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Thomas pág.2

 

Thomas pág.3

(aquí)

 

Thomas pág.4

 

FRAGMENTO DOUCE

 

Recordemos los hechos. Tristán no sólo logra convencer a su cuñado Kaherdin de la intensidad y la grandeza de su amor por la reina Iseo, sino que se embarca con él hacia Cornualles, donde los amantes vuelven a reunirse y donde Kaherdin conoce y se enamora de la doncella de la reina. A pesar de sus insinuaciones, Brangien duda en entregarse a su nuevo enamorado. No está segura de sus intenciones. Pero la reina consigue convencerla de la excelencia del caballero, y por tanto, de la conveniencia de ceder ante su valía. Brangien cede con gusto, pero una delación provoca la marcha precipitada de Tristán y Kaherdin.

Un sorprendente equívoco hace estallar la tormenta: mientras ellos ya se encuentran fuera del alcance de los delatores, Cariadoc, el pretendiente desdeñado por Iseo, persigue a los escuderos a los que toma erróneamente por el sobrino de Marc y su cuñado; les conmina a regresar en nombre de sus enamoradas, pero éstos, evidentemente, no se detienen ante tal demanda cortés y huyen aún más deprisa. Cariadoc vuela a contarle a Brangien la cobardía de su amante y a reírse de su deshonra. La doncella, furiosa por los ataques, irrumpe como un vendaval en la habitación de la reina. Aquí empieza el fragmento Douce.

 

 

A grandes rasgos podríamos resumir en dos grandes bloques aquellos elementos que la crítica ha considerado claramente poco corteses. Ambos apartados corresponden de hecho, a dos fases de la discusión entre las dos mujeres. El primero sería una cuestión de forma: la reina y la doncella se enzarzan en un cúmulo de acusaciones, reproches e insultos aparentemente impropios de la cortesía.

 

 

 

El segundo, una cuestión de fondo que únicamente atañe a la doncella: en un arranque sorprendente, Brangien acusa a la reina desde un punto de vista moralizante, atacando el adulterio y defendiendo la fidelidad al marido.

Vayamos por partes. De lo poco que conservamos de la obra de Thomas, el azar ha querido que nos hayan llegado dos escenas que en realidad representan dos disertaciones simétricas sobre un tema parecido. Tristan e Iseo, hemos visto, se aman con la misma intensidad. Pero también sufren en una proporción semejante, y Thomas lo va a demostrar.

A lo largo de casi setecientos versos, la escena del altercado con Brangien responde curiosamente a los mismos móviles que la que antecede a la boda de Tristán. Thomas se había embarcado, durante casi setecientos versos (¿es casualidad que incluso la proporción se asemeje?) del fragmento Sneyd que acabamos de ver, en una escena que pone en evidencia los desvaríos y elucubraciones de una mente torturada por el deseo insatisfecho.

Pero en definitiva, todo el proceso mental de Tristan se basa en un equívoco: Tristán cree que la reina le ha olvidado; la acusa porque piensa que Iseo, al fin y al cabo, disfruta del placer que le procura Marc; ya que la fidelidad incondicional y el dolor de la separación sólo los sufre él y no parecen servir de nada, concluye que tiene perfecto derecho a buscar satisfacción en otra parte. También sabemos que Thomas exculpa del error a Tristán aludiendo a la intensidad del sufrimiento que hace parecer lógico lo que en realidad no debería serlo. Simplemente se había equivocado. Tristán se arrepiente en último extremo, recupera la cordura y el razonamiento correcto, no sin autoimponerse una dura penitencia para paliar su culpa hacia la reina.

 

 

 

El fragmento Douce se inicia con otro equívoco: Brangien acusa a la reina porque ha tomado la mentira de Cariadoc por una verdad irrefutable. No se cuestiona la sinceridad del lauzengier. Primer error. Iseo cree enloquecer debido, por una parte, a que no puede llegar a entender cómo su amante ha huido ante la vil persona de Cariadoc sin hacerle frente; por otra parte, está aterrada de lo que Brangien, testigo directo del adulterio, puede llegar a decir bajo el efecto de la cólera.

