Para que se puedan apreciar con mucho más detalle ciertos aspectos de la nueva entidad digital shakespeariana y para que podamos entender algunos de los planteamientos básicos de nuestra propuesta de edición en formato digital de la Obra Completa de William Shakespeare, hemos pensado que resulta indispensable presentar una breve introducción retrospectiva que intente dar cuenta del rol que ha jugado la (micro)computadora en los estudios shakespearianos en nuestro país.
Introducción que, en principio, nos ayudará a la hora de establecer unos puntos de partida iniciales y unos límites de actuación asequibles y concretos y en la que, gracias a los planteamientos y aportaciones previas de otros especialistas, podremos empezar a señalar qué hitos han desencadenado diversos fenómenos y a determinar qué tipo de relaciones se producen entre esta nueva entidad digital y otros ámbitos de nuestra cultura.
En nuestro caso, estos límites de actuación se pueden determinar gracias a las aportaciones previas que nos proporcionan los estudios de la crítica shakespeariana española y de la filología computacional.
Disciplinas científicas de reciente creación que se crean y desarrollan durante la segunda mitad del siglo XX 0.13 y que nos van a permitir analizar algunos de los fenómenos que se producen al integrar las fuentes o textos shakespearianos (primarios y/o derivativos) en el mundo digital mediatizado por las computadoras.
En relación a la crítica shakespeariana moderna, y si tenemos en cuenta uno de los últimos y mejores análisis retrospectivos sobre la recepción crítica del dramaturgo y poeta inglés en nuestro país, hemos de saber que según Pérez Gállego [470] el inicio de ésta disciplina se establece gracias a tres hitos: el primero se produce en 1948 cuando Salvador de Madariaga escribe el primer ensayo crítico sobre el texto de Hamlet; el segundo cuando en 1953 Luis Cernuda hace una versión de Troilus and Cressida; y el el tercero en 1975 cuando Manuel Ángel Conejero crea la primera escuela crítica en forma de Instituto Shakespeare en el seno de la Universidad de Valencia.
Aunque también hay que destacar que Pérez Gállego [471], posteriormente, nos indica que lo que quizá más llama la atención en nuestro país es ver que ``asombra y asusta ver cuántos nombres de nuestra crítica jamás se han asomado a Shakespeare, y los ejemplos se podrían aducir por docenas'' [471, p.44].
Nombres que, supuestamente, se reducirán de manera drástica en cuanto se tenga en cuenta la aplicación directa de la (micro)computadora en los estudios shakesperianos y que intentaremos determinar para poder presentar las primeras recepciones críticas que se han podido derivar de dichas practicas instrumentales.
Por lo que respecta a lo que Marcos Marín denomina ``filología computacional'' [384, p.59] hemos de decir que son varios los autores que señalan el inicio de la tradición digital per se entre mediados y finales de la década de los 40 y principios de la década de los 50.0.14
Fecha esta en la que se empieza a aplicar de manera satisfactoria los primeros métodos computacionales en los estudios lingüísticos y en la que, siguiendo a Boot [72, p.227-240] podemos acotar las tres grandes aplicaciones que dominan el panorama en este tipo de estudios desde entonces:
Aunque es Ralph Grishman [259] quien se aventura un poco más a la hora de describir el objetivo principal de esta nueva disciplina computacional y señala como aspecto más relevante e importante la construcción de las denominadas interactive interfaces (ej. man-machine interface) ya que, para este autor, tanto la traducción automática como la recuperación de documentación e información serían, en cierto modo, aplicaciones subordinadas y/o derivadas a esta aplicación principal de la disciplina.
Aspecto, este último, en el que Grishman además adopta y defiende un punto de vista holístico a la hora de diseñar cualquier tipo de sistema integral e interactivo en el que confluyen diferentes tipos de conocimiento y en el que, adicionalmente, se nos indica que las dos técnicas principales que mejor se adecuarían a este modelo serían la modularity y el uso de formal models ya que, de la correcta combinación de ambas técnicas, se posibilita una rápida mejora global del sistema [259, p.4-8] 0.15.
