HISTORIA DEL CINE DANÉS


El cine mudo

Las primeras proyecciones de cine tuvieron lugar en el cine Panorama de la plaza del Ayuntamiento de Copenhague en junio de 1896, con una programación de películas producidas en el extranjero. El primer realizador cinematográfico danés fue el fotógrafo Peter Elfelt que, entre 1896 y 1912, rodó cerca de 200 cortometrajes documentales sobre la vida en Dinamarca; el primero fue En trineo con perros groenlandeses (Kørsel med grønlandske Hunde). También rodó la primera película de ficción danesa, La ejecución (Henrettelsen,1903). En 1906, el propietario de una sala de cine, Ole Olsen, fundó la primera compañía cinematográfica, Nordisk Film, dirigida, principalmente, al mercado de exportación de cortometrajes. En 1909 se establecieron otras compañías danesas y, en 1910, el número había aumentado a diez. A partir de la primavera de 1910, Nordisk Film modificó su política y apostó por el cine de tema contemporáneo, inspirada por La trata de blancas (Den hvide Slavehandel,1910), la primera película danesa con una duración superior a los 30 minutos, producida por la compañía de Århus Fotorama. La prolongación de la duración de las cintas permitió profundizar en las escenas y tomar conciencia del valor artístico del cine, tal como se aprecia en la película de Urban Gad El abismo (Afgrunden,1910), rodada para la productora Kosmorama, película que convirtió a Asta Nielsen en la primera gran estrella cinematográfica femenina de Europa. Se trataba de un melodrama erótico, género predilecto de los años de la edad de oro del cine danés. El primer intento de Nordisk Film en el género, Las tentaciones de la gran ciudad (Ved Fængslets Port,1911) de August Blom, significó el lanzamiento de Valdemar Psilander, que se convertiría en el más conocido galán del período. En 1911, Nordisk Film fue la primera compañía europea de importancia en apostar por el largometraje, del que podían llegar a venderse centenares de copias al extranjero. Fue principalmente la calidad técnica y fotográfica de las películas lo que causó mayor admiración a nivel internacional. El éxito económico de la compañía, que en 1912 proporcionó unos beneficios del 60% a sus accionistas, motivó la creación de una serie de nuevas compañías cinematográficas. Sin embargo, la mayoría de ellas pronto tuvieron que cerrar. A partir de 1913, el cine danés perdió, poco a poco, su posición predominante en el mercado. Las compañías extranjeras también habían empezado a realizar largometrajes y la competencia se hizo más dura. Varias compañías danesas empezaron a producir largometrajes literarios ambiciosos, como Juegos amorosos (Elskovsleg,1913) de Holger Madsen y Atlantis (1913) de August Blom, según las novelas de, respectivamente, Arthur Schnitzler y Gerhart Hauptmann. En 1914 se rodó la película pacifista Abajo las armas (Ned med Vaabnene) con guión de Carl Th. Dreyer, basada en la novela de Bertha von Suttner. Nordisk Film produjo, además, una serie de comedias cortas dirigidas, en su mayoría, por Lau Lauritzen. El independiente Benjamin Christensen obtuvo un gran éxito con la película de espionaje El misterioso X (Det hemmelighedsfulde X,1914) y con el melodrama policíaco La noche de la venganza (Hævnens Nat,1916), ambas, obras maestras de la cinematografía danesa.