 

 

Thomas alude a las dos preocupaciones de la reina, a sus dos anguises, cuando Brangien ha acabado la primera oleada de reproches:

Quant Ysolt cest curuz entent

Et ot icest desfïement

De la ren del mund que plus creit

E que melz s'onur garder deit

(Icest est sa joie et sun hait

K'issi vilment li dit tel hait),

Mult en est al cuer anguissee

Od ço qu'ele est de li iree:

Près del cuer ses ires li venent,

Deus anguises al quer li tenent,

Ne set de laquele defendre;

N'a qui ele se puisse prendre. (Douce, v.1337-1348)

Iseo se desespera. Primero, no desearía perder la amistad de su doncella, que le ha ayudado desde el principio de su aventura amorosa. Brangien le recuerda muy a propósito que sacrificó su virginidad para evitar, en la noche de bodas, que Marc descubriera la infidelidad de su esposa (v.1270-1280). No sólo eso, La reina, en un ataque de locura, estuvo tentada de matar a la doncella ante el riesgo de que ésta la delatara (v. 1281-1292). La reconciliación tuvo lugar, pero Brangien recuerda el enorme sacrificio precisamente cuando considera que la reina la ha entregado a un indeseable. De hecho vincula ambos casos: ella le habría perdonado su arranque de locura si no fuera porque ahora acabade echarla en brazos de Kaherdin. Es la gota que colma el vaso de su paciencia:

Cel forfez fod tut pardoné,

Mès ore est il renovelé

Par l'acheison e par engin

Que fait avez de Kaherdin. (Douce, v. 1293-1296)

Acto seguido, el desafío:

Jon avrai ben le vengement

De vus, de Tristan vostre ami.

Ysolt, e vus e lui deffi. (Douce, v.1332-1334)

 

 

Brangien amenaza con vengarse de ambos: de Tristán por haberle presentado a Kaherdin, de Iseo por haberla animado a aceptarlo, por hacer de vulgar casamentera a favor del hombre que menos valía (v1321-1330). Implacable. De ahí que Iseo no acabe de encajar bien los sucesivos y contundentes golpes bajos. No sabe cómo reaccionar. Por ello su doble preocupación: perder la amistad de la doncella le duele, pero el miedo a que hable la paraliza. Querría contaatacar, pero teme envenenar más la situación. Realmente Brangien la tiene en sus manos.

 

 

 

¿Cuál fue la primera reacción de Tristán en su monólogo previo a la boda? Buscar argumentos verosímiles para acusar a Iseo y justificar el deseo que le oprimía. ¿Qué hace la reina ante la avalancha de acusaciones? Lo mismo. Tristán debería haber confiado en la fidelidad de la reina y no perderse en silogismos falsos. Del mismo modo, Iseo debería confiar en Tristán y, al menos, poner en duda los reproches vehementes de la doncella.

Pero el miedo la inmoviliza. Iseo, como Tristán, escoge la solución más equivocada porque es la que tiene más a mano, la más visceral. Arremete pues contra quien menos culpa tiene. Tristán había recordado las duras pruebas y los sacrificios que había sufrido en vano por la reina para olvidar un amor dunt nul bien ne put avenir. Ahora le toca a ella. Si sorprendía encontrar en boca de un "amante cortés" parecidos despropósitos, Iseo no le va a la zaga. Esgrime los argumentos más descabellados(43) para poner de relieve la injusticia que padece por su culpa, y maldice a su amante:

Suspire et dit: «Lasse, caitive!

Grant dolz est que jo tant sui vive,

Car unques nen oi se mal nun

En ceste estrange regïun.

Tristran, vostre cors maldit seit!

Par vus sui jo en cest destreit!

Vus m'amenastes el païs:

En peine ai jo esté tuz dis;

Pur vus ai de mun seignur guerre

E de tut ceus de ceste terre,

Priveement et en apert.

