HACIA EL COMUNISMO 
Rafael Pla López

El eje vertebral de nuestra política debe ser un programa de transición al comunismo para "relacionar nuestros grandes objetivos emancipatorios con nuestra actividad cotidiana del día a día" (Manifiesto del PCE para la izquierda, XIV Congreso del PCE), a través de "nuestra propuesta de una nueva síntesis emancipatoria que funda las tradiciones comunista y libertaria con las aportaciones de los nuevos movimientos emancipatorios" contribuyendo "desde nuestra posición comunista, al desarrollo internacional de la necesaria alternativa que aúne movimiento y objetivos" (
XVI Congreso del PCE). En esta línea, debemos desarrollar nuestra concepción del socialismo del siglo XXI como un proceso democrático de transición al comunismo, a una sociedad sin opresión ni explotación, en una humanidad sin clases ni Estados.

1. Ante la crisis hay que proponer un modelo social alternativo al capitalismo, en el que la conjunción del impulso a un sector público estratégico y a la autogestión obrera fundamente un desarrollo sostenible asentado en la Investigación científica, el Desarrollo tecnológico y la innovación en el trabajo, abordando una profunda transformación de los sistemas educativos públicos para la formación de los trabajadores creativos y cooperativos necesarios para dicho desarrollo, en la perspectiva de la transición al comunismo, superando los límites a la democracia impuestos por el capitalismo, y en particular los derivados de la propiedad privada de los medios colectivos de producción, de modo que la democracia se extienda a la esfera de la producción. En este marco el internacionalismo solidario debe abarcar tanto
la lucha contra la discriminación económica, política o cultural de la población inmigrante en el propio país como el apoyo a la lucha de la clase trabajadora de otros países por su emancipación y el respeto al derecho de los pueblos de todo el mundo a su autodeterminación y al libre uso de la tecnología en favor de sus condiciones de vida y salud, luchando por la abolición de la "propiedad intelectual": desde una perspectiva comunista hay que poner en primer plano la defensa de las libertades democráticas, tanto frente a las restricciones de las mismas argumentadas en la "guerra contra el terrorismo" como frente a los intentos de restringir la libre comunicación en Internet y fuera de ella.

2. La alternativa a la crisis en España
a corto plazo ha de descansar fundamentalmente sobre el consumo de bienes necesarios por la clase trabajadora, que requiere un aumento del salario mínimo y de las rentas salariales más bajas, garantizando el derecho a la vivienda mediante una intervención pública para poner en pie una red de viviendas en alquiler a precios asequibles, complementado con un salario social que evite la indigencia, financiado con un impuesto adicional progresivo a las rentas más altas. La necesidad de un sector público estratégico, revirtiendo las privatizaciones, lo es también para impulsar en su seno la investigación aplicada y el desarrollo tecnológico. Y las contraprestaciones al cobro de un salario social, junto a la realización de actividades de servicio a la comunidad, deben incluir la formación para contribuir a elevar el nivel de preparación de la clase trabajadora. A su vez, el trabajo de calidad necesario para un desarrollo sostenible deberá ser un trabajo estable, restituyéndose la causalidad en la contratación tanto en la entrada como en la salida, de manera que no haya puestos de trabajo temporales para tareas permanentes y que se anule todo despido improcedente. Por su parte, las libertades democráticas son un instrumento esencial de la clase trabajadora y de los sectores populares para la defensa de sus derechos y la lucha por su emancipación: hay que poner en primer plano también en España la exigencia de derogación de las leyes restrictivas de las libertades democráticas, como es la Ley de Partidos, restituyendo las garantías democráticas propias de un Estado de Derecho y anulando por consiguiente las ilegalizaciones por ideas, silencios o simpatías.

3. Hay que reivindicar el protagonismo de la clase trabajadora en la creación de riqueza, desenmascarando la tergiversación que atribuye dicha creación al capital, como la que se manifiesta en la expresión "creación de empleo": ante los límites ecológicos al crecimiento, un desarrollo sostenible sólo puede basarse en la creatividad del trabajo colectivo, facilitada por el uso de instrumentos de programación variable como son los ordenadores: a medio plazo un desarrollo basado en la innovación en el trabajo requiere que la clase trabajadora asuma la responsabilidad de su gestión, lo que debe ser un objetivo central de un sindicalismo sociopolitico junto a las reivindicaciones salariales y de reducción de la jornada de trabajo a un máximo de 35 horas a la semana, facilitando así la formación laboral imprescindible para dicho desarrollo. Y la asunción por la clase trabajadora de su imprescindible función dirigente de un desarrollo sostenible requiere de una amplia participación democrática a todos los niveles, que es esencial también para su organización política y sindical, utilizando las estructuras en red que facilitan las tecnologías de la comunicación a través de Internet. Y a diferencia del siglo pasado, la socialización de la propiedad de los medios de producción colectivos será una exigencia para adecuarse a la necesaria gestión colectiva de los mismos, como una característica esencial del proyecto socialista del siglo XXI.

