1964. Bitola, Macedonia

Mis inicios están vinculados con la toma de fotografías en bodas, que era muy rentable, pero después de un corto período de tiempo, decidí probar y entrar en la fotografía de noticias, ya que era un reto atractivo para mí.

En dos años, las guerras comenzaron en el territorio de la antigua Yugoslavia. Macedonia se estaba convirtiendo en un país independiente por primera vez en su historia. Fue un gran privilegio tomar fotos desde la creación del país, y yo y mi cámara fuimos testigos de todos los eventos que estaban ocurriendo en esos momentos incómodos.

La salida de los militares yugoslavos  del territorio macedonio causó grandes tensiones y la guerra se palpaba en el aire. Yo era una de las pocas personas fotografiando la salida del JNA, el ejército yugoslavo. Este hecho cambió mi carrera para siempre al encontrarme con los fotógrafos de las agencias  EPA y AFP en busca de imágenes.

La siguiente fue la guerra en Macedonia en 2001, muy emotiva para mí, pero ya había acumulado experiencia y mi propio punto de vista como fotógrafo para poder hacer frente a todos los desafíos del conflicto. Desde un punto de vista profesional, lo hice muy bien, pero emocionalmente yo estaba muy deteriorado.

 

Pronto forme parte del equipo de fotógrafos de deporte de la agencia  EPA y empecé a viajar por todo el mundo cubriendo campeonatos europeos de fútbol,​​baloncesto y balonmano. Ahí realmente encontré el porqué de mi carrera, haciendo fotografías de jóvenes, felices y saludables. No había violencia, todo estaba bien organizado, en condiciones controladas y las fotos de eventos deportivos se publican ampliamente en los medios de comunicación. Seguía cubriendo noticias, pero fuera de todos los focos mediáticos, tan sólo aquello que pasaba en Macedonia y los alrededores.

A partir de abril de este año una vez más me encontré con una gran historia, los inmigrantes que pasaron a Macedonia en su camino hacia una vida mejor. Al principio no había mucho interés por parte de los medios europeos y americanos, me sacudió el corazón y el alma ver otro Éxodo. A medida que pasaba el tiempo la historia fue creciendo, las imágenes cada vez más horribles, cada vez más interés. Para mí en este momento, las publicaciones en los periódicos más grandes del mundo no eran tan importantes como lo fue capturar y mostrar el sufrimiento humano y la tragedia de esas personas y mostrar al mundo el horror de lo que estaba ocurriendo. Mi objetivo era tratar de ayudar a la gente a través de mis envíos diarios de lo que estaba pasando, para tratar de despertar la conciencia de los poderosos del mundo mostrando lo explícito, aquello por lo que pasan los refugiados cada día en su camino hacia una vida mejor.

El tiempo dirá si tuvimos éxito en nuestros esfuerzos, no sólo para informar, sino también para ayudar.

 

 

 

Marko se sintió atraído por la fotografía en su primera juventud. Después de años de experimentación, descubrió el poder narrativo de la fotografía como lenguaje de comunicación socialmente comprometido. Durante seis años, estuvo trabajando como reportero gráfico en diferentes medios de comunicación en Serbia. Recientemente, cambió su interés por proyectos de largo plazo sobre varios aspectos de la realidad social. World Press Photo lo seleccionó para participar en clase magistral para los fotógrafos jóvenes desde el sureste de Europa en 2010. Su trabajo fue reconocido por grandes organizaciones. Algunos de estos reconocimientos son: Press Photo Serbia - Foto del Año 2012, seguido de otros seis premios Press Photo Serbia en diferentes categorías en periodo de 2010 a 2013, premio de la revista de estado a la mejor fotografía en los medios de Serbia en 2010, agencia de fotografía Beta, premio especial para los deportes. El trabajo de Marko fue publicado en diferentes revistas regionales e internacionales y ediciones web, y se presentó en más de cincuenta exposiciones. Es colaborador habitual de la revista National Geographic Serbia.