Postura del pie en mamíferos

 

Los pies de los mamíferos pueden adoptar un rango de posturas entre dos extremos: la postura plantígrada, en la que el pie entero, desde el talón hasta el extremo distal, contacta el suelo, y la postura ungulígrada, en la que sólo las falanges más distales contactan con el suelo. Entre ambos extremos encontramos la postura digitígrada, en la que el talón y los huesos metacarpales/metatarsales (los huesos que forman la base de los dedos de manos y pies, respectivamente) se mantienen separados del cuerpo, mientras que varias o todas las falanges permanecen en contacto con el sustrato. El término “digitígrado” es de naturaleza gradual. Por ejemplo, durante la locomoción, los pies de todos los mamíferos plantígrados asumen una postura digitígrada a medida que los dedos se separan del suelo cuando termina la zancada.

 

 

En la postura ungulígrada, la flexión tiene lugar en la articulación falango-ungueal (entre la falange y la uña); en la plantígrada se da en la articulación cruro-tarsal (tobillo), y en la digitígrada, el pie puede estar técnicamente flexionado en cualquier articulación entre las dos anteriores, aunque más habitualmente se produce en la articulación entre el metatarso y las falanges.

La postura ungulígrada es una condición altamente especializada, restringida a los órdenes Perissodactyla (p.e., caballos, rinocerontes, tapires) y Artiodactyla (p.e., camellos, hipopótamos, ovejas, vacas, ciervos, girafas). La postura plantígrada y digitígrada está ampliamente extendida entre el resto de órdenes de mamíferos terrestres.