La audiencia en la construcción de la sociedad en red
Asunción Vacas y Charo Álvarez
La
audiencia interactiva
Interactividad.
Hipertextualidad
El discurso
público sobre internet
A
modo de síntesis
1. Un diálogo inconcluso
La audiencia interactiva
Charo: Pensar en la audiencia desde
una concepción de “audiencia interactiva” nos remite a un medio,
Internet, por ser éste el medio multimedia más visible y extendido.
Por otra parte a la
hora de buscar referencias
comparativas solemos acudir a la televisión, en su configuración
actual (lo que algunos denominan neo-televisión), en la que
el discurso televisivo se ha trasformado al igual que lo ha
hecho el discurso social, generando nuevas relaciones con el
medio, nuevos ritos, a
través de practicas que transmiten una determinada representación
de la realidad y que tienden a reforzar el vínculo con el medio
compartiendo el mismo espectáculo: los rituales comunicativos
se instalan en escenarios
participativos en los que el espectador es un actor más del
juego televisivo. En cuanto al mito que conforma el imaginario
colectivo, contribuye a reforzar la identificación con el medio,
“el ver está por encima del saber”, “lo he visto en la televisión”,
es difícil de rebatir. La televisión como agente socializador es el
dispositivo más eficaz de reproducción de ritos y mitos y lo
hace en lo simbólico, en el nivel figurativo y en el nivel comunicativo.
Las posiciones respecto del poder de este medio,
sus efectos y el mismo concepto de audiencia activa no son siempre
coincidentes; Giovanni Sartori convulsiona el concepto, para
él la televisión modifica y empobrece el aparato cognitivo del
homo sapiens:
“Todo el saber del homo sapiens
se desarrolla en la esfera de un mundus intelligibilis (de conceptos
y de concepciones mentales) que no es en modo alguno el mundo
sensibilis, el mundo que percibimos por nuestros sentidos. Y
la cuestión es ésta: la televisión invierte la evolución de
lo sensible en inteligible y lo convierte en ictu oculi, en
un regreso al puro y simple acto de ver. La televisión produce
imágenes y anula los conceptos, y de este modo atrofia nuestra
capacidad de abstracción y con ella toda nuestra capacidad de
entender” (Sartori, 1998: 47)
Asun: Poco acertada me parece esta definición del saber humano y la jerarquía
que establece entre las esferas de lo sensible y lo inteligible;
que la producción de imágenes suponga una atrofia del intelecto
es cuando menos una visión muy reduccionista de nuestros modos
de pensar y me recuerda las siguientes palabras de Manuel Castells:
“El nuevo orden alfabético, aunque permitió
el discurso racional, separó la comunicación escrita del sistema
audiovisual se símbolos y percepciones, tan importante para
la plena expansión de la mente humana. Al establecer implícita
y explícitamente una jerarquía social entre la cultura alfabetizada
y la expresión audiovisual, el precio pagado por la fundación
de la práctica humana en el discurso escrito fue relegar el
mundo de sonidos e imágenes
a los bastidores de las artes, para ocuparse del dominio privado
de las emociones y del mundo público de la liturgia. Por supuesto
la cultura audiovisual se tomó su revancha en el siglo XX, primero
con el cine y la radio, luego con la televisión, superando la
influencia de la comunicación escrita en las almas y en los
corazones de la mayoría de la gente. Esa tensión entre la comunicación
alfabética noble y la comunicación sensorial e irreflexiva subyace
en la frustración de los intelectuales opuestos a la influencia
de la televisión, que sigue dominando la crítica social de los
medios de comunicación de masas.”(Castells, 1997: 93)
Sin entrar en la discusión de cómo concebimos
nuestras ideas y de cómo articulamos nuestros razonamientos,
sí que considero acertado el situar la actividad de la audiencia
televisiva en un nivel muy reducido, sea desde el punto de vista
cognitivo, como social, sobre todo al observar la frecuencia
con la que se suceden los “fenómenos” televisivos (Gran Hermano,
Operación Triunfo...) y la lógica de la programación basada
en los récords de audiencia con que se validan los contenidos.
