Enlaces
 

 

Introducción

1 Un diálogo inconcluso

2 Agentes de mediación informativa y modos de organización comunicacional en internet

Conclusiones

Bibliografía

Versión pdf

 
La audiencia en la construcción de la sociedad en red
Asunción Vacas y Charo Álvarez

 

 

2.- Agentes de mediación informativa y modos de organización comunicacional en internet

 

Todas las formas de comunicación, como ya nos ha demostrado la investigación, se basan en la producción y en el consumo de signos, y las culturas se construyen en procesos de comunicación. La comunicación de todo tipo de mensajes en el mismo sistema (la red o Internet) es vista por algunos como la integración de todos los mensajes en modelo cognitivo común. Los mensajes aunque mantengan su carácter distintivo, al mezclarse en la hipertextualidad, toman códigos unos de otros y se crea un contexto multifacético: los programas educativos se asemejan a videojuegos, las noticias se construyen como espectáculos audiovisuales, es decir el “entorno multimedia captura en sus dominios la mayor parte de las expresiones culturales en toda su diversidad” (Castells, 1997: 405)

 

En este sentido, para Castells lo que es específico del nuevo sistema de comunicación es la virtualidad real (1997: 406), ya que la realidad en la medida que es percibida a través de las representaciones simbólicas, siempre ha sido virtual; esto nos lleva a cuestionar la creencia de que lo que ocurre en la red es virtual y que en la realidad las cosas son de otro modo, pero si en la red convergen lenguajes y expresiones. ¿qué nos hace considerar que en los procesos de comunicación en internet pierdan la hegemonía las estructuras jerárquicas y los agentes de intermediación consolidados?

 

Hemos pensado que internet iba a revolucionarlo todo, para algunos incluso estábamos ante la democratización total: todos accediendo, interactuando, produciendo contenidos y configurando redes de solidaridad; que podríamos, en definitiva, liberarnos de las jerarquías del poder. Pero las cosas son de manera distinta.

 

Algunos cuestionan incluso el mito del incremento exponencial en el tráfico y en el acceso como Andrew Odlyzko, The history of communications and its implications for the Internet. De este estudio algunas ideas resultan relevantes: históricamente la conectividad ha importado más que el contenido. Incluso en Internet el contenido no es tan importante como se suele decir; es el correo electrónico la verdadera aplicación que arrasa.

Si a esto agregamos el hecho de que los usuarios no podemos acceder a la mayor parte del contenido: En julio del 2000, la compañía BrightPlanet dio a conocer un estudio llamado The 'Deep web': Surfacing Hidden Value, según el cual existe una 'web profunda' que está más allá del alcance de los motores de búsqueda generalistas. Y por lo tanto, lejos también del alcance del internauta medio. Por entonces, Google había calculado que había 1.200 millones de páginas, pero BrightPlanet afirmó que la 'web profunda' se componía de 550.000 millones de documentos y que esta web profunda crece por las aportaciones de los usuarios.

La web profunda, también, puede abordarse desde otro punto de vista, no toda la información está a la distancia de 19 clics, como se ha venido sosteniendo. Partes importantes nunca serán enlazadas desde otras partes. Por ejemplo, una página personal que incluye vínculos relacionados con las inquietudes de su creador, desde los que nunca se retornará a esa página. Nuestras páginas personales no están a la misma distancia que las de Le Monde o El País, eso sólo es cierto en términos teóricos que obvian que en la red también existe el centro y la periferia.

 

Nos encontramos pues con que la distribución real de contenido en internet es equiparable a la información distribuida por los medios de comunicación de masas (las fusiones permanentes de grandes compañías e industrias culturales con los distribuidores de contenidos en internet refuerzan esta tesis). En este sentido internet es más un medio de comunicación que un sistema de información.

 

 

2.1 La teoría del  vigilante y los mediadores on-line

 

La creencia de que somos vigilados se ha ido extendiendo a medida que se extiende la configuración en red de la sociedad, sucesos como Echelon o monopolios como Microsoft, contribuyen a reforzar esta sospecha. En este caso la noción de vigilante la asociamos con la invasión de nuestro espacio de privacidad y de autonomía, en la medida en que al estar conectados abrimos canales por los que agentes no deseados extraen información de nosotros que puede ser utilizada, tanto para convertirnos en mercancía, como para coartar nuestras libertades.

