En el presente contexto de cambio climático y acelerado crecimiento demográfico, optimizar el uso de agua y nitrógeno en los cultivos son aspectos clave para aumentar la resiliencia de las plantas y la producción sostenible, evitando el agotamiento de recursos naturales y la contaminación del suelo y la pérdida de biodiversidad a la que son particularmente susceptibles las variedades locales que en la actualidad están desapareciendo a un ritmo sin precedentes. Es por ello imperioso la implementación de estrategias agronómicas avanzadas inteligentes y sostenibles.