilotones. El
más optimista había sido Edward Teller, que había apostado por 45
kilotones. Aparte de estas apuestas improvisadas, la División
Teórica de Los Álamos había predicho una intensidad entre 5 y 10
kilotones, de modo que los resultados reales superaron con creces
las expectativas.
Los periódicos locales de Nuevo México publicaron noticias sobre
una extraña explosión, pero no tuvieron eco en la prensa nacional.
El general Grooves hizo pública una nota que tenía preparada desde
hacía unas semanas:
Álamo Gordo, Nuevo México, 16 de julio. El oficial al mando de la base aérea del Ejército en Álamo Gordo ha declarado hoy lo siguiente: Se han recibido varias consultas sobre una fuerte explosión que ha ocurrido en la reserva de la base aérea de Álamo Gordo esta mañana. Ha explotado un depósito de munición situado a gran distancia que contenía una cantidad considerable de explosivos de alta potencia y material pirotécnico. No ha habido ninguna pérdida de vidas ni lesiones, y los daños materiales fuera del depósito han sido insignificantes. Las condiciones climáticas que afectaron al contenido de bombas de gas detonadas por la explosión pueden hacer conveniente que el Ejército evacúe temporalmente a algunos civiles de sus hogares.
En realidad Groves contaba con cuatro notas alternativas para
publicar según el resultado. Otras mencionaban víctimas (y tenían
huecos para rellenar con los nombres de los fallecidos) y la más
pesimista informaba de la muerte de un gran número de científicos
en un extraño accidente. Estas notas habían sido redactadas por el
periodista William Leonard Laurence, que fue uno de los
observadores, así que, si las cosas hubieran ido de otro modo,
habría podido ser la única persona en la Historia que habría
redactado su propio obituario.
El 17 de julio portaaviones
estadounidenses y británicos atacaron Tokio. Más tarde, parte de
la flota atacó Hitachi, a unos 80 km de la capital
japonesa.
Ese día se inauguró la conferencia de Potsdam, en la que
Churchill no acudió acompañado sólo por su ministro de asuntos
exteriores, Anthony Eden, sino también por Clement Attlee, en
previsión de que se confirmara su victoria en las elecciones y
tuviera que reemplazarlo. Así como Roosevelt consideraba
exagerados los recelos de Churchill sobre las ambiciones de
Stalin, Truman mostró más perspicacia frente a lo que estaba
ocurriendo en la Europa del este. Ésta sería la única ocasión en
la que Truman se encontraría con Stalin en persona. Una vez más,
de Gaulle y su ego tuvieron que digerir que no se hubiera invitado
a la conferencia a ninguno de los dos.
Otro miembro de la delegación británica fue el príncipe Louis
Francis Albert Victor Nicholas Mountbatten, un bisnieto de
la reina Victoria que había ascendido hasta el rango de
vicealmirante de la Royal Navy, y que estaba al mando de
las operaciones de la flota británica en el sureste asiático. En
cierta ocasión trató de impresionar a Stalin explicándole el
parentesco que le unía a la familia imperial rusa, pero —como era
previsible— eso no impresionó lo más mínimo al dictador soviético,
sino que éste le respondió fríamente preguntándole si hacía mucho
que no visitaba Rusia.
El 18 de julio un submarino
estadounidense lanzó un torpedo contra un barco de pasajeros
japonés (Soya Maru) que transportaba unas 600 personas,
principalmente mujeres y niños, pero un barco de escolta se
interpuso deliberadamente para protegerlo. El Soya Maru
escapó indemne, pero el barco de escolta se hundió con sus
doscientos tripulantes. Sólo hubo cuatro supervivientes.
A las 15:30 las flotas británica y estadounidense iniciaron un
bombardeo sobre Yokosuka, cerca de Tokio, donde se
encontraba una base naval, donde destruyeron un submarino y varios
barcos viejos o en construcción. También fue atacado el acorazado
Nagato, en cuyo puente cayó una bomba que mató a varios
oficiales. Las 60 bombas que cayeron cerca de él, en el puerto, le
provocaron varias brechas, pero, para disgusto de los pilotos
aliados, no se hundió.
El 19 de julio la aviación estadounidense bombardeó Chōshi, Fukui, Hitachi y Okazaki, en Japón.
Ese día se estrenó una de las películas más celebradas del año: Levando
anclas, protagonizada por Frank Sinatra y Gene Kelly, bajo
la dirección de George Sidney. Entre sus escenas más recordadas
figura un baile en el que Kelly tiene como pareja al ratón Jerry.
Los animadores tuvieron que realizar un esfuerzo hercúleo para
ajustar los movimientos del ratón a los de Kelly.
El 20 de julio un submarino
estadounidense hundió un petrolero japonés (Kyoei Maru) en
el golfo de Siam.
El 21 de julio los australianos habían
asegurado la zona de Balikpapan, en Borneo, a costa de 229 muertos
y 634 heridos. Las bajas japonesas fueron de unos 2.000 muertos.
En China los nacionalistas atacaron por sorpresa un campamento de
tropas comunistas en la provincia de Shaanxi.
En Birmania los japoneses llevaron a cabo un intento desesperado
de romper el cerco británico. Ya sólo quedaban unos 10.000
soldados, muchos de ellos enfermos de cólera y disentería. Una vez
más, la artillería británica causó estragos y frustró la
operación.
El presidente Truman fue informado del éxito de la prueba de
Álamo Gordo y aprobó la orden para usar armas atómicas contra
Japón.
El 23 de julio los nacionalistas
chinos recibieron una división de refuerzo en su ataque a los
comunistas de Saanxi.
Ese día empezó en París en juicio por traición contra Philippe
Pétain. Vestido con su uniforme de mariscal de Francia, tras una
breve intervención en la que negó el derecho del tribunal a
juzgarlo, Pétain permaneció en silencio durante la mayor parte de
las sesiones.
Lo poco que quedaba de la maltrecha flota japonesa estaba
resguardado en Kure, en uno de los mares interiores de Japón. El 24 de julio la flota de portaaviones
estadounidense lanzó contra ella un ataque a gran escala. A lo
largo del día despegaron 1.747 aviones. Los cruceros Tone
y Aoba resultaron hundidos. El portaaviones Amagi
sufrió daños graves, al igual que el acorazado Hyūga, cuya
tripulación contó 200 muertos y 600 heridos. El barco tuvo que ser
abandonado unos días más tarde. También fueron hundidos algunos
barcos viejos, como el antiguo crucero Iwate o el
acorazado Settsu.
Un portaaviones de escolta (Kaiyō) que había resultado
dañado por una mina fue bombardeado y tuvo que ser remolcado, pero
se hundiría unos días más tarde.
Un destructor estadounidense (USS Underhill) resultó
hundido por el ataque de un torpedo tripulado suicida en las
Filipinas.
En Bugainville los australianos atacaron una posición japonesa
cerca de Ratsua, tras haberla bombardeado con 900 proyectiles. Al
principio el avance fue satisfactorio, pero los japoneses estaban
bien atrincherados y terminaron rechazando el asalto dejando tres
muertos y cinco heridos entre los australianos, frente a ocho
japoneses muertos.
El presidente Truman cometió la indiscreción de insinuar a Stalin que los Estados Unidos iban a emplear una nueva arma contra japón. Stalin le escuchó impasible, así que Truman pensó que no le había entendido. Sin embargo, lo que pasaba es que Stalin había sido informado del proyecto Manhattan antes que Truman, pues los soviéticos tenían varios espías infiltrados.
El 25 de julio los bombarderos
estadounidenses hicieron encallar un barco de transporte de tropas
(Kotobuki Maru) y un buque de escolta japonés en las costas
japonesas, así como un petrolero (Kaisoku Maru) en
indonesia.
La NKVD estaba llevando una campaña de arrestos masivos en Polonia. Se calcula que entre 2.000 y 7.000 personas fueron arrestadas e interrogadas en las regiones de Suwałki y Augustów, acusadas, no ya de ser fascistas, sino del delito de anticomunismo. Algunos tardarían más de 10 años en ser liberados y unas 600 personas desaparecieron (entre ellas 27 mujeres, algunas embarazadas, y 15 adolescentes). En realidad los comunistas no tenían necesidad de matar o mantener prisionera a mucha gente. Bastaba con que la población supiera lo que podría pasar si en algún momento alguien podía ser sospechoso de anticomunismo.
Philippe Pétain causó sensación cuando afirmó ante el tribunal
que le estaba juzgando que estaba sordo y no había oído nada de lo
que se había dicho hasta entonces. No le creyeron, pues hasta
entonces se le había visto escuchar con atención e inquietarse en
los momentos en que se habían vertido contra él las acusaciones
más graves.
La conferencia de Potsdam tuvo que interrumpirse durante dos días porque Churchill y Atlee tenían que regresar a Gran Bretaña, ya que iban a hacerse públicos los resultados definitivos de las últimas elecciones generales. Gran Bretaña dio su consentimiento al uso de bombas atómicas contra Japón. Las fuerzas aéreas estadounidenses recibieron ese día esta orden:
El 509º grupo compuesto de la 20ª Fuerza Aérea lanzará su primera bomba especial tan pronto como el tiempo permita el bombardeo visual sobre el 3 de agosto de 1945 en uno de los objetivos siguientes: Hiroshima, Kokura, Nigata y Nagasaki. Para transportar personal científico civil y militar del Departamento de Guerra para observar y registrar los efectos de la explosión de la bomba, aviones adicionales acompañarán al avión que lleve la bomba. Los aviones de observación permanecerán a varias millas de distancia del punto de impacto. Más bombas se lanzarán sobre los objetivos anteriores tan pronto como el personal del proyecto las tenga disponibles. Se emitirán órdenes posteriores sobre otros objetivos distintos de los de la lista anterior.
Ese día Truman anotó en su diario:
Esta arma se usará contra Japón entre hoy y el 10 de agosto. Le he dicho al secretario de Guerra, el Sr. Stimson, que la use de modo que el objetivo sean instalaciones militares y soldados y marinos, y no mujeres y niños. Aunque los japoneses sean salvajes, despiadados, inexorables y fanáticos, nosotros, como líderes del mundo, no podemos lanzar esa terrible bomba en la vieja capital [Kioto] o en la nueva [Tokio]. Él y yo estamos de acuerdo. El objetivo será puramente militar.
El 26 de julio, tras casi una semana
de pausa, la aviación estadounidense retomó el bombardeo de
ciudades japonesas, en esta ocasión en Matsuyama, Omuta
y Tokuyama. Portaaviones británicos iniciaron también una
campaña de bombardeos contra posiciones japonesas en Malasia. Un kamikaze
hundió un dragaminas británico (Vestal) que tuvo que ser
hundido. Otro kamikaze que trató de estrellarse contra un
portaaviones británico fue derribado a tiempo.
Los resultados electorales británicos fueron rotundos: el Partido
Laborista de Attlee había conseguido 393 escaños, 239 más que en
la legislatura precedente. Todos los demás partidos habían perdido
escaños. El Partido Conservador de Churchill había perdido 189.
Ese mismo día Clement Attlee fue proclamado primer ministro.
Attlee tenía fama de lacónico, y el rey Jorge VI tampoco era muy
locuaz. Cuando Attlee fue recibido por el monarca para recibir su
nombramiento, tras un silencio embarazoso, Attlee dijo: "He
ganado las elecciones.", y el rey contestó: "Lo sé, lo
he oído en las noticias de las seis."
Los Estados Unidos, Gran Bretaña y China publicaron una
declaración acordada en Potsdam el día anterior con las
condiciones que exigían a Japón:
Por otro lado, la declaración incluía estas concesiones:
El texto terminaba con un ultimátum:
Instamos al gobierno japonés a proclamar ya la rendición incondicional de todas las fuerzas japonesas, y a proporcionar muestras adecuadas de su buena fe en tal acción. La alternativa es la pronta y total destrucción.
Además de ser suministrada a la prensa, a las 17:00 hora de
Washington fue transmitida por radio en inglés para que pudiera
ser recibida en Japón, y dos horas más tarde se transmitió en
japonés. Al mismo tiempo, bombaderos estadounidenses lanzaron tres
millones de panfletos explicando el contenido de la declaración en
japonés. Era una práctica habitual. En los últimos tres meses se
habían lanzado 60 millones de hojas de propaganda sobre Japón. Por
supuesto, en Japón era ilegal escuchar emisoras de radio
extranjeras o coger hojas de propaganda enemiga. La propaganda
debía ser entregada a la policía sin leerla, bajo pena de multa o
de tres meses de cárcel, y hablar de su contenido con otras
personas podía suponer la prisión indefinida.
Ese día el crucero USS Indianapolis llegó a las islas
Marianas con bombas atómicas desactivadas, sin sus componentes
nucleares, así como la mitad de las reservas mundiales de
uranio-235 disponibles hasta la fecha.
El 27 de julio un submarino
estadounidense hundió un carguero japonés (Chikuzen Maru)
en el mar Amarillo.
En cuanto el ministro japonés de Asuntos Exteriores, Shigenori
Tōgō, conoció la declaración de Potsdam, se reunió con el primer
ministro Kantarō Suzuki. Tōgō consideraba que el texto era
excesivamente vago, y esperaba que la Unión Soviética pudiera
intervenir para llegar a un acuerdo razonable. Poco después Tōgō
se entrevistó con el emperador Hirohito y le sugirió que la
declaración debía ser considerada con atención, pero que había que
evitar una respuesta hasta que la Unión Soviética se hubiera
pronunciado sobre la oferta japonesa de mediación. Hirohito afirmó
que la declaración era "aceptable en principio". Los militares, en
cambio, se opusieron radicalmente a ella, y afirmaron que los
términos eran "demasiado deshonrosos". En realidad, lo que no
estaban dispuestos a aceptar era la disolución del ejército y los
juicios por crímenes de guerra. Finalmente se optó por seguir la
propuesta de Tōgō de no responder a la espera de un
pronunciamiento soviético.
Superados en número, los comunistas chinos atacados en Saanxi se
retiraron tras una semana de combates hacia su cuartel general.
Clement Attlee regresó a Potsdam con su recién nombrado ministro
de Asuntos Exteriores, Ernest Bevin, un anticomunista
radical. En esto se distinguía del propio Attlee, que confiaba en
mantener buenas relaciones con Stalin y advertía de que tratar a
la Unión Soviética como enemigo podría convertirla en uno.
El 28 de julio un submarino
estadounidense hundió tres cargueros japoneses (Hagikawa Maru,
Hakuei Maru y Unkai Maru) en el mar interior de
Japón.
Mientras tanto 79 bombarderos salían de Okinawa para atacar de
nuevo la base naval de Kure. Allí hundieron un acorazado (Haruna),
un crucero (Ōyodo), un
antiguo crucero usado para entrenamiento (Izumo)
inutilizaron un destructor (Nashi) y un submarino en
construcción. La aviación de la flota estadounidense hundió
también otro acorazado (Ise) en Hiroshima, además de dos
buques de escolta en otros puntos de la costa japonesa. A los
japoneses sólo les quedaban dos acorazados (el Nagato y el
Yokosuka).
En Okinawa un kamikaze logró hundir un destructor
estadounidense (USS Callaghan).
Era evidente que buena parte de la población japonesa se había
enterado del ultimátum aliado, así que el primer ministro Suzuki
tuvo que hacer una declaración a la prensa. En ella dijo que la
declaración aliada no ofrecía novedades respecto a la declaración
que había surgido de la Conferencia de El Cairo y que lo que
procedía era "mokusatsu", que literalmente significa "anular
con el silencio", lo cual puede entenderse desde un mero
"sin comentarios" hasta un rechazo categórico. Los estadounidenses
lo interpretaron como un rechazo.
Esa noche, a las 22:10 llegaron 63 bombarderos a la ciudad de Aomori,
donde descargaron 83.000 bombas incendiarias sobre una ciudad con
edificios mayoritariamente de madera. Se produjo una tormenta de
fuego que arrasó la mayor parte de la ciudad. Se calcula que hubo
más de 1.700 muertos y unos 18.000 hogares fueron destruidos.
Los japoneses hicieron un último intento en Birmania de romper el
cerco británico, pero fracasaron una vez más, se dispersaron y
fueron presa fácil de los guerrilleros birmanos, que los
capturaban por centenares en emboscadas. De unos 18.000 hombres
que había inicialmente, sólo unos 6.000 habían logrado llegar a
territorio seguro. el resto había muerto, salvo unos pocos
prisioneros, muchos por enfermedades. Los británicos contaron 95
muertos y 322 heridos, además de unos 1.500 enfermos.
Cuando Clement Attlee se puso al frente de la delegación
británica en Potstam, los estadounidenses se sintieron aliviados,
porque Churchill se había mostrado en todo momento agresivo y
suspicaz con los soviéticos, en contradicción con la intención de
Truman de forjar unas relaciones diplomáticamente aceptables con
la Unión Soviética. En este sentido Attlee se mostró más moderado.
Un bombardero estadounidense trataba de aterrizar en el
aeropuerto de de Newark, en Nueva Jersey, a 24 km de la
ciudad de Nueva York, pero se desorientó por la niebla y acabó
estrellándose entre los pisos 78 y 80 del Empire Estate, donde
abrió un agujero de 5.5 por 6.1 metros en las oficinas del Consejo
Nacional de Bienestar Católico. Murieron el piloto y otras dos
personas a bordo del avión, así como once personas que estaban en
el edificio. El cuerpo del piloto no se encontraría hasta dos días
después, pues había caído por el hueco de un ascensor. Betty
Lou Oliver, una ascensorista que había sufrido quemaduras
graves, fue introducida en un ascensor para llevarla a un
hospital, pero en cuanto la metieron se rompieron los cables y
cayó 75 plantas hasta llegar al sótano. Aunque con heridas más
graves aún, sobrevivió a la caída, y mantiene el récord Guinnes de
haber sobrevivido a la caída desde más altura en un ascensor. El
edificio no sufrió daños estructurales, y dos días más tarde pudo
abrir sus puertas con normalidad.
José Luis Bustamante juró su cargo como presidente de Perú.
El 29 de julio la aviación de las
flotas británica y estadounidense atacó la ciudad japonesa de Hamamatsu,
entre Nagoya y Tokio. El portaaviones japonés Amagi había
sufrido más daños en Kure el día anterior, y finalmente volcó y se
hundió.
A las 0:15 del 30 de julio, el crucero
USS Indianápolis, que poco antes había transportado hasta
las islas Marianas el uranio que se emplearía en las bombas
atómicas que estaba previsto lanzar sobre Japón, recibió el
impacto de dos torpedos de un submarino japonés, que creía haber
disparado contra un acorazado. El barco se escoró y 20 minutos más
tarde se hundía, con unos 300 de dus 1.195 tripulantes. El resto
quedó a la deriva en pocos botes, y a menudo sin chalecos
salvavidas.
Un submarino estadounidense hundió un carguero japonés (Yazan
Maru) en el mar interior del Japón. Otro carguero (Taruyasu
Maru) fue hundido por la aviación en Maizuru, al
igual que un buque de escolta (Okinawa) que impactó contra
una mina mientras estaba siendo atacado.
La aviación estadounidense bombardeó Shimizu.
Naotake Satō, el embajador japonés en Moscú, escribió al primer ministroTōgō para advertirle de que probablemente Stalin debía estar hablando con Truman y Churchill sobre sus negociaciones con Japón, y que no había alternativa a la rendición incondicional si se quería evitar una intervención de la Unión Soviética en la guerra.
Josef Mengele había sido liberado sin que en ningún momento se le
hubiera reconocido como uno de los nazis más buscados. Consiguió
un pasaporte falso con el nombre de Fritz Ullman, que luego
modificó a Fritz Hollmann. Tuvo el valor de entrar en
territorio controlado por los soviéticos, para recuperar sus
archivos de Auschwitz. Luego encontró trabajo como granjero cerca
de Rosenheim.
El 31 de julio la flota estadounidense
lanzó nuevos ataques aéreos sobre Kobe y Nagoya.
En la base estadounidense de Tinian, en las islas Marianas, se
terminó de ensamblar el "Pequeñín" (Little Boy), la
primera bomba atómica lista para entrar en acción.
A las 15:30 estalló un depósito de municiones en la ciudad checa
de Ústí, en los Sudetes. Poco después, un grupo de
paramilitares checos, soldados soviéticos y algunos forasteros
empezaron a buscar habitantes de origen alemán y los golpearon,
dispararon, acuchillaron con bayonetas o los arrojaron al río.
Entre los arrojados al agua estuvieron una mujer que iba con un
bebé en un carrito, a la que luego dispararon. Se calcula que hubo
más de un centenar de víctimas.
Las autoridades españolas metieron a Pierre Laval en un avión y
lo entregaron a las autoridades francesas en Linz.
El 1 de agosto la aviación
estadounidense llevó a cabo el ataque aéreo de mayor envergadura
realizado hasta la fecha sobre Japón. Se lanzaron más de 6.000
toneladas de bombas y minas. Los objetivos principales fueron las
ciudades de Hachiōji,
Mito, Nagaoka y Toyama. Casi la totalidad
de los edificios de la última fueron destruidos. En los días
previos se habían lanzado octavillas anunciando el bombardeo.