En este contexto de participación escasa, la
aparición de Internet parece abrir un campo mucho más amplio
de actividad, e incluso de agencia, dado que los usuarios de
este medio intervienen también en la producción de mensajes,
y no sólo en su recepción, sea ésta más o menos activa:
“El éxito de la acogida de la sociedad a
internet puede explicarse por su adaptación a procesos que ya
estaban en marcha. Por la existencia de una sociedad que desea
tomar un papel más activo en los procesos de comunicación. Una
sociedad que se ha cansado de ser únicamente receptora.
Al menos, se dibuja una sociedad destinada a la búsqueda
y la selección.” (Callejo Gallego, Manuel Javier, 1999:
67)
Sin embargo, en este punto me asalta la duda
de si realmente existe esa necesidad de participación en los
procesos de comunicación para una mayoría de la sociedad o si
no estamos más bien ante un grupo de usuarios muy limitado que
interactúa con el medio; quizás debamos buscar el origen del
consenso sobre las bondades de internet en las necesidades de
la economía neoliberal y el control que ésta ejerce sobre el
discurso público. De esto podemos hablar más tarde.
Interactividad. Hipertextualidad
Charo:
De acuerdo. Creo que todavía tenemos que concretar un poco más el concepto
de interactividad. Cuando nos referimos a audiencia interactiva
puede que estemos asociando el término interactividad a un grado
mayor de acción por parte de la audiencia, incluso a nuevas
oportunidades de participación en los procesos de intercambio
informacional; potencialmente la interactividad permite y potencia
las comunicaciones bidirediccionales. Sin embargo, la interactividad,
en el contexto tecnológico, es la relación entre la persona
y el entorno digital definido por el hardware y el software,
aunque sigamos pensando que es un modo de establecer relaciones
conectados en red. “Muchos parecen creer que la existencia
de los artilugios interactivos, desde los cajeros automáticos
hasta los ordenadores personales, implica automáticamente un
cambio en la relación hombre-máquina. Pero la tecnología interactiva
no ofrece nada más que un marco de oportunidades, que siempre
está llenado con aplicaciones e ideologías específicas. Éstas
podrían no tener mucho que ver con la “interactividad”. (Kerckhove, Derrick de,1999: 45)
Sería un error obviar
que en las relaciones mediáticas ha aparecido un nuevo “mediador”,
el ordenador y la tecnología digital, más poderoso, en cuanto
que nos fuerza a una nueva alfabetización.
En esta red de microprocesadores que dialogan
entre ellos, que es Internet, se comparten unos códigos nuevos,
a través de estos nuevos lenguajes se están distribuyendo todos
los patrones y modelos simbólicos que conocemos: convergen los
lenguajes textuales de imagen y sonoros, convergen modos de
comunicación: comunicaciones asincrónicas, sincrónicas, unidireccionales
y bidireccionales.
¿Quien tiene el control
del código? “Las ciencias de la computación y las biologías
modernas están construidas por un mismo movimiento, la traducción
del mundo a un problema de códigos, una búsqueda de un lenguaje
común en el que toda resistencia a un control instrumental
desaparece y toda heterogeneidad puede ser desmontada, montada
de nuevo, invertida o intercambiada” (Haraway, 1995: 280)
Si pensamos en la
interactividad desde el punto de vista del usuario, éste da
forma y proporciona el contenido, aprovechando el acceso no
lineal puede hacer una selección de contenidos, incluso responsabilizarse
completamente de ellos como suministrador o productor. Este
acceso no lineal es lo que denominamos “hipertexto”, que Nelson
definió ya en 1965 como “escritura no secuencial con enlaces
controlados por el lector”. Internet es el ejemplo paradigmático,
el lenguaje HTML (Lenguaje Marcado en Hipertexto). La hipertextualidad
nos permite pensar en la red como en la extensión de los contenidos
de nuestra propia mente, y por extensión, los contenidos de
las memorias de cualquier persona se convierten en contenidos
para el resto de personas, así, potencialmente, la red se convertiría
en la memoria mundial. Si al hipertexto le añadimos “hipermedia”
(podemos enlazar no solo texto, también, gráficos, sonido, movimiento),
la hipertextualidad se
nos proyecta como el futuro de todas las industrias tradicionales
de contenido o información; medios de comunicación, entretenimiento,
investigación.
