Desde lo sintomático y especulativo nos apunta Marjorie B. Garber que, supuestamente y por las tendencias de la época, el dramaturgo y poeta se hubiera decantado por utilizar los Roman Numerals como sistema de indexación aunque, como ocurre con otros aspectos relacionados con las obras de Shakespeare, si intentásemos dar una respuesta definitiva a este tipo de preguntas podríamos llegar a convertirlo en una tarea ardua e inconclusa. Para la profesora de Harvard, que contempla de un modo nostálgico y muy peculiar estas ``glyptic capital letters and curly minuscules'', la elegancia que se deriva del uso correcto de un determinado canon va más allá de la pura notación ya que los ``Act III, scene iv, seemed quite different from plain old Act Three, Scene four''. Una especie de dime cómo referencias y te diré cómo miras en términos algo más castizos. Con la edición del Fourth Folio por parte de Nicholas Rowe en 1709, sigue apuntándonos M. B. Garber, se empieza a sustituir de manera sistemática, incluso en los Dramatis Personæ, los términos latinos que se utilizan para designar la estructura dramática, la paginación y datación arábigas, los ordinales para nombrar a los monarcas y la reducida presencia de números romanos en las ediciones in-Folio, siendo esta la práctica que se naturalizará y se continuará hasta la aparición de: las primeras computadoras, la ``modern-spelling Riverside Shakespeare'' y el ``Harvard Concordance'' de Spevack en 1973. Se produce, a partir de esa fecha y para esta autora, un cambio significativo, renovador y de tendencias modernistas por lo que respecta a la notación shakespeariana en línea con la aparición de estos artefactos y con los nuevos sistemas de referencia que estos presentan y plantean. Cambios que en algunos casos introducirán paulatina y posteriormente en el medio impreso, entre otros, los editores de New Arden Bantam o incluso los de Oxford o MacMillan en la última edición de la Royal Shakespeare Company, y que cambiarán o excluirán, intentando mostrar unas tendencias algo más canónicas o anacrónicas mediante el uso de la notación romana, los editores de Riverside, o de New Cambridge, en un intento de realzar la oficialidad, solemnidad y atractivo de su publicación. [225, p.179-182]
Si tenemos en cuenta que esta sintomatología notacional contrapuntística está directamente relacionada con la codificación, manipulación y (re)presentación del texto shakespeariano en sus diversos formatos surgen, de modo obligatorio, las siguientes preguntas: ¿Qué sistema de indexación deberíamos emplear para codificar, estructurar, manipular, presentar y referenciar la obra dramática de William Shakespeare dadas las peculiaridades de los textos y de los nuevos formatos? ¿Qué tendencias se observan en el entorno de Internet? Y lo más importante, ¿en qué medida va a afectar este tipo de decisiones a nuestra propuesta?