En una reunión entre representantes franceses, británicos,
soviéticos y chinos, Francia aceptó retirar sus tropas de Siria y
el Líbano a cambio de la promesa británica de que también
retiraría sus fuerzas en Oriente Próximo. El presidente Sirio,
Shukri al-Kuwatli, se había enfurecido por no haber sido convocado
a la reunión, y había pedido una reunión con Truman y Churchill,
pero no le habían hecho caso. Ese día se inició el traspaso de
poderes y al-Kuwatli anunció la creación de un Ejército Sirio del
cual él mismo sería el comandante en jefe.
En Potsdam los aliados firmaron un documento con los acuerdos a
los que habían llegado sobre Alemania, cuyos puntos principales
eran los siguientes:
Uno de los aspectos más polémicos de los acuerdos fue que, a
insistencia de la Unión Soviética, los aliados aceptaron que la
población de etnia alemana fuera expulsada de Polonia,
Checoslovaquia y Hungría, incluyendo los territorios alemanes que
iban a ser transferidos a Polonia. Para entonces quedaban en (los
nuevos límites de) Polonia unos cinco millones y medio de
alemanes.
Por otra parte, para entonces más de 30.000 alemanes habían sido transportados desde Hungría a la Unión Soviética como esclavos. En algunas ciudades húngaras el 100% de los adultos habían sido enviados a la cuenca del Donets, donde más de 6.000 morirían por los malos tratos.
En cambio, en Yugoslavia no hubo expulsiones. Simplemente, las
poblaciones ocupadas por alemanes, como Gakowa o Kruševlje,
fueron convertidas en campos de concentración donde los comunistas
se encargaron de exterminar a más de 50.000 personas, por
desnutrición deliberada o directamente asesinándolas.
El Parlamento Británico se reunió por primera vez tras el
resultado de las últimas elecciones. Cuando Winston Churchill
entró en la Cámara de los Comunes, algunos parlamentarios cantaron
"Es un muchacho excelente", a lo que algunos laboristas replicaron
cantando el himno de su partido. El nuevo presidente de la cámara
dijo que no sabía si había sido elegido presidente de la Cámara de
los Comunes o director de un espectáculo musical.
Pierre Laval fue conducido a París para ser juzgado.
El 2 de agosto el coronel Paul
Warfield Tibbets fue convocado a la base estadounidense de
Guam, donde se le instruyó sobre una misión que se le había
asignado: pilotar el avión que lanzaría la primera bomba atómica
sobre Hiroshima. Albergaba el cuartel general del Segundo Ejército
Japonés, con unos 400.000 soldados, estratégicamente situados para
rechazar una invasión aliada. Además en esas fechas se encontraban
allí otras tres divisiones. La ciudad era un importante centro de
comunicaciones y de logistica, y poseía una industria potente en
la que se fabricaban piezas para aviones, barcos y bombas, así
como fusiles y pistolas. Era la segunda ciudad más importante de
Japón, después de Kyoto que no había sido bombardeada. Contaba con
una población civil de más de 340.000 habitantes, que se
preguntaban por qué no eran bombardeados. Algunos pensaban que sus
parientes en Hawai y California habían pedido al gobierno
estadounidense que no bombardeara Hiroshima.
La Marina estadounidense no había tenido conocimiento del
hundimiento de USS Indianapolis, a pesar de que debía
haber llegado a su destino en Leyte dos días antes. En muchas
instancias se dio por hecho que había llegado, sin más. A las
10:25 un bombardero divisó a los primeros náufragos a la deriva y
se inició el proceso de rescate. Tras cuatro días en el agua, sólo
fueron rescatados 316 de los cerca de 900 que habían sobrevivido
al hundimiento. Muchos habían muerto atacados por tiburones, por
hipotermia, deshidratación, envenenamiento por agua salada, o se
habían suicidado o habían resultado muertos por otros náufragos a
causa de alucinaciones.
Ese día se clausuró la Conferencia de Potsdam.
A los 81 años, murió en Roma el compositor italiano Pietro
Mascagni.
El 3 de agosto el gobierno
estadounidense anunció que todos los puertos japoneses importantes
habían sido minados, con lo que las islas estaban completamente
bloqueadas.
En Borneo los japoneses intentaron un contraataque frente al
avance australiano, que se saldó con 11 japoneses muertos frente a
1 australiano. Los mayores contratiempos con los que se
encontraban los australianos no los causaban directamente los
japoneses, sino que eran atender en lo posible a la población
civil que había sufrido durante tanto tiempo la ocupación
japonesa.
El gobierno yugoslavo promulgó un decreto de amnistía para
antiguos chetniks y militares servios, croatas, eslovenos o
albaneses que habían luchado contra los comunistas.
El gobierno checoslovaco retiró la nacionalidad a todos sus
habitantes de origen alemán o húngaro.
Pierre Laval declaró como testigo en el juicio contra Pétain. En
un largo monólogo de tres horas, trató de justificar sus actos
durante la guerra.
El 4 de agosto Paul Tibbets dio
instrucciones a su equipo sobre la misión que tenían que llevar a
cabo en Hiroshima. Les explicó que iban a lanzar una bomba
inmensamente poderosa, algo nuevo en la historia de la guerra,
pero no dio más detalles al respecto.
Léon Theremin era un músico, científico e inventor
soviético que se había hecho famoso por el "theremin", un
instrumento musical de su invención, el primer instrumento
electrónico, que emitía sonido sin contacto, a partir del
movimiento de las manos del intérprete. Tras una gira por Europa,
hacía ya 18 años llegó a los Estados Unidos y se instaló allí,
donde patentó su invento y logró que una empresa lo fabricara en
serie. Llegó a actuar en conciertos junto a la Orquesta
Filarmónica de Nueva York. Posteriormente inventó el ritmicón,
una caja de ritmos, capaz de generar una amplia gama de patrones
rítmicos. Luego, de repente, decidió regresar a la Unión
Soviética, y desde entonces que llevaba siete años en un gulag.
Al principio fue llevado a trabajar en una mina de oro, pero luego
se anunció que había sido ejecutado, cuando en realidad fue
llevado a trabajar en una sección especial del sistema Gulag
que llegó a contar con cerca de un millar de científicos esclavos.
Allí inventó varios artilugios, entre ellos el "endovibrador", un aparato que cuando recibe ondas de radio de una determinada frecuencia, las refleja moduladas por el sonido del ambiente, con lo que actúa como un micrófono y emisor de radio con la peculiaridad de que no necesita ninguna fuente de energía. Sólo requiere ser "iluminado" por ondas de radio adecuadas.
Ese día Averell Harriman, el embajador
estadounidense en Moscú, recibió como obsequio una talla en
relieve del escudo de los Estados Unidos, en cuyo interior
contenía un segundo obsequio de parte de Lavrenti Beria, que no
era sino un endovibrador. Harriman lo colocó en una pared de su
despacho. La NKVD tenía un piso enfrente de la embajada, y desde
allí emitía la señal de radio requerida por el aparato para que
éste transmitiera las conversaciones que tenían lugar en el
despacho del embajador.
El 5 de agosto submarinos
estadounidenses hundieron dos cargueros japoneses, uno en el mar
Amarillo (Kori Maru) y otro en el mar interior de Japón (Kotohirasan
Maru)
La aviación estadounidense atacó las ciudades japonesas de Imabari, Maebashi, Nishinomiya y Saga. Previamente se había avisado del ataque por radio y mediante octavillas. Otros aviones arrojaron 720.000 panfletos sobre más de 12 ciudades japonesas en los que se instaba a la población a rendirse o enfrentarse a la devastación.
Paul Tibbets bautizó el bombardero con el que iba a lanzar la
bomba atómica sobre Hiroshima. Le puso el nombre de su madre, Enola
Gay, que a su vez había recibido este nombre por el de la
protagonista de una novela.
En el norte de Bougainville los australianos ocuparon una zona en
la que descubrieron alrededor de medio centenar de búnqueres
abandonados que habían construido los japoneses, la mayoría de los
cuales habían sido destruidos por la artillería.
Esa noche, los radares japoneses detectaron muchos aviones
estadounidenses que se dirigían hacia el sur de las islas. De
ellos, 65 se dirigían a Saga, 102 a Maebashi, 261
a Nishinomiya, 111 a Ube y 66 a Imabari.
Se dio la alerta correspondiente. A las 0:05 del 6 de agosto en Hiroshima se dio la señal de
no hay peligro.
El coronel Tibbets despegó de la isla de Tinian a bordo del Enola
Gay, a unas 6 horas de vuelo de Japón. A las 5:55, sobre Iwo
Jima, se reunió con otros dos aviones, El Gran Artista,
pilotado por el mayor Charles W. Sweeney, que llevaba
instrumental científico y otro avión sin nombre, que más adelante
sería bautizado como Mal necesario, pilotado por el
capitán George W. Marquardt, y que llevaba equipos
fotográficos. El contralmirante William Sterling Parsons
era el miembro del Proyecto Manhattan que volaria en el Enola
Gay. Había visto estallar en el despegue cuatro bombarderos,
así que había tomado la precaución de no activar la bomba hasta 30
minutos antes de llegar a su destino. Sobre las 7:00 sonó una
alarma antiaérea en Hiroshima, pero a las 7:09 volvió a sonar la
señal de no hay peligro. A las 8:15 fue lanzado "el Pequeñín"
desde 9.4 km de altura, con sus 6k kg de uranio, que tardó 44.4
segundos en estallar, cuando se encontraba a 580 m de altura. El Enola
Gay notó la onda expansiva cuando se encontraba ya a 18.5 km
del lugar. La explosión liberó una energía de unos 15 kilotones.
En parámetros modernos fue muy poco eficiente, pues sólo se
produjo la fisión del 1.7% de su material de fisión.
La explosión arrasó completamente una zona de aproximadamente 1.6
km de radio. Sólo Parsons, Tibbets y el artillero, el mayor Thomas
Ferebee, sabían lo que iba a pasar. Los demás miembros de la
tripulación contemplaron atónitos la enorme nube de hongo que se
había formado sobre Hiroshima. Más de 70.000 personas, el 30% de
la población, murieron al instante, y otras tantas resultaron
heridas. Entre ellos había unos 20.000 soldados. La explosión
provocó incendios que se extendieron rápidamente por una ciudad
con un gran número de casas hechas de madera y papel. Entre los
muertos figuraba el 90% de los médicos y el 93% de las enfermeras
de la ciudad. Los hospitales habían sido destruidos, pero por la
tarde ya se habían organizado campamentos de atención médica. Yoshie
Oka, una estudiante que había sido movilizada como oficial
de comunicaciones, logró telefonear al cuartel de Fukuyama,
a unos 100 km para informar de que Hiroshima había sido atacada
por un nuevo tipo de bomba, y que la ciudad estaba en un estado de
destrucción casi absoluta. El alcalde de la ciudad, Senkichi
Awaya, había muerto mientras desayunaba con su hijo y su
nieta, así que el mariscal Shunroku Hata, que sólo tenía
heridas leves, tomó el mando de la ciudad y organizó las
tareas de socorro.
Unos 12 aviadores estadounidenses estaban encarcelados en una
comisaría de policía a unos 400 metros de donde estalló la bomba.
Varios de ellos murieron al instante, pero otros dos fueron
ejecutados al momento por sus guardianes, y otros dos, gravemente
heridos, fueron liberados para que la multitud los apedreara. Las
autoridades japonesas aprovecharían la explosión para pretender
que ocho prisioneros de guerra sobre los que habían practicado
vivisecciones en la universidad de Kyushu habían muerto a causa de
la bomba atómica. En Tokio los militares estaban perplejos porque
se había perdido todo contacto con Hiroshima, cuando no se había
detectado ningún ataque aéreo en la zona. Las noticias que
llegaban de la explosión fueron tomadas como un rumor, y un
oficial recibió órdenes de volar hasta Hiroshima y averiguar si
ocurría algo.
Un avión japonés hundió un submarino estadounidense (USS
Bullhead) cerca de Bali. No sobrevivió ninguno de sus 84
tripulantes. Fue la última nave estadounidense hundida durante la
guerra.
Antes del mediodía (hora de Washington, es decir, 16 horas
después de la explosión), el presidente Truman publicó una nota de
prensa de unas 1.000 palabras, en la que informó de que "un
nuevo tipo de bomba" con potencia equivalente a mas de 20.000
toneladas de TNT, se había lanzado sobre una "base militar"
japonesa. (La estimación de 20 kilotones basada en las primeras
apreciaciones visuales resultó ser exagerada.) Truman daba las
gracias a la Providencia de que el proyecto alemán de bomba
atómica hubiera fracasado y de que los Estados Unidos se hubieran
gastado dos mil millones de dólares en la mayor apuesta científica
de la Historia, y la hubieran ganado. Luego se dirigió a Japón:
Si no aceptan nuestros términos ahora, pueden esperar una llúvia de destrucción desde el aire como nunca se ha visto en este planeta. Después de este ataque aéreo seguirán las fuerzas navales y terrestres en tal número y potencia como nunca se ha visto hasta ahora, y con una habilidad de combate de la que ya están bien enterados.
Truman no habló de la radiación generada por la bomba y que
mataría a decenas de miles de personas más a medio plazo. Se
calcula que a finales de año unas 140.000 personas habrían muerto
como consecuencia de la bomba. Emisoras estadounidenses en el
Pacífico transmitieron mensajes similares sobre Hiroshima cada 15
minutos, afirmando que más ciudades japonesas correrían la misma
suerte si no eran aceptados inmediatamente los términos de la
declaración de Potsdam, y urgiendo a la población civil a
abandonar las ciudades más importantes.
Aunque todas las declaraciones posteriores de Stalin ante sus
aliados al respecto de las bombas atómicas fueron frías, su
primera reacción al conocer la noticia fue de desesperación.
Calificó el lanzamiento de la bomba de Hiroshima como una
"superbarbaridad": ¡El equilibrio ha sido destruido... esto no
puede ser!
Heisenberg y los demás científicos alemanes recluidos en
Cambridge se enteraron por los medios de comunicación de que los
Estados Unidos habían lanzado una bomba atómica sobre Hiroshima.
Sus conversaciones estaban siendo grabadas, y así, durante los
días siguientes, además de especular corroídos por la curiosidad
sobre cómo habían podido conseguirlo, algunos, como Otto Hahn,
declararon que se alegraban de que los Aliados hubieran ganado la
guerra. Heisenberg dijo que nunca había contemplado la posibilidad
de conseguir una bomba, sólo un reactor nuclear del que obtener
energía. También se plantearon cuestiones éticas sobre qué habría
pasado si hubieran construido una bomba para los nazis. Sobre el
fracaso del proyecto nuclear alemán, Heisenberg dijo: Nosotros
nunca nos habríamos atrevido a recomendarle al gobierno en la
primavera de 1942 que deberían emplear 120.000 hombres sólo para
construir la cosa.
El 7 de agosto Radio Tokio informó sin
mucho detalle sobre un ataque sobre Hiroshima. La Armada y el
Ejército japoneses habían iniciado programas nucleares
independientes, y por ello sabían lo difícil que era conseguir una
bomba atómica, por lo que no habían considerado probable que los
estadounidenses llegaran a construir una. Varios miembros del
gobierno se negaban a creer que fuera cierto y encargaron una
investigación independiente. Ese día llegó a Hiroshima el físico
nuclear Yoshio Nishina. Los informes que manejaba el Alto
Mando ese día admitían que "sólo se ha lanzado un número
pequeño de las nuevas bombas, pero han causado un daño
sustancial". El almirante Soemu Toyoda afirmó que,
aunque los Estados Unidos hubieran construido una bomba atómica,
era poco probable que tuvieran muchas más, así que se mostró
partidario de resistir. Admitió que los daños serían mayores, pero
la guerra podría continuar. Los estadounidenses descifraron
mensajes en clave con estas afirmaciones. Ese mismo día Parsons,
Tibbet y otros responsables de la operación se reunieron en Guam
para decidir cuál sería el paso siguiente. Puesto que no había
señales de que Japón pensara rendirse, decidieron que lo que
tocaba era lanzar una nueva bomba. Parsons informó de que podría
estar lista para cuatro días más tarde, pero Tibbets señaló que
los informes meteorológicos pronosticaban una tormenta para
entonces, así que preguntó si la bomba podría estar lista para en
dos días, y Parsons respondió que lo intentaría.
En cierto modo, la reacción japonesa había sido prevista. El
premio Nobel de física Arthur Compton recordaría más adelante que
en una reunión que había tenido lugar hacía unos tres meses, un
científico había propuesto la posibilidad de hacer una
demostración de la bomba para que los japoneses conocieran su
existencia y forzarlos a rendirse sin coste de vidas. Sin embargo,
la idea fue rechazada. En palabras de Compton:
Era evidente que todo el mundo sospecharía de un engaño. Si una bomba explotara en Japón con aviso previo, el poder aéreo japonés todavía era suficiente para causar serias interferencias. Una bomba atómica era un dispositivo complicado, todavía en fase de desarrollo. Su funcionamiento estaría lejos de ser rutinario. Si durante los ajustes finales de la bomba los defensores japoneses atacaran, un movimiento defectuoso podría desembocar fácilmente en un fracaso. Un final semejante en una demostración de fuerza sería mucho peor que no haberlo intentado. Era evidente que cuando llegara el momento de utilizar las bombas, sólo podríamos tenerlas disponibles a intervalos demasiado largos. No podíamos permitirnos la posibilidad de que una de ellas fuera un fiasco. Si la prueba se hiciera en algún territorio neutral, sería difícil creer que los militares japoneses, fanáticos y decididos, quedaran impresionados. Si se hiciera una prueba a la vista de los japoneses y no diera lugar a su rendición, habríamos perdido la oportunidad de provocar el impacto por sorpresa que resultó ser tan efectivo. Por el contrario, permitiría que los japoneses estuvieran preparados para interferir un ataque atómico. Aunque la posibilidad de una demostración que no se cobrara vidas humanas era atractiva, nadie podía sugerir una forma de hacerla tan convincente que hiciera probable que fuera a poner fin a la guerra.
La propuesta de una demostración de la bomba había sido sugerida
en varias ocasiones más, y en todos los casos se consideró que no
había alternativa al uso de la bomba contra un objetivo militar.
Producir cada bomba costaba millones de dólares, y no se podrían
producir más de dos antes de finales de agosto. Si la demostración
fracasaba, o incluso si tenía éxito, pero los japoneses negaban el
poder mortífero de la bomba, las consecuencias serían desastrosas.
La aviación estadounidense hundió un petrolero japonés (Nanki
Maru) y un buque de escolta ante la costa de Corea.
Ese día dimitió el gobierno de Vietnam, pero el emperador Bảo
Đại lo mantuvo en funciones de forma provisional.
El mariscal Tito rechazó el regreso a Yugoslavia del rey Pedro
II.
Tras varios intentos frustrados, el presidente colombiano Alfonso
López Pumarejo logró que le permitieran dimitir de su cargo. El
Congreso designó como sucesor para terminar el mandato a Alberto
Lleras Camargo.
El 8 de agosto Radio Tokio dio
su primer informe completo sobre el ataque a Hiroshima. Su
conclusión era que los estadounidenses habían usado métodos que "superaban
la espantosa crueldad de Gengis Kan".
Un submarino estadounidense hundió dos cargueros japoneses (Nanjin
Maru y Rashin Maru) en el mar interior de Japón. En
el segundo murieron 35 tripulantes y 800 soldados que viajaban en
él.
La aviación bombardeó Yahata y Fukuyama. El 21% del área
urbana de la primera y el 73% de la segunda quedaron destruidos.
La aviación japonesa logró derribar un bombardero y cinco cazas,
al coste de unos 12 cazas. Últimamente, la aviación japonesa no
había intervenido en los bombardeos. Probablemente temían que los
aviones llevaran otro regalo similar al de Hiroshima.
Los nacionalistas indonesios Sukarno y Mohhamad Hatta habían sido
convocados en Saigón por el mariscal Hisaichi Terauchi, el
comandante en jefe de las fuerzas japonesas en el Sureste de Asia,
quien les comunicó la inminente creación de un Comité
Preparatorio para la Independencia de Indonesia, por el cual
Indonesia sería reconocida como Estado independiente bajo la
supervisión japonesa.
Se calcula que unos 5.000 soldados irlandeses habían desertado para unirse a los británicos en la lucha contra los nazis. Ese día el gobierno nacionalista Irlandés, ofendido por que unos irlandeses pudieran detestar a los simpáticos nazis más que a los odiosos británicos, promulgó una ley por la que tales desertores perdían todos sus derechos los derechos que hubieran podido ganar a pensiones o prestaciones por desempleo, y además se les impedía ocupar ningún empleo financiado con fondos públicos.
