E.C.P.  Unidad de investigación centrada en la persona.

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Algunas reflexiones sobre el

Enfoque Centrado en la Persona

 

Ricard Marí.

 

 

El Enfoque Centrado en la Persona, o también llamado de forma harto inadecuada No Directivo, se basa en la obra de Carl R. Rogers. Como señala J. Hipólito (1999), bien se trate de la Orientación No Directiva, de la Terapia Centrada en el Cliente, del Enfoque Centrado en la Persona, de la Pedagogía Centrada en el Alumno o Experiencial, de los Grupos de Encuentro, de la Gestión de Recursos Humanos o de Gestión de Empresas, de Mediación de Conflictos Sociales, Políticos o Raciales, hay que resaltar su continuo empeño en el camino de la libertad y de la liberación de las fuerzas del ser humano como motor de la actualización de sus potencialidades a partir de la confianza y el respeto a la persona.

 Para comprender la obra y la contribución de C. Rogers al conocimiento de la persona y al desarrollo de la psicología y de la psicoterapia en particular, hay que insertarlo en su historia y trayectoria personal, de la que cabe destacar su formación liberal y de profundo carácter científico, su oposición a todo determinismo y elementarismo psicológico, uniendo su punto de vista a la corriente existencialista, a la Fenomenología y la psicología de la Gestalt, y su actitud de confianza en la capacidad del ser humano en actuar libremente y decidir sobre su propio futuro. Un planteamiento teórico muy encontrado con el practicismo norteamericano.

 En su formación psicológica tuvo ocasión de trabajar con G. Watson y W. Kilpatrick y de formarse, en la Universidad de Columbia, en los principios filosóficos y pedagógicos de la “educación progresiva” de John Dewey que tendrán una gran influencia en su formación. Profesionalmente conoció el trabajo de Alfred Adler y de Otto Rank y Sandor Ferenczi de quienes recogió, entre otras, sus inquietudes en la valoración de los sentimientos, la necesidad de contar con la voluntad del paciente en la terapia y el establecimiento de una relación terapéutica “cálida”.

 Sus trabajos se sitúan en el ámbito de la Psicología Humanista cuyos supuestos y aplicaciones defienden, entre otros, Otto Rank -como iniciador-, Kurt Goldstein, Andreas Angyal, Abraham H. Maslow, Rollo May, D. Snygg, A.W. Combs y, de alguna manera, Gordon W. Allport, así como de la Fenomenología Existencial, etc.

            Carl Rogers ha sido el psicólogo más influyente de la historia norteamericana, en concreto el más influyente teórico en el campo de las teorías humanísticas de la personalidad. Su obra y sus ideas en los diferentes campos de lo humano son incontestables y, parece, que se puede afirmar que todos los psicólogos, psicoterapeutas y pedagogos de cualquier escuela o tendencia han dispuesto, en algún momento de su formación, de algún texto o referencia al trabajo desarrollado por Carl Rogers. 

Si nos centramos en su obra, Rogers no presenta una teoría sobre la persona o la personalidad. Sus estudios, fundamentalmente experimentales y dinámicos, le obligan a plantearse una definición o estructuración metodológica (hipótesis según el autor) de la persona que cambia.

Desde una perspectiva existencial, esta persona que cambia, lejos de un determinismo o pesimismo genético-psicológico o social, es descrita como un ser capaz de comprenderse y de reaccionar libre y responsablemente a lo largo del desarrollo de su existencia y este desarrollo será positivo si se encuentra en ciertas condiciones ambientales favorables creadas por una relación interpersonal. 

Siguiendo esta descripción de la persona, Rogers insiste en considerarla como un todo -organismo- organizado, dinámico y abierto, en la que existe un deseo de estabilidad, de coherencia y deseo de unidad y orden. Este organismo, dice, está constantemente en movimiento hacia niveles superiores de conciencia y de realización. Para la realización de este desarrollo dispone de un potencial organísmico como una tendencia a la autorealización y autoperfeccionamiento. Una tendencia direccional constructiva. 

Todo este proceso determina un sistema fluido cambiante, en el que la relación de ayuda va a permitir que el organismo encuentre un clima adecuado para que la persona sea capaz de percibir su experiencia, ser más ella misma, posibilitándose, de este forma, aquel proceso de crecimiento que Rogers ha encontrado experimentalmente en sus clientes en la relación psicoterapéutica. 

Se trata de establecer un clima relacional orientado a que la persona se pueda encontrar consigo mismo y así pueda desarrollar sus potencialidades inherentes. Es decir, el profesional que establece esa relación de ayuda por un lado y la tendencia actualizante del individuo por otro llevan a la persona total a su desarrollo integral.