Durante la Primera Guerra Mundial, EEUU se convirtió en la mayor potencia cinematográfica del mundo y la exportación de cine danés decreció. Después de la guerra, tan sólo quedaban unas cuantas compañías: Filmfabrikken Danmark, que se limitaba a la producción de documentales; la nueva Dansk Film Co., que se había especializado en películas estelares protagonizadas por el popular Olaf Fønss; y Nordisk Film, atrapado en una desesperante crisis financiera. En los años de posguerra, Dreyer se inició como director en Nordisk Film con el melodrama El presidente (Præsidenten,1919), al que le siguió la ambiciosa Páginas del libro de Satán (Blade af Satans Bog, 1921), inspirada en la película Intolerance (1916) del cineasta norteamericano D.W. Griffith, tanto en los aspectos técnicos (montaje rápido y dramático), como en la temática, pues trataba de la maldad del mundo a través de los tiempos. Posteriormente, Nordisk Film se vio obligada a reducir su actividad y prácticamente se limitó a producir las películas del nuevo director artístico de la compañía, A.W. Sandberg. Sin embargo, sus ampulosas adaptaciones de obras literarias, como por ejemplo, de Charles Dickens, no tuvieron el éxito esperado. En 1929, la compañía tuvo que declararse en quiebra, aunque reapareció ese mismo año como compañía productora de cine sonoro. En 1920 apareció la primera película de dibujos animados danesa, Tres hombres diminutos (De tre smaa Mænd), creada por Robert Storm Petersen que, tras una serie de pequeñas películas de animación, abandonó la producción. El mayor éxito de los años veinte se debió a la compañía Palladium, fundada en 1921, con Lau Lauritzen como jefe artístico. Él fue el creador de la pareja cómica Faro y Remolque, (Fyrtaarnet og Bivognen, Fy y Bi), interpretados por los actores Carl Schenstrøm y Harald Madsen. Fy y Bi protagonizaron un gran número de comedias que tuvieron una aceptación extraordinaria a nivel internacional. Entre las más logradas se encuentran Vester Vov Vov (1927) y Don Quijote (1925), rodada en España, que fue una original propuesta innovadora. Palladium produjo, asimismo la principal película muda de Dreyer, el drama familiar intimista El amo de la casa (Du skal ære din Hustru, 1925), que le proporcionaría al cineasta varias ofertas para rodar una película sobre Juana de Arco en Francia.


El cine sonoro

A finales de los años veinte, el cine danés se encontraba en una verdadera encrucijada. El cine mudo estaba en vías de ser sustituido completamente por el cine sonoro y en todo el mundo se experimentaba con las nuevas técnicas. Pronto, el cine y la tecnología daneses seguirían los pasos de la evolución mundial. Dos ingenieros daneses habían estado trabajando en un sistema de cine sonoro desde 1918, y en octubre de 1923 el resultado de sus esfuerzos se dio a conocer bajo el nombre de Sistema de Cine Sonoro de Petersen y Poulsen. En 1929, Nordisk Film se constituyó en una sociedad de cine sonoro, basado en el nuevo sistema y, ya en el año 1930, se estrenó la primera película sonora escandinava (aunque no hablada en danés) con el título de Eskimo, una coproducción francesa, alemana y noruega dirigida por George Schneevoigt. Esta película no tuvo éxito, pero, en cambio, sí lo tuvo el siguiente largometraje de Schneevoigt, el primero de habla danesa, El pastor de Vejlby (Præsten i Vejlby,1931), según el relato de Steen Steensen Blicher. Con ello, se acrecentó el predominio de Nordisk Film en el mercado danés, y la posición de Schneevoigt se vio reforzada. Este último realizó, entre 1930 y 1933, la mayor parte de las películas danesas, sobre todo un gran número de las grandes comedias de los años treinta, como por ejemplo Odds 777 (1932).

El auge de la década de los treinta

En los años treinta, el cine se convirtió en el espectáculo predilecto de los daneses. Resultaba barato ir al cine y el número de entradas vendidas no paraba de crecer. Las películas más populares y más vistas eran las que venían de EEUU, aunque los espectadores daneses también acogieron la comedia danesa, producida, principalmente, por las nuevas compañías como ASA (1937), artífice de la gran popularidad que alcanzaron los actores Marguerite Viby, Liva Weel, Ib Schønberg y Poul Reichhardt. Sin embargo, el cine danés fue criticado por su falta de calidad y la promulgación de las leyes para el cine de 1933 y 1938 suscitó un debate acerca de la manera de asegurar la existencia y calidad del cine danés. La ley de 1938 hizo posible la creación de diversos organismos estatales como el Consejo del Cine, el Fondo Cinematográfico y la Central Cinematográfica Nacional, que debían orientar la evolución del cine danés. También se realizaron numerosos documentales en Dinamarca en los años treinta. En colaboración con Dansk Kulturfilm (Cine Cultural Danés, creado en 1932), la Central Cinematográfica Nacional estableció los marcos de una producción danesa de películas de divulgación, cortometrajes y documentales. Una de las películas más controvertidas de los años treinta fue Danmark (1935) de Poul Henningsen, que había optado por el jazz moderno como fondo musical y por un montaje rítmico de vanguardia. La película sobre la asignación a la tierra de los campesinos y su abolición, Por orden del Rey(Kongen bød, 1938), producida por Dansk Kulturfilm, tuvo una gran repercusión. Aparecieron nuevas productoras como Minerva-Film (1935), para la que Theodor Christensen y Karl Roos realizaron varios documentales en un estilo completamente nuevo, como por ejemplo Un rincón de Selandia (Et Hjørne af Sjælland,1938) e Irán - la nueva Persia (Iran - det nye Persien, 1939).