Una hora antes de la medianoche, Mólotov entregó al embajador
japones este comunicado:
Después de la derrota y capitulación de la Alemania hitleriana, Japón se ha convertido en la única gran potencia que aún defiende la continuación de la guerra. La petición de las tres potencias, los Estados Unidos, Gran Bretaña y China, del 26 de julio sobre la rendición incondicional de las fuerzas armadas japonesas fue rechazada por Japón, y así la propuesta del Gobierno japonés a la Unión Soviética sobre la mediación en la guerra en el Lejano Oriente pierde toda base. Teniendo en cuenta la negativa de Japón a capitular, los aliados presentaron al gobierno soviético una propuesta para unirse a la guerra contra la agresión japonesa y así acortar la duración de la guerra, reducir el número de víctimas y facilitar el rápido restablecimiento de la paz universal. Fiel a su deber para con los Aliados, el gobierno soviético ha aceptado las propuestas de los Aliados y se ha sumado a la declaración de las potencias aliadas del 26 de julio. El Gobierno soviético considera que esta política es el único medio capaz de acercar la paz, liberar al pueblo de más sacrificios y sufrimientos y dar al pueblo japonés la posibilidad de evitar los peligros y la destrucción sufridos por Alemania tras su negativa a capitular incondicionalmente. En vista de lo anterior, el Gobierno soviético declara que a partir de mañana, es decir, a partir del 9 de agosto, el Gobierno soviético se considerará en guerra con Japón.
Pasada una hora de la medianoche, más de un millón y medio de
tropas soviéticas y mongolas, con tanques, infantería, artillería
y aviación, invadieron por tres frentes la frontera del Estado
títere japonés de Manchuria. Los japoneses habían sido tomados
completamente por sorpresa, pues no conocían a los comunistas y
creían que respetarían el pacto de neutralidad hasta su expiración
el año siguiente (los soviéticos habían anunciado su intención de
no renovarlo, no de violarlo). El general Otozō Yamada
comunicó la noticia al emperador títere Puyi, pero le aseguró que
contaba con más de un millón de soldados que detendrían fácilmente
el avance soviético. Sin embargo, mientras hablaban sonó una
sirena que advertía de un ataque aéreo y tuvieron que refugiarse
en los sótanos del palacio. Mientras Puyi rezaba a Buda, Yamada se
mantuvo en silencio oyendo cómo caían las bombas que destrozaron
un cuartel japonés cercano al palacio.
Confinado en su palacio, durante mucho tiempo Puyi había creído que los japoneses estaban ganando la guerra, pero llegó un punto en que la propaganda japonesa superó lo que su inteligencia podía tragar. Armándose de valor, desde hacía un año que escuchaba a escondidas de vez en cuando las emisiones estadounidenses en chino, y así se había enterado del curso real de la guerra. Puyi deseaba que los Estados Unidos ganaran la guerra. Cuando pensaba que nadie le oía, tocaba en su piano una versión para un dedo de "Barras y estrellas". Unos meses atrás había tenido que dar un discurso ante un grupo de soldados de infantería japoneses que se habían ofrecido voluntarios para ser "balas humanas", cubriéndose de explosivos y lanzando ataques suicidas para morir por el emperador (no Puyi, sino Hirohito). Puyí contaría que mientras leía el discurso en el que alababa la gloria que acompañaba a la estupidez de morir por el emperador se sintió "completamente aterrorizado por el fanatismo del culto a la muerte, que reducía a la nada el valor de la vida humana, pues morir por el emperador era lo único que importaba". Pero lo que ahora asustaba más a Puyi era la noticia de que los mongoles se habían unido a los soviéticos en el ataque, pues estaba convencido de que lo torturarían hasta la muerte si lo apresaban.
La estrategia soviética engañó completamente a los militares
japoneses. En el frente occidental, los soviéticos avanzaron desde
Mongolia a través de desiertos, lejos de las vías férreas, por lo
que muchos japoneses fueron sorprendidos en posiciones sin
defensas. Las comunicaciones japonesas eran muy deficientes, pero
la tenacidad de los soldados era la de siempre, y así en Hailar
se formó un foco de resistencia que detuvo a algunas unidades
soviéticas. Por el este, los soviéticos cruzaron el río Ussuri,
rodearon el lago Khanka y atacaron hacia Suifenhe,
donde la resistencia japonesa fue quebrada por la superioridad
soviética.
La aviación soviética hundió un petrolero japonés (Daito Maru)
y dos cargueros (Ikutsu Maru y Kasato Maru).
A las 3:47 había salido de Tinian el Coche de Bock, un
bombardero que normalmente pilotaba el capitán Frederick C.
Bock, pero que en esta ocasión estaba bajo el mando del
mayor Sweeney, mientras que Bock se reuniría con él unas horas más
tarde al mando de El Gran Artista. Su misión seguía el
mismo patrón que la que había dirigido Tibbets unos días antes
(esta vez Tibbets se quedó en tierra), pero, en vez de Hiroshima,
el objetivo ahora era la ciudad de Kokura, y la carga que
llevaba Bock era "el gordo" (the Fat Man) una bomba atómica
de mayor potencia que la anterior. El Enola Gay, pilotado
por Marquard, había salido primero para realizar un reconocimiento
meteorológico.
Al llegar a Kokura Sweeney la encontró cubierta por humo
procedente en parte de los incendios causados por el bombardeo de
Yahata del día anterior, que el viento había desplazado, así como
por el humo provocado intencionadamente por una planta siderúrgica
que estaba quemando carbón para provocar una cortina de humo
negro. Sweeney realizó tres pasadas durante 50 minutos, poniéndose
en riesgo de ser alcanzado por las baterías antiaéreas. Además, se
detectaron comunicaciones en la frecuencia que usaban los cazas
japoneses. En vista de ello y con el combustible escaso debido un
problema que había sido detectado poco antes del despegue, Sweeney
decidió dirigirse al segundo objetivo de su lista: Nagasaki.
El día anterior, los comunistas chinos se habían aproximado en
secreto a las posiciones de los nacionalistas en Saanxi y se
habían atrincherado. Ese día, antes del amanecer, atacaron y
lograron tomar varias posiciones. Para entonces los comunistas ya
habían despejado todas las trincheras con las que los
nacionalistas defendían sus búnqueres.
Mientras tanto, a las 10:30 el Consejo Supremo japonés se reunió
para analizar la repentina ofensiva soviética. El primer ministro,
Kantarō Suzuki, venía de reunirse con el emperador y afirmó que
era imposible continuar la guerra. Shigenori Tōgō asintió y añadió
que los términos de Potsdam eran aceptables siempre y cuando se
garantizara la posición del emperador.
A las 11:00 El Gran Artista lanzó sus instrumentos de
medición dotados de paracaídas, además de una carta dirigida al
profesor Ryokichi Sagane, un físico de la Universidad de
Tokio, que había estudiado con tres científicos de la universidad
de Berkeley, en la que le instaban a explicar a la gente los
peligros relacionados con la radiación causada por las bombas
atómicas. A las 11:01 se formó una brecha entre las nubes que
permitió el lanzamiento de "el gordo", con sus 5 kg de
plutonio y que estalló 47 segundos más tarde, a unos 1.650 metros
de altura sobre una cancha de tenis, a unos 3km del lugar
pretendido. La explosión liberó unos 21 kilotones de energía,
aunque causó menos daños que la bomba de Hiroshima porque cayó en
un valle estrecho y parte de la ciudad de Nagasaki quedó protegida
por las colinas.
Más de 35.000 personas murieron al instante y otras 60.000
resultaron heridas. Casi todas eran civiles. Entre las muertes
instantáneas apenas hubo 150 soldados. El radio de destrucción
total fue de 1.6 km, pero se produjeron incendios en un radio de
3.2 km. Una planta siderúrgica y una fábrica de armas resultaron
gravemente dañadas. El arsenal fue completamente destruido. A
diferencia de lo que ocurrió en Hiroshima, no se produjo una
tormenta de fuego.
Tsutomu Yamaguchi era un ingeniero que vivía y trabajaba
en Nagasaki, pero hacía unos meses que se había desplazado a
Hiroshima en viaje de negocios, y el "pequeñín" le había
estallado a unos 3 km de distancia, provocándole quemaduras graves
en el costado izquierdo. Tras haber pasado la noche en la ciudad,
había regresado a Nagasaki, y estaba contándole su experiencia a
su jefe cuando estalló "el gordo", más o menos a la misma
distancia de unos 3 km. Se calcula que unas 200 personas que
estuvieron en Hiroshima cuando estalló la bomba, estuvieron
también en Nagasaki ese día, de las cuales sobrevivieron unas 70.
(Yamaguchi tenía entonces 29 años y moriría de cáncer a los 93).
Suzuki y los miembros del Consejo Supremo fueron informados del
ataque sobre Nagasaki cuando aún seguían reunidos. Sin embargo, la
reunión terminó en empate: Suzuki, Tōgō y el ministro de marina,
el almirante Mitsumasa Yonai, eran partidarios de negociar
la paz, mientras que el ministro de la guerra, el general Korechika
Anami, el almirante Toyoda y el general Yoshijirō Umezu,
insistían en que la rendición incondicional era inadmisible, y que
los Aliados tenían que admitir que Japón gestionara su propio
desarme, que juzgara a sus criminales de guerra (si es que hubiera
alguno) y que Japón no sería ocupado.
Sweeney no tenía combustible suficiente para llegar a las
Marianas, así que tuvo que realizar un aterrizaje forzoso en
Okinawa. Tras haber lanzado todas las bengalas que había a bordo
para avisar de la emergencia, sin haber recibido autorización,
tocó tierra a mitad de una de las pistas, con uno de los cuatro
motores detenido por falta de combustible, a mucha más velocidad
de la recomendable, y luego volvió a levantar el vuelo para volver
a caer de mala manera y se dirigió hacia una fila de bombarderos,
de modo que Sweeney tuvo que hacer un giro brusco de 90 grados
para frenar a tiempo, y un segundo motor se detuvo antes de que el
avión quedara en reposo.
Para mantener ocupados a los aviones japoneses, mientras Sweeney
llevaba a cabo su misión la aviación británica y estadounidense
llevó a cabo numerosos ataques en diversos puntos, en los que unos
254 aviones japoneses fueron derribados y otros 141 resultaron
dañados. Además resultaron hundidos un carguero (Inagi), un
petrolero (Juko Maru), dos buques de escolta (Amakusa y
Ohama) y un transporte en el que hubo 60 muertos y un
centenar de heridos.
Los japoneses derribaron un caza estadounidense y su piloto, Marcus
McDilda, fue llevado a Osaka y torturado siguiendo
escrupulosamente la versión japonesa de las convenciones de
Ginebra, para que confesara el número de bombas atómicas de que
disponían los aliados y cuáles eran los próximos objetivos. Era
estúpido pensar que un simple piloto iba a disponer de tal
información, pero más estúpido aún era pensar que mediante tortura
iban a obtener información verídica sobre un tema no contrastable,
y ahí estaban. McDilda no sabía nada, pero aseguró que disponían
de unas 100 bombas, que los próximos objetivos eran Tokio y Kioto,
que ambas ciudades serían destruidas en breve, y además mostró el
alto nivel de física nuclear que tenían los militares
estadounidenses, pues pudo explicar con gran claridad el
funcionamiento de la bomba:
Como saben, cuando los átomos se rompen, se liberan un montón de mases y menos. Bien, pues los hemos cogido y los hemos metido en un contenedor enorme, donde los separamos unos de otros mediante un escudo de plomo. Cuando la caja se lanza desde un avión, derretimos el plomo y los mases y los menos se juntan. Cuando esto sucede, se produce un rayo de luz tremendo y toda la atmósfera sobre una ciudad se ve empujada hacia atrás. Luego, cuando la atmósfera vuelve a su posición, se produce un tremendo trueno que derriba todo cuanto hay bajo él.
La flota estadounidense bombardeó Kamaishi. Una planta
siderúrgica fue gravemente dañada y en los alrededores fueron
destruidas caso 1.500 casas y murieron 281 civiles. El bombardeo
fue transmitido en directo por una emisora de radio
estadounidense.
A las 14:00 los comunistas chinos habían obtenido ya una victoria
rotunda en Saanxi, y se atrincheraron a la espera de posibles
contraataques. Sin embargo, los nacionalistas decidieron que
atacar a los comunistas chinos en lugar de a los japoneses no los
haría muy populares entre la población civil, así que prefirieron
aceptar la derrota.
A las 14:30 Suzuki reunió a su gobierno en pleno, donde el
general Anami, que hasta entonces había dudado de que los
estadounidenses tuvieran más de una bomba, informó de la confesión
de McDilda (que estaba siendo trasladado a Tokio para ser
interrogado más a fondo). Ahora Anami no sólo estaba convencido de
que los estadounidenses tenían más bombas, sino que creía que
podrían arrasar todo Japón. Sin embargo, eso no era un
inconveniente para un japones comme il faut. Al contrario,
preguntó: ¿No sería marafilloso que toda nuestra nación fuera
destruida como una hermosa flor? A las 17:30 hicieron una
pausa sin que el argumento botánico de Anami hubiera ganado muchos
partidarios. La reunión se prolongó de 18:00 a 22:00, pero siguió
sin haber consenso, así que Suzuki y Tōgō se fueron a ver al
emperador. El primer ministro propuso una Conferencia Imperial
extraordinaria, que empezaría ese mismo día antes de la
medianoche.
Mientras tanto, Marcus McDilda había sido interrogado en Tokio
por un japonés vestido con un elegante traje occidental que dijo
haber estudiado en Nueva York. No tardó en comprender que McDilda
no sabía nada de física atómica, y entonces éste explicó que ya se
lo había dicho a los que lo habían interrogado en Osaka, pero,
como no le habían creído y habían empezado a torturarlo, no tuvo
más remedio que mentir para salvar la vida. Fue llevado a una
celda donde le dieron de comer y, en general, recibió un trato
razonable hasta que acabó la guerra. Su mentira le salvó la vida
no sólo porque evitó que lo torturaran, sino porque hizo que lo
trasladaran a Tokio. En Osaka los japoneses decapitaron a 50
prisioneros de guerra estadounidenses como respuesta a las bombas
atómicas.
Entre tanto empezó la conferencia imperial, en la que Suzuki
presentó las exigencias que, según el general Anami, había que
exigir a los Aliados para aceptar la rendición, como el consenso
al que había llegado el Consejo Supremo (aunque no se había dado
tal consenso). El emperador permaneció en silencio mientras los
asistentes debatían sin llegar a ningún acuerdo, y finalmente se
le pidió que tomara una decisión. Hirohito explicó que no veía
ningún sentido a prolongar la guerra y concluyó:
Me trago las lágrimas y doy mi aprobación a la propuesta de aceptar la proclamación aliada sobre la base esbozada por el ministro de Asuntos Exteriores.
Luego abandonó la sala y Suzuki presionó a todos los miembros del
gobierno para que declararan su disposición a aceptar la voluntad
del emperador, y así lo hicieron.
A las 22:00 hora de Washington (unas 24 horas después del
lanzamiento de la bomba) el presidente Truman hizo público este
comunicado:
Los gobiernos británico, chino y estadounidense han advertido adecuadamente al pueblo japonés de lo que les espera. Hemos establecido las condiciones generales en las que pueden rendirse. Nuestra advertencia ha sido desatendida; nuestros términos han sido rechazados. Desde entonces, los japoneses han visto lo que puede hacer nuestra bomba atómica. Pueden prever lo que hará en el futuro. El mundo notará que la primera bomba atómica fue lanzada sobre Hiroshima, una base militar. Eso fue porque deseamos en este primer ataque evitar, en la medida de lo posible, la matanza de civiles. Pero ese ataque es sólo una advertencia de lo que vendrá. Si Japón no se rinde, habrá que lanzar bombas sobre sus industrias bélicas y, lamentablemente, se perderán miles de vidas civiles. Insto a los civiles japoneses a que abandonen las ciudades industriales de inmediato y se salven de la destrucción. Me doy cuenta del trágico significado de la bomba atómica. Su producción y su uso no fueron decididos a la ligera por este gobierno. Pero sabíamos que nuestros enemigos estaban tratando de crearla. Ahora sabemos lo cerca que estuvieron de encontrarlo. Y sabíamos el desastre que sobrevendría a esta Nación, y a todas las naciones amantes de la paz, a toda la civilización, si la hubieran encontrado primero. Por eso nos sentimos obligados a emprender la labor larga, incierta y costosa del descubrimiento y la producción. Ganamos la carrera del descubrimiento contra los alemanes. Habiendo fabricado la bomba, la hemos usado. La hemos usado contra quienes nos atacaron sin previo aviso en Pearl Harbor, contra quienes han matado de hambre, golpeado y ejecutado a prisioneros de guerra estadounidenses, contra quienes han abandonado toda pretensión de obedecer las leyes internacionales de la guerra. La hemos utilizado para acortar la agonía de la guerra, para salvar las vidas de miles y miles de jóvenes estadounidenses. Continuaremos usándola hasta que destruyamos por completo el poder de Japón para hacer la guerra. Solo una rendición japonesa nos detendrá.
Frank Capra dirigió ese año cuatro documentales propagandísticos
de la serie Por qué luchamos, titulados, Vuestra tarea
en Alemania, Conoce a tu enemigo: Japón, Dos han caído y falta
uno, y La guerra llega a América. El primero
argüía que los alemanes eran todos unos nazis y que no había que
tener ninguna consideración con ellos. No llegó a mostrarse al
público. Lo vieron algunos generales, entre ellos Eisenhower, pero
no lo consideraron aceptable. Al salir de la proyección, Patton
resumió así su opinión: ¡Es una mierda! El segundo se
estrenó ese mismo día, y pinta una imagen de Japón, los japoneses,
su historia, su mentalidad, etc., en la que nadad ni nadie sale
favorecido. Sin embargo, dado que todo parecía apuntar a que Japón
iniciaría en breve negociaciones de paz, MacArthur decidió que el
documental no sería proyectado ante todo el personal militar
destinado en el Pacífico, al contrario de lo previsto, e incluso
recomendó que se suspendiera su exhibición pública. El tercero
explicaba por qué se había retrasado la victoria sobre Japón y el
cuarto era una justificación de la entrada de los Estados Unidos
en la guerra. Desde un punto de vista técnico, los documentales de
Capra están considerados como obras maestras del género.
El 10 de agosto el gobierno japonés
anunció que se había enviado un mensaje a los Aliados en el que
aceptaba los términos de la declaración de Potsdam siempre y
cuando no incluyeran ninguna demanda que perjudicara las
prerrogativas del emperador como gobernante soberano.
La aviación estadounidense atacó Tokio y Kumamoto.
La aviación británica hundió un buque de escolta japonés (Ohama) cerca de Japón.
El general Yamada volvió a entrevistarse con el emperador Puyi,
pero esta vez no era tan optimista. Explicó que los soviéticos
habían roto el frente en varios puntos en el norte, si bien en el
sur las líneas resistían. De todos modos, Puyi debía abandonar la
capital, Hsinking. El personal del palacio fue presa del pánico en
cuanto Puyi ordenó que sus posesiones fueran embaladas y
embarcadas. Desde su ventana, el emperador pudo ver cómo sus
soldados se quitaban el uniforme y desertaban. La mayor parte del
personal de su palacio desertó, y sus llamadas telefónicas al
cuartel general japonés no obtuvieron respuesta porque buena parte
de los japoneses había huido a Corea. Su guardaespaldas se había
suicidado ingiriendo una cápsula de cianuro.
La aviación soviética hundió dos cargueros japoneses (Awagawa
Maru e Issin Maru) y un buque de escolta cerca de
Corea. Torpederas soviéticas hundieron otros tres cargueros (Ikutso
Maru, Kari Go y Taisan Maru).
Ese día Mongolia declaró la guerra a Japón, por si no había
quedado claro con la invasión de Manchuria. El líder comunista del
país, Horloogiyn Choybalsan, pensó que se le presentaba una buena
oportunidad para anexionarse la Mongolia Interior china, y estaba
acompañando la intervención militar con una campaña de propaganda
nacionalista en su país. Parte de la Mongolia Interior formaba
entonces el estado títere japonés gobernado por el príncipe
Demchugdongrub, el cual huyó a Pekín en cuanto tuvo noticia de la
invasión soviética.
El general Groves le envió un memorándum al general Marshall en
el que indicaba que la próxima bomba atómica estaría lista para
ser enviada al Pacífico (si el tiempo lo permitía) para dentro de
una semana. Marshall remitió el informe añadiendo una nota
manuscrita que decía: "No se deberá lanzar sobre Japón sin una
orden expresa del presidente", pues así lo había ordenado
Truman esa misma mañana.
Ese día murió a los 62 años el ingeniero estadounidense Robert
Goddard. Sus prototipos de cohetes habían quedado largamente
superados por los V-2 de Wernher von Braun, en gran parte porque
Goddard no había recibido apenas ayuda estatal para su desarrollo.
No obstante, durante la guerra había ofrecido sus servicios a los
militares y murió trabajando para ellos a pesar de que su
tuberculosis había empeorado a causa del clima húmedo de Maryland,
donde se había trasladado para trabajar para la Marina, y del
cáncer de garganta que había reducido su voz a un susurro.
El 11 de agosto la aviación
estadounidense atacó Kurume.
Torpederas soviéticas hundieron tres cargueros japoneses (Edamitsu
Maru, Enpo Maru y Tensho Maru) cerca de Corea. Un
submarino estadounidense hundió otro más (Teihoku Maru) en
la misma zona.
