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Hoy tienes un examen muy importante en el colegio y te encuentras fatal. Te duele el estómago y la cabeza. Tal vez tengas los músculos tensos, te tiemblen las manos o estés sudando. Sabes que no te ha picado el bichito de la gripe, pero es posible que tengas lo que coloquialmente se conoce como "nervios", y, más correctamente, ansiedad ante los exámenes.

He aquí cómo funciona la ansiedad. Supongamos que te preocupa el examen de matemáticas porque el último examen de esa asignatura no te fue muy bien. O tal vez estás tenso porque en el último examen te fue de maravilla y eres de esas personas que les gusta sacar todo sobresaliente. Cuando estás preocupado y tenso, todo tu cuerpo puede verse afectado.

Ansiedad de ejecución

La ansiedad ante los exámenes, en realidad, es un tipo de ansiedad de ejecución. Este tipo de ansiedad es el que se experimenta una persona cuando le preocupa cómo va a rendir (hacer algo), sobre todo cuando se trata de algo muy importante. Por ejemplo, puedes tener ansiedad de ejecución cuando te presentas a una prueba de selección para formar parte de la banda de música o el equipo de baloncesto de tu colegio.

Mientras están haciendo un examen, es posible que te pongas muy nervioso, sientas cosquilleos ote duela la panza o tengas dolor de cabeza tensional. Algunas personas pueden empezar a temblar o a sudar, o notar que el corazón les va más deprisa de lo normal mientras esperan a que les repartan el examen. Un estudiante con una ansiedad muy fuerte ante los exámenes puede incluso tener la sensación de que tiene que ir de vientre o de que va a vomitar.

¿Te suena a conocido? No eres el único. Pregunta a otras personas y descubrirás que todo el mundo - adultos y niños - experimentan alguna ansiedad antes de un examen. De hecho, una pequeña dosis de ansiedad puede ser positiva, al mantenerte centrado en la tarea y concentrado. Pero, cuando los síntomas son tan intensos que no te permiten funcionar o cuando estás tan ansioso que te encuentras realmente mal, lo más probable es que no puedas dar lo máximo de ti mismo.

Por supuesto, si no te has preparado bien el examen, es posible que estés preocupado - y por un buen motivo. Este tipo de ansiedad no es tan fácil de abordar porque, aunque consigas calmarte, seguirás sin saber las respuestas. Cuando te hayas preparado bien un examen y aprendas a controlar la ansiedad, tu conocimiento podrá resplandecer y sacarás buena nota.

¿No más exámenes?

Si los profesores saben que los estudiantes se estresan con los exámenes, ¿por qué los siguen poniendo? Lo creas o no, tanto los profesores como los alumnos se benefician de los exámenes. Los exámenes miden en qué medida los alumnos están aprendiendo las habilidades y la información que les enseñan los profesores. Y los exámenes de toda clase forman parte de la vida - desde el examen que harás algún día para sacarte el carné de conducir hasta el examen que tendrás que hacer si, por ejemplo, de mayor quieres ser médico.

¿Por qué nos ponemos ansiosos?

Bueno, puesto que no podemos prohibir los exámenes, tal vez te interese saber cómo controlar la ansiedad ante los exámenes. La ansiedad es la sensación que experimenta una persona cuando espera que ocurra algo malo o estresante. Cuando estás bajo estrés, tu cuerpo libera la hormona adrenalina, que te prepara para reaccionar ante el peligro, ¡como cuando corres para escaparte de tu hermano mayor! La adrenalina provoca los síntomas físicos de la ansiedad, como sudoración, palpitaciones y respiración rápida. Estos síntomas pueden ser leves o intensos.

Si te centras en lo malo que podría ocurrir, tu preocupación aumentará todavía más. Puedes pensar: "¿Y si me olvido de todo?" o "¿Y si el examen es demasiado difícil?" Demasiados pensamientos como estos no dejan mucho espacio en tu mente para que puedas concentrarte en las preguntas del examen. Las personas con ansiedad ante los exámenes también se pueden estresar a consecuencia de las reacciones físicas propias de la ansiedad y pensar cosas como: "¿Y si vomito?" o "¡Oh no, me están temblando las manos!"

Estos pensamientos pueden hacer que la persona se altere todavía más, aumentando su nivel de ansiedad. La persona se sentirá peor, e incluso más distraida y más incapaz de concentrarse.

¿Quién se pone ansioso?

Cualquier persona puede tener ansiedad ante los exámenes, pero aquellas personas que quieren contestar bien a todas las preguntas son más propensas a sentirse de ese modo. Esto recibe el nombre de perfeccionismo. Los niños que se preocupan mucho también pueden ponerse ansiosos a última hora. A los niños perfeccionistas y que tienden a preocuparse más de la cuenta les cuesta mucho aceptar sus propios errores o no sacar una calificacion perfecta. Esto crea una gran presión sobre ellos.

Como ya hemos mencionado antes, no haberse preparado bien para un examen (¡buff!) puede provocar ansiedad ante los exámenes. Los niños que no duermen lo suficiente también son más propensos a la ansiedad ante los exámenes.

¿Qué puedes hacer?

Tal vez estés leyendo este artículo y diciéndote para tus adentros: "¡Vaya, me veo retratado!" En tal caso, nos alegra que seas capaz de reconocer lo que te pasa. Ahora puedes dar los primeros pasos para controlar tu ansiedad ante los exámenes. Aquí tienes varias formas de hacerlo:

Pide ayuda. Explícaselo a tu madre, tu padre, tu profesor o el psicólogo escolar de tu colegio. El mero hecho de hablar con alguien sobre tu ansiedad ante los exámenes puede ayudarte a sentirte mejor. Descríbeles qué te ocurre cuando te enfrentas a un examen y ellos podrán ayudarte a encontrar algunas soluciones. Por ejemplo, aprender técnicas de estudio puede aumentar tu confianza en ti mismo el día del examen.

Prepárate bien para el examen. Presta atención en clase. Haz los deberes. Estudia para el examen. Si lo haces, será más probable que el día del examen tengas la sensación de que dominas la materia.

Espera lo mejor. Una vez te hayas preparado para el examen, piensa en positivo. Dite a ti mismo: "He estudiado y estoy preparado para dar lo máximo de mí mismo".

Aparta de tu mente los pensamientos negativos. Estate pendiente de cualquier mensaje negativo que puedas estar enviándote a ti mismo sobre el examen (por ejemplo, "No se me dan bien los exámenes" o "Si saco mala nota en este examen, suspendo la asignatura"). Este tipo de pensamientos puede empeorar la ansiedad e impedir que hagas bien el examen.

Acepta tus errores. Todo el mundo se equivoca. Sé más condescendiente con tus propios errores, sobre todo si te has preparado para el examen y para rendir al máximo.

Cuídate. Rendirás mejor si dedicas suficiente tiempo a jugar, duermes lo suficiente y te alimentas bien. Esto es importante todos los días, pero asegúrate sobre todo de cumplirlo el día antes del examen.

Respira mejor. Sí, por supuesto que tú ya sabes respirar. ¿Pero sabías que los ejercicios de respiración pueden ayudarte a calmarte? (De todos modos, intenta no coger demasiado aire porque podrías marearte.) Así es como debes respirar: Inhala (inspira) lenta y profundamente por la nariz, y después exhala (espira) lentamente por la boca. Hazlo cuatro veces seguidas. Si practicas un poco, varias veces, ¡tal vez te resulte más fácil respirar la próxima vez que hagas un examen!

Revisado por: D'Arcy Lyness, PhD
Fecha de la revisión: febrero de 2007