El cine danés durante la ocupación alemana

La ocupación alemana de Dinamarca, de 1940 a 1945, fue especialmente propicia para los intereses del cine danés, puesto que muy pronto los alemanes prohibieron la importación de películas provenientes de los países aliados. El número de producciones aumentó notablemente y el cine danés gozó de una situación especialmente favorable. Se realizó una larga serie de documentales educativos que describían la vida cotidiana y la cultura danesas desde diversos ángulos. El hecho de ir al cine para ver películas danesas se convirtió en un símbolo de resistencia contra las fuerzas de ocupación. Continuaron las comedias y las farsas, y las estrellas de cine de los años treinta seguían atrayendo a un gran público, pero también se realizaron películas más serias, como por ejemplo Alegrías estivales (Sommerglæder,1940) de Svend Methling, basada en un relato de Herman Bang. Cineastas de la talla de Bodil Ipsen y Lau Lauritzen jr. se consolidaron en este período a través de los thrillers psicológicos Descarrilado (Afsporet,1942), La melodía del crimen (Mordets Melodi,1944) y Obsesión (Besættelse,1944), que dejaban bien a las claras que sus directores dominaban el lenguaje cinematográfico moderno, a la vez que eran capaces de ofrecer una imagen verosímil de la realidad danesa. También impresionó Johan Jacobsen con la película por episodios Ocho acordes (Otte akkorder,1944). No obstante, la mayor película danesa de la ocupación la realizó el gran cineasta Carl Th. Dreyer: Dies Irae (Vredens Dag,1943), un relato del siglo XVII sobre la represión de la sensualidad y el amor por un sistema hostil a la vida, que podía interpretarse perfectamente como un comentario alegórico a la ocupación.

La posguerra: el tema de la ocupación, el cine para adolescentes y las comedias populares

En los primeros tiempos de la posguerra, una serie de realizadores consiguieron elevar el listón artístico del cine danés, prolongando de esta manera la tendencia de la ocupación hasta entrados los años cincuenta. En los años inmediatamente posteriores a la guerra, el tema central fue precisamente la ocupación alemana. En 1945, Bodil Ipsen y Lau Lauritzen jr. presentaron Los prados rojos (De røde Enge) y Johan Jacobsen, El ejército invisible (Den usynlige Hær), dos películas sobre la ocupación alemana que combinaban el realismo y el pathos melodramático. Pronto les seguirían películas más sobrias y profundas, así como algunos documentales que trataban el tema: por un lado, Tu libertad está en juego (Det gælder din Frihed,1946) de Theodor Christensen, en parte rodada clandestinamente y producida para el Consejo de Liberación, y por otro, la versión más oficial y descafeinada realizada con motivo del décimo aniversario de la liberación, Los cinco años (De fem År,1955). La línea realista fue continuada en una serie de películas, como por ejemplo Ditte, hija de hombre (Ditte Menneskebarn,1946) de Bjarne Henning-Jensen, según la novela de Martin Andersen Nexø, El soldado y Jenny (Soldaten og Jenny,1947) de Johan Jacobsen y Café Paradis (1950) de Bodil Ipsen & Lau Lauritzen jr., película sobre la realidad de un alcohólico. Bjarne Henning-Jensen ofreció, junto con su esposa Astrid, una película ambientada en un barrio obrero que trata los problemas de unos niños, Esos condenados niños (De pokkers Unger,1947), tema que sería recurrente en las películas y los debates públicos de la época. Las primeras películas que trataron los problemas de la adolescencia se mantenían en un tono realista a la vez que pesimista y hacían hincapié en los peligros y las tentaciones que acechan a la adolescencia, como es el caso de Juventud peligrosa (Farlig Ungdom,1953), Falsas apariencias (Blændværk,1955) y Posos (Bundfald,1957). El nuevo estilo de Aquellos divertidos años (De sjove år,1959) presagió el papel predominante que iba a jugar la cultura juvenil en la sociedad del bienestar de los años sesenta.