 

No obstante en el campo de la investigación en comunicación el término vigilante fue asociado a los periodistas en cuanto que “la comunidad oirá como hechos solamente aquellos acontecimientos que el periodista, como representante de su cultura, crea que son verdad” (White, 1950). Estos profesionales tienen fuertemente arraigado el sentimiento de que ellos son los que saben lo que la gente necesita saber. En cambio los usuarios de internet tenemos la percepción de que no necesitamos a nadie que recoja y seleccione, nadie que decida qué es lo importante, nadie que dirija y resuma la información.

 

A primera vista no necesitamos al  “vigilante”, ¿o si? La cuarta encuesta de la española AIMC (Asociación para la investigación de Medios de Comunicación) a usuarios de internet recoge el dato de que el 69,6% leyó un periódico tradicional, no electrónico, y el 54% uno electrónico. En una primera aproximación parece evidente que los usuarios de internet leen mucho más el periódico que los no usuarios. En cambio dicen haber visto TV el día anterior el 80%, lo que está 10 puntos por debajo de las cifras que habitualmente se difunden respecto de la audiencia televisiva. Resultados similares refleja el informe de UCLA del 2001. Por otra parte los espacios virtuales de las corporaciones mediáticas, así Recoletos (que incluye la publicación Marca y El País), aparecen en la encuesta en el cuarto y quinto lugar, detrás de los grandes portales (Terra, Yahoo) y del buscador estrella (Google).

 

Así que los usuarios de internet, que somos autónomos y no necesitamos quien nos diga lo que es importante, leemos  más periódicos que la media, y sus versiones electrónicas están entre los lugares más visitados. De lo que podríamos deducir que o bien necesitamos algo o a alguien que nos ayude a encontrar información, en este caso estaríamos hablando de los “knowbots” que bajo nuestras prescripciones buscarían los contenidos que nos interesan, o bien seguimos necesitando ayuda para formarnos opiniones, y volvemos la mirada hacia los seleccionadores y organizadores de información con los que ya tenemos establecida una vinculación simbólica. En cuanto a alternativas que se sugieren para resolver problemas con los virus y con los mensajes no deseados, llama la atención la tendencia a delegar en terceros la solución del problema, bien en los proveedores de servicios de acceso (21%) y, lo que es más preocupante, el mismo porcentaje se decanta por mecanismos de prohibición. Esto nos sugiere que a pesar de que el sesgo sobrerepresente a los internautas más activos, éstos ya no son mayoritariamente “aquellos locos y sus cacharros”: por la lista Robinson se decantan el 29%.

 

Filtros informativos: los buscadores

 

Los datos de navegación[1] muestran que los portales generalistas, buscadores y espacios electrónicos de medios de comunicación son los lugares más visitados, lo que nos indica que se está conformando una audiencia que interactúa a través de intermediarios, por lo que será importante observar los intereses e ideologías que sustentan estos protagonistas de la intermediación en la producción de la sociedad multimedia. Si se comparan datos españoles con otros de carácter internacional los nombres de dominios que aparecen en las primeras posiciones de webs más visitadas se repiten: Msn (portal generalista y buscador de Microsoft), Terra-Lycos, Yahoo, Google, Vivendi... y para el comercio, Amazon.

 

Con todo, se observa nuevamente que la fiabilidad y la credibilidad en la red está asociada a lo ya conocido, la marca, la mancheta, el prestigio de una empresa, es ya una garantía para el ciberusuario, al que lo nuevo le cuesta más aceptarlo a menos de que esté respaldado por una empresa de renombre. Este es el caso del portal Terra, cuyo éxito ha sido notable, gracias en gran parte a que se trata de una filial de Telefónica, lo que ya ofrece unas garantías de seriedad al usuario.” (Sandoval Martín, María Teresa, 2000)

 

