
En el marco del primer "Encuentro de Excelencia: Emprende en Salud", celebrado en el Aula Magna de la Facultad de Medicina y Odontología de la Universitat de València el pasado 16 de septiembre, tuvimos la oportunidad de conversar con uno de los protagonistas de la jornada: Primitivo Roig, odontólogo, emprendedor y fundador de Clínicas W, conocido por impulsar el método Slow Dentistry, una filosofía que apuesta por una odontología más consciente, humana y de calidad.
Su ponencia despertó un gran interés entre el alumnado y el profesorado asistente, inspirando reflexiones sobre la innovación, la gestión y el papel de la odontología en el bienestar integral de las personas. En esta entrevista, Roig nos habla sobre los orígenes de su proyecto, su visión del futuro del sector y el valor de fomentar el espíritu emprendedor desde las aulas universitarias.
1. ¿Qué fue lo que te motivó a emprender en el sector odontológico y crear tu propia clínica con un enfoque diferente?
Mi motivación nació de una doble convicción: la pasión por la odontología y la necesidad de transformarla. Crecí en una clínica dental familiar, y eso me permitió entender muy pronto que la gestión y la experiencia humana eran tan importantes como la técnica. Desde mis primeros años como profesional comprendí que ejercer una odontología de calidad requería no solo destreza clínica, sino también liderazgo, organización y visión de futuro. Con el tiempo, esa inquietud me llevó a crear mi propio modelo de clínica, donde el rigor científico, la gestión eficiente y la excelencia asistencial convivieran en armonía. Esa visión desembocó en lo que hoy conocemos como Odontología Slow: una forma de trabajar que busca la excelencia sin prisas, priorizando el bienestar del paciente y la satisfacción profesional del dentista y su equipo.
2. El concepto de Slow Dentistry ha generado mucho interés. ¿Cómo explicarías a un estudiante de odontología qué significa realmente trabajar bajo este enfoque?
La Odontología Slow no trata de hacer las cosas despacio, sino de hacerlas bien. Es una filosofía profesional que integra la evidencia científica, la gestión eficiente y la atención humana. Significa que cada procedimiento, cada decisión y cada interacción deben responder a un propósito claro: ofrecer la máxima calidad posible, sin sacrificar el bienestar del profesional ni del paciente. A los estudiantes les diría que la odontología slow es la síntesis entre el conocimiento técnico y la gestión consciente del tiempo, de los recursos y de las emociones. En un mundo que parece premiar la velocidad, la odontología slow reivindica el valor de la pausa y del detalle. Trabajar bajo este enfoque te permite ser más productivo, reducir el estrés, aumentar la satisfacción de tu equipo y, sobre todo, devolver a la profesión su esencia más noble: cuidar con excelencia y humanidad.
3. ¿Cuál ha sido el mayor reto que ha enfrentado en su carrera como emprendedor dentro del ámbito sanitario?
El mayor reto ha sido, sin duda, mantener la coherencia entre los valores personales y las exigencias del mercado. Vivimos en un entorno competitivo, acelerado y a menudo dominado por la inmediatez. Defender una odontología basada en la calidad, la calma y el respeto por el paciente no siempre es fácil cuando todo invita a correr. He tenido que aprender a ser paciente, a confiar en que los buenos resultados llegan cuando se construyen sobre bases sólidas y sostenibles. También ha sido un desafío y una satisfacción formar equipos de múltiples clínicas que compartan esta metodología y consolidar así un modelo de gestión y de odontología que demuestre que la excelencia desde la calma no solo es posible, sino también rentable y accesible para el paciente.
4. ¿Qué competencias o habilidades crees que un joven odontólogo debería empezar a desarrollar ya si sueña con emprender en el futuro?
Les diría que, además de dominar la clínica, deben prepararse como líderes y gestores. El dentista del futuro debe saber trabajar con personas, inspirar equipos y entender la clínica como una empresa de salud, donde la calidad asistencial y la sostenibilidad van de la mano. La empatía, la comunicación, la gestión del tiempo, la planificación y la capacidad de adaptación son habilidades esenciales. Y, sobre todo, deben cultivar la curiosidad y la formación continua. En un oficio que cambia tan rápido, solo aprendiendo constantemente podremos seguir ofreciendo lo mejor de nosotros mismos a nuestros pacientes.
5. Si pudieras dar un único consejo a los estudiantes que ahora mismo se plantean emprender, ¿cuál sería?
Les diría que el éxito no está en llegar rápido, sino en llegar bien. Les diría también que emprender no es correr, sino construir. Que el éxito no se mide por la velocidad, sino por la coherencia, la calidad y la capacidad de disfrutar del camino. Les animaría a rodearse de personas que compartan sus valores, a ser honestos, a actuar con rigor y a recordar siempre que en la odontología, como en la vida, menos puede ser más. Emprender con propósito, con calma y con pasión es, en mi opinión, la forma más inteligente de alcanzar el éxito. Y me atrevería a decir que también la felicidad.








