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EL SALER PER AL POBLE, ARA!
El poder de la ciutadania en la transformació responsable del paisatge i del territori

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Organiza y produce:
 
 
 
Universitat de València. Vicerectorat de Cultura i Igualtat
Ajuntament de València. Regidoria de Conservació d'àrees naturals i Devesa - Albufera
Centre Cultural La Nau de la Universitat de València
 
Colabora:
 
 
 
 
 
 
Fundació General de la Universitat de València
Servici Devesa - Albufera. Ajuntament de València
Col·legi Territorial d'Arquitectes de València (CTAV)
Caixa Popular
RTVE
Arxiu Fílmic de la Filmoteca. Institut Valencià de Cultura. Generalitat Valenciana
 
Comisariado:
 
 
 
 
Carles Dolç Soriano, arquitecte
Tito Llopis, Vetges Tu i Mediterrània SLP - VTiM arqtes
Felipe Martínez Llorens, arquitecte
Luis Alberto Perdigón Fernández, arquitecte
Maria Josep Picó Garcés, periodista
 
 
 
 
 
 
 
 
 
© Eduardo Alapont
 
 
 
 
 
La Devesa del Saler es un paisaje entrañable para la ciudadanía, un área de esparcimiento de la metrópolis de L’Horta, un conjunto de ecosistemas de enorme biodiversidad y un elemento esencial del parque natural del Parc Natural de l'Albufera. En 1962 el Ayuntamiento de Valencia promovió un plan para urbanizarla y convertirla en una marina mediterránea más, destinada al alojamiento temporal del “turismo de masas” con el que Manuel Fraga Iribarne, ministro entonces de Información y Turismo, planteaba colonizar los espacios marítimos más singulares. 
 
El proyecto de urbanización, que firmaba el arquitecto madrileño Julio Cano Lasso y que fue impulsado por un grupo de inversores con fuertes intereses inmobiliarios y financieros entre los que estaba el Banco Urquijo, fue acogido de entrada con admiración por la sociedad valenciana. El Plan fue aprobado el 1965 por el consistorio que presidia el alcalde Adolfo Rincón de Arellano, comenzó a ejecutarse poco tiempo después y pronto se van a visualizar sus efectos destructores en el bosque y la playa del Saler.
 
 
 
 
 

 
 
 
 
 
En aquellos años finales de la década de los sesenta, algunas voces minoritarias apuntaron las críticas iniciáticas al proceso urbanizador. Fueron biólogos y ambientalistas que comprobaron los daños y la ausencia de criterios de respecto a la naturaleza en les obres en marcha en el Saler. Voces como las de los profesores Docavo, Mansanet o Gil Corell, a las que se van a sumar Félix Rodríguez de la Fuente con un programa de “Vida Salvaje” en televisión española en 1970, van a provocar una primera polémica pública y generaron en la sociedad valenciana dudas fundamentadas sobre la bondad de la urbanización de la Devesa.
 
Cuando en 1973 la subdirectora de Las Provincias, María Consuelo Reyna, publicó en mayo tres artículos muy críticos sobre el proyecto y las obras, el diario cambió de posición y se convirtió en altavoz de una larga polémica. A principios del 1974 el Ayuntamiento de Valencia, alertado por las críticas persistentes y ya presidido por Miguel Ramón Izquierdo, un nuevo alcalde designado por el gobierno central, propuso una remodelación del plan urbanizador que, presentado en público, no cambiaba los criterios del plan original. Pero en aquellos momentos, en la sociedad civil, el movimiento ciudadano que se oponía a urbanizar la Devesa estaba configurado.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
El Saler per al poble fue el emblema de la campaña ciudadana que en el verano del 1974 planteó con rotundidad que la urbanización era un desastre y que se debía recuperar la Devesa. Junto con las críticas ambientalistas, argumentaba que se había expropiado un bien comunal incumpliendo la Ley del 1911 de cesión a Valencia de la propiedad de La Albufera, que la ciudad perdía un pulmón verde y que como operación económica la urbanización era una calamidad para las finanzas municipales. El movimiento ciudadano fue apoyado por las asociaciones vecinales nacidas en los barrios y pueblos en el final del franquismo y por la iniciativa de profesionales diversos, sociólogos (Josep Vicent Marqués), arquitectos (Just Ramírez), docentes (Trini Simó), periodistas... Se juntaron 15.750 firmas oponiéndose a la urbanización, una cifra increíble bajo la dictadura, y se multiplicaron las alegaciones contra la remodelación que proponía el Ayuntamiento. Ocupa un lugar preeminente la contra exposición, informativa y propositiva, que se organizó en junio del 1974 en el Colegio de Arquitectos con el título “El Saler: Dades per a una decisió col·lectiva”, que tuvo una repercusión ciudadana mayor que la oficial de la remodelación del plan. Y en septiembre se convocó una concentración en el Saler reprimida por la dictadura...
 
 
 
 
 
© Pere Prada
 
 
 
 
 
El trabajo del movimiento ciudadano consiguió que no se continuara construyendo la urbanización. Los edificios que todavía hay en el interior del bosque del Saler, la autopista que lo estrangula o el campo de golf son algunos de los recuerdos o cicatrices de una urbanización que habría acabado con la Devesa.
 
La primera corporación democrática valenciana, presidida per Ricard Pérez Casado, paralizó definitivamente la ejecución del plan urbanizador, inició en 1980 los estudios para la recuperación del Saler y aprobó el Pla Especial protector de la Devesa en 1982. Después, en 1986, la Generalitat declaró el Parc Natural de l'Albufera donde se incluye la Devesa del Saler, comenzó la regeneración de los sistemas dunares (1990-2000) arrasados por la urbanización y la ordenación de los usos turísticos de la zona.
 

Con la voluntad de continuar en la línea de aquel movimiento ciudadano que evitó la derrota del Saler, la exposición que presentemos trata también de la actualidad de la Devesa. El libro que la acompaña no es un catálogo al uso, sino, más bien, una suma de artículos de diferentes autores que actualizan gran parte de los registros -científicos, culturales y sociales- posibles en un paisaje metropolitano tan singular como único.

 
 
 
 
 
© Eduardo Alapont
 
 
 
 
 
En el Parc Natural de l'Albufera quedan muchas cuestiones pendientes. Como preámbulo de nuestro trabajo fuimos coorganizadores del Simposio dedicado al Parque que se celebró en el Jardí Botànic de la Universitat de València en noviembre del año pasado, en el que se diagnosticaron problemas y se hicieron propuestas. Pensemos en cuestiones (o reivindicaciones) como restaurar las playas alteradas por la expansión del Puerto de Valencia, la recuperación de la calidad que tenía el agua del lago en 1960, la anomalía de una autopista que se dirige al corazón de un parque natural, el campo de golf en contradicción completa con la riqueza de los ecosistemas del Saler, el futuro de las edificaciones existentes en la Devesa, recuperar la conexión del poblado de El Saler con su puerto, etc.
 
Quedan muchas cosas por hacer y habría que debatirlas para planificar adecuadamente su futuro a corto y largo termino. La participación ciudadana será aquí esencial.
 
 
 
 
 
© Pere Prada