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Evolución médica respecto a los trastornos de la conducta alimentaria

Desde la primera conferencia internacional sobre trastornos de conducta alimentaria (TCA), celebrada en los años 70 hasta la actualidad las ciencias médicas han evolucionado sorprendentemente. En las fechas iniciales prácticamente solo se hacía mención de la anorexia nerviosa y sus factores hipotalámicos y endocrinos, no existían estudios espistemológicos ni ensayos controlados con psicoterapia o psicofármacos. Sin embargo, en la actualidad se ha evolucionado en este sentido a pesar de las carencias en cuanto al conocimiento de sus bases neurobiológicas y a sus tratamientos. 

22 de noviembre de 2016

Ante esta situación, el profesor Luís Rojo Moreno, Catedrático de Psiquiatra de la Universitat de València y responsable de las Unidades de trastornos de la conducta alimentaria y de hospitalización psiquiátrica de adolescentes del Hospital Universitario La Fe (Valencia), ha desarrollado, junto a un conjunto de profesionales, un análisis de estas carencias donde plantea la necesidad de encontrar endofenotipos que ayuden en la categorización e investigación de los TCA.

Según contempla el estudio “Los trastornos de la conducta alimentaria: consideraciones sobre nosología, etiopatogenia y tratamiento en el siglo XXI”, publicado en la revista Elsevier doyma en el año 2012; desde 1970 hasta la actualidad se ha avanzado significativamente en la consolidación de estos trastornos como una categoría independiente dentro de las clasificaciones internacionales de las enfermedades mentales.

Además, se han publicado diversos estudios que ahondan en los factores de riesgo (factores genéticos y socioculturales) y el papel que juegan. No obstante, los principales retos que se plantean están relacionados con la validez de las categorías diagnosticadas que hoy se manejan, con los avances y conocimientos que la investigación en otras especialidades psiquiátricas, médicas y psicológicas están aportando, y con el análisis de la efectividad de los tratamientos que se utilizan.

Los principales retos que se plantean están relacionados con la validez de las categorías diagnosticadas que hoy se manejan

Con ello, las líneas de trabajo prioritarias para los próximos años, deberían articularse en torno a 3 ejes:

 

  • Nosología de los trastornos alimenticios

Los actuales criterios diagnósticos no tienen la validez y fiabilidad necesarias a la hora de establecer un pronóstico o de planificar un tratamiento adecuado. Los elementos centrales para la identificación de la AN y la BN son la disminución de la ingesta y la pérdida significativa de peso (en el caso de la AN) y la existencia de atracones y conductas compensadoras (en el caso de la BN). Aunque aparecen en ambos trastornos factores moduladores comunes como el temor a recuperar el peso que se ha perdido, la percepción distorsionada del propio cuerpo o la influencia intensa del aspecto corporal en la autoevaluación.

Para solucionar el problema, Fairburn y Cooper, citados en el estudio, propusieron hace años un modelo de transdiagnóstico estructurado alrededor de una categoría diagnóstica única, definida por la presencia de preocupaciones sobrevaloradas en relación con la comida, el peso y la figura corporal. Pero, este modelo tiene una limitación dada la prevalencia de estas preocupaciones entre los adolescentes, haciendo imprecisa la frontera entre casos y no casos.

Categoría diagnóstica única, definida por la presencia de preocupaciones sobrevaloradas en relación con la comida, el peso y la figura corporal

Una propuesta alternativa ha sido la conceptualización de los trastornos alimentarios como subcategorías de los trastornos de ansiedad. Asimismo, otra vía viene dada por la consideración de la personalidad y la delimitación de 3 subtipos básicos de pacientes: el paciente de alto funcionamiento-perfeccionista, el constreñido-sobrecontrolado y el emocionalmente desreguladodescontrolado. Dentro de esta misma línea de trabajo, cabe reseñar otros estudios que han pretendido identificar fenotipos de TCA basados en criterios psicopatológicos y factores ligados a la personalidad.

 

  • Una visión de los trastornos alimentarios desde la neurobilogía de las adicciones

En este sentido, se ha demostrado que la desnutrición facilita el proceso de transformación de una conducta normal en una conducta adictiva, a través de procesos de modificación de la neuroplasticidad neuronal. Por ello los autores consideran que se puede afirmar que las adicciones a sustancias y las adicciones comportamentales tienen, al menos en parte, sustratos compartidos, y también que la desnutrición parece favorecer no solo su generación, sino además dificultar su recuperación. Tal y como aseguran los autores, es plausible, por tanto, que al menos alguno de los trastornos alimentarios pueda ser considerado desde el patrón de las adicciones comportamentales.

La desnutrición facilita el proceso de transformación de una conducta normal en una conducta adictiva

 

  • El tratamiento de los trastornos de la alimentación

Según el estudio, un trabajo reciente llega a la conclusión de que no existe un tipo de tratamiento psicológico que parezca aportar ventajas significativas sobre los demás. Sin embargo, otros estudios ponen de manifiesto que, tanto a largo como a corto plazo, la terapia interpersonal, la terapia cognitivo-conductual y el manejo clínico con terapia de apoyo no especifica aportan resultados similares. Enfatizan en la importancia de la alianza terapéutica, de no sobrevalorar en exceso la importancia de las cogniciones, de prestar más atención a los procesos familiares y sociales y, fundamentalmente, de centrarse más en el significado emocional de las experiencias personales.

Cabe destacar, por tanto, que hay que seguir buscando categorías y modelos alternativos. En este sentido, "la investigación traslacional es fundamental", subrayan.