La importancia que han adquirido los motores de búsqueda como Google o los catálogos e índices como Yahoo reflejan las motivaciones y expectativas de los usuarios analizados por el informe de UCLA, según los cuales, internet es considerada una fuente de información muy importante y su rápida obtención es esgrimida como la razón principal del acceso a la red. Asimismo los usuarios expresan más descontento respecto a las dificultades para encontrar la información, que sobre su fiabilidad o relevancia. (56,1 % opinan que la mayoría de la información es fiable y veraz; 1,9 %, que toda). Ciertamente la satisfacción que constata el citado informe sobre la calidad de la información en Internet sorprende, ya que se ha convertido en un tópico hablar de la “basura” informativa de la red y de la falta de credibilidad de muchos contenidos que circulan por la misma.

 

Aunque sea necesario reconocer la utilidad y quizás la necesidad del uso de los buscadores para orientarse en la red, no hay que perder de vista la evolución que están teniendo. En el caso de Google, que cuenta con una estimable reputación entre los internautas, se han incluido a la derecha de la lista de resultados de las búsquedas direcciones de páginas publicitadas que guardan relación con el tema, hecho que nada tiene que ver con la información que se pide. En el caso de Yahoo[2], una rápida mirada a su directorio temático evidencia el desproporcionado peso que en él tienen las entradas de empresas, que superan en cinco veces al siguiente grupo, el referido a espectáculos. Como muestra de su estructura informativa vamos a poner un ejemplo revelador: si se buscan cursos o academias de español, sin entrar en la poca consistencia de la oferta que se recibe, las referencias se hallan inscritas dentro de la rúbrica, “Handel & Wirtschaft” (Comercio y economía), y ahí, en el apartado de formación. Asimismo, aunque en este caso de una forma más grosera que en Google, las entradas publicitarias preceden a la lista de resultados obtenidos, si bien señaladas como publicidad. Es decir, el anuncio tiene prioridad sobre la información.

 

Por otra parte, es imprescindible analizar la importancia que adquieren estos grandes intermediarios en el debate sobre el futuro de la red y la polémica sobre la gratuidad de los servicios que ofrecen. Si en internet todos podemos ser emisores y receptores de mensajes, lo que parece claro es que lo que emiten y filtran algunos tiene mucho más peso informativo, realidad que lleva a replantearse opiniones convencidas de la gratuidad de estos servicios, ya que cuanto mayor sea la dependencia de ellos, menor será el peso que tengan otros proveedores, aunque lo sean gratuitos:

 

Cuando AltaVista salió a la luz, muchos periodistas “especializados” en Internet aseguraron que no habría buscadores gratuitos para siempre. Más bien su punto de vista fue el siguiente: los buscadores hacen su clientela en un par de años y, cuando la tengan, van a hacer pagar por buscar. Por suerte se equivocaron a la hora de realizar sus predicciones, y hoy en día no tiene ningún futuro un buscador, o cualquier otro de los sistemas vistos, que cobre por ofrecer los servicios básicos que más de 2.000 ofrecen gratuitamente.” (Grau, Alexandre, 1998)

 

El informe de UCLA citado incluye entre sus conclusiones el aumento que se ha observado en internet del cobro por los servicios que ofrece el medio:

 

In 2001, business realities require many Internet organizations that provided free online services to transform them into Web sites that require a fee for use; that trend continues. These shifts, along with changes in free services that are developing as legal questions about access to information online unfold (such as the Napster case), are forcing Internet users to realize that many favorite online services may soon require a fee.

The 2001 UCLA Internet Project found that about 38 percent of users say they would pay a reasonable price for a free online service if it became a pay service; 29 percent are unsure if they would pay, and about 33 percent would not. This question, like many others in the survey, is a “glass is half-full or halfempty” issue; some marketers will rejoice that nearly 38 percent of users would be willing to pay for a service that they previously received for free, while others would despair because 62 percent are either neutral or disagree.

 

La pregunta, que se ha incluido por primera vez en la encuesta del 2001, resulta demasiado general y no permite conocer por qué tipo de servicios estarían dispuestos a pagar los usuarios. Interesante es que esté incluida en la parte dedicada al comportamiento como consumidor, y que en la valoración de la misma se piense solamente en su recepción por parte de las empresas, para las que parece que se ha realizado, no en un intento de conocer la relación de los usuarios con la red, sino en la de ofrecer una “coartada empírica” a una tendencia comercial.

