
Desde comida hasta prótesis y órganos, la impresión 3D permite fabricar todo tipo de objetos para ámbitos muy diversos. Descubre las posibilidades de una de las tecnologías más sorprendentes de las últimas décadas.
28 de abril de 2016
La consultora norteamericana Gartner prevé que en 2019 existirán 5,6 millones de impresoras 3D. Algunos medios incluso consideran que esta tecnología está llamada a ser la Cuarta Revolución industrial. Más allá de estas afirmaciones, lo que está claro es que se trata de uno de los inventos más importantes de las últimas décadas. Su aplicación en numerosos ámbitos, tanto domésticos como profesionales, ofrece grandes posibilidades para empresas y particulares. En este post analizamos qué es la impresión 3D y cuáles son sus posibles usos.
Entendemos como impresoras 3D aquellos dispositivos capaces de producir objetos en tres dimensiones a partir de un programa informático y utilizando materiales comunes. La principal ventaja es que nos permite trasladar un diseño de la pantalla de nuestro ordenador a la realidad; tan solo es cuestión de tiempo y dinero porque, no nos engañemos, lo que encarece la impresión 3D es el precio de sus materiales. Estos son los métodos de impresión más comunes:
- Extrusión: modelado por deposición fundida (FDM);
- Hilado: fabricación por haz de electrones (EBF);
- Granulado: sintetizado directo de metal por láser (DMLS), fusión por haz de electrones (EBM), sintetizado selectivo por calor (SHS), sintetizado selectivo por láser (SLS) y proyección aglutinante (DSPC);
- Laminado: laminado de capas (LOM);
- Fotoquímicos: estereolitografía (SLA) y fotopolomerización por luz ultravioleta (SGC).
Si por algo se caracteriza la impresión 3D es porque parece no tener límites en cuanto a sus posibles aplicaciones, desde la fabricación de pizzas aptas para el consumo humano hasta la producción de prótesis para sustituir partes del cuerpo. Esta tecnología todavía tiene un largo recorrido pero el principal avance es que ha trascendido del ámbito industrial al resto de sectores, incluyendo hogares y pequeños comercios.
La consultora norteamericana Gartner prevé que en 2019 existirán 5,6 millones de impresoras 3D
Hogar y textil
Si hablamos de la impresión 3D aplicada al uso doméstico, un producto destaca por encima de todos: Foodini, de la empresa barcelonesa Natural Machines. Con una clara referencia al mago Hoodini y su habilidad para hacer lo imposible, posible; esta impresora 3D de comida tiene un fácil funcionamiento: el usuario selecciona en la pantalla táctil de Foodini que plato quiere preparar e introduce los ingredientes en unas cápsulas. Después, ya solo queda esperar a que el producto esté listo. Unas galletas pueden tardar unos minutos mientras que recetas más complejas pueden necesitar media hora. Además, Foodini se conecta a Internet, por lo que podremos controlarlo también desde cualquier dispositivo que acceda a la red.
En cuanto al sector textil, compañías como Freedom of Creation en Ámsterdam y el London College of Fashion ya están investigando para poder convertir los datos tridimensionales del cuerpo humano en superficies adaptables para los textiles impresos. Esta medida les permitirán reducir costes de fabricación al ahorrar en transporte y material, pues la ropa se ajusta perfectamente al individuo.
Construcción y arquitectura
Más allá de los pequeños objetos, las impresoras 3D tienen capacidad de fabricar objetos a la grande. Y es que en el campo de la construcción y la arquitectura estas máquinas permiten importantes avances en la fabricación de materiales y en el ahorro en costes de producción. En la actualidad, se ha llegado a construir 10 casas de 200 m2 al día de utilizando materiales reciclados. Eso sí, la mano de obra sigue siendo tan necesaria como antes, ya que los obreros son los encargados de ensamblar todo el material impreso.
Medicina
En el campo de la medicina las posibilidades de la impresión 3D son ilimitadas: desde la reproducción exacta de partes del cuerpo de un paciente hasta la fabricación de prótesis y órganos. Sí, órganos. La Universidad Tecnológica de Zúrich ha programado para este año los primeros ensayos de bioimpresión con animales. El reto en esta materia es crear la biotinta necesaria para la impresión a partir de células madre o biopsias. En cuanto a las prótesis destaca la iniciativa E-nabling the future, que busca voluntarios de todo el mundo que ayuden en la fabricación de prótesis.
De momento, crece la oferta y la demanda se limita sobre todo a las grandes compañías, pero todo es cuestión de que bajen los precios.