Samuel Miravet Verdes

Graduado en Bioquímica y Ciencias Biomédicas, Universidad de Valéncia, 2014 (segunda promoción) Actualmente realizando el Máster en Bioinformática en las Universidades de Barcelona y Pompeu-Fabra. Acabando el instituto ya tenía claro que quería continuar mi formación con algo relacionado con esos temas de bioquímica, biología molecular y genética que se estudiaban en la asignatura de biología. El motivo aún no lo he sabido definir en detalle, pero sé que estaba relacionado con la ambición por entender la vida desde el nivel más básico; y así sigue siendo. Después de un gran esfuerzo analizando las diferentes posibilidades a lo largo de España, encontré el grado de BCB en la Universidad de Valencia (UV) y me pareció justo lo que buscaba y por eso lo escogí. Por una parte abordaba todos los temas necesarios para entender en detalle el comportamiento de las células a nivel molecular y genético, y por la otra, la aplicación de todo ese conocimiento para aprovecharlo y aportar algo a el ser humano. Después de conocer a gente de otros grados “bio-algo”, puedo asegurar que esa combinación es única en España. Nada más llegar a la Universidad se abrió un nuevo mundo para mí. La gente de clase, el ambiente, conocer gente nueva... era todo espectacular ¡los bioquímicos tienen algo especial!. Durante los cuatro años conocí personas que hoy en día son parte de lo que soy y que espero tener conmigo durante toda nuestras carreras en investigación, porque así es, a todos se nos han abierto grandes puertas. De mi círculo más íntimo se incluye gente que ha continuado en campos tan diferentes entre ellos como toxicología, neurobiología, virología, genética humana o bioinformática; y varios de ellos en universidades extranjeras de gran nivel en Europa. En la receta de todos esos éxitos cabe remarcar, además de lo fantásticas personas que son, al profesorado del grado. Esas personas que encauzan nuestras carreras, además de ser muy buenos profesores son también grandes científicos, y ello conlleva una serie de ventajas enormes. Además de poner los pilares de conocimiento teórico necesarios para entender cualquier problema biológico, cabe remarcar que en todo momento se presta un especial interés por estimular en el estudiante la capacidad crítica, la creatividad científica y el valor del trabajo bien hecho. Esta combinación de valores la adquieren los estudiantes de dos formas: teoría y prácticas. En toda asignatura las horas dedicadas a cada una de las partes se ven perfectamente balanceadas y permiten que seamos capaces de enfrentarnos perfectamente a un proceso de investigación de principio a fin. De hecho, no se me ocurre ni un solo compañero que no realizase con enorme éxito el proceso de prácticas externas del grado (la primera incursión laboral de muchos de nosotros) además de estancias de colaboración en otros laboratorios que cada uno se podía buscar. Respecto a ese último punto, Valencia es una ciudad excepcional para desarrollar una carrera científica con centros de investigación de excelencia en campos punteros en cualquier rama biológica que se pueda pedir. En mi caso, por ejemplo, tuve múltiples oportunidades de aprender y colaborar con grandes científicos. Desde primer curso, pude acceder al Centro Superior de Investigación en Salud Pública y trabajar en el campo de la genómica relacionada con la salud humana para pasar luego a los análisis de datos biológicos mediante herramientas computacionales. En paralelo, la UV me dio la posibilidad de participar en el prestigioso concurso iGEM de Biología Sintética en Boston, en el Massachusetts Institute of Technology (consiguiendo incluso el premio a “Mejor Aplicación Biotecnológica”), escribir un libro o participar en los primeros paso de una empresa biotecnológica encargada de hacer programas para hospitales. En todos esos proyectos me sentí capaz de enfrentarme al reto gracias al conocimiento adquirido a lo largo de BCB y aunque hubo momentos de estrés y de cansancio, fueron muchos más los de compañerismo, alegría y satisfacción. Hablando del futuro, el grado me motivó para continuar la carrera de investigador en busca de un doctorado (aunque es cierto que la preparación recibida es también es magnífica para puestos de técnico de laboratorio, ya sea clínicos como de ciencia básica o aplicada). No engañaré a nadie, la carrera científica es un desafío largo y a veces parece no dar frutos... pero tampoco miento si digo que la satisfacción de conseguir un buen resultado y más si puede tener relevancia en la salud humana (de ahí las ciencias biomédicas del nombre del grado) no tiene precio y vale cada segundo invertido. Esas alegrías al obtener resultados después de semanas intentándolo o llegar a la idea clave para poder continuar un día que no puedes dormir, son las que me motivaron a tratar de llegar un paso más allá. Gracias a que BCB me aportó la base para enfrentarme a cualquier reto sin miedo y con conocimiento fundamentado en bioquímica, fui capaz de estudiar el máster que quería y poder estar en la unidad de Biología de Sistemas del European Molecular Biology Laboratory - Centre for Genomic Regulation (EMBL/CRG) de Barcelona (la foto que acompaña este texto esta tomada ahí), desarrollando modelos computacionales completos de una célula procariota. Sin duda, a pesar de no ser un grado enfocado a la biología computacional, BCB me aportó las herramientas necesarias para poder abordar y entender los conceptos de esa nueva área. Con ello remarco el hecho de que este grado es un puente idóneo para desarrollar cualquier investigación relacionada con biología que pueda llamar la atención a un joven científico. En conclusión, el grado en Bioquímica y Ciencias Biomédicas es el mejor primer paso que puede dar una persona con interés en la investigación tanto básica (biología molecular, genética, etc) como aplicada, en especial en la salud humana. Además de adquirir infinidad de conocimiento teórico y práctico, considero que todos salimos con una serie de principios y valores que nos permiten hacer cosas importantes en ciencias, sea del campo que sea.