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Anzo experimental

 

 

 

 

 

Con la exposición Anzo Experimental presentamos un conjunto de obras de Anzo que han sido restauradas recientemente por el Instituto Valenciano de Conservación y Restauración (IVC+R) perteneciente a Culturarts. Es resultado de un trabajo de equipo en el que ha estado implicada de forma decisiva la Fundación Anzo.

 

 

Anhelamos con el presente proyecto expositivo contribuir a clarificar todavía más la peculiaridad artística de ANZO (José Iranzo Almonacid, Utiel, Valencia, 1931-Valencia, 2006). Se trata ahora de profundizar en su constante actitud indagatoria, articulada a través de ideas, materiales y medios; en definitiva, de mostrar al público su modus faciendi procedimental, las investigaciones que llevó a cabo desde el prisma de su propósito (y logro) experimental.

 

La exposición que presentamos conlleva unas particulares características: junto a cada una de las obras restauradas se exhiben los procesos que han permitido “saltar cualitativamente” de la suciedad y el deterioro de unas piezas artísticas que el paso del tiempo estropeó, a una digna presentación de las mismas, que posibilita la apreciación de las calidades de una poética plástica singular. Y aún más: la visualización de tales procesos “interiores”, siempre ocultos tras la exterior película pictórica que los recubre (la que se nos ofrece a la contemplación visual).

 

 

 

 

Vida con muñeca, 1965, Col·lecció Pictórica Martínez Guerricabeitia, Universitat de València

 

 

 

 

Se ha pretendido en esta ocasión resaltar el planteamiento artístico de Anzo, siempre inconformista e innovador. La suya fue una búsqueda afanosa –y arriesgada…, y angustiosa- por ese mundo de las zonas inexploradas, enfocando en todo momento los ojos de la inteligencia y la sensibilidad sobre cauces nuevos, apenas entrevistos.

 

Anzo encontró un lenguaje plástico en concordancia con la estética emergente en el mundo occidental, y trabajó con ahínco en ello, si bien insuflando ironía (es decir, simulación) crítica y aliento de testimonio pletórico de compromiso social. Pues, en Anzo, la llamada experimentación (trabajo de investigación que se esfuerza por establecer nuevos conocimientos o en obtener resultados nuevos), le llevaría a cambiar la textura de sus obras y a investigar con nuevos materiales y técnicas, a la hora de configurar su figurativismo pop. (En este caso puede hablarse de un equilibrio entre el pensar intuitivo y el discursivo).

 

 

 

 

También a ellos les gusta tricotar, 1965, Col·lecció Martínez Guerricabeitia, Universitat de València

 

 

 

 

Su etapa artística de “Los aislamientos” es, quizá, la más idiosincrásica de Anzo, que hace aflorar, con visión crítica de la realidad social, las secuelas de la masificación y la frustración: una pintura adscrita a los presupuestos estéticos y técnicos del pop, y atenta a la pequeñez e incomunicación del ser humano en la sociedad contemporánea, que lo uniformiza y lo aboca a una sociedad alienada.

 

En esta fase de su investigación Anzo demostró una inusitada capacidad para inventar representaciones mentales de aspecto sensorial; es decir, de generar conceptos pensados por primera vez. Había potenciado las capacidades de su imaginación (entendida aquí como sinónimo de invención o inventiva), como facultad para atisbar imágenes nuevas.

 

 

 

 

Aislamiento 86, Col·lecció Martínez Guerricabeitia, Univerrsitat de València

 

 

 

 

No en vano, Anzo había puesto sobre el tapete “el malestar de la tecnología” con sus propias herramientas y soportes. Sustituyó lienzos, óleos y acrílicos por aluminio anodizado, haces metálicos, madera lacada, espejos, cristales, acero inoxidable tratado al chorro de arena, pintura nitrocelulosa, clichés de aluminio presensibilizado, fotograbados, fotolitos, dibujos sobre aluminio con posteriores veladuras de color, etc. Y todo ello al servicio de unas formas propias de los nuevos soportes: laberintos tecnológicos, tuberías de conducción que se bifurcan por caminos que no llevan a ninguna parte, turbinas, meandros, curvas, esquemas…, así como piezas, circuitos y engranajes de las computadoras…, y rodamientos industriales incrustados, además de otros utensilios y artefactos técnicos de la época, tales como archivadores, máquinas de oficina –de escribir o calcular-, etc.

 

Esta etapa anziana (quizás la más “experimental” de su largo periplo creador), trasluce una visión existencialista del hombre urbano ante la cultura maquinista y el mundo tecnológico. “Aislamientos” resueltos técnica y procedimentalmente con los materiales –no convencionales-, “antipictóricos”, propios de la era industrial.

 

Juan Ángel Blasco Carrascosa (comisario)