La isla de Sajalín estaba repartida entre la Unión Soviética al
norte y Japón al sur. Ese día unos 20.000 soldados soviéticos
invadieron la zona japonesa desde el norte, pero los japoneses, a
pesar de estar superados en número 3 a 1, mantuvieron firmes sus
líneas de defensa y contuvieron el ataque.
El emperador chino Puyi se dirigió en su coche oficial hasta la
estación de Hsinking. La multitud lo abucheaba a su paso. Allí
subió a un tren junto con su corte, sus ministros y el tesoro
imperial. Desde el tren pudo ver a miles de colonos japoneses que
huían en largas columnas por las carreteras. En cada estación
cientos de colonos trataban de subir a su tren, llorando y
suplicando a los policías japoneses para que los dejaran subir.
Cuando en vez de colonos eran soldados japoneses, se producían
enfrentamientos. El general Yamada subió al tren en una parada y
anunció que el ejército japonés estaba ganando la batalla y había
destruido un gran número de tanques y aviones soviéticos. Nadie le
creyó, aunque algo había de cierto: el avance soviético era
imparable, pero se estaba llevando a cabo a costa de un gran
número de pérdidas humanas y materiales.
Desde hacía unos meses que en Cracovia circulaban rumores
antisemitas. Se habían iniciado con una acusación de que una mujer
judía había secuestrado a un niño para matarlo, cuando la
investigación de los hechos mostró que la madre del niño lo había
dejado a su cuidado. A partir de ahí se difundieron panfletos con
noticias falsas de que habían sido hallados 13 cadáveres de niños
cristianos, que con el tiempo pasaron a ser 80. Ese día, un niño
de trece años estaba tirando piedras a una sinagoga, y cuando
algunos judíos salieron a cogerlo, el niño huyó gritando "¡Ayuda,
los judíos han tratado de matarme!" Al momento una multitud
irrumpió en la sinagoga y empezó a apalear judíos. Los rollos de
la Torah fueron quemados. Luego la multitud asaltó casas de
judíos, que fueron saqueadas. Hombres, mujeres y niños fueron
apaleados en las calles. Algunos judíos que tuvieron que ser
internados en un hospital fueron apaleados allí de nuevo. Algunos
polacos que fueron tomados por judíos por error también fueron
atacados. Al menos murió una persona, una mujer de 56 años que
había sobrevivido a Auschwitz, y que recibió un disparo mientras
permanecía tras una puerta cerrada. Los instigadores fueron en
gran parte policías y soldados, pero según el informe que elaboró
la NKVD la persecución fue obra de milicianos polacos.
El 12 de agosto el gobierno japonés
recibió la respuesta estadounidense a su solicitud de rendición.
La había redactado el día anterior el Secretario de Estado
estadounidense, James Francis Byrnes, y había sido enviada
tras haber recibido la aprobación británica y —a regañadientes— la
soviética. En lo tocante a la única exigencia japonesa, la
preservación de la soberanía del emperador, la respuesta decía:
Desde el momento de la rendición, la autoridad del emperador y del gobierno japonés quedará supeditada al comandante supremo de las potencias aliadas, que dará los pasos que considere oportunos para materializar los términos de la rendición. La forma de gobierno de Japón, de acuerdo con la declaración de Potsdam, será determinada en última instancia por la voluntad libremente expresada del pueblo japonés.
El gobierno japonés analizó la respuesta y Suzuki propuso
rechazarla para insistir en la exigencia de garantías sobre la
soberanía del emperador. El general Anami volvió a proponer sus
exigencias adicionales. Tōgō le señaló a Suzuki que no había
posibilidades de obtener términos mejores. En una entrevista con
el emperador, el almirante Yonai señaló además el riesgo que había
de una revuelta interna, y dijo:
Creo que la forma de decirlo no es apropiada, pero las bombas atómicas y la entrada de los soviéticos en la guerra son, en cierto sentido, regalos divinos. Así no tenemos que admitir que tenemos que terminar la guerra a causa de circunstancias domésticas.
La posibilidad de que el gobierno terminara aceptando las
condiciones de los Aliados inquietaba a un amplio sector del
ejército japonés, que recelaba del concepto tan amplio que los
Aliados tenían de lo que era un "crimen de guerra", así que varios
oficiales encabezados por el mayor Kenji Hatanaka, entre
los que se encontraba el cuñado del general Anami, se dirigieron a
éste para pedirle que hiciera lo posible para evitar la aceptación
de las condiciones de Potsdam, a la vez que estaban preparando un
golpe de Estado. Anami no se pronunció sobre si lo apoyaría.
Hatanaka pasó la noche y parte de la mañana siguiente tanteando a
los altos oficiales en busca de apoyos.
El avance soviético por Manchuria había ido comprimiendo las
líneas japonesas hasta formar un semicírculo alrededor de Mutanchiang.
Al reducir sus líneas, los japoneses podían combatir con más
eficiencia. Las defensas japonesas se basaban en una serie de
fortalezas situadas sobre varias colinas que los soviéticos tenían
que ir tomando una a una, con gran dificultad.
Ante el riesgo inminente de que los soviéticos alcanzaran las
instalaciones del "Escuadrón 731", el gobierno de Tokio ordenó
destruir el recinto. Los 300 prisioneros que quedaban fueron
gaseados o envenenados, y los 600 trabajadores chinos fueron
ametrallados, para que no pudieran dar testimonio de las
atrocidades que habían contemplado. Por esas fechas Japón había
construido tres submarinos de largo alcance capaces de transportar
hidroaviones hasta las costas estadounidense y diseminar pulgas
infectadas con diversas enfermedades, y no es descartable que el
gobierno japonés hubiera aprobado en breve la misión si la guerra
se hubiera prolongado algo más.
Un carguero japonés (Hozugawa Maru) encalló en Corea
mientras trataba de evadir torpederas soviéticas y fue destruido
poco después por una de ellas.
Por encargo del general Groves, el físico Henry DeWolf Smyth
había elaborado un extenso informe con la información sobre el
proyecto Manhattan que podía hacerse pública para satisfacer el
interés general que el uso de las bombas atómicas había generado.
Se tituló Energía atómica para fines militares. Una vez
recibidas las autorizaciones oportunas, se hizo público. No era
exactamente un texto divulgativo. El propio Smyth lo explicaba así
en el prólogo:
La responsabilidad final de la política de nuestra nación recae en sus ciudadanos y éstos sólo pueden asumir sabiamente con dicha responsabilidad si están informados. No se puede esperar que el ciudadano medio entienda claramente cómo se construye una bomba atómica o cómo funciona, pero hay en este país un grupo sustancial de ingenieros y científicos que pueden entender tales cosas y que pueden explicar las potencialidades de las bombas atómicas a sus conciudadanos. El presente informe está escrito para este grupo profesional y es un relato general y práctico del trabajo en los Estados Unidos desde 1939 destinado a la producción de tales bombas. No es una historia oficial documentada ni un tratado técnico para expertos. Los requisitos de secreto han afectado tanto al contenido detallado como al énfasis general, por lo que se han omitido muchos desarrollos interesantes.
Cuando los primeros ejemplares llegaron a las librerías, unas
semanas más tarde, éstas no confiaban en tener muchas ventas, ya
que era un ensayo bastante técnico, pero el libro se convirtió en
el bestseller del año y no tardaría en traducirse a 40
idiomas. La ecuación de Einstein E = mc2
debe buena parte de su popularidad al informe de Smyth.
El 13 de agosto submarinos
estadounidenses hundieron un carguero japonés (Kaiho Maru)
y un buque de escolta. La aviación estadounidense atacó la regió
de Tokio y destruyó más de 200 aviones japoneses en tierra y 18 en
el aire. Otros bombarderos lanzaron panfletos sobre las
principales ciudades japonesas en las que se informaba a la
población de la oferta de rendición realizada por el gobierno
japonés y la respuesta aliada. Algunas cayeron en el propio
palacio imperial. Esto anulaba completamente el margen de
negociación: que la única exigencia del gobierno fuera proteger al
emperador no iba a ser muy bien recibido por algunos sectores de
la población japonesa, cada vez más insatisfecha con las
autoridades, pero si al final se rechazaba la oferta aliada sólo
por eso, la posición del gobierno y del emperador iban a ser aún
más insostenibles. Sin embargo, los miembros del gobierno
continuaban con sus reuniones interminables en las que no se
llegaba a ningún consenso. Los estadounidenses interpretaron la
falta de respuesta como un rechazo a la oferta de rendición, así
que el presidente Truman ordenó intensificar los ataques aéreos
para presionar a los militares japoneses. En privado, Truman
manifestó su desesperación ante la tozudez de los japoneses, que
podría terminar obligándolo a lanzar una bomba atómica sobre el
palacio imperial japonés, como le habían propuesto varios
militares estadounidenses.
Finalmente, esa noche se celebró una nueva Conferencia Imperial
en la que se acordó aceptar las condiciones de los Aliados tal
cual se les habían ofrecido, sin exigencia alguna. Al terminar la
reunión, el general Anami abordó a Umezu y le transmitió su
opinión de que habría que continuar la guerra dando un golpe de
Estado si fuera preciso, pero Umezu replicó que no podían hacer
nada más que acatar la decisión del emperador. Luego Anami fue
abordado por su cuñado, el teniente Masahiko Takeshita,
quien le sugirió dimitir para colapsar el gobierno y unirse al
golpe de Estado que estaba organizando Hatanaka. Anami respondió
que el edicto imperial seguiría su curso aunque el gobierno
cayera, y que antes de unirse a la conjuración quería hablar con
Umezu.
Mientras tanto diez torpederas soviéticas entraban en el puerto
coreano de Seishin y una fuerza de asalto ocupó las
instalaciones portuarias y las zonas anexas de la ciudad. Los
japoneses no tardaron en organizar un contraataque y los
soviéticos se vieron en apuros. A las 18:30 llegaron más
torpederas con refuerzos, pero no lograron abrirse paso hasta las
posiciones ocupadas por sus predecesores y la situación se agravó
para los soviéticos.
En Los Álamos habían trabajado 24 horas al día para tener listo
un nuevo núcleo de plutonio, con lo que una nueva bomba atómica
podría lanzarse en breve. Sin embargo, Groves canceló el envío al
Pacífico.
En las primeras horas del 14 de agosto el general Anami habló con Umezu para tantearlo sobre el golpe de Estado, pero no llegó a plantearlo, sino que se vio obligado a comprometerse a acatar la decisión del emperador. Más aún, poco después, ambos se reunieron con un grupo de altos oficiales que habían oído el ruido de sables y estaban preocupados al respecto, y todos terminaron firmando un compromiso de que actuarían hasta el último momento de acuerdo con la decisión del emperador de aceptar los términos de rendición impuestos por los aliados. No obstante, en una reunión posterior con el emperador, Anami, Toyoda y Umezu plantearon una vez más la posibilidad de continuar la guerra, a lo que el emperador respondió reafirmándose en su decisión y ordenando que se preparara un texto con el anuncio que él mismo transmitiría por radio a la nación. Poco después, antes del mediodía, el Ministerio de Asuntos Exteriores transmitió órdenes a las embajadas en Suiza y Suecia de que aceptaran las condiciones de rendición. La noticia llegó a Washington a las 2:49 hora local. Mientras tenían lugar estos acontecimientos 828 bombarderos estadounidenses escoltados por 186 cazas bombardeaban Iwakuni, Osaka y Tokoyama. Otros ataques previstos para ese día fueron cancelados tras la recepción de la rendición japonesa.
Submarinos estadounidenses hundieron un submarino japonés en el
mar de la China Oriental y dos buques de escolta en el mar del
Japón.
A las 19:00 estuvo redactado el texto que Hirohito transmitiría
por radio. La empresa de radiodifusión pública japonesa envió
técnicos y equipo al búnquer del palacio imperial y a las 23:25 el
emperador grabó un disco con el mensaje, de unos cuatro minutos de
duración, pero los técnicos le dijeron que había hablado demasiado
bajo y le recomendaron repetir la grabación.
En Corea varios barcos soviéticos llegaron a Seishin y un
batallón de 710 marines desembarcó y avanzó varios km tierra
adentro, pero los japoneses también habían recibido refuerzos y
contaban con un tren blindado, y así lograron rechazar a los
atacantes, que tuvieron que replegarse hasta el puerto. Durante la
noche tuvieron que rechazar 14 ataques enemigos.
Unos 1.800 civiles japoneses (mayoritariamente mujeres y niños)
se habían refugiado en un monasterio budista en la ciudad de Gegenmiao,
en la Mongolia Interior. Allí, los soldados soviéticos en
colaboración con algunos habitantes chinos de la zona se dedicaron
a disparales, atropellarlos con tanques, acuchillarlos con
bayonetas, ahogarlos... Algunas mujeres fueron desnudadas y
violadas por los soldados. Varios niños fueron robados y vendidos
(a 300 yen por niño y 500 por niña). No fue un hecho aislado. Al
igual que en Europa, en el Extremo Oriente los soviéticos también
seguían la consigna de los tres días libres para saquear y violar
al entrar en cada ciudad. Muchos colonos japoneses se suicidaban
antes de que llegaran los soviéticos, y en otras ocasiones los
soviéticos obligaban a las madres a matar a sus propios hijos
antes de matarlas a ellas. Por si no tenían bastante con los
soviéticos, los propios soldados japoneses también mataban civiles
japoneses cuando consideraban que no podían evitar que cayeran en
manos de los enemigos. Hasta los comunistas chinos se atrevieron a
quejarse de la actuación de los soviéticos, más que nada porque
estaban consiguiendo que la gente se enterara de lo que era el
comunismo.
En China, Chiang Kai-shek no tenía tropas suficientes para tomar
el control de las regiones que los japoneses estaban abandonando,
y lo último que quería es que éstas acabaran bajo el control de
los comunistas. Por ello se había dirigido a los antiguos señores
de la guerra que habían aceptado la tutela japonesa a cambio de
mantener su poder para ordenarles que no se rindieran a los
comunistas, sino que los combatieran hasta que pudieran llegar
fuerzas nacionalistas a sus territorios para tomar el control.
Esto beneficiaba a ambas partes: a Chiang Kai-shek le permitía
mantener a los comunistas a raya, mientras que a los señores de la
guerra les permitía lavar su imagen y presentarse como patriotas
chinos que defendían su país de los comunistas. Que no lo hubieran
defendido de los japoneses era algo que se podría olvidar.
En los últimos meses, los comunistas se habían adueñado de una
docena de fortalezas en la región de Jiangsu, y ese día unos 1.200
soldados chinos hasta entonces sometidos a los japoneses salieron
de Jurong apoyados por dos compañías japonesas para
combatir a los comunistas, pero éstos les tendieron una emboscada
y mataron más de 30 japoneses y 370 chinos. Otros 350 fueron
hechos prisioneros.
Ese día se firmó el Tratado sino-soviético de amistad y
alianza. En ese momento, la Mongolia Interior china estaba
bajo control soviético, así que, ante la amenaza soviética de
extender el nacionalismo mongol por todo el territorio, China
aceptó reconocer la independencia de la Mongolia Exterior a cambio
de que la Unión Soviética se retirara de la Mongolia Interior.
Sukarno y Hatta acababan de regresar a Yakarta y Hatta recibió
inmediatamente la visita de Sutan Sjahrir, uno de los
líderes de un movimiento de activistas en favor de la
independencia conocidos como los pemuda (los jóvenes),
quien le informó del lanzamiento de las bombas atómicas y de la
inminente rendición de Japón, por lo que urgió a Hatta para que
convenciera a Sukarno para que proclamaran la independencia de
Indonesia al margen del apoyo japonés, pues en tal caso los
Aliados no la reconocerían. Fueron a reunirse con Sukarno y
Sjahrir repitió sus argumentos. Hatta y Sukarno no estaban seguros
de que los rumores sobre la rendición de Japón estuvieran fundados
(venían de entrevistarse con Terauchi, que no les había dicho nada
al respecto) y no querían hacer nada que incomodara a los
japoneses. Sjahrir insistió en que no debían preocuparse por los
japoneses, porque el pueblo estaba de su parte, pero la discusión
se agrió y Hatta terminó invitando a Sjahrir y a los pemuda
a que proclamaran ellos la independencia, si tan seguros estaban.
Sjahrir se fue humillado, pues sabía que sin el apoyo de Sukarno y
Hatta no había nada que hacer.
Sơn Ngọc Thành
había nacido en Camboya, pero había huido a Japón hacía tres años,
y había regresado cuando los japoneses proclamaron la
independencia del país, y había asumido el cargo de ministro de
Asuntos Exteriores. Ahora que los japoneses estaban abandonando el
control del país, Thành logró apoyos para dar un golpe de Estado y
proclamarse primer ministro (hasta el momento, el primer ministro
era el propio rey Norodom Shihanouk), con el objetivo de evitar
que Camboya volviera a caer en manos de los franceses.
El presidente Truman anunció la recepción de la oferta de
rendición japonesa, pero advirtió que no se podía hablar de
rendición hasta que ésta no hubiera sido firmada por el gobierno
japonés. Pese a ello, en muchas ciudades del mundo se produjeron
celebraciones espontáneas. En Washington una multitud trató de
entrar en la Casa Blanca al grito de ¡Queremos a Harry!
Una de las celebraciones más numerosas tuvo lugar en Nueva York,
con una concentración nunca igualada hasta entonces en Times
Square. La prensa captó numerosas fotografías a lo largo de
los Estados Unidos en las que soldados "besaban a cualquiera con
faldas que pasara por allí". Las "celebraciones" más negras
tuvieron lugar en San Francisco, donde, por tres días, una
muchedumbre a menudo borracha, formada principalmente por soldados
que nunca habían llegado a combatir, se dedicaron a saquear
comercios, robar y provocar disturbios. Hubo 13 muertos y más de
un millar de heridos. Al menos seis mujeres fueron violadas.
A las 21:30 el mayor Hatanaka puso en marcha su plan de golpe de
Estado. Soldados leales entraron en el recinto del palacio real
supuestamente para protegerlo contra la rebelión que se sabía que
estaba fraguándose, y a la 1:00 del 15 de
agosto el palacio estaba rodeado. Hatanaka y otros dos
oficiales fueron al despacho del teniente Takeshi Mori,
comandante de la Primera Guardia Imperial, cuya cooperación
resultaba vital para tomar el control del palacio. Mori estaba
hablando con su cuñado, el teniente Michinori Shiraishi.
Hatanaka confiaba en que, al ver el golpe en acción, muchos
oficiales se sumaran a él, pero Mori se negó a cooperar, y
Hatanaka acabó asesinándolo para que no ordenara a la Guardia que
detuviera el golpe, mientras que uno de sus acompañantes mató a
Shiraishi. Entonces Hatanaka usó el sello oficial de Mori para
falsificar órdenes para la Guardia Imperial. Durante las horas
siguientes, los rebeldes arrestaron a 18 personas en el palacio,
entre ellos algunos operarios de radio que habían ido a grabar el
mensaje de Hirohito.
Mientras tanto, otro grupo de rebeldes había acudido al despacho
del primer ministro Suzuki, con el propósito de asesinarlo, pero
no estaba allí. Ametrallaron el despacho e incendiaron el
edificio, para dirigirse al domicilio personal de Suzuki. El
secretario del primer ministro se enteró de las intenciones de los
golpistas y avisó a Suzuki de que se dirigían a su casa, por lo
que éste pudo escapar antes de que llegaran sus asesinosy se puso
bajo la protección de la policía. Su casa fue incendiada. Luego se
dirigieron a la casa del ex primer ministro y consejero imperial
Kiichirō Hiranuma, que pudo escapar por una puerta trasera. Su
casa también fue incendiada.
Mientras tanto el general Anami se hacía el harakiri.
Dejó una nota que decía: Con mi muerte, me disculpo
humildemente por el gran crimen. Nadie sabe a ciencia cierta
a qué se refería. En el palacio, los rebeldes trataban de
encontrar las grabaciones del mensaje del emperador, pero no las
encontraban. Sabían que las tenía Kōichi Kido, el Guardián
del Sello Privado, el consejero de mayor confianza del
emperador, pero no daban con él. El palacio mantenía tradiciones
arcaicas y los rebeldes ni siquiera sabían leer muchos de los
rótulos que podrían haberlos orientado.
Sobre las 3:00 Hatanaka se enteró de que estaban en camino tropas
con órdenes de detener a los sublevados bajo el mando del teniente
Masataka Ida. A las 5:00, mientras los rebeldes seguían
buscando en vano a Kido y las grabaciones, Hatanaga entró pistola
en mano en los estudios de la radio japonesa pidiendo que le
pusieran un micrófono para explicar a los japoneses lo que estaba
haciendo. Finalmente, tras haber recibido una llamada de teléfono
de parte del teniente Ida, abandonó los estudios. Más tarde montó
en una motocicleta y se dedicó a distribuir panfletos por la
ciudad en los que explicaba los motivos del golpe ya frustrado.
Sobre las 4:00 una flota soviética entró en el puerto de Seishin
y se inició el desembarco de unos 5.000 hombres que, aun así,
necesitaron de varias horas para repeler a las fuerzas japonesas,
muy inferiores en número.
