Este proyecto expositivo nos invita a detenernos, a respirar hondo y a observar con atención las plantas que nos rodean, esas silenciosas compañeras que a menudo pasan inadvertidas. Partimos del concepto de ceguera para las plantas, un fenómeno que nos hace ignorar la importancia ecológica, estética y funcional de la flora, relegándola a un segundo plano frente a los animales, como si su presencia fuera menos vital, menos digna de nuestra mirada.

Belleza ignorada nace de la convicción de que esta falta de atención es un velo que dificulta la valoración y protección de la biodiversidad vegetal, piedra angular del equilibrio de nuestro planeta. Para romper ese velo, el proyecto propone despertar la curiosidad y el conocimiento hacia las plantas, especialmente a través de la educación, sembrando en la sociedad la semilla de la sensibilidad y el respeto por lo vivo.

Como protagonistas visuales, se han elegido las plantas espontáneas que crecen en los alrededores del campus de Burjassot de la Universidad de Valencia, las llamadas malas hierbas. Estas humildes especies, que suelen ser objeto de estudio en las clases prácticas de Botánica, son en realidad guardianas invisibles de la biodiversidad, merecedoras de nuestra admiración y cuidado.