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Contabilidad pública y contabilidad empresarial: similitudes y diferencias

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La intervención General de la Administración del Estado (IGAE), como centro directivo de la contabilidad pública, a lo largo de los años ha impulsado diferentes proyectos con el objetivo de modernizar la contabilidad de sus entidades. Destacan el Plan General de Contabilidad Pública (PGCP) de 1981, el de 1994, y finalmente el PGCP de 2010, que entró en vigor el 1 de enero de 2011. 

6 de septiembre de 2016

En su artículo “El nuevo Plan General de Contabilidad Pública y la normativa de desarrollo contable aplicable a las entidades integradas en el sector público administrativo estatal”, José Alberto Pérez, interventor General de la Administración del Estado; asegura que este último PGCP responde a la intención de armonizar los criterios de contabilidad pública en España. En línea con las Normas Internacionales de Contabilidad Pública (NICSP), en el PGCP’10 se aumenta la calidad y cantidad de informes de los estados financieros, asegura Pérez.

Por su parte, Isabel Brusca, de la Universidad de Zaragoza, analiza en su estudio “Contabilidad pública vs. Contabilidad privada: la reforma de la contabilidad pública frente a la empresarial”; las novedades del último PGCP y las principales diferencias entre las dos entidades. En primer lugar, asegura que tradicionalmente la normalización contable pública en España “ha tomado como referencia la normativa contable aplicable al sector empresarial, adaptándola a sus peculiaridades”.

Tradicionalmente la normalización contable pública en España “ha tomado como referencia la normativa contable aplicable al sector empresarial, adaptándola a sus peculiaridades”

Seguidamente, la autora destaca el marco conceptual como una novedad importante del PGCP’10 en relación al de 1994, que carecía de uno. Este se divide a su vez en seis apartados y se ha inspirado en el marco del PGC, pero también en el del IASB, el del AECA y el de la NICSP. Aunque mantiene sus propias diferencias, tales como la explicitación de la rendición de cuentas como objetivo de la información contable pública.

Dentro de este marco, también es interesante subrayar que el PGCP’10 incluye a los estados financieros de las empresas, un estado adicional representativo de la ejecución y liquidación del presupuesto de la entidad, dado que una de las principales preocupaciones de las Administraciones es el control del gasto, puesto que se financian a través de impuestos, que recaudan de ciudadanos y empresas.

En este sentido, respecto al punto 4º del marco conceptual, según destaca Brusca, además de los elementos tradicionales que integran los estados financieros económico-patrimoniales, el PGCP añade aquellos que se vinculan al estado de flujos de efectivo y otros específicos de la contabilidad pública. Por tanto, su diferencia más significativa está en la definición de activos.

Su diferencia más significativa está en la definición de activos

El PGCP los define como “bienes, derechos y otros recursos controlados económicamente por una entidad, resultantes de sucesos pasados, de los que la entidad obtendrá en el futuro rendimientos económicos o un potencial de servicio”. Así, a diferencia del PGC, el PGCP también considera a los activos aquellos elementos que no generan rendimientos económicos a la entidad, sino a la colectividad.

Por lo que respecta al concepto de pasivos y patrimonio neto el PGCP sigue las mismas directrices que el PGC. En este sentido, ocurre lo mismo con la concepción de ingresos y gastos.

  • Pasivos: obligaciones actuales surgidas como consecuencia de sucesos pasados, cuya extinción probablemente reducirá los recursos.
  • Patrimonio neto: parte de los activos de la entidad, una vez deducidos todos sus pasivos. Aunque existan diferencias importantes en lo que representa al patrimonio para cada tipo de entidad. Para una empresa el patrimonio representa recursos de los propietarios, mientras que en una Administración pública, el concepto de propietario no existe.
  • Ingresos y gastos: diferencia los ingresos y gastos que componen la cuenta del resultado económico de aquellos otros que se imputan directamente al patrimonio de la entidad.

A su vez, también son muy parecidos, entre el PGC y el PGCP,  los criterios de reconocimiento de estos elementos que configuran los estados financieros patrimoniales.

El fin último de las AAPP no es la rentabilidad sino proporcionar servicios públicos, como ya hemos dicho,  por tanto, además de las diferencias antes explicadas, también se señala que a diferencia del PGC, el PGCP recoge en su plan, en relación a los criterios de valoración, la posibilidad de aplicar el modelo de revalorización, aunque solo en aquellos casos en los que el valor contable no sea representativo del real y exista un mercado significativo.

A la hora de aplicar las transferencias y subvenciones el PGCP trata de acotar la tipología de estas en operaciones que constituyen un ingreso, un pasivo o una aportación patrimonial. Sin embargo, en la presentación de las cuentas anuales la principal diferencia está en la información del tipo presupuestario que afecta también al contenido de la memoria, no solo a la existencia del estado de liquidación del presupuesto.

En definitiva, el PGCP mantiene la orientación iniciada ya hace unas tres décadas de aproximar la normativa contable pública a la empresarial, tal y como afirma la autora, aunque ajustándose a la particularidades existentes entre ambos tipos de entidades.