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ALFARO Y EL JAZZ
Cuando la noche se rompe en mil sonidos

 
 
 
Jazz-collage, 1994 © Col·lecció Andreu Alfaro
 
 
 
 
 
 
 
La exposición Alfaro y el jazz. Cuando la noche se rompe en mil sonidos reúne una selección de esculturas y dibujos que el artista valenciano Andreu Alfaro (Valencia 1929-Godella 2012) realizó en torno al jazz, la mayoría de ellas provenientes de la serie “Jazz” (1994). Organizada por el Col·legi Major Rector Peset, la muestra se enmarca en la celebración en nuestra ciudad de Jazz Eñe, la iniciativa de internacionalización del jazz peninsular promovida por la Fundación SGAE con la colaboración de CulturArts-Música y la Universitat de València. El título de la exposición está tomado de un poema de Marc Granell inspirado en uno de los trabajos del escultor valenciano en torno a esta música. 
 
Andreu Alfaro (Valencia 1929 - Godella 2013) fue un gran melómano. De entre todas las músicas, sentía verdadera pasión por el jazz y, en especial, por las figuras legendarias del swing norteamericano de los años 30 y 40. Pero donde más disfrutaba de la escucha de esta música era en el ambiente cercano e íntimo de los clubs de jazz. Cada vez que viajaba a NY asistía a algún concierto, y no era extraño verlo dibujar del natural, verdaderamente complacido. 
 
 
 
 
Billie Holiday, 1994 @ Col·lecció Andreu Alfaro
 
 
 
 
 
Para Alfaro el jazz no era solo un particular estilo musical o la mejor expresión de la identidad cultural afroamericana, representaba también, según confesó, un estado del espíritu capaz de “cantar las penas para transformarlas en gozo” que le recordaba los difíciles años de la posguerra cuando “oía las canciones de las criadas, como se llamaban entonces, que se contestaban las unas a las otras cantando desde los patios mientras cocinaban o tendían la ropa".
 
En 1994, reconocido a nivel internacional como uno de los principales renovadores de la escultura española de la segunda mitad del siglo XX, quiso consagrar una serie “a la música de los negros norteamericanos, que tanta alegría apasionada me ha proporcionado, desde el corazón a los pies, a lo largo de toda mi vida», como declararía.  No era el primer artista en abordar el jazz, basta recordar trabajos memorables de Man Ray, Matisse, Mondrian, Lee Friedlander, Pollock o, en el caso de nuestro país, de Tàpies, Guinovart o Tharrats, entre otros. Sin embargo, el acercamiento al jazz desde la escultura contaba con pocos antecedentes. De ahí que el realizado por Alfaro, un conjunto de esculturas y dibujos que agrupó bajo el nombre de Jazz —por lo demás, particularmente brillante—, concite un interés suplementario.
 
Esta exposición reúne una selección de trabajos pertenecientes a esta serie junto a un grupo de dibujos procedentes de cuadernos de viaje del artista que no fueron concebidos para ser mostrados en público. Todos ellos muestran algunos de los rasgos más significativos de la obra de Alfaro[FE3] , como es “la interpretación de la escultura como un dibujo en el espacio”, según ha señalado la crítica. Bajo este prisma, sirviéndose del hierro y, no por casualidad, del latón pulido, un material presente en sus primeros trabajos como escultor, Alfaro evoca motivos e instrumentos básicos del jazz, incluidos la voz y el cuerpo, cuyas posibilidades expresivas este estilo musical ha llevado a límites insospechados.
 
 
 
 
Jardín de Jazz, 1994 @ Col·lecció Andreu Alfaro
 
 
 
 
 
La misma energía, viveza, simplicidad y elegancia del trazo desplegada en las esculturas destaca en los dibujos sobre papel, en algunos de los cuales la sonoridad propia del jazz parece haber encontrado refugio en los círculos negros que pugnan por expandirse sobre la superficie del papel, mientras que otros se ejecutan desde la experiencia de la escucha de una pieza musical, como una exploración visual presidida por la improvisación y la expresividad individual, premisas indisolublemente ligadas al jazz.
 
Mostradas pocas veces al público, las obras dedicadas al jazz representan un conjunto sobresaliente y autónomo que muestra el Alfaro más alegre y juguetón y, a la vez, al artista más lúcido e inspirado.
 
Toni Picazo
 
 
 
"1935", 1994 @ Col·lecció Andreu Alfaro