El período comprendido entre 1945 y 1960 también estuvo marcado por la renovación de los géneros habituales del cine danés. En 1950 se estrenó la primera película de la productora cinematográfica ASA, basada en una de las novelas de Morten Korch, Los caballos rojos (De røde heste), que se convertiría en uno de los mayores éxitos de taquilla del cine danés y sería seguida por una serie de dieciocho películas, todas ellas basadas en textos de Morten Korch. Estas películas, escenificadas en un plácido ambiente rural, que producía seguridad en un período violento de desintegración y modernización, y que, a su vez, lograban combinar elementos del cine negro y del melodrama, definieron las normas que regirían para la nueva comedia popular danesa. También gozaron de gran aceptación otras comedias de la época, como por ejemplo las películas Padre de cuatro hijos (Far til Fire,1953-1961 y 1971), basadas en una popular historieta sobre un padre que está solo con sus cuatro espabiladísimos hijos, y las películas de El poeta y su musa (Poeten og Lillemor,1959-1961), igualmente basadas en una popular historieta sobre una joven pareja de artistas y los problemas cotidianos característicos de la época. Finalmente, estaban las farsas dedicadas a la vida militar, Compañeros de la mili (Soldaterkammerater,1958-1962 y 1968). En 1948, Dinamarca instauró sus propios premios cinematográficos, los Bodil, que entregaba la Asociación de Trabajadores del Cine cada año, en el mes de enero.

La nueva ola y la competencia de la televisión

La nueva ola del cine francés se propagó a los demás países europeos hacia 1960, al mismo tiempo que la televisión se convertía en un medio público internacional que ofrecía un amplio repertorio de películas, creando así una situación difícil para las salas de exhibición y para el cine danés en general. La primera legislación fílmica, que con algunas modificaciones subsistió hasta el año 1972, había considerado que el cine era un mero entretenimiento sujeto a imposición fiscal y determinaba que el Estado debía decidir previamente si los exhibidores eran merecedores de una subvención o no. El propósito de este sistema de ayudas era el de evitar la concentración y la coincidencia entre distribuidores, productores y exhibidores. A su vez, se pretendía llevar una política cultural con exigencias en cuanto a la programación de las salas. Además, las salas pagaban una serie de tasas e impuestos que también podían ser utilizados para trazar una política cultural cinematográfica. Sin embargo, la primera ley moderna para el cine, de 1964, introdujo una serie de ayudas, a la vez que concedía la condición de arte al cine, con lo que era susceptible de recibir subvenciones aunque debía seguir basándose fundamentalmente en la recaudación. Con la ley de 1972, se decidió la creación del Instituto Danés de Cinematografía y las ayudas fueron incorporadas a los Presupuestos Generales del Estado. Al mismo tiempo se suprimieron las subvenciones a las salas de exhibición con el fin de garantizar el libre mercado. A partir de 1972, la gran mayoría de las películas danesas fueron realizadas mediante ayudas estatales y, desde 1981, prácticamente ninguna película ha sido producida con medios íntegramente privados. En 1989 se introdujo el llamado régimen del 50/50 (en 1997, modificado al 60/40), con lo que se ampliaron las posibilidades de una financiación mixta, es decir, del Estado y de las productoras privadas. El objetivo de este régimen era el de permitir que los productores de cine que pudieran adelantar una garantía que cubriese el 60% de los gastos de producción de una película, solicitaran el 40% restante directamente al consejo de administración del Instituto Danés de Cinematografía, sin tener que pasar antes por los consejeros oficiales del cine. En los años noventa, las ayudas estatales han seguido jugando un papel decisivo en la producción cinematográfica danesa, a la vez que la evolución internacional parece exigir, cada vez más, la cofinanciación y coproducción, tanto a nivel europeo como mundial.