Al amanecer, el general Tanaka se presentó en el palacio imperial
y se enfrentó a los oficiales rebeldes, reprochándoles su conducta
y ordenándoles regresar a sus cuarteles. Así lo hicieron, y sobre
las 8:00 el intento de golpe de Estado había sido sofocado. Los
dos fonógrafos que contenían las dos versiones grabadas del
discurso de Hironito fueron sacados de su escondite y
transportados a la emisora de radio. A las 12:00 sonó el himno
nacional, y a continuación se radió el discurso. Era la primera
vez que los japoneses oían la voz de su emperador. Lo
transcribimos aquí destacando los fragmentos más graciosos:
Yo, el Emperador, después de reflexionar profundamente sobre la situación mundial y el estado actual del Imperio japonés, he decidido adoptar como solución a la presente situación el recurso a una medida extraordinaria. Con la intención de comunicároslo me dirijo a vosotros, mis buenos y leales súbditos.
He ordenado al Gobierno del Imperio que comunique a los países de Estados Unidos, Gran Bretaña, China y la Unión Soviética la aceptación de su Declaración conjunta.
Ahora bien, conseguir la paz y el bienestar de los súbditos japoneses y disfrutar de la mutua prosperidad y felicidad con todas las naciones ha sido la solemne obligación que me legaron, como modelo a seguir, los antepasados imperiales y de la cual no he pretendido apartarme, llevándola siempre presente en mi corazón.
Por consiguiente, aunque en un principio se declarase la guerra a las partes norteamericana y británica, la verdadera razón fue el sincero deseo de la autoconservación del imperio y la seguridad de Asia Oriental, no siendo en ningún caso mi intención el interferir en la soberanía de otras naciones ni la invasión expansiva de otros territorios.
Sin embargo, la guerra tiene ya cuatro años de duración. Y a pesar de que los generales y los soldados del ejército de tierra y marina han luchado en cada lugar valientemente, los funcionarios han trabajado en sus puestos realizando todos los esfuerzos posibles y todos los habitantes han servido con devota dedicación, poniendo cuanto estaba en sus manos; la trayectoria de la guerra no ha evolucionado necesariamente en beneficio de Japón y la situación internacional tampoco ha sido ventajosa. Además, el enemigo ha lanzado una nueva y cruel bomba, que ha matado a muchos ciudadanos inocentes y cuya capacidad de perjuicio es realmente incalculable.
Por eso, si continuamos esta situación la guerra al final no sólo supondrá la aniquilación de la nación japonesa sino también, la destrucción total de la propia civilización humana. Y si esto fuese así, cómo podría proteger a mis súbditos, mis hijos, y cómo podría solicitar el perdón ante los sagrados espíritus de mis antepasados imperiales. Ésta es la razón por la que he hecho al gobierno del Imperio aceptar la Declaración Conjunta de las Potencias.
Me siento obligado a expresar mi más profundo sentimiento de pesar con las naciones aliadas que han colaborado permanentemente junto con el Imperio Japonés para la emancipación de Asia Oriental. Asimismo, pensar en aquellos de mis súbditos que han muerto en el campo de batalla, así como en aquellos que dieron su vida ocupando sus puestos de trabajo, cumpliendo con su deber, o aquellos que fueron víctimas de una muerte desafortunada y en sus familias destrozadas es un sufrimiento presente en mi corazón noche y día. Del mismo modo, el bienestar de los heridos y de las víctimas de guerra, de aquellos que han perdido sus hogares y sus medios de vida constituye el objeto de mi más honda preocupación.
Soy consciente de que los sacrificios y sufrimientos que tendrá que soportar el Imperio a partir de ahora son, sin duda, de una magnitud indescriptible. Y comprendo bien el sentimiento de mortificación de todos vosotros, mis súbditos. Sin embargo, en consonancia con los dictados del tiempo y del destino quiero, aun soportando lo insoportable y padeciendo lo insufrible, abrir un camino hacia la paz duradera para todas las generaciones futuras.
Confirmo vuestra lealtad al defender la estructura del Imperio y me siento unido a vosotros, mis buenos y leales súbditos. Por eso, os exijo que evitéis cualquier explosión de emociones que pueda desencadenar complicaciones innecesarias, o enfrentamientos que puedan desuniros, causando desorden y conduciéndoos por un camino equivocado que haría al mundo perder la confianza en vosotros.
Continuad adelante como una sola familia, de generación en generación, confiando firmemente en la inmortalidad del Japón divino, conscientes del peso de las responsabilidades y del largo camino que os queda por delante. Dedicad todos vuestros esfuerzos para la construcción del futuro. Manteneos fieles a una firme moral, seguros de vuestro propósito, y trabajad duro aprovechando al máximo vuestras virtudes sin retrasaros de la línea del progreso del mundo.
Poned en práctica, según lo he dicho, mi voluntad.
A continuación un locutor tuvo que explicar lo que había dicho el
Emperador, en parte porque había usado un lenguaje arcaico que
resultaba ininteligible para la mayoría de los japoneses y en
parte porque en ningún momento había hablado de "rendición", sino
que había hecho referencia a "la declaración conjunta" de los
Aliados, que pocos sabían lo que era.
Simultáneamente un locutor transmitió una versión en inglés del
discurso, que fue recibida y grabada en los Estados Unidos cuando
allí eran todavía las 23:00 del 14 de agosto, y que fue publicada
por el New York Times. Una hora antes el mayor Tanaka se
había pegado un tiro. Tras el discurso de Hirohito Japón vivió una
oleada de suicidios, especialmente de militares. Otros militares
respondieron con la elegancia que los caracterizaba y decapitaron
a 15 pilotos estadounidenses en Fukuoka. Cerca de un centenar de
prisioneros de guerra estadounidenses fueron asesinados entre ese
día y el siguiente.
El almirante Matome Ugaki había organizado la última
oleada de ataques kamikaze sobre la flota estadounidense
que atacaba las islas japonesas. Cuando oyó el mensaje del
emperador, anotó en su diario que todavía no había recibido una
orden oficial de alto el fuego, así que organizó un último ataque
kamikaze con once bombarderos, cuatro de ellos no lograron
despegar, y el propio Ugaki ocupó una plaza en uno de los siete
restantes. Cada avión llevaba dos hombres a bordo, excepto el de
Ugaki, que llevaba tres, pues el aviador al que Ugaki había
quitado el puesto se obstinó en subir al avión igualmente. No se
sabe qué hicieron exactamente los siete aviones, porque ningún
barco sufrió ataques kamikaze ese día. Al parecer fueron
abatidos en ruta, pues más tarde se encontraron los restos de un
avión derribado en una playa con tres cadáveres a bordo. Uno de
ellos, que tenía la cabeza aplastada y le faltaba un brazo, era
probablemente el cadáver de Ugaki.
El ideólogo de los ataques kamikaze, el vicealmirante
Ōnishi, se hizo el harakiri ese día. Se rasgó correctamente el
vientre, pero falló al cortarse la garganta, y luego rehusó tanto
el auxilio médico como recibir un golpe de gracia, así que murió
al día siguiente tras 16 horas de agonía.
Chen Gongbo, el presidente de la "República China" títere de
Japón, huyó a Japón. En Jiangsu, los comunistas atacaron la ciudad
de Baoying, hasta hacía poco bajo control japonés y que
ahora los chinos se habían negado a rendir a los comunistas. Las
fortalezas que rodeaban la ciudad no tardaron en caer.
Los soviéticos dominaban ya la mayor parte de Seishin, aunque
todavía había combates en las afueras de la ciudad. Una flota
formada por un destructor, dos dragaminas y tres transportes
estaba en camino desde Vladivostok.
En Sajalín, unos 3.000 soldados japoneses se rindieron a los
soviéticos.
En Vietnam, el Việt Minh fundado por Hồ Chí Minh lanzó una
insurrección en el país para tomar el control e impedir el regreso
de los franceses. Los japoneses no opusieron resistencia.
Philipe Pétain fue declarado culpable de todos los cargos que
pesaban sobre él y fue condenado a muerte. Debido a su avanzada
edad, el tribunal pidió que no se aplicara la sentencia. De Gaulle
le conmutó la pena de muerte por la de cadena perpetua, atendiendo
a su edad y a sus contribuciones durante la Primera Guerra
Mundial. Temiendo tumultos, de Gaulle hizo que fuera llevado
inmediatamente en su avión privado a una fortaleza en los
Pirineos. De Gaulle no estaba muy satisfecho con el juicio. Más
adelante diría:
Con demasiada frecuencia, las discusiones tomaron la apariencia de un juicio partisano, a veces incluso un ajuste de cuentas, cuando todo el asunto debería haberse tratado únicamente desde el punto de vista de la defensa nacional y de la independencia.
A las 4:00 del 16 de agosto el
emperador Hirohito ordenó el alto el fuego a todas las fuerzas
japonesas. El gobierno japonés presentó su dimisión.
Unos 1.400 soldados soviéticos desembarcaron en Toro, en
la isla de Sajalín, en la retaguardia del frente japonés, donde
una guarnición de unos 200 japoneses no pudo hacerles frente y la
ciudad cayó en manos soviéticas.
En Corea unas pocas unidades japonesas se negaron a aceptar el
alto el fuego y siguieron combatiendo a los soviéticos, pero a lo
largo del día fueron cesando los combates y en algunas zonas los
japoneses empezaron a entregarse.
El ejército japonés en Manchuria se rindió a los soviéticos. Las bajas japonesas habían sido de más de 9.000 muertos y más de 10.000 heridos. Las bajas soviéticas rondarían los 8.000 hombres. El tren que transportaba al emperador chino Puyi estaba quedándose sin carbón, y todas las estaciones cercanas habían sido destruidas por los bombardeos soviéticos, así que no tuvo más remedio que regresar a Hsinking. Allí tomó una avión que lo llevó a Mukden, donde debía llegar otro avión que lo llevaría hasta Japón, pero lo que aterrizó fue un avión de la Fuerza Aérea Soviética y el emperador fue hecho prisionero.
En la provincia china de Anhui los comunistas atacaron Yongjiazhen,
y tras un día de combates se apoderaron de la ciudad. Los
nacionalistas sufrieron unas 900 bajas.
En Yakarta varios miembros de la pemuda, dirigidos por Adam
Malik, medio secuestraron a Sukarno y Hatta y los llevaron a
Rengasdengklok con la excusa de protegerlos de las milicias
projaponesas, pero con la intención real de presionarlos para que
declararan públicamente la independencia de Indonesia. Sin
embargo, Sukarno y Hatta, convencidos de que no debían hacer nada
sin la aprobación de los japoneses, lograron evadirse y regresaron
a Yakarta.
Winston Churchill dio un discurso en la Cámara de los Comunes en
el que se quejaba del oscurantismo soviético, y en un momento dado
dijo:
No es descartable que se esté desarrollando una tragedia a escala prodigiosa tras el telón de acero que en estos momentos divide a Europa en dos.
No era la primera vez que empleaba la palabra "telón de acero" (iron
curtain). En realidad era una expresión de uso relativamente
común en inglés, en alemán y en ruso. Hasta el propio Goebbels,
poco después de la conferencia de Yalta, había afirmado en un
artículo de prensa que si Alemania perdía la guerra:
Un telón de acero caería sobre ese enorme territorio controlado por la Unión Soviética, tras el cual las naciones serían masacradas.
Ya hacía unos meses que Churchill se había convencido de que
Goebbels tenía razón (salvo por el hecho de que cuesta imaginar
qué diferencia veía Goebbels entre lo que pasaría al otro lado del
telón de acero que vaticinaba y lo que estaba pasando en
Alemania). Ya había usado la expresión al menos en dos telegramas
a Truman, pero ésta era la primera ocasión en la que empleaba el
término en público, y no tardaría en hacerse popular.
El 17 de agosto el emperador Hirohito
nombró primer ministro a su tío, el príncipe Higashikuni
Naruhiko.
En Japón, el presidente filipino títere de los japoneses, José P.
Laurel, disolvió la Segunda República Filipina.
Los soviéticos controlaban ya el puerto coreano de Seishin. A la
sazón el gobernador de Corea era el general y ex primer ministro
japonés Nobuyuki Abe, el cual, viendo que Japón no tardaría en
perder el control del país, se había puesto en contacto con varias
personalidades coreanas para tratar de formar gobiernos locales
provisionales que mantuvieran la estabilidad tras el vacío de
poder que se iba a producir en breve. Así se formaron diversos "comités
populares" en varias ciudades. La segunda ciudad más
importante del país era Pyongyang, donde el comité popular
quedó bajo la dirección de Cho Man-sik, un activista que
llevaba 45 años oponiéndose a la ocupación japonesa siguiendo una
estrategia similar a la que Gandhi estaba siguiendo en la India.
En cambio, en Seúl Abe no tuvo muchas opciones, pues desde hacía
un año existía una red clandestina liderada por el comunista Lyu
Woon-hyung, que se había extendido por todo el país con el
nombre de Hermandad para la Restauración de Corea, que
incluía entre sus órganos un Comité para la Preparación de la
Independencia de Corea, al cual se adhirió el comité de Cho
Man-sik.
En China unos 2.000 comunistas atacaron Tianmen, donde
los colaboradores japoneses reconvertidos al nacionalismo fueron
derrotados tras varias horas de combates. La ciudad de Linyi,
que había sido abandonada por los japoneses el día anterior,
también fue atacada, pero allí los comunistas chinos se
encontraron con más dificultades y no lograron rebasar las
murallas de la ciudad.
Ese día la Unión Soviética acordó con los Estados Unidos que
"provisionalmente" la parte de Corea sobre el paralelo de los 38º
grados de latitud norte quedaría bajo ocupación soviética, y el
resto bajo ocupación estadounidense. Los estadounidenses estaban
sorprendidos de que los soviéticos hubieran aceptado el trato,
pues no había presencia estadounidense en el país y podrían
haberlo ocupado íntegramente sin dificultad si hubieran querido.
En Yakarta, Sukarno y Hatta hablaron con responsables japoneses y
se enteraron de que los japoneses querían que hicieran justo lo
que ellos se habían negado a hacer: proclamar la independencia de
Indonesia de modo que el acto fuera visto como un movimiento
espontáneo de los indonesios, sin relación alguna con Japón, para
que los aliados no pudieran interpretarlo como un acto hostil por
parte de Japón. Así, finalmente se decidieron a dar el paso.
Sjahrir había redactado una propuesta de declaración, pero Sukarno
y Hatta la rechazaron porque incitaba al pueblo a tomar el control
de las instituciones, y eso era muy radical. En su lugar,
cambiaron la frase por otra que hablaba de "transferencia ordenada
del poder". La declaración fue leída ante la casa de Sukarno tras
la lectura del preámbulo de un borrador de constitución.
Posteriormente fue transmitida por radio.
Hacía más de un año que George Orwell había terminado su novela
corta Rebelión en la granja, pero hasta la fecha no había
logrado que fuera publicada. Cuatro editores la habían rechazado,
de los cuales uno la había aceptado inicialmente, pero luego había
cambiado de idea. La novela podría haberse titulado "El
comunismo para que lo entiendan hasta los niños", porque es
una brillante sátira que ilustra la diferencia entre lo que
pretende ser el comunismo y lo que es en realidad. En la novela,
los animales de la granja se rebelan contra el granjero, el señor
Jones (el zar Nicolás II), siguiendo las ideas del Viejo
Mayor, un cerdo que representa a Lenin e, indirectamente, a
Marx, el cual antes de morir da un discurso en el que enuncia
siete mandamientos que los animales debían cumplir, entre los que
figuran, por ejemplo, "Ningún animal matará a otro
animal" o "Todos los animales son iguales". Los
cerdos se convierten en los líderes de la revolución, entre los
que destacan Snowball (Trotski) y Napoleón
(Stalin), pero finalmente éste lanza a los perros (la NKVD) contra
aquél, que se ve obligado a huir declarado traidor.
Paulatinamente, los cerdos se convierten en tiranos del resto de
animales (ovejas, gallinas, caballos...) que son explotados sin
posibilidad de protestar, van adoptando las costumbres humanas
(capitalistas) que se suponía que habían combatido y los siete
mandamientos originales van siendo alterados a conveniencia. Por
ejemplo, el de "Ningún animal matará a otro animal" se
convierte en "Ningún animal matará a otro animal sin motivo",
porque la liquidación de oponentes resulta necesaria y de utilidad
reconocida, y al final sólo queda el último mandamiento
modificado: Todos los animales son iguales, pero algunos son
más iguales que otros.
Orwell había escrito un prólogo para la novela titulado La
libertad de prensa, que al parecer fue eliminado de la
edición en el último momento, no se sabe si por decisión de Orwell
o del editor, y permaneció inédito y desconocido durante décadas.
En él analizaba las dificultades que había tenido para publicar la
novela en Gran Bretaña, destacando que no se habían debido a una
censura impuesta por el gobierno debido a la necesidad de mantener
buenas relaciones con la Unión Soviética durante la guerra —que
Orwell declara que le habría parecido comprensible— sino a una
censura autoimpuesta por los editores, basada a su vez en las
reacciones que éstos preveían en el público en general, la "inteligentsia
británica", que había absorbido pasmosamente la propaganda
soviética hasta considerar "de mal tono" cualquier crítica al
comunismo. Por citar un fragmento:
Publicación tras publicación, sin controversia alguna, se han ido aceptando y divulgando los puntos de vista soviéticos con un desprecio absoluto hacia la verdad histórica y hacia la seriedad intelectual. Por citar sólo un ejemplo: la BBC celebró el XXV aniversario de la creación del Ejército Rojo sin citar para nada a Trotski, lo cual fue algo así como conmemorar la batalla de Trafalgar sin hablar de Nelson. Y, sin embargo, el hecho no provocó la más mínima protesta por parte de nuestros intelectuales.
El libro fue un éxito de ventas y las críticas en general fueron
buenas. Ni que decir tiene que los "cerdos" auténticos prohibieron
la obra.
El 18 de agosto cuatro bombarderos
estadounidenses que sobrevolaban Tokio en una misión de
reconocimiento fueron atacados por cazas japoneses. No causaron
daños graves, pero las autoridades estadounidenses quisieron
averiguar si había sido un acto espontáneo de una unidad de
aviación o si el gobierno japonés pensaba reanudar las
hostilidades, así que decidieron enviar más vuelos de
reconocimiento al día siguiente a ver qué pasaba.
A las 4:30 unos 1.000 marines soviéticos desembarcaron en la isla
de Shumshu, una de las más septentrionales de las islas
Kuril, que se extienden entre archipiélago japonés y la pensínsula
de Kamchatka. Los japoneses fueron tomados por sorpresa y su
reacción fue improvisada. Sin embargo, los soviéticos no tenían
experiencia en desembarcos, y en lugar de aprovechar las
circunstancias para consolidar una cabeza de playa, se adentraron
en la isla, donde se encontraron con las típicas defensas
japonesas que empezaron a hacer estragos. Pese a todo, los
soviéticos lograron resistir un contraataque japonés con 20
tanques, de los cuales destruyeron 15. Por la tarde, una mejora de
las condiciones climáticas permitió intervenir a la aviación
soviética. Por la noche ya estaba asegurada una cabeza de playa de
4 km de ancho por 5 de profundidad. También hubo dos desembarcos
soviéticos más en Corea y otro en la isla de Sajalín.
En Yakarta se reunió el Comité Preparatorio para la Independencia
de Indonesia y eligió a Sukarno y Hatta como presidente y
vicepresidente de Indonesia, y declaró en vigor de forma
provisional una constitución que había sido redactada previamente
por los nacionalistas, con unos leves retoques.
Subhas Chandra Bose, tras haber fracasado en su intento de que
los nazis primero y los japoneses después le ayudaran a
independizar la India, pretendía ahora conseguir el apoyo
soviético para sus planes. Había logrado que los japoneses le
permitieran subir a un bombardero que había salido de Singapur y
que, tras varias escalas, debía llevarlo a China. Cuando el avión
despegó de Formosa, se produjo una explosión y se le cayó uno de
los motores. El avión se ladeó bruscamente y se partió en dos al
estrellarse envuelto en llamas. Bosé salió vivo, pero al no poder
salir por la puerta trasera porque estaba bloqueada por el
equipaje, trató de hacerlo por la delantera atravesando unas
llamas, pero estaba empapado en gasolina y se convirtió en una
antorcha. Estaba consciente cuando lo llevaron a un hospital, pero
murió unas horas más tarde a consecuencia de las quemaduras.
Bertrand Russell publicó su Historia de la filosofía
occidental, que tuvo un gran éxito de ventas. Debe de ser un
buen libro, porque los "entendidos en filosofía" lo tacharon (en
su momento y también más adelante) de "carente de valor",
"mediocre", "ignorante" y otras lindezas, principalmente porque
rebate a Kant y a Hegel y apenas dedica espacio a la
filosofía contemporánea, aunque esto es coherente con su
declaración de intenciones, pues en el prefacio explica que ha
tratado "solamente de los filósofos que me parecen poseer una
importancia considerable". A Einstein le gusto.
