
La semana pasada se reunieron en Hannover varios mandatarios internacionales con el fin de avanzar en las negociaciones del TTIP. Lejos de ser aceptado por la mayoría, son numerosos los detractores que consideran que este acuerdo vulnera ciertos derechos fundamentales.
3 de mayo de 2016
Más conocido como TTIP, el Tratado Transatlántico de Libre Comercio está más de actualidad que nunca debido a la reunión que mantuvieron la semana pasada Barack Obama, Angela Merkel, François Hollande y los primeros ministros de Reino Unido e Italia en la ciudad alemana de Hannover. Un encuentro que sirvió para ratificar el que aspira a ser el acuerdo que creará la zona de libre comercio más grande del mundo.
Lejos de parecer un tratado beneficioso para la economía global –Bruselas estima en 100.000 millones de euros los beneficios para la UE y EE.UU.-, son numerosos los detractores que ven en este acuerdo una amenaza para el empleo y los derechos sociales y medioambientales europeos. Las críticas también apuntan a la falta de transparencia en el proceso.
Arbitrajes privados
El TTIP propone la creación de tribunales de arbitraje privados con el fin de proteger la inversión extranjera. Estados Unidos considera que serviría para penalizar las expropiaciones y los tratos discriminatorios. Por el contrario, Francia y Alemania expresan su disconformidad al entender que las multinacionales pueden imponer sus criterios frente a los legisladores. Por ahora, la Comisión Europea ha propuesto crear tribunales profesionalizados neutrales.
Aranceles
El acuerdo podría reducir los impuestos a las mercancías, lo que abarataría las importaciones y exportaciones. Actualmente, la UE grava los bienes procedentes de Estados Unidos con un 5,2%. El porcentaje es del 3,5% en sentido inverso. Mientras en la Unión Europea los impuestos más elevados se aplican a la importación de vehículos a motor y alimentos elaborados, Estados Unidos penaliza la compra de material ferroviario y la importación de productos agrícolas con un 350%.
Otras medidas
Pero establecer un acuerdo entre la UE y EE.UU. plantea el dilema de cómo regular marcos jurídicos distintos. Por ejemplo, la legislación europea es más estricta en materia de transgénicos, explotación de hidrocarburos, técnicas de fracking y derechos laborales. Por su parte, desde Estados Unidos se muestran reacios a restringir la Buy American act, que privilegia la utilización de productos estadounidenses en contratos públicos.
Oposición internacional
Grupos ecologistas, organizaciones humanitarias, sindicatos, partidos políticos y una amplia parte de la sociedad se oponen al TTIP. El pasado 23 de abril, 25.000 personas según la policía y hasta 90.000 según los organizadores se manifestaron en Hannover para tratar de impedir su firma. Los detractores ponen como ejemplo acuerdos similares que no tuvieron los resultados previstos:
- NAFTA (Tratado de Libre Comercio de América del Norte)
- AMI (Acuerdo Multilateral de Inversiones)
- ALCA (Área de Libre Comercio de las Américas)
- CETA (Acuerdo Integral de Economía y Comercio)
- TISA (Acuerdo en Comercio de Servicios)
Próximos pasos
La intención de la Unión Europea y Estados Unidos es cerrar las negociaciones antes de que acabe 2016. El siguiente paso consistirá en su ratificación en el Congreso estadounidense y el Parlamento Europeo, instituciones en las que podría ser rechazado. De momento, el borrador del acuerdo se encuentra en fase de middle game, en la que ambas partes han suscrito 17 capítulos.
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