La exposición Paco Bascuñán y Quique Company. El equipo Escapulari-O y otras derivas, evoca la crónica de una amistad, descubre las obras de Escapulari-O (equipo formado en años de juventud por los dos creadores que con el tiempo se convertirían en referentes del diseño gráfico en nuestro país) y recorre los posteriores “encuentros” y colaboraciones profesionales que dieron lugar a marcas y emblemas que perviven en el imaginario de muchos valencianos.

 

Bascuñán (1954-2009) y Company (1954-2005) se conocieron en la Escuela de Artes y Oficios de nuestra ciudad y allí decidieron unirse y trabajar juntos, a cuatro manos,  durante un periodo. Tras separarse, cada uno siguió su camino, pero –aún siendo muy distintas sus respectivas  vidas y carreras-, las ganas de seguir exprimiendo complicidades, la casualidad o el destino los fue uniendo en  el  transcurso del tiempo, originando, sin duda,  interesantes proyectos.

 

La historia del diseño gráfico en Valencia no se puede contar sin destacar sus nombres. Sus trayectorias, así como las de los grupos de diseño a los que pertenecieron (Enebecé, La Nave...) son imprescindibles, pero sin embargo, la obra que juntos realizaron en sus inicios, más personal y alejada de disciplinas, es todavía hoy desconocida incluso para algunos de sus allegados.

 

La revisión del Equipo Escapulari-O (1973-1978), cuyo trabajo en conjunto sale por primera vez a la luz en esta exposición, enriquece con nuevos matices el discurso sobre el arte valenciano en los últimos años del franquismo y los primeros de la Transición.

 

Consultar las fuentes directas, aproximarse a los escenarios en los que vivieron y trabajaron, percibir su cotidianeidad, analizar y nutrirse de sus archivos personales, ha permitido acercarse, conocer de primera mano sus trabajos, acceder a testimonios de familia y amigos e indagar en la huella de su memoria.

 

 

 

 

Equipo Escapulari-O, S. T. (Apatrida), 1976

 

 

 

 

La exposición no habla de diseño, aunque el diseño está latente: habla de dos artistas, de sus idas y venidas, de sus trayectorias vitales. Es un repaso a su obra, pero también es una suerte de viaje en el que subyacen paisajes físicos y sentimentales de nuestro entorno, de nuestra  ciudad.

 

El recorrido, comienza con Escapulari-O, a comienzos de los años setenta. Dos jóvenes comienzan su andadura, en el barrio del Carmen, refugio en aquella época de artistas e intelectuales. Son años convulsos y ellos deciden unirse para expresar, denunciar y gritar su descontento ante la dictadura franquista en la que viven.

 

Sobre cartones gastados, hojas de papel arrancadas, reverso de carteles, periódicos o calendarios, plasman sus dibujos, sus collages, transmitiendo mensajes claros y valientes a través de imágenes contundentes salpicadas de guiños y referencias. Es difícil distinguir la mano de cada uno, quién comenzaba un cuadro y quién lo acababa. Pintaban y firmaban como uno. Las técnicas que utilizaron —letras de trepa, juegos de transferibles (Letraset®), spray, gouache, grafito, collage...—, reflejan la escasez de recursos pero, sin embargo, transmiten desgarro, franqueza y fuerza.

 

Hoy estas piezas, transgresoras y absolutamente vanguardistas, siguen sorprendiendo por su impacto visual y su contenido. Muchas nunca se enseñaron: formaban parte de su aprendizaje, de su biografía. No se plantearon llevarlas más allá del piso de la calle Bolsería donde vivían.

 

Escapulari-O habla de compromiso a través del arte, de lucha por las libertades -descontento y protesta se derraman en sus imágenes-, pero habla también de bohemia, de amistad, de participación, de tertulias, de música, de bares. Viven en el centro de una ciudad en la que están pasando muchas cosas y ellos de una manera u otra son testigos y protagonistas.

 

Tras su disolución, Bascuñán y Company se van a unir a Daniel Nebot para formar el grupo Enebecé. Son los años ochenta: el diseño, los diseñadores se convierten en iconos de modernidad. La “movida” revoluciona las artes, la nueva estética invade las calles, las empresas se transforman comenzando por el cambio de su imagen gráfica. El trabajo fluye y sus carreras comienzan a consolidarse.

 

 

 

 

Equipo Escapulari-O, S. T. (Dossier 76), 1976

En 1984 se funda La Nave y el grupo Enebecé se integra en el colectivo de diseñadores que marcó un antes y un después en la historia del diseño valenciano. Allí, desde su sede, una nave en la calle de San Vicente, aprovecharon el impulso de la incipiente autonomía para crear muchos de los símbolos de las instituciones que entonces iniciaban su camino. Unos trabajos que consiguieron impulsar un nuevo estilo y que fueron germen de nuevos retos.

 

En 1985,  Company  y Bascuñán (junto a Luis González) crean el logotipo de ACTV, y van a asistir atónitos a la conversión en imagen de culto de ese símbolo -que ellos concibieron para un local de música electrónica, de ensayo y videoarte-, por parte de una generación de jóvenes que acudían un fin de semana tras otro a la denostada “ruta del bacalao” en diferentes discotecas de la costa valenciana.

 

 

 

 

 

Equipo Escapulari-O, Puig Antich, 1974

 

 

 

A mediados de los años 90, otro proyecto, La Esfera Azul, un espacio cultural alternativo, ubicado en un antiguo cabaré de los años cincuenta que albergaba y conjugaba distintas disciplinas artísticas, vuelve a captar su interés y activa su ilusión de trabajar juntos. Allí van a desarrollar la imagen del local, van a exponer sus obras más personales y van a participar en numerosas iniciativas.

 

Aunque distanciados en el tiempo, los proyectos que les unieron y que se repasan en la muestra que presenta la Universitat guardan siempre alguna referencia a los códigos, a los mensajes, a los trabajos de juventud. El hilo conductor es el mismo. Nunca se rompió.

 

Quique y Paco vivieron sus vidas de una manera diferente, sus carreras no se asemejaban en nada. Bascuñán ha sido valorado y admirado. Su trayectoria, continuada en el tiempo, sólida e intachable, goza de autoridad y prestigio en el campo del diseño nacional e internacional. El trabajo de Company no ha recibido aún del reconocimiento que merece. Él siempre se movió en el borde, en la periferia. La revolución tecnológica que invadió el mundo del diseño a finales de los años 80 y puso a trabajar frente al ordenador a sus colegas de profesión no encajaba con la idea romántica, con la filosofía de artista bohemio que él llevaba. Sus últimos trabajos fueron escasos pero contundentes, rotundos, sin concesiones.

 

Desde los perspectiva que da el paso del tiempo, la exposición Paco Bascuñán & Quique Company. L'equip Escapulari-O i altres derives pretende aportar nuevos enfoques y reivindicar el trabajo conjunto de dos creadores que alentaron sinceros aires de compromiso y modernidad en el diseño y el arte.