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Cine feminista africano en la Universitat para defender los derechos de las mujeres racializadas

  • Fundación General UV
  • M. Angelica Morales Lopez
  • 25 julio de 2025
La actriz y cineasta Beatriz Mbula (derecha) y la escritora feminista Ángela Nzambi.
La actriz y cineasta Beatriz Mbula (derecha) y la escritora feminista Ángela Nzambi.

“Un homenaje a la fuerza, la resistencia y la solidaridad de las mujeres africanas ante las adversidades”. Así es como el Aula de Cinema UV define el primero de los actos conmemorativos organizados con motivo del Día Internacional de las Mujeres y las Niñas Afrodescendientes (25 de julio) y del Día Internacional de la Mujer Africana (DIMA) (31 de julio) que ha acogido la Universitat de València este jueves, día 24, con la proyección en el Colegio Mayor Rector Peset de la película ‘Frontières’ (2017) de la cineasta 'burkinabé' Apolline Traoré.

Bajo el epígrafe ‘Mujeres y Cine’, la sesión fílmica ha arrancado tras la intervención de la delegada del Instituto Sindical de Cooperación al Desarrollo en la Comunitat Valenciana y vicesecretaria general de Salud Laboral, Medio Ambiente y Cooperación de UGT, Marisa Baena, acompañada por la profesora de Comunicación Audiovisual de la Universitat de València Patricia Picazo. Se trata de una actividad organizada por el Aula de Cinema UV, el CM Rector Peset UV, Sindicalistas sin Fronteras ISCOD UGT y la colaboración de CIM Burkina.

La proyección de ‘Frontières’, que narra el viaje de cuatro mujeres de distintos países de África Occidental y los obstáculos que encuentran al traspasar fronteras dentro del mismo continente hasta alcanzar su destino en Mali, ha servido de clave introductoria para el coloquio posterior que, moderado por la profesora Patricia Picazo, se ha producido entre Ángela Nzambi, escritora y activista ecuatoguineana, en representación de las mujeres africanas establecidas fuera del continente, y la actriz y cineasta valenciana Beatriz Mbula, mujer afrodescendiente dedicada al medio audiovisual nacida en el “mundo blanco”.

Mbula se trasladó a Madrid para cumplir su sueño de ser actriz y desarrollar en el universo cinematográfico su perspectiva “frente a los clichés o estereotipos asignados a los cuerpos no blancos”, sostiene.

Es decir, ante una “mirada blanca”. ¿Y cómo es esa “mirada”? “Colonial, patriarcal, racista, que impone la supremacía blanca sobre cualquier otra etnia y no le prestamos atención, así que el público sigue empapado de un punto de vista que se hace más presente a través de los cuerpos blancos”, explica.

Esta es la principal razón por la que Beatriz Mbula insiste en “romper el techo de cristal” vigente también en el séptimo arte y que impide que las personas racializadas alcancen puestos o cargos de responsabilidad profesional o creativa, más allá de la interpretación.

A su juicio, en el audiovisual “no hay autocrítica y, por lo tanto, no existe la intención de reparar este significado”. Algo que ella se ha propuesto como objetivo a través de su trabajo: “Yo expongo mi realidad, de manera que no puedo ceñirme a una narrativa únicamente blanca cuando escribo o cuando interpreto, e introduzco otras sensibilidades que trascienden la norma impuesta”, apunta.

Beatriz afirma poseer “una fuerte pasión por contar historias de mujeres negras” porque es su realidad y, habiendo sido madre recientemente, desea que su hija disponga “de todo tipo de referencias en el futuro”. “Procuro que en las historias el personaje protagonista no sea siempre una mujer blanca, por ejemplo. Me muevo dentro de mi profesión pensando qué dejaré para el día de mañana”, reconoce.

En este aspecto, comienza a sentirse más cómoda ya que, como ella misma dice, “por suerte, se emplea cada vez con mayor frecuencia el cine como herramienta de sensibilización y transformación social”. Y de esto tratan los actos programados para esta semana en distintos emplazamientos de la ciudad y que han arrancado con cine en la Universitat.

La unidad hace la fuerza
Ambos colectivos se han unido por primera vez en València, porque, en palabras de Beatriz, quieren ser “escuchadas más que visibilizadas”, alzar su voz para deconstruir la mirada dominante y así partir de cero para “poder mirar con otros ojos”.

Completan la programación sendas jornadas para la reflexión colectiva sobre las mujeres y las niñas afrodescendientes, este viernes 25 en Ruzafa Studio (17:30 horas), y de reivindicación de los derechos, la participación y la memoria de las mujeres africanas, el sábado 26 en el Centre Cultural Ca Revolta (18 horas).

Según indica la escritora feminista Ángela Nzambi, son actividades que “buscan generar conciencia en torno a las múltiples formas de discriminación que enfrentan las mujeres africanas y afrodescendientes, al tiempo que se reconocen sus resistencias, contribuciones y liderazgos en las comunidades”.

Una tarea esta que han asumido distintas entidades sociales y culturales cuyo trabajo es la lucha “por los derechos humanos, el feminismo antirracista y la construcción de una sociedad más inclusiva y justa”.

Nzambi reside en València y trabaja como técnica de voluntariado y participación en la Comisión de Ayuda al Refugiado (CEAR), una profesión que concilia con la escritura activista por los derechos humanos. Ella llegó a España desde Guinea Ecuatorial y puede anotar las formas de discriminación a las que se enfrenta a diario la mujer africana: “Nos atraviesan varios de los ejes discriminatorios -señala-, como el género, el color de la piel, la procedencia y un estatus económico muy humilde. Somos conscientes de todo ello porque lo vivimos en carne propia todos los días en el trabajo, en la vivienda, en la sanidad…, con nuestros hijos y nuestras hijas en los centros educativos…”.

En la voz de Ángela asoma un tono de lamento al pronunciar estas palabras, pero que cambia al recordar que València se suma, por fin, a las luchas iniciadas en otras ciudades como Madrid o Barcelona, reuniendo a mujeres africanas y afrodescendientes, a mujeres racializadas, con refuerzo institucional, además, lo cual otorga a su expresión un ligero, y sin embargo contagioso, matiz de esperanza a quien la escucha.

Fotograma de la película Frontières (2017) de la cineasta burkinabé Apolline Traoré.