Ese día Russell publicó un artículo titulado La bomba y la
civilización. En él reflexionaba sobre lo que supondría una
Tercera Guerra Mundial en la que distintos bandos usaran bombas
atómicas, y llegaba a la conclusión obvia de que supondría el fin
de la civilización y, en el mejor de los casos, de una vuelta a la
Edad Media. Para evitarlo, propone un par de posibilidades, una
utópica y otra polémica:
Existe otra posibilidad mejor, si los hombres tienen la sabiduría de aprovechar los pocos años durante los cuales permanecerá abierta para ellos. O la guerra o la civilización deben terminar, y si ha de ser una guerra que termine, debe haber una autoridad internacional con el poder exclusivo de fabricar las nuevas bombas. Todos los suministros de uranio deben estar bajo el control de la autoridad internacional, que tendrá derecho a salvaguardar el mineral por las fuerzas armadas. Tan pronto como se haya creado dicha autoridad, deben entregarse todas las bombas atómicas existentes y todas las plantas para su fabricación. Y, por supuesto, la autoridad internacional debe tener suficientes fuerzas armadas para proteger todo lo que se le haya entregado. Si este sistema se estableciera una vez, la autoridad internacional sería irresistible y las guerras cesarían. En el peor de los casos, podría haber breves revueltas ocasionales que se sofocarían fácilmente.
Pero me temo que todo esto es utópico. Estados Unidos no consentirá en ninguna agrupación de armamentos, y tampoco lo hará la Rusia soviética. Cada uno insistirá en retener los medios para exterminar al otro, sobre la base de que no se puede confiar en el otro.
Si los Estados Unidos fueran más imperialistas, habría otra posibilidad, menos utópica y menos deseable, pero aún preferible a la destrucción total de la vida civilizada. Los estadounidenses podrían usar su posición de superioridad temporal para insistir en el desarme, no solo en Alemania y Japón, sino en todas partes, excepto en los Estados Unidos, o al menos en todos los países que no estén preparados para entrar en una estrecha alianza militar con los Estados Unidos, lo que supondría la obligación de compartir los secretos militares. Durante los próximos años, esta política podría aplicarse; si fueran necesarias una o dos guerras, serían breves y pronto terminarían en una decisiva victoria estadounidense. De esta manera, se podría formar una nueva Liga de Naciones bajo el liderazgo estadounidense y se podría establecer de manera segura la paz del mundo. Pero temo que el respeto por la justicia internacional evitará que Washington adopte esta política.
Éste fue el primero de una serie de artículos en los que Russell
insistió en la misma idea, según la cual estaría moralmente
justificado que los Estados Unidos entraran en guerra con la Unión
Soviética mientras fueran los únicos en posesión de armas
nucleares.
El 19 de agosto otro bombardero
estadounidense que sobrevolaba Tokio fue atacado por iniciativa de
los pilotos japoneses. Uno de sus tripulantes resultó muerto y
otros dos heridos. Oficiales japoneses salieron rumbo a Manila
para entrevistarse con MacArthur y recibir instrucciones sobre el
proceso de rendición.
En Shumshu los soviéticos empezaron a desembarcar la artillería
pesada, y algunos grupos de japoneses empezaron a rendirse. A las
9:00 un emisario japonés informó de que su división había recibido
órdenes de cesar las hostilidades a las 16:00. A las 18:00 las
fuerzas japonesas en Shumshu, así como las de las islas vecinas de
Paramushiro y Onekotan, aceptaron la rendición
incondicional. Los soviéticos habían contado 516 muertos y más de
1.000 heridos. Las bajas japonesas habían sido de 256 muertos y
762 heridos.
Genrikh Lyushkov seguía en China y, con los soviéticos a punto de
llegar a Dalian, un oficial japonés, Yutaka Takeoka,
estaba dispuesto a dejarlo huir para salvar su vida, pero el
general Genzo Yanagita le dijo que eso era inadmisible,
pues Lyushkov podría revelar a los soviéticos mucha información
confidencial. Así, Takeota se presentó en el hotel en el que
estaba Lyushkov y trató de convencerlo de que lo adecuado era que
se suicidara. Pero como Lyushkov no compartía su punto de vista,
Takeota se encargó de "suicidarlo" y luego hizo incinerar su
cadáver.
Los comunistas chinos atacaron Jintan y Liyang,
donde aniquilaron a los pocos japoneses que la defendían y a dos
regimientos chinos, de los cuales unos 1.700 soldados fueron
hechos prisioneros. Otra brigada tomó Yuncao, donde
murieron 1.300 nacionalistas chinos y 21 comunistas.
En Hanoi se había organizado espontáneamente una reunión de
activistas, pero los comunistas eran especialistas en canalizar el
descontento popular y Ho Chi Minh acabó dirigiéndola y haciéndose
así con el control de la capital vietnamita. La revolución
marchaba bien en el norte del país, pero en el sur no tanto,
principalmente porque los comunistas no tenían la hegemonía entre
los grupos independentistas, sino que había grandes divisiones
según sus creencias religiosas, su visión del nacionalismo, etc.
Incluso entre los comunistas había una facción trotskista, es
decir, de esos fascistas que se obstinaban en hacerse pasar por
comunistas.
El 20 de agosto, de acuerdo con las
instrucciones recibidas en Manila, una de las primeras medidas que
adoptaron los japoneses en su proceso de rendición fue retirar las
hélices de todos sus aviones, para evitar más incidentes como los
que habían tenido lugar los días precedentes.
Unos 3.400 marines soviéticos desembarcaron en Maoka, en
el sur de la isla de Sajalín. Los soviéticos dijeron que se habían
encontrado con una fuerte resistencia japonesa, pero la versión
japonesa es que se limitaron a adoptar posiciones defensivas
mientras organizaban la evacuación de unos 18.000 civiles y de
material diverso. Nueve de las doce telefonistas japonesas que
había en la ciudad se suicidaron temiendo ser violadas por los
soviéticos. Las otras tres se salvaron porque otros japoneses se
lo impidieron. Cuando finalmente los soviéticos entraron en la
ciudad las trataron bien.
En China los comunistas fracasaron en un intento de rebasar las
murallas de Linyi.
En Oslo se inició el juicio por crímenes de guerra contra el
colaboracionista por antonomasia: Vidkun Quisling. Se declaró
inocente y explicó que su relación con Alemania era mínima y que
había luchado en todo momento por la independencia de Noruega.
Pero los testigos no decían lo mismo.
El 21 de agosto 21.335 soldados
japoneses se rindieron a los australianos en Bougainville.
La aviación soviética empezó a actuar en Maoka, mientras los
japoneses seguían evacuando la ciudad.
El presidente Truman puso fin al programa por el que los Estados
Unidos habían estado suministrando comida, petróleo y otros
suministros a Gran Bretaña, Francia, la Unión Soviética, China y
otros países aliados.
El 22 de agosto tres cargueros
japoneses (Daito Maru, Taito Maru y Tsesugo Maru)
fueron hundidos por submarinos soviéticos en el Pacífico, y uno
más (Notoro Maru) por la aviación.
En la prefectura japonesa de Shimane, unos aviones
japoneses lanzaron papeles en los que se instaba a la población a
continuar la guerra. Los responsables eran un grupo de jóvenes
militares encabezados por Isao Okazaki, de 25 años. Tenían
muchas más preparadas, con títulos como "El pueblo de los kami
no se rinde", o "Mensaje al pueblo de Shimane", o "A
los miembros del Ejército y la Armada Imperiales", pero los
aviones de la base aérea a la que tenían acceso fueron
inutilizados según las órdenes del gobierno y no pudieron
distribuir más.
Los soviéticos capturaron Maoka en la isla de Sajalín. Mientras
tamto 1.950.479 soldados japoneses se rendían a los soviéticos en
Manchuria.
En China los comunistas fracasaron por segunda vez ante las
murallas de Linyi. En cambio, por la noche lograron penetrar las
defensas de Baoying.
Stalin había albergado la intención de invadir Japón, pero cuando Truman le recordó que, según los acuerdos de Yalta, Japón mantendría la soberanía sobre su territorio, de modo que la Unión Soviética no iba a poder anexionarse nada (y tal vez teniendo en cuenta que Truman tenía bombas atómicas y Stalin no), perdió repentinamente el interés, así que un desembarco en la isla de Hokkaido fue cancelado ese día, justo dos días antes de la fecha prevista de ejecución.
El 23 de agosto 4.000 miembros de las
fuerzas aéreas japonesas se rindieron a los estadounidenses en
Mindanao. En Shumshu otros 8.244 se rindieron a los soviéticos. El
resto de tropas japonesas en las islas Kuril también recibieron
órdenes de rendirse, pero algunas decidieron no obedecerlas.
Los comunistas chinos capturaron Baoying. Teóricamente estaban
combatiendo a los japoneses, pero a la vez era evidente el pulso
que estaban manteniendo con los nacionalistas chinos, y cada
ciudad que ocupaban les proporcionaba más armas y recursos.
Sami Solh fue nombrado Primer Ministro del Líbano.
El 24 de agosto Isao Okazaki y sus
seguidores trataron de provocar un alzamiento en Matsue
que derrocara al gobierno y permitiera continuar la guerra. Entre
otras cosas, tenían pensado incendiar la oficina del prefecto,
matar al gobernador, destruir varios puntos estratégicos de la
ciudad (la central telefónica, la planta hidroeléctrica, etc.),
repartir panfletos entre la población y tomar una emisora de radio
para informar de la revuelta con la esperanza de que tuviera
seguimiento en todo el país. Sin embargo, la mayor parte de los
objetivos no se cumplieron. Lograron prender fuego a la oficia del
prefecto y sabotear las prensas del periódico local, así como
dejar a la ciudad sin suministro eléctrico durante tres horas y
media. Okazaki formaba parte del grupo que debía apoderarse de la
emisora de radio, pero la encontró rodeada por 50 policías armados
y 20 soldados, y su técnica de pedir por favor que les dejaran
entrar porque eran patriotas y que sus enemigos eran traidores no
funcionó. Terminó aceptando la rendición a cambio de que soltaran
a sus seguidores. La policía aceptó, pero luego (cuando Okazaki ya
se había entregado) llegaron órdenes superiores que decían que era
imposible liberar a los rebeldes. Okazaki también falló en su
intento de hacerse el harakiri. Fue llevado inconsciente a
un hospital y sobrevivió.
Los soviéticos entraron en Pyongyang. Era la segunda
ciudad más importante de Corea, detrás de Seúl, la capital, pero
teniendo en cuenta que Seúl había quedado en la zona asignada a
los estadounidenses, los soviéticos consideraron que era la
candidata natural para convertirse en sede del gobierno legítimo
de Corea que tenían pensado organizar. Allí se encontraron con el
Comité Popular de Cho Man-sik, y pudieron comprobar que,
ciertamente, gozaba de un amplio apoyo popular, así que lo
reconocieron como gobierno provisional de Corea.
En la región china de Jiangsu, los comunistas tomaron Ji'an,
mientras que en la vecina región de Anhui tomaron Wuhe,
donde derrotaron a cinco compañías chinas y tomaron unos 500
prisioneros.
El 25 de agosto 1.600 soldados
soviéticos desembarcaron en Otomari, en el sur de la isla
de Sajalín, donde los 3.400 soldados japoneses que la defendían no
tardaron en rendirse. A lo largo del día se fueron rindiendo todas
las tropas japonesas presentes en la isla. En total había unos
400.000 japoneses en ella, de los cuales unos 18.000 soldados se
convirtieron en prisioneros de guerra y fueron deportados a la
Unión Soviética. En total, en los pocos días que duró la
intervención soviética en la guerra contra Japón, unos 600.000
japoneses serían llevados a la Unión Soviética para ser usados
durante varios años como mano de obra esclava en una red de unos
70 campos de trabajo repartidos a lo largo del país.
Principalmente fueron destinados a la construcción de vías férreas
y otras obras públicas. Los soviéticos reconocieron la muerte de
unos 60.000 prisioneros, si bien es probable que las víctimas
fueran muchas más, a causa de las duras condiciones de trabajo.
Algunas mujeres optaron por casarse con soviéticos. Entre los
recuerdos de los prisioneros de guerra destacó la pobreza
generalizada que imperaba en las zonas de la Unión Soviética que
conocieron, así como el lastimoso estado de los prisioneros de los
gulags. Entre lo más divertido estaban los obligatorios "Estudios
sobre Democracia", que consiguieron formar muy pocos adeptos
al comunismo. La mayor parte de los prisioneros serían liberados
entre dos y cuatro años más tarde, pero unos 3.000 fueron
retenidos por más tiempo y fueron liberados paulatinamente. Aun
así, unos pocos permanecerían retenidos durante varias décadas sin
justificación alguna.
Hồ Chí Minh forzó la abdicación del emperador Bảo Đại, quien
anunció que cedía la soberanía de Vietnam al Viet Minh, lo cual
para muchos vietnamitas legitimó la asunción del poder por parte
de los comunistas y a los comunistas les ahorró el trámite de
amañar unas elecciones con todos los molestos asesinatos,
intimidaciones y demás violencia que ello requería.
El 26 de agosto los comunistas chinos
atacaron Yinji, en la región china de Henan y a lo largo
del día aniquilaron dos regimientos nacionalistas en las afueras
de la ciudad. En Jiangsu atacaron Huaiyin.
El 27 de agosto la Fuerza Aérea
estadounidense empezó a abastecer los campos de prisioneros
japoneses en Japón, Corea y China, a la espera de que tuviera
lugar la ocupación de los territorios y los prisioneros pudieran
ser evacuados.
Las tropas chinas que defendían Yinji consideraron que no tenían
ninguna posibilidad de resistir el ataque comunista y huyeron a
Wuyang. Los comunistas lograron capturar unos 800 prisioneros.
El 28 de agosto se inició la ocupación
de Japón. Un centenar de representantes estadounidenses llegó por
avión a Atsugi, a unos 50 km de Tokio. Más tarde, el
acorazado USS Missouri encabezó una flota que dejó en
tierra cerca de Kanagawa a un regimiento de marines. Una
división aerotransportada aterrizó en el aeródromo de Atsugi.
En Corea, el Comité para la Preparación de la Independencia de
Corea se autoproclamó gobierno provisional del país.
Chiang Kai-shek y Mao Zedong se reunieron para negociar en Chongqing.
La situación política en China era extraordinariamente sutil. Los
comunistas estaban expandiendo el territorio bajo su control a
expensas de antiguos colaboracionistas a los que trataban de
"bandidos", mientras que éstos se tenían por "nacionalistas"
basándose en que Chiang les había ofrecido un acuerdo para
ofrecerles un futuro en el Estado chino a cambio de que
resistieran a los comunistas, pero ciertamente tenían más de
bandidos que de soldados nacionalistas, por lo que Chiang tampoco
podía mostrar abiertamente su apoyo hacia ellos. Por lo tanto, en
teoría, nacionalistas y comunistas estaban colaborando en la
"liberación" de China de la ocupación japonesa.
Una flota británica llegó a la isla malaya de Penang, y
allí salieron a su encuentro unos oficiales japoneses a bordo de
un pequeño barco pesquero, y así se iniciaron unas improvisadas
negociaciones preliminares para la rendición.
El 29 de agosto unos 10.000 comunistas
chinos atacaron Xinghua, en Jiangsu, que estaba defendida
por más de 7.000 nacionalistas.
El 30 de agosto el general MacArthur
desembarcó en Japón y estableció un cuartel general temporal en
Yokohama. Inmediatamente dictó las primeras normas: ningún
ocupante aliado podía atacar a los japoneses o comer la escasa
comida que tenían. Exhibir la bandera japonesa quedaba prohibido
salvo en el caso de edificios oficiales bajo autorización expresa
previa. Desde ese día grandes grupos de bombarderos
estadounidenses sobrevolaron con frecuencia la región de Tokio
como demostración de fuerza. Estaba previsto llevarlas a cabo
desde hacía unos días, pero el mal tiempo lo había impedido hasta
entonces.
Unos 1.500 japoneses se rindieron a los estadounidenses en Luzón.
El portaaviones británico Indomitable llegó a Japón y
recuperó el control de la antigua colonia.
Los alemanes se enteraron por la radio de que se acababa de
constituir en Berlín un Consejo de Control Aliado, que a
partir de ese momento asumía el gobierno de Alemania y Austria,
cuyos integrantes eran los mariscales Zhúkov y Montgomery, y los
generales Eisenhower y Jean de Lattre de Tassigny. Sus objetivos
principales eran las "cuatro des": desnazificación,
desmilitarización, democratización y descentralización. Su primera
orden fue la prohibición de vestir el uniforme del Ejército
Alemán.
El 31 de agosto MacArthur tomó el
control del gobierno japonés en Tokio, donde asumió el título de Comandante
supremo de las Potencias Aliadas.
Unos 2.500 soldados japoneses se rindieron a los estadounidenses
en la isla Minami Torishima (la isla de los pájaros del
sur), a unos 1.800 km de Tokio.
Los comunistas chinos habían arrollado todas las posiciones
nacionalistas en el exterior de las murallas de Xinghua, y ese día
empezó el asalto a la ciudad propiamente dicha. Los cañones
abrieron brechas en la muralla y pronto se iniciaron los combates
en las calles. Igualmente, las defensas exteriores de Huaiyin
habían caído, pero en este caso los comunistas no pasaron
inmediatamente al ataque, sino que rodearon la ciudad y se
dispusieron a cavar trincheras y preparar el asalto durante varios
días.
En Tailandia el primer ministro Khuang Aphaiwong, aunque era
miembro del movimiento Tailandia Libre y había estado
colaborando con él desde su cargo, presentó su dimisión. El
regente Pridi Banomyong, también simpatizante de Tailandia
Libre, repudió todos los acuerdos que el ex primer ministro
Plaek Pibulsonggram había firmado con Japón, así como la
declaración de guerra a los Aliados y nombró primer ministro a Thawi
Bunyaket, de forma provisional hasta que Seni Pramoj, el
organizador del movimiento Tailandia Libre, pudiera llegar
al país.
El 1 de septiembre, tras intensos
combates en las calles, la ciudad de Xinghua cayó en poder de los
comunistas. Unos 2.000 defensores habían muerto y otros 5.000
fueron hechos prisioneros. En cambio, las bajas comunistas fueron
de 49 muertos y 325 heridos. Como era habitual, se hicieron con un
importante botín de armas y municiones. Al mismo tiempo se
iniciaba el ataque sobre Dazhongji.
El 2 de septiembre representantes
japoneses y aliados subieron a bordo del acorazado USS Missouri,
anclado en la bahía de Tokio y a las 9:00, en una ceremonia
cuidadosamente estudiada y que fue transmitida por radio al mundo
entero, firmaron el Acta de Rendición de Japón. El primero
en firmar fue el ministro de Asuntos Exteriores Mamoru
Shigemitsu, seguido por el general Umezu y luego el general
MacArthur. Después firmaron representantes de los Estados Unidos,
China, Gran Bretaña, la Unión Soviética, Australia, Canadá,
Francia, los Países Bajos y Nueva Zelanda.
Ese mismo día se rindieron 114.000 soldados japoneses en
Tailandia, 26.000 en Penang y varios miles en las Filipinas.
Al finalizar la guerra civil rusa, el general Grigory Semiónov,
tras una estancia en Manchuria y en Nagasaki, se había trasladado
a los Estados Unidos, donde fue acusado de un caso de robo de
pieles, así que emigró a Japón y los japoneses lo destinaron a
China y a Corea, para organizar actividades de espionaje
antisoviético. Durante la guerra había estado organizando planes
de ataque a la Unión Soviética para el caso en que finalmente
entrara en guerra con Japón. Por estas fechas fue capturado por
paracaidistas soviéticos. Los soviéticos lo condenaron a muerte y
a continuación lo enviaron a Moscú para que fuera juzgado.
En Hanoi, Hồ Chí Minh proclamó la independencia de Vietnam a la
vez que la instauración de la República Democrática de
Vietnam, con él mismo como primer presidente. El ex
emperador Bảo Đại fue nombrado "consejero supremo".
Se calcula que la Segunda Guerra Mundial dejó más de 60 millones
de muertos, de los cuales más de 40 millones fueron civiles. Los
países con más muertos fueron:
Unión Soviética |
20.000.000 |
China |
15.000.000 |
Alemania |
7.000.000 |
Polonia |
6.000.000 |
Indias Orientales Neerlandesas |
3.000.000 |
Japón |
2.500.000 |
Muy por debajo en la lista encontramos a Francia (incluyendo sus
colonias) con más de 600.000 muertos, Gran Bretaña (incluyendo sus
colonias) con más de 450.000 muertos y los Estados Unidos, con más
de 400.000 muertos. Entre los alemanes muertos se incluyen unos
500.000 que murieron víctimas de los nazis. El holocausto
promovido por los nazis mató a más de 5 millones de judíos, además
de gitanos, homosexuales, testigos de Jehovah, etc.
El 3 de septiembre unos 150.000
soldados japoneses se rindieron a los estadounidenses en las
Filipinas, otros 44.000 en las islas Palau y otros 50.000 en otras
islas del Pacífico.
George Town fue la primera ciudad de Malasia sobre la que
los británicos tomaron el control tras la guerra.