 

Publicidad en internet

 

Es posible que en Internet se manifieste la lógica publicitaria en el sentido de “poner en público“ con nuestras mejores galas lo nuestro, lo que no sería un comportamiento diferente a lo que ocurre en la realidad social cotidiana. Todos procuramos  resaltar nuestros mejores perfiles ante los demás, procuramos agradar, atraer, llamar la “atención”, pero no se nos ocurre pensar que estamos publicitándonos. En cambio, entendemos por publicidad aquellos mensajes que son emitidos con el objetivo de despertar un deseo de consumo, bien porque se genere a través del mensaje, bien porque éste conecte con  deseos preexistentes previamente elaborados.

 

La estrategia genuinamente publicitaria en Internet no es muy diferente del modelo que opera en el conjunto de los medios. Los espacios virtuales de empresas y corporaciones del mercado se presentan siguiendo los cánones publicitarios que emplean en sus acciones de comunicación y márketing, asociación de las marcas con vinculaciones simbólicas, entornos seductores etc. En cuanto al funcionamiento publicitario en la red podemos observarlo desde dos ángulos: uno desde el de las propuestas de los expertos y otro desde las experiencias de los usuarios y anunciantes.

Los expertos en márketing en la red hacen las siguientes recomendaciones: los clientes mandan. El mercado de masas ha pasado de moda: la personalización está vigente. Construya relaciones una a la vez. Conozca el valor a largo plazo del cliente. Proporcione montañas de información, no persuada. Genere un diálogo interactivo. Ayude a la comunidad. Los productos gratuitos suscitan interés. Ajústese a la comprensión y a las distorsiones en el tiempo. Estar en línea es una ventaja competitiva.

Los usuarios manifiestan cansancio respecto de los métodos publicitarios en la red, sean banners o flotantes y, especialmente rechazo cuando reciben publicidad directa a través de correo electrónico. En la encuesta de AIMC, el exceso de publicidad aparece como problema en tercer lugar para el 41%, detrás de las cuestiones de velocidad y conexión.

 

En cuanto a los anunciantes, éstos manifiestan desconfianza y cautela que puede convertirse en  insatisfacción. Hasta ahora las propuestas de las empresas de publicidad emplean los argumentos teóricos para convencer de la oportunidad de contratar en Internet (comunicación personalizada, márketing dirigido, sitúese en el contexto de contenidos). Junto con los portales más visitados (para eso sirven los datos estadísticos de las encuestas) acostumbran a proponer  los mismos medios, es decir, las versiones electrónicas de los medios de comunicación tradicionales y las versiones electrónicas de publicaciones sectoriales, vendiendo que el “target”  puede ajustarse hasta ubicar el banner o el flotante en la sección o página concreta; el precio basado en el contador de clics funciona como elemento de convicción: “usted puede hacer el seguimiento de su campaña en tiempo real”, con unos aparentes niveles de especificación muy superior a otros medios, es decir segmento de usuarios y perfiles básicos, (como ya sabemos de eso se ocupan las cookies). Pero el anunciante llega a la suspicacia, al hacer él seguimientos paralelos, difícilmente puede comprobar que esos valores dados se corresponden con la realidad, tanto respecto al número de visitas y clics como al de apariciones de sus mensajes. Hay una gran diferencia en la posibilidad de justificación efectiva que puede ofrecer un medio tradicional, que se agranda cuando el medio es el mismo en su versión papel. La saturación de banners en las páginas web (por el momento no están aplicando limitaciones a la contratación) y la percepción de que es una publicidad invasiva y agresiva para el usuario son otras de las cuestiones que preocupan a los anunciantes.