Por lo que respecta al uso, descripción y aplicación concreta de los métodos computacionales en el tratamiento crítico de textos, destacan en el panorama español los estudios que realiza el lingüista Francisco Marcos Marín [382,384,385,383].
Estudios en los que, principalmente, se analizan:
Aspectos estos que, obviamente, contemplaremos y ampliaremos en diversas partes de este estudio.
Una vez dicho esto, y tras revisar detenidamente la bibliografía generada en nuestro país sobre temática shakespeariana computacional desde 1975 hasta 1995 a la que hemos tenido acceso, hemos de decir que sólo hemos encontramos dos autores que se aventuran, a finales de la década de los ochenta, a tratar este tema en profundidad: Vicente Forés y Ma Teresa Turell.
Trabajos shakespearianos computacionales que se realizan entre finales de los 80 y principios de los 90 y que establecen, en cierto modo, las dos grandes tradiciones digitales shakespearianas en nuestro país.
La primera de las tradiciones shakespearianas computacionales que podemos identificar con claridad en nuestro país se inicia con la obra Othello. Obra de ejemplo que emplea Vicente Forés para defender en la Universidad de Valencia la tesis doctoral titulada Propuesta metodológica para una edición bilíngüe de Shakespeare en 1986 [201].
En esta tesis, desarrollada en el seno del Instituto Shakespeare, aparece el estudio en castellano más extenso de la época dedicado exclusivamente a la temática sobre Shakespeare y las (micro)computadoras. Estudio en el que, junto a una completa y variada selección bibliográfica 0.16, se recogen las principales aportaciones sobre el papel que había desempeñado la computadora durante los últimos veinte años en relación a los estudios literarios en general. Papel en el que, pese a que la mayoría de investigadores de la época admitían el valor y la utilidad este artefacto, los estudios shakespearianos, al menos en cuanto a lo que a número se refiere, no eran los más numerosos.
En el estudio histórico que se incluye en dicho trabajo, Forés [201, p.66-78] recopila y nos presenta, en otras, las siguientes aportaciones:
Propuestas en las que, como podemos apreciar, la utilización y aplicación de la tecnología digital para editar y/o estudiar la obra del dramaturgo y poeta inglés no es un fenómeno nada reciente e incluso son varias las líneas de investigación y actuación en las que se aplican y/o emplean dichas metodologías computacionales (ej. análisis lingüístico-estilísticos, generación de índices y concordancias, confección de diccionarios (especializados) o confección de ediciones variorum).
Por lo que respecta a las peculiaridades propias del trabajo de investigación de Vicente Forés, al que siguiendo a Saez Vacas [528] podemos definir inicialmente como ``ofimática compleja'' 0.17 shakespeariana, hemos de decir que se observa un uso muy activo y avanzado de las diversas técnologías y/o metodologías computacionales de la época.
Uso en el que, por un lado, se puede analizar cómo se combina el clásico procesador de textos con el sistema gestor de bases de datos, las hojas de cálculo y la presentación gráfica o tabular de datos (ej. histogramas y listados numéricos) en una (micro)computadora del tipo Apple-Macintosh Plus y en el que, por otro, ya se puede apreciar la gran influencia de las propuestas modulares propias del medio digital.
Modularidad que, en su forma gráfica, se puede apreciar en la figura 3 y que, en su forma textual, aparece reflejada en el propio índice general que estructura el contenido de dicho trabajo y del que reproducimos a continuación los siguientes apartados:
Como se puede observar, la propuesta de Forés consiste en emplear una serie de módulos compuestos por diversos items en los que se integran algunas de las líneas de investigación que se han desarrollado en el contexto anglo-norteamericano como son los estudios estilísticos y bibliotextuales.