El 4 de septiembre el emperador
Hirohito inauguró una nueva sesión de la Dieta japonesa, donde
hizo un llamamiento a "ganar la confianza del mundo" y "establecer
firmemente un Estado pacífico".
Ese día se rindieron unos 11.300 soldados japoneses más en las
Filipinas, así como los 4.139 que habían defendido la isla Wake.
Unos días antes, la fosa común en la que habían sido enterrados
los prisioneros estadounidenses asesinados dos años atrás había
sido exhumada y los cadáveres habían sido trasladados a tumbas
individuales en un cementerio con cruces de madera y todo. En
interrogatorios posteriores los japoneses afirmaron que los
prisioneros habían muerto a causa de un bombardeo estadounidense,
aunque algunos lo habían aprovechado para escapar y habían sido
acorralados en una punta de la isla. Sin embargo, varios oficiales
japoneses se suicidaron cuando estaban ya bajo custodia
estadounidense y dejaron testimonios escritos que explicaban lo
sucedido e incriminaban a al contralmirante Sakaibara.
Otra víctima de los japoneses fue el rascón de la isla Wake, o Gallirallus
wakensis, la única ave que habitaba en la isla y que no
sabía volar. Además, no sólo no les tenía miedo a los seres
humanos, sino que a los japoneses tampoco, y el resultado fue que
se extinguió durante la ocupación japonesa de la isla.
Por la noche los comunistas chinos lanzaron un ataque sobre la
ciudad de Lingbi, en Anhui, y tras seis horas de combate
se apoderaron de ella. Los nacionalistas dejaron 104 muertos y
1.244 prisioneros.
La flota británica había salido de Penang dos días antes y ahora
llegaba a Singapur, donde no encontró oposición alguna.
Un hombre se presentó en la embajada británica en Estambul y
pidió ver al cónsul en funciones, Chantry Page. Se trataba
de Konstantin Volkov, en principio el vice-cónsul
soviético en Estambul, pero que dijo ser un agente de la NKVD que
quería cambiar de bando. Pedía un salvoconducto para él y su
esposa y 27.500 libras esterlinas. A cambio revelaría el nombre de
tres agentes soviéticos que trabajaban en Gran Bretaña, uno de los
cuales estaba al frente de una organización de contraespionaje en
Londres. Dio un plazo de tres semanas para obtener una respuesta,
y advirtió de que no se enviara ninguna información por cable,
pues los soviéticos tenían acceso. Page informó a Londres a través
del correo diplomático, pero allí se encargó el asunto a Kim
Philby, que era precisamente el agente al que se refería Volkov.
El resultado fue que, apenas unos días más tarde, Volkov
desapareció misteriosamente y no se volvió a saber de él.
En el archipiélago noruego de Svalbard se rindieron las
últimas tropas alemanas.
El 5 de septiembre los 70.136 soldados
japoneses presentes en las islas Kuril se rindieron finalmente a
los soviéticos. Por su parte, los estadounidenses aceptaron la
rendición de 5.917 japoneses en la isla Yap y otras 2.311 en el
atolón Jaluit, cerca de las islas Marshall. Ese mismo día
los japoneses devolvieron a los portugueses el control de Timor
Oriental.
Iva Toguri era una estadounidense hija de
inmigrantes japoneses que en 1941 había viajado a Japón para
visitar a un pariente enfermo, pero mientras estaba allí se
produjo el ataque a Pearl Harbour y luego los japoneses no le
dejaron regresar a su país. Fue presionada para que renunciara a
la ciudadanía estadounidense, pero se negó a ello. Como
consecuencia, fue clasificada como enemiga extranjera y se le negó
una cartilla de racionamiento. Para sobrevivir encontró trabajo en
Radio Tokio como mecanógrafa, donde finalmente aceptó participar
como locutora en un programa de propaganda japonesa dirigido por
el mayor Charles Cousens (un prisionero de guerra y
locutor australiano al que habían amenazado con el fusilamiento si
no cooperaba). Toguri se negó a transmitir propaganda
antiestadounidense y Cousens le garantizó que no tendría que
hacerlo, y cumplió su palabra. De hecho, ella y Cousens se las
arreglaban para emplear juegos de palabras y dobles sentidos que
los japoneses no captaban para que sus transmisiones no resultaran
creíbles. Hacía unos meses que se había casado con Felipe
D'Aquino, un portugués de ascendencia japonesa que había
conocido en la emisora de radio. Recientemente, dos periodistas
estadounidenses, Harry T. Brundige y Clark Lee,
habían ofrecido 2.000 dólares por una entrevista a La Rosa de
Tokio, que era el nombre genérico que los estadounidenses
habían dado a las locutoras japonesas que transmitían propaganda
en inglés. Sin recursos para regresar a los Estados Unidos, Toguri
se había presentado para la entrevista, pero Brundige se había
negado a pagarle y, en su lugar, había tratado de vender al FBI la
entrevista convertida en "confesión". Ese día Toguri D'Aquino fue
arrestada en Yokohama.
Representantes japoneses subieron a bordo del crucero británico
HMS Sussex para negociar la rendición de Singapur. La
reunión no empezó con buen pie, pues un oficial japonés dijo a los
británicos "Llegan dos horas tarde", y la respuesta fue "Aquí
no seguimos la hora de Tokio".
En China, los comunistas atacaron la región de Shandong. Las
fuerzas chinas que hasta hacía poco habían estado al servicio de
los japoneses se hallaban muy dispersas, y los comunistas
agruparon sus tropas para ir rindiéndolas de una en una. Durante
la noche, las guarniciones de la mayoría de los puestos de
vanguardia huyeron de sus posiciones para refugiarse tras las
murallas de la ciudad de Zhucheng. Así, tras una serie de asaltos,
los comunistas se habían hecho con la mayor parte de la región en
una única noche. En Zhucheng se concentraron unos 20.000
nacionalistas, mientras que los comunistas no eran más que 7.000.
Sin embargo, la moral de los nacionalistas era muy baja.
Igor Serguéyevich Gouzenko era un funcionario de la
embajada soviética en Ottawa al que recientemente habían informado
de que él y su familia debían regresar en breve a la Unión
Soviética. Ante semejante amenaza, Gouzenko salió de la embajada
con un maletín con códigos soviéticos y se dirigió a la Real
Policía Montada del Canadá, donde no le prestaron atención.
Entonces se dirigió a un periódico, donde tampoco despertó el
menor interés. Seguidamente se dirigió al Departamento de Justica,
pero no consiguió que le atendiera nadie relevante. Aterrorizado
ante la idea de que los soviéticos se hubieran enterado de sus
movimientos, se fue a su casa y logró que el vecino de enfrente le
hospedara junto a su familia. Por el ojo de la cerradura pudo ver
cómo agentes soviéticos entraron en su piso durante la noche y lo
registraron hasta que llegó la policía.
El día anterior los estadounidenses habían transferido en Cold
Bay cuatro fragatas a los soviéticos, pero ese día llegó una orden
de suspender toda futura transferencia, excepto las de los barcos
en los que ya hubiera tropas soviéticas en entrenamiento. Esto
afectó a 2 fragatas, 5 dragaminas y 24 cazasubmarinos.
El 6 de septiembre en Rabaul, a bordo
del portaaviones HMS Glory, los japoneses firmaron la
rendición de sus tropas en el Pacífico Sur (unos 139.000 soldados
en total). Ese día unos 8.000 prisioneros de guerra aliados fueron
liberados en Nueva Bretaña.
Los comunistas chinos atacaron Zhucheng, y tras varias horas de
combates en los que apenas sufrieron unos centenares de bajas, los
defensores huyeron a Gaomi, de modo que los comunistas se
hicieron con la ciudad y tomaron 2.100 prisioneros. Por otra
parte, tras haber tomado durante la noche las posiciones
exteriores en Lishi, a las 9:00 los comunistas atacaron la
ciudad, pero una lluvia intensa los obligó a suspender el
ataque. Más éxito tuvieron contra Huaiyin, donde lograron
alcanzar las murallas y colocar explosivos con los que abrieron
una brecha y pudieron penetrar finalmente en la ciudad. Tras hora
y media de combate los nacionalistas quedaron completamente
derrotados, con más de 300 muertos y 8.328 apresados. Algunos
focos de resistencia aislada serían sofocados al día siguiente.
El comunista Jesús Monzón se había librado de ser asesinado por
los sicarios de Santiago Carrillo gracias a la oportuna
intervención de la policía franquista, que lo había arrestado y
encarcelado, pero Gabriel León Trilla no tuvo la misma suerte.
Acudió engañado a una cita con dos camaradas comunistas, Francisco
Esteban Carranque y José Olmedo González, que lo
llevaron a punta de pistola a un antiguo cementerio en una calle
de Madrid y allí lo apuñalaron y lo desnudaron para que pareciera
un asunto de homosexuales. Años más tarde, Dolores Ibárruri
justificaría en un informe el asesinato de Trilla, ese "viejo y
experimentado provocador", al igual que lo haría Carrillo en sus
memorias:
En aquellos momentos no había que dar esas órdenes; quien se enfrentaba con el partido residiendo en España era tratado por la organización como un peligro. Ya he explicado que la dureza de la lucha no dejaba márgenes.
Finalmente, la Policía Montada del Canadá se mostró interesada
por Igor Gouzenko, que fue llevado a unas instalaciones militares
en las afueras de Ottawa y allí fue interrogado por agentes
canadienses, británicos y estadounidenses. El primer ministro
canadiense, Lyon Mackenzie King, consideró que el asunto era un
problema enorme y que lo mejor era resolverlo diplomáticamente con
los soviéticos sin importar la suerte que pudiera esperarle a
Gouzenko y su familia. Sin embargo, el subsecretario de asuntos
exteriores, Norman Robertson, no atendió a su criterio y
se aseguró de proteger a Gouzenko, que pasó a ser George Brown
y viviría tranquilamente en Canadá el resto de sus días. La
información que suministró tardaría un tiempo en ser analizada y
contrastada, pero finalmente reveló la existencia de varias redes
de espionaje soviéticas, no sólo en Canadá, sino también en Gran
Bretaña y en los Estados Unidos, cuyo interés principal en ese
momento era todo lo relacionado con la energía atómica.
El presidente Truman aprobó un documento titulado Política
inicial estadounidense respecto a Japón tras la rendición,
que marcaba los objetivos de eliminar el potencial bélico de Japón
y convertir al país en un Estado democrático. El plazo de
ocupación aliada (principalmente estadounidense) se estimaba en 80
meses.
El 7 de septiembre se rindieron 62.414
soldados japoneses destinados en las islas Ryukyu.
Un segundo ataque de los comunistas chinos sobre la ciudad de
Lishi fue repelido por los nacionalistas.
A las 8:30 otro ejército comunista atacaba Pingdu simultáneamente por el este y el oeste.
A propuesta de la Unión Soviética, ese día se celebró en Berlín un desfile militar en el que participaron unos 5.000 soldados soviéticos, estadounidenses, británicos y franceses. La prensa occidental apenas prestó atención a estas demostraciones de fuerza que tanto complacían a Stalin.
El 8 de septiembre se rindieron 42.459
soldados japoneses en Borneo, y más de 4.500 en la isla micronesia
de Kosrae.
Tropas estadounidenses desembarcaron en Incheon, en
Corea, bajo el mando del teniente general John Reed Hodge,
al que MacArthur había designado como gobernador militar de la
zona de ocupación estadounidense.
Una misión estadounidense llegó a Hiroshima provista de
contadores Geiger para estudiar los efectos que había ocasionado
la bomba atómica.
Desde Zhucheng, los comunistas chinos avanzaron hasta Rizhao,
cuya guarnición abandonó su puesto sin ofrecer resistencia. Al
mismo tiempo las fuerzas comunistas iniciaron una campaña contra Taixing.
En Pingdu la guarnición japonesa huyó a Gaomi dejando a los
chinos solos ante sus compatriotas comunistas, a los que sólo
pudieron resistir durante unas horas.
Philippe Pétain fue expulsado de la Academia Francesa, al igual
que otros antiguos colaboracionistas.
El 9 de septiembre unos 126.000
soldados japoneses que todavía ocupaban parte de las islas Molucas
(principalmente Morotai y Halmahera) se rindieron a los
estadounidenses.
420.796 soldados japoneses que tuvieron la suerte de estar bajo
el paralelo 38 en Corea se rindieron a los estadounidenses en
Seúl, mientras que otros 595.418 situados al norte del paralelo 38
no tuvieron más opción que rendirse a los soviéticos.
En Nankín tuvo lugar la ceremonia de rendición de 1.541.973
soldados japoneses destinados en China. Se llevó a cabo a las
9:00, para que el momento fuera recordado como la novena hora
del noveno día del noveno mes. Además, en chino "noveno"
suena igual que "duradero".
Los comunistas chinos proclamaron la República Popular de la
Mongolia Interior.
A la 1:00 los comunistas chinos lanzaron un tercer ataque contra
Lishi, y a las 5:00 lograron tomar una porción de la muralla de la
ciudad. A las 6:00 lograron otro punto de acceso. A las 7:30 unos
cien defensores trataron de escapar hacia Zhongyang, pero
sufrieron una emboscada en Mamao y fueron aniquilados. A
las 8:00 los comunistas controlaban ya Lishi.
Unos 180.000 soldados nacionalistas chinos cruzaron la frontera
con Vietnam y empezaron a ocupar el norte del país saqueando todo
a su paso.
Hacía seis años que un joven vietnamita que tenía entonces 19
años llamado Huỳnh Phú Sổ había fundado una secta budista
que resultó ser muy exitosa conocida como Hòa Hảo. En
menos de un año había reunido más de 100.000 seguidores. Los
franceses lo habían recluido en un manicomio, y luego habían
tratado de exiliarlo, pero entonces los japoneses se apoderaron de
Vietnam y lo protegieron. Al terminar la guerra, con el vacío de
poder que se había producido en Vietnam, los Hòa Hảo,
habían organizado guerrillas que se enfrentaban indistintamente a
los franceses, a los comunistas y a otras guerrillas. Ese día unos
15.000 Hòa Hảo, equipados con armas de mano, atacaron la
guarnición del Việt Minh en Cần Thơ. Con sus armas
anticuadas, los comunistas los vapulearon y causaron miles de
bajas. El hermano de Sổ fue capturado y ejecutado.
Tropas británicas desembarcaron en Senalgor y Negeri
Sembilan, en Malasia.
El 10 de septiembre 10.300 soldados
japoneses se rindieron a los australianos en Lbuan, en Borneo.
Finalmente, los comunistas chinos lograron alcanzar cavando
túneles las murallas de Linyi y abrieron una brecha mediante
explosivos, pero, tras dos horas de combates, fueron expulsados.
Al anochecer detonaron más explosivos y esta vez lograron penetrar
en la ciudad. Los defensores emplearon bombas de gas que habían
dejado abandonadas los japoneses.
Con la consumación de la rendición japonesa en China, la guerra
civil no declarada que estaba teniendo lugar entre los comunistas
y los nacionalistas chinos era cada vez más evidente. Mientras
Chiang Kai-seck y Mao Zedong seguían negociando en Chongqing,
fuerzas nacionalistas se preparaban para retomar el control de
Shanxi, pero los comunistas se adelantaron a sus planes y habían
reunido unos 31.000 soldados más otros 50.000 milicianos
encargados de la logística y de cubrir bajas de tropas regulares.
Ese día una columna comunista atacó a los nacionalistas en Tunliu.
El Consejo de Control Aliado ordenó que todos los diplomáticos
alemanes y agentes gubernamentales destinados en el extranjero
regresaran a Alemania.
Vidkun Quiling fue declarado culpable casi por unanimidad de casi
todos los crímenes que se imputaban, y fue condenado a muerte tras
el pago de una cuantiosa indemnización.
El 11 de septiembre se rindieron a los
australianos 37.658 soldados japoneses en Nueva Guinea, unos
15.000 en Malasia, unos 3.200 en Timor y casi 8.000 en la isla de
Ponape, en el archipiélago de las Carolinas. En un campo de
prisioneros en Borneo se encontraron órdenes escritas para
asesinar a unos 2.000 prisioneros de guerra que debían ser
ejecutadas cuatro días más tarde.
Cuando soldados estadounidenses llegaron al domicilio del general
y ex primer ministro japonés Hideki Tojo, éste se disparó en el
pecho, pero no acertó en el corazón y pudieron salvarlo. Mientras
se desangraba dijo:
Siento que me cueste tanto morir. La guerra de la Gran Asia Oriental estaba justificada y era moralmente justa. Lo siento por la nación y por todas las razas de las potencias de la Gran Asia. Espero el juicio justo de la Historia. Quería suicidarme, pero a veces eso falla.
A partir de ese momento, los militares que se disponían a
arrestar a personalidades japonesas acusadas de crímenes de guerra
iban acompañados de médicos. En el hospital, Tojo recibió una
nueva dentadura postiza fabricada por un dentista estadounidense,
que tuvo a bien grabar secretamente en ella en morse la frase "Recuerda
Pearl Harbor".
A las 7:00 los comunistas chinos controlaban ya Linyi. Los cerca
de 2.000 defensores estaban muertos o hechos prisioneros.
En Shanxi, una columna comunista atacó a unos 6.000 soldados
nacionalistas que habían salido de Changzhi, pero los
nacionalistas evitaron caer en una emboscada y se retiraron
rápidamente a Changzhi.
En Taixing los comunistas controlaban ya las defensas exteriores
de la ciudad, y por la noche lanzaron un ataque contra sus
murallas.
El 12 de septiembre Lyuh Woon-Hyung
proclamó en Seúl la República Popular de Corea, pero el
teniente general Hodge no la reconoció. El caso era que Hodge no
estaba siendo muy competente como gobernador de Corea. Sin saber
muy bien cómo gestionar el gobierno de medio país, no se le había
ocurrido otra cosa que anunciar que el gobierno colonial
japonés permanecería inalterado, bajo su supervisión. Obviamente,
los coreanos, que esperaban que los estadounidenses los libraran
del yugo japonés, protestaron masivamente, y Hodge tuvo que
rectificar y destituir a los principales responsables japoneses
(empezando por el gobernador Nobuyuki Abe) y sustituirlos por
estadounidenses, si bien mantuvo a muchos funcionarios japoneses
como consejeros. Esto hizo disipó cualquier simpatía que los
coreanos pudieran haber albergado hacia sus supuestos liberadores.
En China los comunistas tomaron Tunliu y Taixing, donde hicieron
más de 4.000 prisioneros. Otras unidades rodearon la ciudad de Wuli.
El mariscal Terauchi rindió a los británicos los 585.000 soldados
japoneses presentes en Singapur, más otros 65.540 en Java, 188.546
en la península de Malaya y 245.241 en otras islas. Esa noche más
de 300 oficiales japoneses celebraron una fiesta en un hotel de
Singapur y al terminar se arrojaron sobre sus espadas. Poco
después los miembros de un pelotón de soldados se suicidaron con
granadas.
El 13 de septiembre barcos
australianos llegaron a la isla de Nauru y aceptaron la rendición
de los 3.745 soldados japoneses que había en la isla.
Las tropas chinas que habían invadido el norte de Vietnam
llegaron hasta Hanoi y la saquearon, como habían hecho con las
demás localidades que habían encontrado a su paso. Mientras tanto,
unos 26.000 soldados británicos llegaban a Saigón bajo el mando
del mayor Douglas Gracey, con instrucciones de aceptar la
rendición de las fuerzas japonesas. Encontró la capital vietnamita
en una situación próxima a la anarquía.
Los comunistas chinos tomaron Dazhongji, donde la mayoría de los
soldados chinos que la defendían acabaron muertos, salvo unos que
fueron hechos 1.500 prisioneros. La brigada comunista que había
tomado Huaiyin puso bajo asedio a Huai'an. En Wuli los
nacionalistas asediados lanzaron varios ataques en distintas
direcciones en un intento de identificar cuál iba a ser la
dirección principal del ataque comunista. Todos fueron rechazados
rápidamente, excepto un grupo de unos 40 soldados que logró
alejarse bastante de la ciudad. Los comunistas les habían
preparado una emboscada para capturarlos e interrogarlos, pero no
pudieron porque la artillería nacionalista que debía cubrirlos se
quedó corta y lanzó sus proyectiles sobre sus propios hombres. La
mayoría murieron y los supervivientes regresaron a Wuli.
El día anterior tropas británicas habían llegado a Kuala Lumpur,
y ahora aceptaban la rendición de la guarnición de 6.000 soldados
japoneses. Ese día se rindieron también 71.733 soldados japoneses
en Birmania.
El 14 de septiembre unos 500 soldados
australianos desembarcaron en Nauru y fueron aclamados por una
multitud.
En China los comunistas atacaron Wuli, donde los nacionalistas
resistieron la acometida gracias a la artillería, pero la
superioridad numérica de los comunistas se iba imponiendo
gradualmente. El 15 de septiembre los
comunistas fueron tomando uno por uno cada búnquer nacionalista
alrededor de la ciudad, usando granadas de mano y combatiendo a
corta distancia. Finalmente los nacionalistas no tuvieron más
opción que retirarse. Sin embargo, el comandante nacionalista, Zhang
Ziliang, ordenó que ametrallaran a sus tropas cuando se
acercaban a las murallas, así como izar el puente levadizo, para
obligar a que sus hombres en retirada se enfrentaran a los
comunistas. Sin embargo, lo que hicieron éstos ante semejante
tesitura fue arrojar las armas y rendirse. Por la noche, Zhang
Ziliang trató de escapar de la ciudad, pero los comunistas
detectaron el intento y los prófugos tuvieron que volver sobre sus
pasos.