Asun: Si
reducimos la interactividad al hecho de pulsar el ratón o manejar
el teclado para pasar de una página web a otra, ciertamente
las posibilidades de internet parecen múltiples y la participación
del usuario elevada:
“En virtud de las posibilidades de interacción,
hoy podemos decir que son infinitas las formas de uso de internet,
permitiendo que el usuario tenga permanentemente la posibilidad
de manejar información y comunicarse.” (García Pérez, Rafael y González Hernández, Eva Mª, 1999)
Pero tampoco significan mucho más que el denostado
zapping televisivo. Las sugerentes imágenes del ciberespacio
como galaxia documental por la que el navegante intrépido, mezclando
letras, sonidos, imágenes estáticas, películas... elabora sus
propios textos, no parece que tenga mucho que ver con el modelo
de usuario que reflejan encuestas y estudios: como principal
razón del acceso a internet se cita la obtención rápida de información;
como queja principal al usarla está la lentitud de las conexiones.
(Informe de UCLA, 1991)
Esta rapidez admitida
y elogiada del medio no parece la mejor compañera del descubrimiento
intelectual y la creación de conocimiento con la que se publicita
la red. Cuando hace unos meses realicé un curso sobre creación
de páginas web nos contaron que hay que intentar atenerse
a la “ley de los tres clics”, es decir, el usuario no
debe “interaccionar” más de tres veces hasta encontrar lo que
busca, sino abandonará el sitio. Los millones de hipertextos
con todos sus tesoros informativos, ¿para qué le servirán? Como
señala Ignacio Ramonet, “Informarse cuesta. Es una actitud
que supone esfuerzo y movilización.”
Pero no es sólo que
cueste hay que ser capaz de ello. A pesar de la insistencia
en la utilización del calificativo de audiovisual respecto a
la cultura y a la sociedad actuales, o el término multimedia
para referirse a internet, lo cierto es que en la actualidad
la red es fundamentalmente textual, en consonancia con la lógica
descrita del uso acelerado. Y para moverse con cierta eficiencia
y aprovechamiento por los océanos de información, es imprescindible
el dominio de las estrategias de lectura. Desgraciadamente cuando
se habla de la alfabetización digital la preocupación reside
básicamente en el conocimiento de la herramienta informática
y no en el aprendizaje de determinadas técnicas para saber decodificar,
contextualizar o relacionar mensajes de la red. El año pasado
se publicaron los primeros resultados de proyecto PISA (Programme
for International Student Assessment), elaborado por la
OCDE, que sorprendieron, alarmaron o reafirmaron a muchos agentes
sociales sobre las carencias de los jóvenes respecto a la lectura.
(El País: “Los estudiantes españoles llegan a los
15 años con peores niveles de comprensión de textos escritos,
cultura matemática y conocimientos científicos que la media
de los países más desarrollados del mundo”, 5-12-01).
La “comprensión de lo escrito” queda definida
en este proyecto como la capacidad de comprender textos, evaluar
información, construir hipótesis y aprovechar conocimientos.
El discurso
público sobre internet
Charo:
Cierto, pero las carencias no se detectan solo en el área de la lectura,
todas las materias del área de humanidades están en crisis.
En España el debate de las humanidades fue el preludio de la
batería de reformas educativas puesta en marcha por la administración
popular. La denominada alfabetización digital tiene más que
ver con el entrenamiento para adquirir habilidades instrumentales,
que con procesos de aprendizaje orientados a la observación,
el análisis, la asociación y la producción de conocimiento,
aunque se hable pomposamente de la sociedad del conocimiento.