           Casi desde los orígenes, las ideas centrales del ECP ampliaron su campo de acción hacia ámbitos sociales, laborales, organizacionales, educacionales, político culturales, etc. marcando un modo de ser en el mundo con cualidades específicas.

           Sin olvidar las publicaciones realizadas sobre el ECP, la figura de Carl Rogers es una de las más destacadas en el mundo de la Psicología y la Psicoterapia Centrada en la Persona y el Enfoque Centrado en la Persona es uno de los modelos de ayuda más utilizados en el mundo. Tanto los aspectos personales como sociales encuentran su espacio en el Enfoque Centrado en la Persona, pero, sin abandonar el diálogo y el encuentro, existe un consenso amplio en la necesidad del desarrollo científico de nuevas orientaciones paradigmáticas tanto en la teoría como en la práctica. Hay que reelaborar la evaluación y los indicadores de progreso de la terapia individual y de grupo, hay que replantear la comprensión de la persona desde su espacio social hasta considerar el grupo como un aspecto central de esta orientación. 

Desde esta posición cobra importancia el estudio de la noción de poder, de las competencias, la resolución de conflictos, la integración, la marginación, etc. Esto es, desarrollar las implicaciones más revolucionarias de la antropología centrada en la persona. 

En el campo de la terapia y de la investigación es necesaria una teoría de la comprensión intercultural y de la gestión de los grandes grupos que permita ofrecer ayuda a los grandes problemas sociales y políticos. 

Estas últimas reflexiones deberían ser un refuerzo para aplicar la creatividad al campo de la formación y de la investigación que cobran nuevos horizontes desde la insistencia en una inicial hipótesis social. Insistimos, pues, en la necesaria investigación epistemológica en la búsqueda de un nueva paradigma para la nueva orientación centrada en la persona que considera los conflictos como procesos a resolver y no como enfermedades respecto de las cuales todo está ya decidido.

 

Algunas publicaciones recomendadas:

BÁGUENA, M.J. (1996), El acercamiento fenomenológico-humanista a la personalidad. En PELECHANO, V., Psicología de la personalidad. Barcelona. Ariel, pp. 195-221.

Barker, C., Pistrang, N., & Elliott, R. (1994). Research methods in clinical and counseling psychology. Chichester, England: John Wiley & Sons. [paperback edition, 1995].

BARRET-LENNARD, G.T. (1998). Carl Rogers’Helping System: Journey & Substance. London. Sage.

BOZARTH, J. (1998), Person-Centered Therapy: A Revolutionary Paradigm. Ross-on-Wye. PCCS Books.

CAMPOS, A. (1982), La psicoterapia no directiva. Barcelona. Herder.

DE PERETTI, A. (1987). Présence de Carl Rogers. Ramonville Saint-Agne. Érès.

Elliott, R., & Anderson, C. (1994). Simplicity and complexity in psychotherapy research. En R.L. Russell (Ed.), Reassessing Psychotherapy Research pp. 65-113. New York: Guilford Press.

Elliott, R. (1996). Are Client-Centered/Experiential Therapies Effective? A Meta-Analysis of Outcome Research. En U. Esser, H. Pabst, G-W Speierer (eds.), The power of the Person-Centered-Approach: New challenges-perspectives-answers (pp. 125-138). Kšln, Germany: GwG Verlag.

PAGÈS, M. (1977), La vida afectiva de los grupos. Esbozo de una teoría de la relación humana. Barcelona. Fontanella.

PATTERSON, C.H. (1975), Orientación autodirectiva y psicoterapia. Teoría y práctica. México. Trillas.

ROGERS, C.R. (1973), Grupos de encuentro. Buenos Aires. Amorrotu.

ROGERS, C.R. (1974), El proceso de convertirse en persona. Buenos Aires. Paidos.

ROGERS, C.R. (1978), Orientación psicológica y pricoterapia. Madrid. Narcea.

ROGERS, C.R. (1980), El poder de la persona. México. El Manual Moderno.

ROGERS, C.R. (1997), Psicoterapia centrada en el cliente. Barcelona. Paidós.

ROGERS, C.R. y KINGET, G.M. (1971), Psicoterapia y relaciones humanas. Madrid. Alfaguara.

ROGERS, C.R. y Rosemberg, R.L. (1981), La persona como centro. Barcelona. Herder.

SMITH, P.F. (1998), Nouvelles perspectives pour l’evolution de l’approache centrée sur la personne. Brennpunkt, nº spécial 1998, p. 103-112 (1).

YELA, M. (1971), Una psicoterapia de la libertad. Prólogo a ROGERS, C.R. y KINGET, G.M., Psicoterapia y relaciones humanas. Madrid. Alfaguara.

 

 

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Última modificación: 29 de octubre de 2003