El 16 de septiembre se rindió la
guarnición japonesa de Hong Kong, formada por 19.222 hombres.
Cuando todo parecía perdido en Wuli, Zhang Ziliang tenía todavía
un as en la manga: hizo llamar a un famoso adivino y le preguntó
por el destino de la guarnición. El adivino no necesitó mucha
clarividencia para responder que el destino era catastrófico, y
justo en ese momento sonó un trueno que le hizo perder la
compostura, y empezó a decirles a todos los presentes que "el
tambor celestial había sonado". Los atónitos oficiales que
presenciaron la escena no tardaron en difundirla, y esto acabó con
la moral de la guarnición. Además, se supo que Zhang había
intentado huir el día anterior. A las 7:00 un grupo de oficiales
se presentó ante él cuestionando su autoridad y Zhang se vio
obligado a ordenar que cualquiera que abandonara su puesto fuera
fusilado, incluyéndose a sí mismo. A las 9:00 pidió informes sobre
las posibilidades de que la ciudad resistiera a los comunistas
hasta la noche, y la respuesta fue que no podía asegurarse.
Entonces cogió algo de oro y plata y trató de escapar nuevamente
de la ciudad con su concubina y su hija, pero los comunistas los
descubrieron y Zhang murió en el intento.
Los Estados Unidos habían iniciado un proyecto de investigación
para desarrollar cohetes capaces de alcanzar las capas altas de la
atmósfera terrestre, en principio con fines científicos y
meteorológicos, pero cuyo objetivo final era fabricar misiles
tierra-tierra que superaran a las bombas V-2 alemanas. Ese día se
hizo el primer lanzamiento de prueba en el Campo de Misiles de
Arenas Blancas, en Nuevo México.
El 17 de septiembre los comunistas
chinos tomaron Wuli. Unos 5.000 nacionalistas chinos fueron hechos
prisioneros, mientras otros 1.000 habían muerto durante el asedio.
Seni Pramoj llegó a Bangkok y ese mimo día fue reconocido como
primer ministro de Tailandia.
Ese día se inició en Luneburgo, ante un tribunal militar
británico, el juicio contra 45 responsables del campo de
concentración de Bergen-Belsen, entre ellos el comandante del
campo, Josef Kramer, y el doctor Fritz Klein. Entre los acusados
había también 12 "kapos", es decir, prisioneros que habían
colaborado en la organización del campo. El juicio fue seguido con
gran interés y más de 100 representantes de medios de comunicación
fueron informando con detalle de su desarrollo.
El 18 de septiembre los comunistas
chinos atacaron la ciudad de Xiangshuikou, en Jiangsu, y
no tardaron en apoderarse de ella. Los nacionalistas huyeron y
dejaron a merced de los comunistas varias ciudades de la zona.
Desde que Sukarno leyó la declaración de independencia de
Indonesia grupos nacionalistas habían estado ocasionando
disturbios en Java, donde varias casas y tiendas de inmigrantes
chinos habían sido saquedadas y en ocasiones sus dueños fueron
asesinados. Ese día un grupo de ex prisioneros de guerra izó una
bandera neerlandesa en el hotel en el que se alojaban y eso
provocó un tumulto en el que murieron varias personas. El 19 de septiembre Sukarno se dirigió a una
gran multitud en Yakarta para celebrar el primer mes de
independencia.
En China un ejército comunista dirigido por el comandante Liu
Bocheng y el comisario político Deng Xiaoping
acababan una exitosa campaña en Shanxi en la que se habían
apoderado de Xiangyuan, Tunli, Lucheng y Huguang
entre otras ciudades, aniquilando con ello unos 7.000 soldados
nacionalistas.
El primer ministro británico, Clement Attlee, declaró por radio
que la India tendría su independencia lo antes posible.
Ese día William Joyce fue condenado a muerte en Londres por alta
traición. Fue una sentencia polémica, porque Joyce había nacido en
Nueva York, y era hijo de irlandeses nacionalizados
estadounidenses. Aunque había vivido buena parte de su vida en
Gran Bretaña, al poco de empezar la guerra había emigrado a
Alemania y había adquirido la nacionalidad alemana. El crimen de
alta traición sólo tenía sentido si el acusado era británico, y la
única base para sostener tal afirmación era que, cuando fue
capturado, tenía un pasaporte británico, que había conseguido
mintiendo sobre su nacionalidad. En condiciones normales, ese
delito se castigaba con una pequeña multa, pero a Joyce le iba a
costar la vida. En el periodo en que residió en Gran Bretaña,
Joyce había trabajado como correo para los servicios secretos
británicos en su lucha contra el IRA. Esto no salió a relucir en
el juicio, y se sospecha que Joyce aceptó un trato para no
mencionarlo a cambio de que su esposa Margaret, que sí que
era británica y también había transmitido propaganda alemana
durante la guerra (era conocida como Lady Haw-Haw) no
fuera acusada. Y, en efecto, de los 32 renegados británicos
capturados en Alemania, ella fue la única que no fue acusada de
traición.
En Buenos Aires la oposición a la dictadura del general Farrell
convocó a unas 200.000 personas en lo que se llamó la Marcha
de la Constitución y la Libertad, apoyada principalmente por
ciudadanos de clase media y alta, que se oponían a los sectores
más humildes que apoyaban a los sindicatos que a su vez aclamaban
al vicepresidente Juan Domingo Perón. El movimiento estudiantil
había popularizado la consigna "no a la dictadura de las
alpargatas", a la que los sindicatos respondían con "alpargatas
sí, libros no".
Desde el mismo momento en que se produjo la rendición de Japón y
las autoridades japonesas consideraron inevitable e inminente la
ocupación estadounidense, uno de sus mayores temores fue que
llegaran hordas de soldados para violar a todas las japonesas que
encontraran a su paso, así que estimaron oportuno transformar el
sistema de prostitución forzosa con el que "contentaban" a sus
soldados en un servicio análogo para los estadounidenses. Así
surgió la Asociación para el recreo y la diversión, que
era una red de prostitución organizada por el Estado, donde las
mujeres participantes no eran forzadas como antes, pero sí
captadas engañosamente, mediante anuncios en los periódicos
redactados de forma ambigua, prometiendo buenas condiciones de
trabajo (con alojamiento, comidas y ropa incluidos), sin
especificar exactamente su naturaleza. Luego, a las candidatas se
les explicaba el gran servicio que prestarían a la patria con su
trabajo. En la inauguración de la Asociación, a la que asistieron
funcionarios del gobierno y oficiales de policía, las prostitutas
presentes leyeron un juramento:
Y así nos unimos y avanzamos hacia donde nos llevan nuestras creencias, y mediante el sacrificio de varios miles de "Okichis" de nuestra era, construiremos un rompeolas para contener las olas furiosas y defender y nutrir la pureza de nuestra raza, convirtiéndonos también en un pilar subterráneo e invisible de la raíz del orden social de la posguerra [...] No hacemos sino sacrificarnos para la defensa de la Esencia Nacional.
Okichi era el nombre de una geisha de la que se decía que
un siglo antes había sido obligada a convertirse en amante de
Townsend Harris, el primer cónsul estadounidense en Japón. Muchas
japonesas que habían enviudado o se habían arruinado durante la
guerra aceptaron el trabajo y las que se arrepintieron se vieron
en dificultades para abandonarlo, pues los japoneses empleaban las
mismas técnicas de los proxenetas antiguos y modernos: les
anticipaban pagos reales o ficticios por los que quedaban
endeudadas e imposibilitadas para abandonar. Algunas mujeres
trabajaban como "bailarinas", es decir, que su trabajo consistía
en bailar con los clientes o acompañarlos en comidas, etc., pero a
menudo las diferencias entre las bailarinas y las prostitutas se
acababa difuminando. Una "mujer de confort" típica, atendiendo
algo menos de 50 clientes en un día, podía recibir neto el
equivalente a 26 dólares actuales. Los estadounidenses aceptaron
el negocio, e incluso algunos policías militares exigían servicio
gratuito. En cuanto a las violaciones, es difícil cuantificar en
qué grado se dieron, pero probablemente los japoneses se dieron
cuenta de que los estadounidenses eran bastante más disciplinados
de lo que habían temido, especialmente en comparación con el
comportamiento de los japoneses fuera de su país.
El 20 de septiembre Wernher von Braun
y otros científicos e ingenieros alemanes llegaron a los Estados
Unidos, donde continuarían sus investigaciones sobre el diseño de
cohetes y misiles guiados.
El 21 de septiembre los nacionalistas
chinos asediados en Huai'an, previendo un asalto inminente,
trataron de escapar durante la noche, pero fueron descubiertos y
tuvieron que retroceder. Mientras tanto los comunistas asaltaban Rugao,
en Jiangsu, donde aniquilaron a los 3.000 nacionalistas que la
defendían.
En Vietnam se multiplicaban las manifestaciones antifrancesas y
los franceses lograron convencer a Lord Mountbatten para que
autorizara al general Gracey a declarar la ley marcial, y así lo
hizo.
Niels Bohr fue reelegido presidente de la Real Academia Danesa de
las Artes y las Ciencias.
Los soviéticos habían decidido que Cho Man-sik sería el dictador
que elegirían democráticamente los coreanos para dirigir el país,
pero empezaban a sospechar que éste no estaba dispuesto a recibir
órdenes de Moscú, así que Stalin había encargado a Lavrentiy Beria
que investigara si Cho Man-sik era realmente el líder que iba a
ser elegido por los coreanos o si, por el contrario, iban a elegir
a otro. Tras varias entrevistas y no sin ciertas dudas, Beria se
decantó por Kim Sŏng-ju, cuya familia había emigrado a
Manchuria cuando él tenía 7 años, huyendo de la ocupación
japonesa, y cuando los japoneses ocuparon Manchuria, Kim se había
enfrentado a ellos al frente de una guerrilla comunista. Durante
ese periodo había adoptado el nombre de Kim Il-sung (el
nombre de otro guerrillero fallecido que había adquirido cierta
fama), aunque finalmente había terminado exiliándose en la Unión
Soviética, donde había ingresado en el Ejército Rojo y había
ascendido hasta el grado de mayor. Esto parecía garantía
suficiente de que, en caso de acabar al frente del país, lo
gobernaría "correctamente", pero por lo demás, dejaba mucho que
desear. El 22 de septiembre, tan sólo
tres días después de su llegada a Corea, tuvo que leer un discurso
redactado por los soviéticos en un congreso del Partido Comunista,
pero sólo había ido a la escuela ocho años, y su escasa educación
la había recibido en chino, por lo que apenas hablaba coreano, y
necesitó bastante asesoramiento para estar en condiciones de leer
el discurso.
Los comunistas chinos atacaron Huai'an y en apenas 5 minutos
abrieron una brecha en la muralla con la artillería. Al cabo de
dos horas la mayoría de los nacionalistas se habían rendido, pero
un grupo de unos 200 de ellos lograron resistir cinco horas más.
En total, murieron unos 1.000 nacionalistas y otros 12.600 fueron
hechos prisioneros.
El general Gracey, a instancias de los franceses, accedió a
rearmar a unos 1.400 soldados coloniales franceses que habían
permanecido prisioneros de guerra en Saigón, los cuales se
dedicaron a expulsar a los miembros del Viet Minh de todos los
edificios públicos.
El 23 de septiembre tropas
neerlandesas se disponían a aceptar la rendición de las fuerzas
japonesas en Surabaya (en la isla de Java). Los japoneses
formaron en el aeropuerto y depositaron sus armas, que incluían
tanques, artillería antiaérea, municiones, etc., y luego se
retiraron a Semarang. Sin embargo, cuando los neerlandeses
iban a hacerse cargo de las armas, aparecieron milicianos
independentistas indonesios y se apoderaron de ellas.
En Saigón los franceses controlaban los principales puntos
estratégicos de la ciudad (las comisarías de policía y otros
edificios públicos como la central de correos, etc.). La
estrategia que habían seguido era la de dejar que los británicos
desalojaran a los miembros del Viet Minh y luego cedieran la
posición a los franceses, pues el Viet Minh no habría cedido
directamente ante los franceses.
El 24 de septiembre el emperador
Hirohito declaró que él nunca había querido la guerra, y culpó a
Hideki Tojo del ataque a Pearl Harbor.
Las fuerzas comunistas de Liu Bocheng y Deng Xiaoping fracasaron
en un intento de tomar Changzhi.
En Vietnam el Viet Minh convocó una huelga general contra la
ocupación francesa. Esa noche una multitud (en principio no
dirigida por el Viet Minh) capturó a un gran número de colonos
franceses (hombres, mujeres y niños) y los asesinó. El 25 de septiembre el Viet Minh incendió la
zona del mercado de Saigón, mientras que otro grupo atacó el
areopuerto, donde un británico y unos seis vietnamitas resultaron
muertos.
La Comisión Aliada ilegalizó el Partido Nacionalsocialista Obrero
Alemán.
El 26 de septiembre el gobierno
estadounidense hizo pública una carta de Roosevelt datada el 10 de
mayo en la que afirmaba que España no debía esperar ninguna ayuda
de los Estados Unidos mientras Francisco Franco siguiera en el
poder.
El 27 de septiembre el general
MacArthur se reunió por primera vez con el emperador Hirohito.
Cuando llegó el emperador y su séquito, oficiales estadounidenses
se ofrecieron a coger su sombrero. Hirohito se alarmó, porque los
japoneses no acostumbraban a cogerle cosas a su dios viviente. No
obstante, el emperador entregó su sombrero y en ese instante entró
MacArthur, que le dijo: ¡Es usted muy, muy bienvenido, señor!
Era la primera vez que los acompañantes del general le oían llamar
"señor" a alguien. MacArthur le tendió la mano y el emperador se
inclinó 90 grados a la vez que se la tendía, y el resultado fue
que el apretón de manos tuvo lugar por encima de la cabeza de
Hirohito. Luego, el fotógrafo personal de MacArthur les hizo una
foto (hizo tres, pero una se descartó porque MacArthur tenía los
ojos cerrados y en la otra Hirohito tenía la boca abierta).
MacArthur llevaba ya casi un mes en Japón, y probablemente el
trato con los japoneses había modificado sustancialmente la imagen
que tenía de ellos. Cabe suponer que si hubiera tenido que tratar
con nazis o con comunistas los habría visto como los seres ruines
y degenerados que eran, y habría tenido que contenerse para no
tratarlos según sus propias recetas. Pero no fue eso lo que vio en
los japoneses. Más adelante resumiría así sus impresiones: Medidos
con los estándares de la civilización moderna, serían como un
chico de doce años en comparación con la madurez de los
Estados Unidos y Alemania, y tenían una buena oportunidad de
alejarse de su turbulento pasado.
MacArthur vio a los japoneses como un pueblo tremendamente
ingenuo e infantil que se había dejado arrastrar por un gobierno
de militares fanáticos, no menos infantiles, pero suficientemente
poderosos como para armar un buen estropicio. Y de acuerdo con ese
mismo criterio consideraba que no sería difícil "enderezarlos".
Pero era consciente de que uno de los mayores dogmas ingenuos de
los japoneses era el culto al emperador, al que tenían
—literalmente— por un dios. Por ello, en lugar de adoptar la
política que los aliados habían adoptado en Alemania, donde habían
abolido literalmente el Estado alemán, MacArthur consideró que
sería mucho más fácil contar con la cooperación del emperador para
llevar a cabo la misión que le habían encomendado de convertir a
Japón en un país democrático.
Así, aunque Hirohito había
recibido presiones por parte de su tío y sus hermanos para que
abdicara y facilitara así las cosas, el emperador se sorprendió
cuando MacArthur le aseguró que necesitaba su ayuda para gobernar
Japón. Hirohito, que era menos ingenuo de lo que MacArthur pudiera
sospechar, supo seguirle la corriente y confirmar sus prejuicios,
de modo que, en el futuro, MacArthur se opondría siempre a la
posibilidad de que Hirohito fuera juzgado por los numerosos
crímenes de guerra de los cuales era responsable, tal y como fue
planteado por diversas instancias aliadas e incluso por algunos
intelectuales japoneses.
Ahora, todo tenía un límite. Los censores japoneses se
horrorizaron al ver la foto que se había tomado al principio de la
entrevista y la prohibieron, aduciendo que deterioraba la
imagen mística del emperador. En efecto, en las escasas
ocasiones en las que Hirohito había sido fotografiado, el
fotógrafo había cuidado de adoptar un ángulo adecuado para que su
figura pareciera imponente, pero en esta foto el dios viviente se
veía como un dios canijo y escuchimizado al lado de un gigante
corpulento, que además no había tenido reparos en acudir a tan
extraordinaria entrevista con su uniforme de trabajo, sin corbata,
en lugar de vestir su uniforme de gala. Se corría el riesgo de que
los japoneses dudaran sobre cuál de los dos era el dios. Sin
embargo, MacArthur rescindió la censura y ordenó que la foto
apareciera en todos los periódicos japoneses. Muchos otros
periódicos del mundo la publicaron también.
Ese día llegaron unos 2.000 soldados portugueses a Timor, donde
fueron aclamados por la población y tuvo lugar una impresionante
ceremonia de bienvenida. La misión incluía tres compañías de
ingenieros, así como alimentos, suministros y material de
construcción para reconstruir la colonia.
Los últimos militares soviéticos abandonaron la base de Cold Bay,
en Alaska, que fue clausurada unos días más tarde, después de que
el programa de entrenamiento de tropas y cesión de barcos hubiera
sido interrumpido abruptamente.
El director Roberto Rossellini y el guionista Federico
Fellini eran algunos de los cineastas italianos que habían
gozado de la protección de Vittorio Mussolini (ahora emigrado a
Argentina). Tras haber dirigido varias películas bélicas de
propaganda fascista, apenas dos meses después de la liberación de
Roma, Rossellini y Fellini empezaron a trabajar en Roma,
ciudad abierta, una película que se estrenaba ahora en la
que denuncia las atrocidades cometidas por los nazis en Roma.
Había sido rodada sin los mínimos medios necesarios, con la mayor
parte de actores no profesionales, improvisando según las
circunstancias. Por ejemplo, la colaboración de un soldado
estadounidense de 29 años llamado Roland Ernest Geiger que
suministraba rollos de película desechados por el ejército resultó
fundamental. La protagonista, Anna Magnani, tenía, no
obstante, cierta experiencia en el cine. En Italia no tuvo mucho
éxito, probablemente porque los italianos querían olvidar la
guerra, pero en los Estados Unidos y en el resto de países aliados
fue muy bien acogida.
El 28 de septiembre se rindieron en
Hanoi ante militares chinos las tropas japonesas en Indochina, un
total de 106.184 soldados.
Ese día se estrenó con gran éxito Mildred Pierce, una
película de cine negro dirigida por Michael Curtiz y protagonizada
por Joan Crawford.
El 29 de septiembre se completó la
rendición japonesa con la rendición de la guarnición de las islas
Miyako e Ishigaki. En total, casi 10 millones de soldados
japoneses se habían rendido a los aliados. Sin embargo, a lo largo
del Pacífico, quedaron cerca de medio centenar de unidades
japonesas, de entre un único hombre hasta más de un centenar, que
continuaron combatiendo por diversas razones. La más habitual era
que no se habían enterado de que la guerra había terminado, o no
se habían creído la noticia. Caso aparte lo constituían unos
20.000 soldados refugiados en las montañas de Manchuria, que no se
rendían porque una cosa era rendirse y otra rendirse a los
soviéticos. Por último, unos pocos oficiales japoneses habían
preferido unirse al Viet Minh o a los nacionalistas indonesios
para seguir combatiendo a los aliados.
El 30 de septiembre tropas
estadounidenses llegaron a la bahía del río Hai, en China, y
empezaron a desembarcar. Su misión era organizar la repatriación
de los cerca de 630.000 japoneses y coreanos (civiles y militares)
que se encontraban en China, que el gobierno chino se había
declarado incapaz de gestionar. En realidad Chiang Kai-sheck
esperaba que la presencia de tropas estadounidenses le ayudada a
mantener a raya a los comunistas, pero los marines tenían órdenes
de no intervenir en las luchas entre comunistas y nacionalistas, y
no atacar si no eran atacados primero. Los barcos estadounidenses
se vieron rodeados de embarcaciones chinas que acudían para darles
la bienvenida (y para tratar de venderles cosas) y en tierra por
una multitud jubilosa. Las autoridades colaboraron sin reserva
alguna. Poco después los estadounidenses entraban en Tientsin,
donde los camiones tuvieron dificultad para avanzar ante la
multitud de chinos que les recibían ondeando banderas. Los marines
nunca habían visto tanta efusión. Distintos grupos de civiles y
militares chinos se peleaban entre ellos por atender a los
estadounidenses.
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