 

Hay diferencias en las modalidades de contratación, por ejemplo, una campaña elegida en la modalidad de click-throug de dos meses en tres portales generalistas, dos medios electrónicos y dos páginas sectoriales, alcanza unos costes de 60.000 euros. En cambio, en el modelo “cesto” (indiscriminado) te garantizan el click-throug, pero sin retornos ni segmentación, aunque es 2/3 más barato. La misma cantidad invertida en medios tradicionales “te garantiza, audiencias ciertas, cobertura conocida y el cliente puede comprobar la realidad de su campaña, incluidas las incidencias; la audiencia es menos invadida, los contenidos y la creatividad son mas ricos.” [3]

 

Si observamos los informes del sector publicitario (http://www.infoadex.es/index.asp) veremos que en cuanto a volumen de negocio, internet ni siquiera es reseñada .No será descabellado suponer que el auténtico bombardeo publicitario a través de banners, flotantes, correo electrónico etc, así como el incremento de grupos de medición y producción de audiencia en el medio, estén desarrollando la estrategia de los grupos publicitarios para producir las audiencias de clientes anunciantes y de usuarios en internet.

Los medios tradicionales. El periodismo online

 

En una primera aproximación podemos argumentar que se están transfiriendo al espacio virtual las representaciones y estrategias de vinculación simbólica que vienen operando en el espacio social. Vemos cómo las empresas mediáticas incorporan a sus espacios virtuales servicios de valor añadido y mecanismos de interacción con usuarios, desde foros de debate a encuestas o interacción online, accesos a chats y charlas interactivas con personajes de la vida pública de todos los ámbitos. La vinculación preexistente a la cabecera garantiza una audiencia.

 

Ejemplos significativos son las versiones electrónicas de revistas femeninas, junto con los productos electrónicos dirigidos a las mujeres, tanto bajo el dominio que incluye el término (mujer.com), como en los subdirectorios de todos los portales y buscadores temáticos. Todos estos productos  responden  a los estereotipos típicos asociados a la clasificación genérica.

 

Es indudable que la investigación sobre comunicación tiene de nuevo que reconducir la observación hacia el interior del sistema de comunicación: líderes de opinión, periodismo de investigación, periodistas gremiales. Son figuras que tienen que reacomodarse en la sociedad conectada. ¿A quien seguirá la audiencia, con quién establecerá las vinculaciones simbólicas? Muchas de las facetas del trabajo periodístico pueden ser vulnerables al cambio tecnológico, y éste es un espacio de observación  para la sociología del trabajo periodístico: conceptualización de la noticia, procesos de obtención y difusión, carrera profesional, valores del periodismo online, en definitiva contextualizar las funciones y el papel de los periodistas en este proceso de configuración de la sociedad en red, sociedad a la que pertenecen y en  la que han contribuido de manera muy directa a reproducir, valores, prácticas y vinculaciones.

 

Es previsible que en el seno de las redacciones se estén produciendo debates y modificaciones de la noción de vigilante, a la vez que se enfrentan a un handicap: interpretar ingentes contenidos de información disponible, pues, es de esperar que los periodistas sigan considerando que su función principal es la de intérpretes, más que la de vigilantes o difusores.

 

La información online es una fuente de información y es también una herramienta para los periodistas, además muchos periodistas son activistas en la red, lo son en el desarrollo de medios alternativos, críticos con el sistema (el movimiento antiglobalización se articuló a partir de un proyecto integrador de medios de información alternativos: indymedia.org). La red está plagada de ejemplos de periodismo alternativo; en nuestro país el ejemplo mas conocido es Nodo50. Estas plataformas han producido una audiencia activa, en el sentido de que han establecido vínculos simbólicos específicos. Solemos pensar en estos nuevos medios como una alternativa a la reproducción de discursos dominantes y a la representación de los fragmentos de la realidad que estos discursos requieren. Pero también los periodistas están implicados en el desarrollo de publicaciones electrónicas que tienen como objetivo cumplir esa función, más clásica, de intermediación e interpretación de los fenómenos que se producen en el espacio social. Por el momento muchas de  las publicaciones electrónicas, dirigidas por periodistas, se han centrado en el propio fenómeno de internet: éste es el caso de enredando.com, que desde hace más de cinco años viene recogiendo opiniones y debates en torno al desarrollo y futuro de la “sociedad en red”, de hecho ha producido una audiencia a través de este medio.