Quin calt de ço? ben l'ai sufert,

E suffrir uncor le peüse,

Se l'amur de Brengvein eüse. (Douce, v.1349-1362)

Pierre Jonin ve precisamente en esta reacción de la reina un comportamiento extraño a la cortesía:

"Nous avons vu en effet que chez Iseut les révoltes contre l'amour s'accompagnent de révoltes contre Tristan, passagères il est vrai, mais très vives et extrêmement révélatrices aussi: «Tristran vostre cors maldit seit» Violence, vengeance, voilà des traits qui ne caractérisent pas au premier chef les héroïnes courtoises! (...) Si Thomas s'était davantage soucié de l'idéal courtois, il semble qu'il aurait non seulement supprimé ou atténué certaines de ces réactions, mais encore qu'il aurait accordé à son personnage une place et un rôle plus accentués dans la société." (44)

 

 

 

Podríamos correr un doble riesgo si seguimos este razonamiento. Primero, si suprimimos demasiado deprisa la posibilidad de que accesos de violencia y de ira se puedan dar también en la poesía de los trovadores, estaríamos creando una idea descafeinada de la "cortesía";  los trovadores no se presentan sólo como seres educados y civilizados que soportan las más duras injusticias sin rechistar.

 

 

Hemos visto precisamente algunos ejemplos del grado de violencia al que pueden llegar. En segundo lugar, y como consecuencia de lo que acabamos de decir, se corre el riesgo de aplicar a los textos de Tristan una visión parcial de la cortesía. Se puede pues llegar a la conclusión de que, sobre todo Thomas, él que quiso adaptar la leyenda a los postulados corteses, se equivocó(!). Incluso los más firmes defensores de la cortesía en el texto de Thomas parecen abordar el análisis de los textos con una idea preconcebida, lo que muchas veces conlleva censurar la habilidad o la capacidad de Thomas a la hora de escribir. Es decir, que se juzga lo que Thomas debería haber hecho y no hizo. Pierre Le Gentil por ejemplo, no podía dejar pasar por alto la contradicción:

"Thomas, cependant, est-il à l'abri de toute critique? N'aurait-il pas, en effet, trahi non pas son sujet, mais la cause même qu'il croyait servir, celle de la courtoisie? Car, en parant les amours de Tristan et Iseut de tous les prestiges courtois, il en a bien plutôt nuancé les formes que changé les effets." (45)

Jean Frappier seguía la misma idea:

N'était-il pas paradoxal de songer à remanier selon l'idéal courtois un roman où la fatalité enchaînait des amants irresponsables? Pareil dessein ressemblait à une gageure. A l'ambition de Thomas s'opposait la résistance du sujet. Ne s'est-il pas condamné à rester prisonnier d'une tradition qu'il prétendait dominer? De fait, il n'a pas évité un échec partiel. (...) Il n'a pu, il est vrai, repenser le Tristan et l'adapter à son goût sans briser par endroits ou pour le moins sans fausser une structure cohérente." (46)

Desgraciadamente no tenemos ni idea de lo que Thomas quiso hacer realmente, si no es a través de su propio texto. A juzgar por el deleite con el que Thomas desmenuza en ambas escenas los menores vericuetos y las mayores complicaciones del razonamiento humano, no parece que sintiera especial rechazo por las situaciones extremas. Claro que podríamos considerar que escribió su obra bajo encargo y que él, en su fuero interno, no participaba del todo de las ideas corteses. Pero antes de juzgar y condenar a Thomas por no haber escrito mejor su obra, sería conveniente y operativo investigar si, de verdad, no existe en la producción occitana vestigios de una ideología de la que Thomas hubiera podido extraer esos elementos extraños que falseaban una estructura tan coherente.

 

 

Sin insistir demasiado sobre lo que ya hemos desarrollado con respecto a Tristán, daremos algunos ejemplos más sobre la violencia, el deseo de venganza, y en general aquellos comportamientos extremos a los que se ven abocados los diferentes amantes corteses, debido siempre a una traición, a un engaño o sencillamente a la frustración. Guiraut de Bornelh discute con la doncella de su señora. Ésta parece ofendida porque se dice que requiere de amores a otra dama y exige una reparación de su enamorado.