En el cómo se está desarrollando la implantación de todo en
el entorno tecnológico desempeñan un papel básico las políticas
públicas. La primera administración Clinton pilló a Europa ensimismada
y la forzó a una carrera de competencia en la que los aspectos
económicos y la liberalización de mercados, sobre todo en el
sector de las telecomunicaciones, han
tenido todo el protagonismo. Los aspectos sociales de
esta “revolución“ están supeditados a las necesidades del mercado.
En 1996 la Comisión Europea presentó
un Libro Verde: Vivir y Trabajar en la Sociedad de la Información:
Prioridad para las Personas. El Libro Verde explicita
las preocupaciones en dos esferas: el empleo, la democracia
y la igualdad.
“El acceso a las
herramientas de la sociedad de la información tiene una importancia
fundamental para lograr los objetivos de igualdad y eficacia.
Varios factores influyen sobre el acceso: disponibilidad, continuidad,
precio, accesibilidad y conocimiento.“
La igualdad es un
término que nunca está ausente en un documento europeo, por
razones obvias.
“Para poder beneficiarse de las ventajas
económicas y sociales del progreso tecnológico, y para mejorar
la calidad de vida de la población, la sociedad de la información
debe basarse en los principios de: igualdad de
oportunidades. Servicio universal. Accesibilidad. “
Otra cosa distinta
es la aplicación práctica de estos principios. En los últimos
años los gobiernos, al menos el español, se han centrado en
tres aspectos: a) Políticas liberalizadoras del mercado de las
telecomunicaciones y estrategias de posicionamiento y control
de plataformas digitales; b) Campañas mediáticas dirigidas a
sensibilizar a la población e inversiones en “infraestructuras“
no en “infoestructuras“ (programas como Infovill, auténtico
fracaso, ha sido vendido como un gran éxito); c) Legislación:
en este momento el borrador de la Ley
de Servicios de la Sociedad de la Información y el Correo Electrónico
no está despertando ningún interés mediático, tampoco respuestas
ciudadanas, tal vez como dice P Lévy:
“La técnica es una de las dimensiones en
las que se juega la autotransformación del mundo humano. Por
lo tanto, fuerza es constatar la separación, propiamente alucinante,
entre la naturaleza de los problemas planteados a la
colectividad humana por el curso mundial de la evolución técnica
y el momento en el que se encuentra el debate "colectivo"
sobre este tema, o más bien del estado de esta discusión previamente
mediatizada. [ ] La democracia y la filosofía se cristalizaron
en épocas cuando las técnicas de transformación y comunicación se encontraban relativamente
estables o parecían evolucionar hacia una dirección previsible.
[ ] Hoy nadie cree más en el progreso, y la metamorfosis técnica
de lo social nunca ha sido tan evidente. El trasfondo sociotécnico
no se proyecta más que bajo la escena que producen los medios
masivos de comunicación.”
Sin un sistema educativo que estimule mas la
búsqueda, utilización y producción de información por parte
de los alumnos (los consumidores inteligentes de información
del futuro), a través, por ejemplo, de la promoción de las bibliotecas
electrónicas en las escuelas, y de la formación de los formadores
en información digital, toda inversión en cables puede resultar
estéril. Si la sociedad no entiende que la educación es fundamental
y que ésta no debe considerarse como un elemento más del
juego de la competencia (cosa en la que parece que algunos
la quieren convertir), sino como una institución básica para
el progreso de la sociedad, pocas razones tendremos para pensar
que en la red la audiencia deje de ser mercancía para viejos
y nuevos intermediarios.
Asun: Me parece que a veces volcamos en la educación todas las esperanzas para
resolver las contradicciones del mundo en que vivimos. Para
empezar creo que la escuela ha perdido mucho de su poder como
agente de cambio e influencia social y lo está perdiendo cada
vez más. En cuanto a los centros de enseñanza superiores reaccionan
en gran medida a las leyes del mercado laboral y avanzan decidamente
hacia la lógica competitiva de títulos y cifras que insinuabas.
