Camaradas, la reconstrucción
de la unidad del Partido es actualmente una tarea política de primer
orden. Por ello, expreso mi apoyo al Informe con la puntualización
de que si bien el ejercicio de la autodeterminación no es posible
sin un cese del terrorismo, la defensa de tal derecho,
en el marco de nuestra política, no puede condicionarse a dicho
cese.
Pero hay que profundizar
en el análisis de la división. Una división especialmente
preocupante dado que, a diferencia de la ocurrido en ocasiones anteriores,
se da esencialmente entre comunistas: no hay razones para cuestionar la
condición comunista de Paco, Gaspar o Nines. Comunistas, además,
que coinciden esencialmente en la estrategia política, Izquierda
Unida, y que sólo parecen discrepar en cuestiones tácticas,
especialmente en política de alianzas. Pero la unidad comunista
no se cimenta en la estrategia ni en la táctica, sino en los principios.
Y lo cierto es que, mientras
del XIII y del XIV Congreso salió un "Manifiesto
del PCE para la izquierda" que afirmaba nítidamente la identidad
comunista, de un comunismo no anclado en el siglo XIX sino que aprendía
de las experiencias del siglo XX para proyectarse al XXI, los documentos
publicados tras el XV Congreso, vulnerando incluso
lo allí acordado (valga como botón de muestra el escribir
"izquierda transformadora" donde se acordó poner "izquierda revolucionaria"),
se esfuerzan por no ir más allá del discurso de Izquierda
Unida. Pero camaradas, sin una identidad específica que nos distinga
del conjunto de Izquierda Unida, ¿qué justifica nuestra cohesión
específica dentro de ella? Porque limitarnos a actuar como un lobby
de intereses, ni funciona sin un adversario de entidad, ni corresponde
a unos principios comunistas. Y además, camaradas, como seguimos
siendo comunistas, el déficit de nuestra identidad en el Partido
estimula a trasladar su defensa a otros ámbitos, como Izquierda
Unida o el sindicato, pretendiendo afirmar una identidad de clase en la
primera o un identidad revolucionaria en el segundo en vez de integrar
su pluralidad.
Y es necesario, camaradas,
reafirmar y desarrollar nuestra identidad comunista, no para encerrarnos
en ella, sino para actuar desde ella cohesionados y sin complejos por la
unidad de la clase trabajadora, de la izquierda real y de los movimientos
sociales emancipatorios. Para ello son necesarios cambios políticos
y organizativos que deberá abordar nuestro próximo Congreso.
En el terreno organizativo
es importante mejorar nuestros sistemas de elección. Algunos sabéis
que en EUPV hemos aprobado un sistema que combina listas abiertas y cerradas
par realizar los principios de participación y pluralidad. Pero,
coherentemente con lo antedicho, no voy a caer en la tentación de
promover su traslado al Partido, donde lo que se debe primar es la cohesión
en libertat. Para ello estoy diseñando una propuesta para eliminar
radicalmente las listas cerradas sin merma de garantizar la representación
proporcional.
Y en el terreno político
es necesaria la recuperación y actualización de nuestro Manifiesto,
en el contexto de la lucha global contra el capitalismo,
para ponernos en condiciones de ser un factor de impulso de dicha lucha
y de la convergencia de la izquierda en y desde nuestro proyecto político
estratégico plasmado actualmente en Izquierda Unida.