4. La nacionalización de los sectores estratégicos sólo representará un avance socialista si su socialización supone un avance en la participación en su gestión de sus trabajadores y trabajadoras, marcando así el camino para el conjunto de la economía, que deberá descansar cada vez más en la creatividad del trabajo asociado, en la expansión de las capacidades humanas, lo que conlleva la exigencia de la ampliación de servicios públicos universales y gratuitos en los que cada cual reciba según sus necesidades: una educación pública de calidad desde el nacimiento a la Universidad, superando su mercantilización y las limitaciones del llamado proceso de Bolonia, con una profunda renovación pedagógica para un aprendizaje centrado en el estudiantado que fomente su creatividad, junto a la implantación generalizada de un sistema de becas-salario que reconozca la función socialmente necesaria del estudio y potencie la emancipación de la juventud. Y la potenciación de la salud integral que incluye los servicios sanitarios, la defensa del medio ambiente, la seguridad alimentaria y unas condiciones saludables para la vida y la sociabilidad, en definitiva la asunción del cuidado de las personas como una responsabilidad social pública. Por su parte, la sociabilidad necesaria para un trabajo cooperativo requiere el desarrollo de las relaciones interpersonales y del potencial socializador de la sexualidad
en condiciones de igualdad, profundamente pervertido tanto por el uso de la violencia como por su mercantilización a través de la prostitución, lo que exige una actuación enérgica para su erradicación, en el marco de una política de educación y salud integral sobre las relaciones sexuales e interpersonales, junto a políticas sociales y económicas que eviten situaciones de desamparo y dependencia que propicien ejercer la prostitución o tolerar la violencia.

5. El federalismo libre y solidario que propugnamos es un componente esencial de nuestro proyecto socialista, que no sólo debe permitir resolver los problemas nacionales en términos de igualdad, sino articular la participación democrática a todos los niveles. La República Federal es así la forma de Estado adecuada para la transición al comunismo, que debe construirse sobre los principios de libertad, igualdad y solidaridad. Libertad en las relaciones políticas, descansando sobre la libre voluntad de todos los pueblos y potenciando la autoorganización social a todos los niveles para la gestión de los asuntos colectivos. Igualdad en las relaciones culturales, de modo que ninguna lengua o cultura detente privilegio alguno en el funcionamiento del Estado. Y solidaridad en las relaciones económicas, de modo que cada cual aporte según su renta y reciba según sus necesidades, utilizando los mecanismos democráticos del Estado para la eliminación de los privilegios existentes. En definitiva, el federalismo que propugnamos supone la aplicación progresiva de los principios comunistas en un proceso de socialización del poder político, como un instrumento de transformación social cuyos principios de funcionamiento deben caracterizar también a las organizaciones comprometidas con dicha transformación.

6. En tanto que el proyecto socialista del siglo XXI descansa sobre la participación y la decisión democrática a todos los niveles, requiere de la articulación de un movimiento político y social plural y unitario que vaya debatiendo y consensuando sus contenidos programáticos y articulando la organización política con el conjunto de los movimientos sociales emancipatorios, y en el cual habrán de poder participar todas las organizaciones, corrientes y sensibilidades de izquierdas desde al respeto a la identidad de cada una, aunando la plena libertad en el debate interno y externo y en la movilización social democrática con la unidad de acción en las instituciones del Estado, con una disciplina estricta en la actuación en ellos de los cargos públicos para evitar que dichas instituciones se desvinculen de su base social. Ahora bien, para la solidez del proyecto global de transformación social es necesaria la coherencia
entre las distintas medidas programáticas y los objetivos finales de dicha transformación, y ésta es precisamente la función del Partido Comunista: nuestra cohesión en el seno de los movimientos políticos y sociales en los que actuamos debe asentarse en la coherencia entre nuestros objetivos comunistas y las reivindicaciones inmediatas que defendemos, que no podría ser sustituida eficazmente por una disciplina mecánica. De aquí la necesidad de un esfuerzo sostenido para una formación que nos permita conectar nuestra actividad cotidiana con nuestro objetivo global por la superación de toda forma de opresión y explotación en una humanidad comunista.
(texto íntegro de las aportaciones en http://www.uv.es/pla/pce/apo18pce.htm)