 

 

2.2 Individuos, comunidades virtuales y redes sociales

 

En general se presentan dos vías en relación con los medios de comunicación interactivos desde el punto de vista de la audiencia: uno considerar a la web como el máximo del individualismo, un medio capaz de facultar al individuo tanto respecto de la información que busca como de la información que crea, lo que enlazaría con las teorías del uso y la gratificación, y otra vía es pensar que internet es lo último en construcción y enriquecimiento comunitario, en el sentido de que internet permite a las personas establecer unas relaciones impensables en los medios tradicionales, esta vía se relacionaría con los enfoques analíticos y la idea de masa crítica de Markus.

 

La opción del individualismo extremo resulta difícil de sostener. Desde esta perspectiva se han subrayado ciertas similitudes del medio con la televisión a la carta. Una red de servicios e información personalizada, que en opinión de algunos críticos[4] sentaría las bases de una sociedad-red antidemocrática. En cambio, la idea de generación de comunidades virtuales, es por el momento más sugerente, no obstante, la pertenencia a una comunidad online pasa por una selección previa del individuo que elige de qué comunidades quiere formar parte, al hacerlo ¿descarta otras de las que no quiere formar parte?

 

En la red puede ocurrir que se transformen las vinculaciones, si como se argumenta favorece el desarrollo de personalidades múltiples. Internet es, sin duda, el fenómeno de la cultura informática que ha contribuido a pensar en la identidad en términos de multiplicidad. Ahora en los tiempos posmodernos, las identidades múltiples ya no están en los márgenes de las cosas, hay muchas personas que experimentan la identidad cómo un conjunto de roles que se pueden mezclar y combinar, cuyas demandas diversas necesitan ser negociadas. Internet se ha convertido en un significativo laboratorio social. “En el ciberespacio, cientos de miles quizás millones de usuarios crean personajes electrónicos que viven en un grupo diverso de comunidades, en las que la rutina de la formación de múltiples identidades mina cualquier noción de un yo real y unitario. Sin embargo la noción de lo real contraataca, las personas que viven vidas paralelas en las pantallas están atadas por los deseos, el dolor y la mortalidad de sus yos físicos.” dice S.Turkle. [5]

Un error en el que incurrimos con mucha frecuencia consiste en creer que los usuarios de internet (de modo elitista) somos individuos con altos niveles de discernimiento y sensibilidad social, en la realidad el grupo mayoritario de usuarios, la potencial masa crítica, pertenece a las clases medias. ¿En qué nos basamos para pensar que las actuales estructuras sociales con sus redes de relaciones e intereses, van a experimentar transformaciones radicales? Otra cosa son los grupos de resistencia, especialmente en los espacios donde el proceso económico globalizador golpea con mayor crudeza, y el uso que éstos hagan de las posibilidades que ofrece internet para articular  movilizaciones, no solo de protesta, también con el objetivo de transformar la realidad. Ejemplos como el movimiento indígena de Chiapas o el Foro Alternativo de Davos pueden interpretarse positivamente en esta dirección. No obstante en nuestras sociedades maduras la tendencia, por el momento, es de repliegue a posiciones conservadoras, en toda la extensión de la palabra. Descargado el concepto modernidad de los contenidos ideológicos, le quedan a la post-modernidad simulacros.

 

Abunda la literatura en la que se relatan las potencialidades y bondades de la  generación de comunidades o colectividades en internet, redes sociales a través de las que fluyen las acciones, la gente (también se está empleando la noción de “comunidades visuales” en relación con los espacios televisivos). Los impactos sobre la construcción de la identidad despiertan, también, el interés investigador.