 

 

Ante la doncella, el trovador critica una conducta que considera impropia de una señora:

Si•us quer conselh, bel'ami'Alamanda,

no•l me vedetz, c'om cochatz lo•us demanda;

que so m'a dich vostra domna traunda

que lonh sui fors issitz de sa comanda

que so que•m det m'estrai er e•m desmanda

Que•m conselhatz?(...)

Per Deu, Guiraut, ges aissi tot a randa

Volers d'amic no•s fai ni no•s garanda;

car si l'us falh, l'altre conve que blanda,

que lor destrics no crescha ni s'espanda.

Pero si•us ditz d'alt poi que sia landa,

vos la•n crezatz. (...)

S'ilh m'a mentit mais de cen vetz primera,

cudatz vos donc que totztems l'o sofera?

Semblaria c'o fezes per nescera

d'altr'amistat. Et ai talan que•us fera

si no•us chalatz!

[Si os pido consejo, hermosa amiga Alamanda, no me lo neguéis, que hombre atribulado os lo demanda: porque me ha dicho vuestra señora engañadora que me he alejado de su mandato, de modo que lo que antes me dio ahora me lo quita y me lo niega. ¿Qué me aconsejáis? (...) Por Dios, Guiraut, el deseo del amigo no se realiza ni se cumple de una sola vez; pues si el uno yerra, conviene que el otro perdone para que el daño de ambos no aumente ni se extienda. Pero si os dice que una alta montaña es un llano, creedla (...) Si ella ha sido la primera en mentirme más de cien veces, ¿os figuráis acaso que se lo soportaré siempre? Podría parecer que lo hago por falta de otro amor. Tengo ganas de pegaros, si no os calláis.] (47)

No se trata de la dama, pero es una buena muestra de la relatividad de la sumisión del amante que se rebela con violencia contra una norma injusta, precisamente porque no mide con el mismo patrón a la amada y al amante. Veamos a la dama a través de los ojos de Bernat de Ventadorn. Contra ella y contra Amor protesta el trovador. ¿La causa? El dolor, la pena, el daño que Bernat sufre y que no consiguen ablandar la dureza de la amada. Al contrario, ésta le ha dado muestras suficientes de indiferencia. Bernat ataca con el tema del carpe diem:

Pois fom amdui efan,

l'am ades e la blan;

e•s vai m'amors doblan

a chascu jorn del an.

E si no•m fai enan

amor e bel semblan,

cant er vehla, •m deman

que l'aya bo talan.

[Desde que los dos éramos niños no dejo de amarla siempre y de servirla, y mi amor se duplica cada día del año. Y si pronto no me concede amor ni me pone rostro amable, que cuando sea vieja me pida que le tenga buena voluntad.] (48)

 

 

 

Seguramente así no habla un enamorado de Chrétien de Troyes, por ejemplo, pero en la producción occitana abundan testimonios de este tipo. Elias Clairel habla de la traición y del engaño pues él, que más sirve a Amor, recibe la peor parte:

 

 

pero del dan

mi tengr'ieu per paguatz

s'ab eys l'enjan

don ieu fui enguanatz

vis lieys perir que•m menet per traversa.

[Pero me tendría satisfecho del daño si con el mismo engaño con que fui engañado viese perecer a quien me condujo de través.] (49)

Elias de Barjols le dedica a Leonor de Aragón, esposa del conde Raimon VI de Tolosa, una composición en la que expresa todo el resentimiento hacia su dama por los desdenes padecidos:

Mas ges tant no•l cal de mi

que•m don alegransa,

ans sai que per so m'ausi

quar l'am ses doptansa;

e s'aissi•m lonha de si

e non a membransa,

ben puesc dir que mala vi

sa guaya semblansa.