En el período 1960-1972 se consolidó una nueva generación de directores con una nueva propuesta, más moderna y realista. Astrid Henning-Jensen siguió el camino que había trazado con Infiel (Utro,1966) y, luego, con Los hijos del invierno (Vinterbørn,1978), mientras que Bent Christensen, con sus delicadas comedias sociales, Harry y el mayordomo (Harry og kammertjeneren,1961) y Los vecinos (Naboerne,1966), cuyos guiones había escrito con Leif Panduro, trazó nuevos caminos para la comedia popular danesa. Los dos directores más importantes de la nueva ola fueron Palle Kjærulff-Schmidt, que trabajó en estrecha colaboración con el escritor Klaus Rifbjerg, y Henning Carlsen. Kjærulff-Schmidt se consolidó a través de sus finas recreaciones psicológicas en Weekend (1962) y Érase una vez una guerra (Der var engang en krig,1966). Henning Carlsen se inició con la película rodada clandestinamente en Sudáfrica Dilemma (1962) y alcanzó renombre internacional al adaptar para la pantalla grande la novela de Knut Hamsun Hambre (Sult,1966). Sven y Lene Grønlykke realizaron un único largometraje, la obra maestra Balada para Carl-Henning (Balladen om Carl-Henning,1969). Dejando a un lado esta producción relativamente escasa de cine de calidad de los años sesenta, el cine danés siguió aplicando, a grandes rasgos, las fórmulas populares de sobra conocidas. La legalización de la pornografía en 1969, propició la aparición del género pornográfico en el cine, dando lugar a un aumento de la exportación de películas danesas. La comedia tradicional danesa sería continuada a través de, entre otras, la sátira social Todos estamos locos (Vi er allesammen tossede,1959), que cuestionaba los valores de la sociedad de bienestar, protagonizada por Dirch Passer y Kjeld Petersen, que aquí interpretaron tal vez sus mejores papeles en el cine. En 1954, el cineasta Erik Balling fue nombrado director de Nordisk Film, una posición desde la que apoyó la innovación del estilo de las películas populares danesas. Su obra principal fue la serie de largometrajes sobre La Banda de Olsen (Olsen-banden), trece películas rodadas entre 1968 y 1981, todas ellas construidas sobre una misma estructura. Un trío de pequeños delincuentes que, aunque se dejan embaucar, al principio, por el gran capital y los poderosos sindicatos de gángsteres extranjeros, acaban superando todos los escollos gracias a su gran ingenio. Esta serie, que dio la vuelta al mundo, fue uno de los mayores éxitos del cine danés y tuvo, en 1998, su epílogo con la película La última baza de la Banda de Olsen (Olsenbandens sidste stik), codirigida por Tom Hedegaard y Morten Arnfred. Durante este período, el documental danés también tomó nuevas direcciones. Henning Carlsen y Tørk Haxthausen fueron los artífices, hacia el año 1960, de un estilo documental moderno. Sin embargo, la figura predominante del género documental y del cortometraje fue, sin duda, Jørgen Roos que, en sus películas sobre Groenlandia, como por ejemplo en la galardonada Knud (1966), dedicada al explorador polar danés Knud Rasmussen, se mantuvo fiel a la tradición danesa.

Éxito internacional

Los géneros populares siguieron dominando la producción danesa tras la aplicación de la nueva ley del cine de 1972. El cine literario y el realismo obtuvieron el reconocimiento internacional, gracias a las dos películas premiadas con el Oscar, El festín de Babette (Babettes gæstebud, 1987), adaptación por Gabriel Axel de un relato de Karen Blixen, y Pelle el Conquistador (Pelle Erobreren, 1987) de Bille August, según la novela de Martin Andersen Nexø. La siguiente película de Bille August, Las mejores intenciones (Den gode vilje, 1991), basada en las memorias de Ingmar Bergman, también fue un éxito a nivel internacional. Con las adaptaciones para el cine de la novela de Isabel Allende La casa de los espíritus (1993), y del best-seller de Peter Høeg La señorita Smila (Frøken Smillas fornemmelse for sne, 1997), Bille August alcanzó un gran éxito de público, aunque sus tratamientos cinematográficos de algunos clásicos y best-sellers de la literatura no siempre han sido merecedores de los elogios por parte de la crítica especializada. Al mismo tiempo, las películas de vanguardia de Lars von Trier, El elemento del crimen (Forbrydelsens element, 1984), Europa (1990), El reino (Riget, 1994) y El reino II (Riget II, 1997), le dieron a conocer en el extranjero. El melodrama que realizó en 1996, Rompiendo olas (Breaking the Waves), le permitió conquistar un nuevo y amplio público. Sin embargo, detrás de estos realizadores de primera línea se esconde una amplia producción que ha sabido sobrevivir a pesar de la disminución del número de películas producidas anualmente desde los años setenta. La tradición realista abarca un amplio abanico que va desde las recreaciones de la vida de la clase obrera en Johnny Larsen (1979) de Morten Arnfred, hasta las descripciones socialrealistas de la juventud y el realismo histórico de La sombra de Emma (Skyggen af Emma, 1988) y Los chicos de San Petri (Drengene fra Sankt Petri,1991) de Søren Kragh-Jacobsen. Nils Malmros también ha dado muestras de una gran delicadeza psicológica en sus muchas veces galardonados largometrajes sobre la vida de los niños y los adolescentes en provincias: Muchachos (Drenge, 1977) y El árbol de la ciencia (Kundskabens træ, 1981). El dolor del amor (Kærlighedens smerte, 1992) presagió, en este realizador, un cambio en su aproximación temática y estética. Las mismas circunstancias se dan en el caso del largometraje histórico Barbara (1997), basado en una novela de Jørgen-Frantz Jacobsen y rodada en formato internacional. Esta película fue la más taquillera de 1997. Directores como Bille August y Søren Kragh-Jacobsen también han sido galardonados por sus largometrajes infantiles y, a partir de los años ochenta, se ha creado una serie de películas de dibujos animados danesas de gran calidad, como por ejemplo La guerra de los pájaros (Fuglekrigen, 1990) de Jannik Hastrup.

