Fraudes alimentarios

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El hecho de que en nuestra sociedad cada vez sea mayor el porcentaje de población ajena a la producción y elaboración de los alimentos que consume, junto a una mayor conciencia medioambiental, han forzado a un control creciente de los alimentos, tanto en crudo como, especialmente, de los productos transformados industrialmente. El análisis de alimentos constituye la base para evaluar su calidad y la seguridad. Además, el análisis de alimentos tiene otras finalidades como determinar el valor nutritivo, evitar fraudes comerciales, ayudar al desarrollo de nuevos productos, el control de procesos en industrias agroalimentarias, etc.

La labor del químico analítico se centraba inicialmente en el análisis de los componentes mayoritarios, como grasas o azúcares. Posteriormente se amplió a nutrientes que se encuentran en bajas proporciones, como vitaminas o minerales. Actualmente, sin embargo, los controles analíticos incluyen otros compuestos, como contaminantes (toxinas, metales pesados, restos de hidrocarburos etc.), y sustancias que se añaden durante la elaboración por mejorar las propiedades de los productos (aditivos).

Por lo que respecta a los fraudes relacionados con la industria alimentaria, es habitual que se produzcan en aquellos productos que por su precio en el mercado puedan aportar beneficios emportantes a los defraudadores. Por ello, es frecuente encontrar noticias relacionadas con el graude de aceites de oliva o productos con denominación de origen. Con el fin de evitar fraudes, las empresas desarrollan estrategias de etiquetado más seguras.

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