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Konstandinos Sismanidis es el arqueólogo griego que asegura que hay "indicios muy fuertes que rozan la certeza" sobre el lugar que ocupan los restos del filósofo.
31 de mayo de 2016
Un conjunto de arqueólogos griegos contempla la posibilidad de haber hallado la tumba de Aristóteles en unas excavaciones que ya se han prolongado a lo largo de dos décadas en la antigua ciudad de Estagira, emplazamiento donde se conoce el nacimiento del filósofo. "No tenemos pruebas, pero indicios muy fuertes que rozan la certeza", afirmó el director de las excavaciones, Konstandinos Sismanidis, a los medios locales presentes en el momento. Sismanidis llevo a cabo el pasado jueves 26 de mayo la presentación de los resultados obtenidos, en el congreso internacional Aristóteles - 2.400 años, que se celebraba en la Universidad de Salónica.
El grupo de profesionales dirigido por Sismanidis concluyó tras diversas indagaciones que el edificio descubierto durante 1996, a finales del siglo XX, en las citadas excavaciones, tiene que ser por necesidad el ansiado mausoleo de Aristóteles. Para ello se ha llevado a cabo el análisis de dos manuscritos en los que se hacía referencia al traslado de las cenizas del filósofo a su ciudad natal. El edificio citado anteriormente no coincide con la fortificación por la cual se encuentra rodeado, la cual data del periodo bizantino, hecho que desde el primer momento sorprendió a los arqueólogos que llevan trabajando en Estagira desde el inicio de los años noventa.
En el interior del edificio se han producido diferentes descubrimientos, como monedas de Alejandro Magno y de sus sucesores, hecho que sitúa dicha construcción en el inicio del periodo helenístico. Los restos del techo hallados en dicho yacimiento arqueológico demuestran que se fabricó utilizando tejas de la fábrica real, lo que evidencia que se trataba de un edificio público. El edificio ese encuentra además entre una galería del siglo V a.C. y un templo de Zeus del siglo VI a.C., emplazado dentro de esta misma antigua ciudad, cerca de su ágora, y con vistas panorámicas a toda ella. En el suelo del edificio se visualiza un altar que corresponde a un rectángulo de 1,30 por 1,70 metros. Cada una de estas indicaciones y el hecho de que la estructura del edificio se corresponde con la de una tumba han sido las que han llevado a los arqueólogos a pensar que se trataba de un mausoleo.
En conclusión determinaron que probablemente este mausoleo estaba destinado a Aristóteles, dados los dos antiguos documentos hallados: una traducción en árabe del siglo XI d.C. de una biografía del este filósofo griego y el manuscrito No. 257 de la Biblioteca Marciana de Venecia. Ambas piezas precisan que cuando Aristóteles falleció en 322 a.C. en la ciudad de Calcís (actual Calcidia) los habitantes de Estagira decidieron trasladar sus cenizas a una urna de cobre, la cual guardaron en un mausoleo y junto a las cuales se construyó un altar.