Los años setenta fueron testigos del resurgimiento del género policíaco con, entre otras, las películas Diecinueve rosas rojas (Nitten røde roser, 1974) de Esben Høilund Carlsen, y Un poli (Strømer, 1976), de Anders Refn. Una nueva generación de realizadores se asomó a la luz internacional con el estreno del thriller El vigilante nocturno (Nattevagten, 1994) de Ole Bornedal. Los nombres más prometedores de la nueva hornada de realizadores son Thomas Vinterberg, Nicolai Winding Refn, Niels Arden Oplev, Anders Rønnow Klarlund y Lotte Svendsen.

Erik Clausen se presenta como uno de los principales innovadores de la comedia popular de la época, gracias a su popularismo grosero y crítico en películas como Cirkus Casablanca (1981) y Los liberados (De frigjorte, 1993). Englobadas en este género se encuentran asimismo las comedias modernas de Helle Ryslinge, como Corazones flambeados (Flamberede hjerter, 1986), Russian Pizza Blues (1992) de Michael Wikke y Steen Rasmussen, así como El amor de mi vida (Den eneste ene, 1999) de Susanne Bier. Jon Bang Carlsen y Jørgen Leth se han distinguido en el género documental a través de, el primero, sus retratos a medio camino entre la realidad y la ficción, como en Un hombre rico (En rig mand, 1979,) y Hotel of the Stars (1981). Por su lado, Leth ha desarrollado tanto el cortometraje experimental, con por ejemplo La vida en Dinamarca (Livet i Danmark, 1971), como el reportaje épico, tal como lo demuestra su filme Las estrellas y los aguadores (Stjernerne og vandbærerne, 1973). También las realizadoras Dola Bonfils, Anne Wivel y Jytte Rex merecen ser mencionadas por el papel importante que han jugado en el cine documental y vanguardista más reciente.

En un momento en el que el cine danés acaba de celebrar el centenario de su nacimiento, constatamos que son los cineastas como Bille August y Lars von Trier los que, a través de grandes coproducciones internacionales, lo representan en el extranjero. Al lado de estos grandes nombres, una serie de realizadores se dedican a hacer comedias populares, largometrajes realistas, películas policíacas y documentales. En 1997, los diferentes organismos relacionados con la producción cinematográfica quedaron subordinados al Instituto Danés de Cinematografía, lo que parece permitir que la actual amplitud de la producción danesa continúe en el futuro. Por otra parte, el cine danés ha proseguido su marcha triunfal en 1998. El manifiesto artístico formulado por Lars von Trier y Søren Vinterberg en 1995, Dogma 95, hizo de la estética de las películas de bajo presupuesto un principio cinematográfico a la vez provocador y fructífero. Su aplicación ha desembocado en el gran éxito de Celebración (Festen) de Thomas Vinterberg, premio especial del jurado del festival de Cannes en 1998, que ha sido vendida a más de veinticinco países. Por su lado, Los idiotas (Idioterne), largometraje dogma de Lars von Trier, ha despertado un gran interés en todo el mundo. La tercera película dogma, Mifune (Mifunes sidste sang), de Søren Kragh-Jacobsen, consiguió un Oso de Plata a la mejor película en el festival de cine de Berlín en 1999. Finalmente, Lars von Trier fue merecedor de la Palma de Oro por su musical Bailando en la oscuridad (Dancer in the dark, 2000), en el festival de cine de Cannes, en cuyo marco se presentó además la cuarta película Dogma, El Rey vive (The King is Alive, 2000), de Kristian Levring. Una nueva generación de cineastas se inscribe así en el panorama internacional del cine.


© Marguerite Engberg y Ib Bondebjerg (texto)