 

"Por lo general, toda comunidad posee una cultura, pero existe una diferencia importante entre cultura y comunidad. La primera es un conjunto de normas, percepciones, idioma, historia y conceptos similares. Viene recogida en los libros, las canciones, la memoria colectiva y la página Web. Una comunidad, en cambio, es un conjunto  de relaciones [], depende de los individuos que la componen, no es un ente pasivo, sus miembros tienen que invertir en ella para que exista. [] Por consiguiente un canal de televisión o de Internet puede crear o reflejar una cultura, pero para convertirse en comunidad sus integrantes deben de comunicarse entre ellos, en el mejor de los casos dentro de un contexto de objetivos comunes. Una comunidad es una especie de activo compartido creado por la inversión de sus miembros. Cuanto más se invierta en ella, mayor será el beneficio obtenido" (Dyson,E, 1997: 47

 

El concepto comunidad nos remite a las relaciones pero el concepto de red no es difícil de asociar con una red de ordenadores. ¿Son las redes de ordenadores redes sociales? Ahora estar conectados es estar conectados con gente, familiares, amigos, redes profesionales, administraciones publicas, ¿estamos como dice el codirector de Atapuerta E. Carbonell iniciando la socialización de los ordenadores? Cada vez más se impone la visión de que internet es como una red social en la que estamos integrados y que forma parte del tejido de la vida cotidiana, éste es un proceso en marcha.

 

La aspiración fundacional de que estas colectividades puedan trabajar en grupo tiene alguna dificultad: una red social no es un grupo, el grupo es solo un tipo de red social. Estamos asistiendo a una creciente integración e interacción en el ciberespacio de las redes sociales (sin ordenador) con las redes sociales mediadas por ordenador; lo que tenemos es una multiplicidad de procesos, generamos vínculos, conocimientos en las redes mediadas por ordenador y lo barajamos con la experiencia que aportan las redes sociales sin ordenador. Estos procesos van caracterizando y determinando el lugar que ocupamos en esas redes y la forma en que nos manejemos en ellas. Es decir la estructura social, económica y política de esas redes y de nuestras vidas cotidianas.

 

Es difícil contrastar, en nuestra realidad, experiencias de redes comunitarias; muchos de los proyectos desarrollados a través de financiación comunitaria languidecen sin apenas haber sobrepasado la fase de implantación informática. Este es el caso de la mayoría de proyectos NOW; otros han desembocado en modelos miméticos, portales en los que se oferta información y servicios de acceso, ejemplos hay en el sector educativo y en el área de servicios sociales.

 

Si nos detenemos en algunas de las formas de comunicación que ha posibilitado la red, podemos constatar grandes diferencias de uso que reflejan necesidades de interacción diversas. Los llamados foros de discusión no parecen encontrarse entre las herramientas comunicacionales preferidas por los usuarios[6] y revelan un bajo grado de vinculación social. Creemos detectar aquí una hiperinflación de la oferta comunicativa que ofrece la red, quizás siguiendo unos patrones en el diseño de páginas webs que se han estandarizado (libros de visita, foro, chat, contador...) y que quizás con el tiempo la propia demanda de conectividad vaya regulando. En el caso, por ejemplo, de portales dedicados a determinados grupos profesionales[7] pueden recorrerse muchos sitos en donde esta herramienta de comunicación se ha consumido muy rápidamente o ni siquiera ha despegado. Y, en cambio, se observa cómo las grandes instituciones con un cierto renombre en el campo concentran la actividad de intercambio comunicativo en foros normalmente moderados, que más bien reflejan un uso informativo (estar al día, resolver dudas, conseguir bibliografía...). Otro ejemplo significativo es el de la vitalidad de los foros en contextos de aprendizaje. En el caso del Máster que cursamos, los foros específicos de las materias han acaparado los hilos de discusión, mientras que los temas de mayor calado social o las reflexiones sobre el proceso de aprendizaje han sido muy limitados. En estos casos la relación con la herramienta no permite hablar de comunidades de aprendizaje. Este carácter comunitario se ha desarrollado esencialmente a través de una lista de correo electrónico creada por los propios alumnos.