[Pero no se preocupa bastante de mí para darme alegría, antes bien sé que me mata porque la amo sin vacilación; y si de este modo me aleja de sí y no me recuerda, bien puedo decir que en mala hora vi su alegre rostro.] (50)

Elias maldice a su dama como Iseo maldice a Tristán. Lo único que varía son los motivos: el trovador se siente injustamente despechado, Iseo injustamente tratada por su amante: cree que Tristán se ha comportado como un cobarde y ha provocado la cólera de la única persona de la que depende su seguridad en la corte. Iseo piensa que Tristán la ha engañado como Tristán creyó que ella ya no le era fiel.

 

 

La similitud de ambos comportamientos se acentúa en la conclusión del episodio. Tras serenarse, Iseo comprenderá que se ha dejado llevar por el miedo y la cólera. Tristán se había impuesto una dura penitencia, lo recordamos, con el firme convencimiento de que Iseo le perdonaría al conocer su fidelidad recobrada. Iseo elige también un castigo ejemplar: un cilicio oculto entre sus ropas le hará recordar el dolor que sufre Tristán por ella. Sólo se lo quitará cuando sepa que se encuentra sano y salvo:

 

 

 

Pur la peine, pur la dolur,

Que tant ad eü par s'amur,

Pur anguise, pur la grevance,

Partir volt a la penitance.

Pur ço que Tristran veit languir,

Ove sa dolur vult partir (...)

Vest une bruine a sa char nue:

Oloc la portoit nuit e jur,

Fors quant colchot a sun seignur.

Ne s'en aperceurent nïent.

Un vou fist e un serment

Qu'ele ja mais ne l'ostereit,

Se l'estre Tristran ne saveit". (Douce, v.2015-2039)

Thomas concluye que jamás existió una amante más leal (Plus leale ne fud unc veüe. v.2031). La similitud de las dos escenas no pasó desapercibida tampoco a los detractores de la cortesía en el texto de Thomas, pero precisamente haciendo hincapié en demostrar que tanto Tristán, antes de la boda, como Iseo en esta escena, se apartan de cualquier tipo conocido de amantes corteses:

"C'est qu'en réalité Tristan était impatient des plaisirs de l'amour et que le souvenir d'Iseut ne lui suffisait plus. Même s'il a pu nous abuser quelque temps par ses interrogations incessantes ou les méandres de ses raisonnements, il nous faut pourtant conclure que son infidélité n'est courtoise ni dans son principe ni dans son aboutissement. Ces révoltes contre l'amour suivies de révoltes contre l'amant et de son abandon momentané (...) n'ont pas d'équivalent dans les romans de Chrétien, de Gautier d'Arras ou les lais de Marie de France. (...) Ce serait donc s'obstiner en vain que de vouloir interpréter certaines phases de l'amour d'Iseut et de Tristan en fonction des théories courtoises. Si les révoltes des amants et de Tristan en particulier se situent en dehors de la courbe sentimentale prévue, c'est tout simplement parce que Thomas donne à l'amour une base et certains développements qui non seulement ne relèvent pas de la courtoisie, mais s'y opposent." (51)

Ce serait donc s'obstiner en vain que de vouloir interpréter certaines phases de l'amour d'Iseut et de Tristan en fonction des théories courtoises. Nos obstinamos, pero esperamos que no sea en vano. Y en función de estas teorías corteses quisiéramos abordar el análisis del segundo grupo de rasgos "anti-corteses" del que hemos hablado al principio. Los argumentos de fondo. Seguramente tampoco tendrán équivalent dans les romans de Chrétien, de Gautier d'Arras ou les lais de Marie de France, pero es muy probable que sí los tengan en la lírica occitana.

Volvamos a Brangien. Pensamos que para entender el episodio, para averiguar cuál es el sentido que Thomas quiso dar a las duras invectivas de la doncella, habría que tener en cuenta al menos dos aspectos: ¿Cómo motiva el narrador que Brangien adopte en sus reproches un punto de vista tan moralizante? y ¿Cómo resuelve Thomas el impasse, cuál es la reacción de Iseo y de Brangien tras la disputa?

