Colócate en el lugar de tu padre y de tu madre, alternativamente, y expresa aquellas creencias negativas sobre el mundo, la vida, los hombres y las mujeres, sobre uno mismo y sobre nosotros como hijo/a. Después colócate como hijo/a y recibe esas creencias.
Es importante encontrar una creencia significativa que de verdad nos suponga una limitación en la vida. A continuación, hay que descubrir la intención positiva de esa creencia para, después, dejarnos sentir por qué otra creencia queremos sustituirla que tenga que ver con cómo desarrollar nuestra excelencia. Luego comprobamos si la intención positiva de la creencia original se respeta.
A continuación, nos ponemos en el lugar de la creencia limitante, le asociamos una imagen, una sensación y un mensaje y, lentamente, cambiando de espacio, nos asociamos a la nueva creencia, asociándola también a una imagen, una sensación y un mensaje. Recorremos ese camino entre la vieja y la nueva creencia varias veces, ya que somos seres pulsantes que nos movemos entre uno y otro estado. Lo importante es recorrer el camino.
De manera pausada cambiamos de un sitio a otro; los cambios en el alma requieren su tiempo.
Imagen – sensación – mensaje Imagen – sensación - mensaje
CREENCIA VIEJA NUEVA CREENCIA