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El inconsciente del nuevo siglo

El resurgimiento del inconsciente

En el año de 1994 (ver Horgan, 1994) se realizó un Congreso sobre conciencia en la Universidad de Arizona, en donde se pretendía presentar de manera interdisciplinar los diferentes aportes al estudio de la conciencia. Allí se reunieron los más avezados investigadores que provenían de la física (cuántica, teoría del caos), la neurología clínica, la filosofía, la neurociencia, la neurocomputación y la psicología cognitiva.

Sus diferentes propuestas partían de marcos teóricos distintos y posiblemente ontológicamente contradictorios, pero se podrían resumir en cuatro posturas básicas:

Los mistéricos tipo I, quienes fundamentalmente están representados por Roger Penrose (1991, 1996 y 1999) y los físicos cuánticos. Estos investigadores proponen que los misterios de la conciencia están emparentados con los arcanos de la mecánica cuántica, la cual genera procesos imposibles de abordar por medio de las teorías clásicas de la neurobiología.

Los mistéricos tipo II, cuyo manera de abordar el tema proviene principalmente de la filosofía, ponen en duda que ninguna teoría basada en efectos estrictamente materialistas (sean cuánticos o neurobiológicos) pueda explicar verdaderamente cómo y por qué los seres humanos podemos tener una experiencia subjetiva del mundo. Estos filósofos –como Fodor- aunque no son dualistas sustanciales, consideran que existen propiedades de la sustancia que rebasan el fisicalismo.

Los reduccionistas radicales de la neurobiología agrupados alrededor de Crick... Esta tercera posición considera en palabras de Crick que: “nuestros gozos y nuestras penas, nuestros recuerdos y nuestras ambiciones, nuestro sentido de identidad personal y de libre albedrío, no son en realidad sino la conducta de vastos ensamblajes de neuronas y de sus moléculas asociadas” (Crick, 1994).

Una cuarta y última posición la puede representar el filósofo Flanagan (1992) y Chalmers (1999) de la Universidad de Duke, y su posición conciliadora,  defiende una filosofía denominada naturalismo constructivo, que sostiene que la conciencia es un fenómeno biológico común que no sólo se da en los humanos sino en muchos otros animales, y que su conocimiento se puede lograr a través de la combinación de datos neuronales y psicológicos -obtenidos de la experimentación con animales y seres humanos- junto con la información subjetiva que pueden proporcionar las personas.

"Inconsciente: su historia desde la psicología científica y el estudio del aprendizaje implícito"

Jairo A. Rozo Castillo * Gabriel Ruiz, Universidad de sevilla, España