Ante el texto de Thomas, mucho más que ante el de Béroul, el lector tiene la sensación de que el narrador elabora, sobre la historia de Tristán e Iseo, distintas disertaciones sobre puntos problemáticos que se producen en una relación pasional. No es difícil rastrear en su texto planteamientos que se oponen, dicotomías o alternativas que muchas veces no obtienen una respuesta por parte de Thomas, sino que se plantean al público para que éste juzgue.

 

 

Recuérdese el famoso debate bajo forma de quiasmo sobre quién sufre más, si Marc, que posee el cuerpo de Iseo sin conseguir ser amado por ella; Iseo, que debe ofrecer su cuerpo a Marc y no puede poseer el que más desea; Tristán, que rehúye el cuerpo ofrecido de Iseo de las Blancas Manos, mientras desea en vano a la reina, o la esposa de Tristan, que no consigue ni el amor ni el cuerpo de su marido.

 

 

 

Thomas no emite su parecer, sino que plantea el problema para que los enamorados, los que saben de estos asuntos, decidan quién ama y quién sufre más (Le jugement facent amant. v.1089). Se trata del mismo recurso utilizado en el joc partit o en el tornejamen occitanos, donde de dos a cuatro trovadores toman la palabra para debatir sobre un tema que les preocupa y ruegan a una dama, a veces varias, que decidan quién tiene más razón, o quién es el que mejor ha defendido su postura.

En el monólogo antes de la boda, Thomas privilegiaba el punto de vista de Tristán permitiéndose comentar sus reacciones. Pero en este caso, se trata de un diálogo entre las dos mujeres, carente por completo de anotaciones del narrador. Asistimos pues a una verdadera batalla dialéctica, que da pie a que Thomas elabore una doble disertación basada en la alternancia de la focalización. Que juzgue el público.

 

 
 

 

 

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Notas

(43)Llega a imaginar que todo es una conjura entre Tristán y Kaherdin para robarle la amistad de Brangien y llevarla al cuidado de Iseo de las Blancas Manos (!) v.1367-1398. De hecho, este argumento retorcido es el que desencadena en Brangien la segunda oleada de acusaciones, a partir del v. 1399, y en un tono mucho más preocupante para la reina.

(44)Jonin, P., op.cit., p.320-321. El razonamiento sigue poniendo en evidencia que Thomas no ha sentido especial predilección por mostrar los detalles del atuendo de una reina propios de la cortesía: "Il est bien rare que l'éclat d'une héroïne courtoise ne soit rehaussé par ses vêtements ou sa parure, signalés à plusieurs reprises dans le roman (...) Quoiqu'il en soit, Thomas a une fois de plus laissé passer l'occasion qu'il avait de se livrer à un exercice courtois: la description des joyaux. (...) Cette lacune est d'ailleurs minime en comparaison d'autres beaucoup plus frappantes. L'aspect mondain et féodal à la fois que présente tout roman courtois ne se retrouve guère chez Thomas. On y cherche en vain ces longues descriptions de cérémonies, de chasses, de fêtes ou de tournois où un Chrétien de Troyes s'attarde avec plaisir." (p.321) Todos estos aspectos, sin ir en contra de la cortesía, no tienen nada que ver con el tratamiento de la pasión amorosa sino con la urbanidad o las costumbres en toda corte que se precie.

(45)Le Gentil, Pierre, "La Légende de Tristan vue par Béroul et Thomas. Essai d'interprétation", en Romance Philology, VI, 1953-54, p.125

(46)Frappier, Jean, "Structure et sens du Tristan: version commune, version courtoise", en Cahiers de Civilisation Médiévale, VI, nº3, 1963, p.266

(47)Riquer, op.cit., p.507-509, v.1-6;9-14; 33-38

(48)Riquer, op.cit., p.357, IV

(49)Riquer, op.cit., p. 1148, v.20-24

(50)Riquer, op.cit., p.1199-1200, II

(51)Jonin, P., op.cit., p.307-306