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La teoría que explica los siguientes pasos de la formación planetaria es, en sus rasgos básicos, bastante antigua. Data del siglo XVIII y fue propuesta por primera vez por el filósofo Inmanuel Kant (1724-1804) de manera cualitativa. Y posteriormente fue arropada analíticamente por Pierre Simon de Laplace (1749-1827). En síntesis la "teoría nebular" de Laplace de la formación del Sistema Solar nos cuenta cómo una nebulosa se contrajo bajo la influencia de su propia gravitación y su velocidad rotacional aumentó hasta que colapsó en un disco, en el cual se formarían los planetas. Este sencillo modelo explica toda un serie de curiosas coincidencias que se dan en nuestro Sistema Solar, y que tanto sorprendían a los científicos del s. XVIII:
Foto: Ilustración de la "teoría nebular" de Laplace de la formación del Sistema Solar.
Este
modelo tenía el mérito de explicar todas las coincidencias de la lista
anterior y estaba en todo de acuerdo con la mecánica newtoniana. Sin
embargo, dos grandes objeciones al modelo aparecieron a finales del
siglo XIX. En primer lugar, James Clarke Maxwell (1831-1879)
demostró que, según estaba establecido el modelo de Laplace, era
difícil explicar la acreción de un planeta a partir de un anillo de
planetoides: más bien debería dar lugar a discos. La segunda objeción
se refería al problema del momento angular.
¿Qué es el momento angular? Partamos primero del concepto de momento lineal (también llamado cantidad de movimiento o ímpetu) usualmente representado por la letra p. Esta magnitud se define como el producto de la masa de un cuerpo por su velocidad: p = m v. Puesto que la velocidad es un vector (una magnitud en la que importa su valor y su dirección), el momento lineal también lo es. El momento lineal nos proporciona una idea matemática de la noción intuitiva de inercia: si no hay fuerzas exteriores, el momento lineal se conservará sin cambios. Esto quiere decir que el producto de la masa y la velocidad, ese valor numérico, no cambiará. Como las masas habitualmente no cambian, esto, en el día a día, quiere decir que la velocidad no cambia. Pero no solo eso: como el momento lineal es un vector tampoco cambiará su dirección. Por tanto, un cuerpo que se traslade y no esté sometido a fuerzas externas, continuará moviéndose en línea recta sin variar su trayectoria y sin detenerse.