Módulos que servirán para plantear el cambio de estatus ontológico en materia textual y en materia editorial y items que, de manera individual, se emplean como unidades mínimas independientes para la gestión de contenidos y que, de manera combinada, nos van a proporcionar una visión global de dicho cambio ontológico.
Dicha concepción, en parte inherente al propio uso de las diversas técnicas computacionales en lenguaje binario, plantea y posibilita los siguientes cambios:
La segunda tradición que podemos identificar con claridad en nuestro país se inicia con la obra Julius Cæsar. Obra que sienta un precedente importante en nuestro país a finales de los 80 debido a la gran polémica que se produce entre Ángel Luis Pujante y Manuel Vázquez Montalban y de la que se derivan una serie de estudios relacionados con uno de los métodos más polémicos a la hora de traducir los textos teatrales en nuestro país: el plagio.
El estudio de dicha polémica lo podemos encontrar en los trabajos críticos de Guijarro y Portillo [262,263], ya que estos autores nos muestran parte de los criterios filológicos que se aplican en el contencioso judicial que enfrenta a ambos traductores y en el que la justicia finalmente, y tras los informes periciales de Pilar Zozaya, catedrática de Filología Inglesa, determina que Vázquez Montalban plagia a Pujante.
Del estudio de Guijarro y Portillo, inicialmente, sólo vamos a destacar que emplea los métodos comparativos entre traducciones que ya aparecen en los estudios de Serrano Ripoll sobre el Othello [549]. Método que refuerzan esta idea de la tabulación textual que ya veíamos con anterioridad en el trabajo de Forés y que aparecerán posteriormente en forma de artículo con el nombre de La equivalencia y la diferencia en Shakespeare de María Teresa Turell [651] dentro del estudio monográfico que sobre Shakespeare y el teatro de su época edita Rafael Portillo en 1987 [482].
El artículo de Turell que, como hemos dicho, marca la otra gran tradición computacional shakespeariana en la época nos presenta un estudio sobre el pronombre de tratamiento de segunda persona en seis obras de Shakespeare. Estudio en el que, para su confección, se emplea el programa estadístico VARBRUL II.0.18
Aspecto que también vemos que aparece en el estudio de Forés pero que, a diferencia de este, tiene una orientación mucho más lingüística ya que lo que se plantea es el análisis de las variantes que aparecen en dos comedias, dos tragedias y dos obras historicas mediante la aplicación de un criterio temporal que contempla varios periodos en el desarrollo del lenguaje. En concreto, las obras son King John, Romeo and Juliet, As you Like It, Twelfth Night, Macbeth y Henry VIII y se evalúan los contextos de aparición de Thou y You, la alternacia discursiva entre ambos y las correlaciones entre ambos.
Otra diferencia que encontramos al comparar el trabajo de Forés y Turell es que, para esta autora, la fijación previa del texto para realizar el estudio del corpus shakespeariano no se tiene en cuenta. De hecho Turell indica que para confeccionar su estudio emplea la edición de Peter Alexander de 1968. Aspecto que, obviamente, va a marcar una diferencia metodológica importante entre ambas tradiciones ya que, en cierto modo, en este caso la aplicación de las tecnologías computacionales está mucho más orientada al producto que al proceso.
Otro aspecto a considerar del trabajo de Turell es que en su vertiente más actual, esta autora ha acabado impulsando los estudios relacionados con la denominada lingüística forense. Estudios en los que se emplea el software denominado CopyCatch [652,653] para realizar estudios que se centran en el estudio evaluativo y/o comparativo de las diversas traducciones y que se emplean para documentar el caso de plagio como método de traducción teatral desde un punto de vista (socio)lingüístico en nuestro país.0.19
Estudios en el que, en el caso de Shakespeare, esta autora aprovecha para revisar la polémica entre Pujante y Vazquez Montalban que hemos comentado anteriormente y para aplicar nuevos métodos computacionales.
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