En este sentido, resulta muy significativo observar
con atención el estudio de la audiencia de internet que está
realizando la Universidad de California. Sin haber llevado a
cabo un análisis en profundidad del mismo, considero que se
detecta la influencia del mundo empresarial en la formulación
de preguntas y selección de temas, pero probablemente esto tenga
que ver con la propia publicidad que ellos mismos se hacen y
con las multinacionales que los financian:
“Since the creation
of the Center for Communication Policy in September 1993, it
has been awarded a multi-million-dollar national research grant,
held numerous national and local conferences, conducted three
nationwide surveys with one of America's leading news magazines,
and established a national identity in the area of communication
policy for the Center and UCLA.
In a short
period of time, the UCLA Center for Communication Policy has
become an internationally regarded policy studies center. The
Center is committed to studying, through a variety of prisms,
the important communication issues that transform our lives.”
El informe parece confirmar suposiciones comunes,
o servir más bien para la implantación de un discurso tecnológico
conductista que para la exploración de las relaciones entre
los usuarios y el medio. Así, por ejemplo, el valor positivo
de incluir a los no usuarios para poder comparar motivaciones
respecto de la audicencia de internet produce en realidad su
estigmatización. En un punto relacionado con la satisfacción
vital que contiene aspectos como soledad, pobreza, alienación...
se muestra un gráfico en el que se señala una ligera ventaja
para los usuarios de internet. Incluir este tipo de elementos
en relación al medio produce confusión: ¿qué influencia tiene
en ello el medio?, ¿qué influencia el origen social de los encuestados?
No olvidemos que los usuarios de internet pertenecen a las clases
sociales más altas.
Igualmente reveladora es la cita (como lo es
la identidad de su autor) que se encuentra nada más acceder
a la página del centro de UCLA: “The center is the premier
educational institution setting trends in entertainment”
(Bill Clinton)
Me temo que cada vez va a resultar más difícil
que los sistemas y las instituciones educativas asuman la enseñanza
de “los siete saberes necesarios para el futuro” que defiende
Edgar Morin e introduzcan “en la educación una noción mundial
más poderosa que el desarrollo económico: el desarrollo intelectual,
afectivo y moral a escala terrestre”.
Para ello sería necesario, como mencionabas,
fomentar un debate social entorno a lo que debemos entender
por progreso (desarrollo tecnológico=más productividad=progreso
social):y ampliar sus fronteras hacia otras asunciones de lo
humano y lo social:
“...la idolatría científica nos
ha llevado a la tremenda crisis espiritual de nuestro tiempo,
y ahora, como diría Schopenhauer, el progreso es reaccionario
y la reacción es progresista. Y cuando hablo de reacción, por
favor, no me pongan del lado de los partidarios de la injusticia
social: quiero antes que nada justicia social y libertad, pero
no quiero alienación tecnológica.” (Sábato, Ernesto, 1988:
67)
El discurso público europeo, tanto
de políticos como de los medios de comunicación, seguirá situando
entretanto la expansión de internet como una herramienta para
la defensa contra la “colonización económica” norteamericana,
que nos lleva en ello mucha delantera, y contabilizando los
enganches a la red como pruebas del progreso económico y por
tanto, como victorias de la sociedad del conocimiento:
“El Consejo Europeo de Lisboa estableció para
la UE el objetivo de convertirse en la economía basada en el
conocimiento más dinámica del mundo en 2010. El plan de acción
eEurope 2002 –apoyado por el Consejo Europeo de Feira en junio
de 2000- es un elemento fundamental para esta estrategia de
transformación de la economía europea.” (Informe de evaluación comparativa
de la acción eEurope, Comisión Comunidades Europeas, 2002)
Y en esta carrera las infraestructuras juegan
un papel destacado que se antepone al uso, excepto que sea el
ecommerce, y a la igualdad de oportunidades. No hay que
olvidar que por EE.UU pasa la mayoría del tráfico generado desde
Europa y con destino a aplicaciones europeas y que las diferencias
en los costes de conexión y la rapidez de circulación de la
información son todavía enormes entre ambos competidores:
“El flujo del dinero sigue la estela del
flujo de los bits ya que el sobrecoste de las telecomunicaciones
va a parar en general a las empresas USA. Los websites corporativos
con una proyección global prefieren estar ubicados en Estados
Unidos y esto genera un flujo desde nuestro país a EEUU en términos
de comunicaciones, dinero y creación de empleo, ya que los puestos
de trabajo que genera la explotación, gestión y mantenimiento
de estos servicios se crean fuera de nuestras fronteras.