 

Sin embargo, en el caso de los periódicos online se constata  la posibilidad de crear a través de los foros una agenda de comunicación, paralela a la informativa, con el consiguiente grado de identificación con el medio. No obstante, muchos de los hilos de discusión están mantenidos por un grupo reducido de personas, a pesar del elevado número de mensajes, y derivan frecuentemente en discusiones muy personales. En este sentido, es sintomático señalar cómo en plataformas de medios alternativas, así Indymedia, se han suprimido estos foros[8] y se concentra la participación con el medio a través de las noticias y comunicaciones que puede enviar cualquier persona interesada. Para ello han creado el “Correo abierto“, desde el cual los emisores envían sus mensajes que son publicados sin censura previa en una página que recoge “Todas las intervenciones“. Posteriormente estas contribuciones son leídas por diversos grupos de moderación y se practica una censura a posteriori, basada en los principios básicos de este colectivo que descansan en la no discriminación por motivos de raza o sexo y en el rechazo de los totalitarismos y del pensamiento de extrema derecha. Tras esta moderación los mensajes pasan a diferentes secciones del sitio.

 

A diferencia de los foros, dos son los servicios que se usan intensivamente en la red, el principal, el correo electrónico, seguido de los servicios de chat. Los chat son espacios virtuales cargados de connotaciones negativas; pasa como con determinados programas de televisión que la gente no quiere reconocer que ve, y es que en ellos se activan emociones privadas, pero no sólo, en un chat se establecen relaciones en público y relaciones en privado. Es un observatorio de cómo los “sujetos sujetados” pueden romper contenciones, además, la comunicación textual online supone, entre otras cosas, prestar  atención a lo que se escribe y a lo que se lee, la no presencia física elimina un paquete integrado de información que generalmente condiciona la comunicación, dejando mayor espacio al imaginario, sea éste colectivo o individual. Es significativo que en la encuesta de AIMC, después de los jóvenes, sean las mujeres quienes más utilizan el chat, desde luego las mujeres que chatean no son las “aburridas amas de casa”, tampoco se trata de solventar el peso de la soledad, explicación cargada de viejos y resistentes estereotipos. Plantear una investigación en un espacio de chat puede resultar atractivo pero es muy complejo, evidentemente no se trata de entrar y decir en voz alta: “miren yo estoy haciendo un estudio, ¿por qué están ustedes aquí?” A nadie se nos ocurriría entrar en una tertulia de esa manera, otra cosa es poder establecer relaciones en un chat y desde ahí hablar de las motivaciones que cada uno tiene, de las experiencias, incluso observar cómo se construyen personajes estables o cambiantes. Las investigaciones publicadas revelan las dificultades metodológicas, la aproximación cualitativa  centrada en grupos especificos, requiere la implicación de las personas.  No obstante. el entorno de los chats es un espacio importante para observar el proceso de construcción de la sociedad conectada. Las industrias así lo entienden, no lo estudian, lo espían.

 

El correo electrónico parece ser el instrumento a través del que se está gestando la reintegración de redes sociales. Todos hemos definido nuestras listas de correo, a la vez que estamos en las listas de correo. Nuestras listas reproducen el entramado de las relaciones a la vez que se incrementan con relaciones nuevas generadas por las propias listas. Como decíamos al principio históricamente la conectividad importa más que el contenido. En el proceso de socialización impulsado por la tecnología ¿la conectividad es el primer estadio hacia la integración cultural? ¿La integración cultural potenciada por los estrategas de la globalización económica e ideológica, que hábilmente emplean los medios tecnológicos, desencadenará episodios de retroceso en el progreso de la humanidad?

 


[1] Además de la encuesta mencionada de AIMC, se puede observar este uso en las estadísticas de carácter internacional que recoge la AUI (Asociación española de usuarios de internet) realizados por Media Matrix.

[2] Ejemplos de Yahoo Deutschland.

[3] Conversación mantenida con la jefa de publicidad de una empresa que invierte más de 3 millones de euros al año en publicidad

[4] Por ejemplo, Cass Sustein en Republic.com, Princeton University Press, 2001.

[5] S.Turkle: La vida en la Pantalla. La Construcción de la Identidad en la era de Internet.

[6] Según datos de la estadística de Opinática regogidos en http://www.aui.es de Febrero de 2002, se decantan por esta herramienta un 18, 4% de los usuarios españoles. Bastante por detrás del correo o los chats.

[7] Conocemos especialmente el de los profesores de español.

[8] Así lo manifiesta expresamente la sección alemana.