Si hablamos de Comercio Electrónico esta situación
se puede agravar notablemente ya que si la empresa decide gestionar
sus compras globalmente en un solo punto, perderemos todo lo
relacionado con la logística y por supuesto, los impuestos derivados
de esa actividad se devengarán allá donde la transacción se
realiza.” (Pérez Subías, Miguel, 2000)
Frente a la nueva colonización económica que
nos anuncian con la expansión de internet, podríamos esgrimir
la riqueza
cultural europea (a la que se asegura contribuirá internet),
si no fuera por determinados espectáculos mediáticos como el
concurso musical de “Eurovisión” que nos alertan sobre otra
dominación quizás ya asumida..
A
modo de síntesis
· La televisión
como agente socializador es el dispositivo más eficaz de reproducción
de ritos y mitos, pero la actividad de la audiencia televisiva
está en un nivel muy reducido, sea desde el punto de vista cognitivo,
como social.
·
La aparición
de Internet parece abrir un campo mucho más amplio de actividad,
e incluso de agencia, dado que los usuarios de este medio intervienen
también en la producción de mensajes, y no sólo en su recepción,
sea ésta más o menos activa.
· La hipertextualidad se nos proyecta como el futuro
de todas las industrias tradicionales de contenido o información;
medios de comunicación, entretenimiento, investigación. Pero
a pesar de la insistencia en la utilización del
término multimedia para referirse a internet, lo cierto
es que para moverse con cierta eficiencia y aprovechamiento
por los océanos de información, es imprescindible el dominio
de las estrategias de lectura. Desgraciadamente cuando se habla
de la alfabetización digital la preocupación reside básicamente
en el conocimiento de la herramienta informática.
· El discurso
público europeo, tanto de políticos como de los medios de comunicación,
seguirá situando la expansión de internet como una herramienta
para la defensa contra la “colonización económica” norteamericana,
a través de políticas liberalizadoras
del mercado de las telecomunicaciones y estrategias de posicionamiento
y control de plataformas digitales, y
por medio de campañas mediáticas dirigidas a sensibilizar
a la población.
·
El sistema educativo no es una isla, forma parte de
la estructura económico-social. Situar en él la humanización
tecnológica y la consecución del
desarrollo intelectual, afectivo y moral de las personas a través
de las nuevas tecnologías, resulta por tanto un espejismo, si
antes no se produce un debate social entorno a lo que debemos
entender por progreso y ampliar sus fronteras hacia otras asunciones
de lo humano y lo social.
Síntesis de un diálogo abierto sobre las concepciones
de la audiencia de internet y de este medio en nuestra sociedad,
originadas por un discurso público dominado por la economía
y la técnica.
Pretendemos a continuación analizar el flujo
informativo que recorre la red y detenernos en algunos filtros
que operan controlando su difusión. En segundo lugar, nos centraremos
en las posibilidades de comunicación que ofrece esta herramienta
y en algunos procesos de vinculación social que se establecen
a través de ella. En este apartado nuestro objetivo es explorar
la extendida creencia democratizadora del medio que postula
la igualdad de oportunidades de los usuarios para acceder a
la información y para practicar la libertad de expresión a niveles
sin precedentes en las democracias modernas. Asimismo, lo es
el reflexionar sobre la potencia que se le atribuye para establecer
y fortalecer nuevos lazos en la estructura social.