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El problema del desempleo de larga duración

Este constituye uno de los principales obstáculos para el crecimiento económico que presenta además riesgos de exclusión social para aquellos ciudadanos que lo padecen. La formación en edad adulta puede reducir estas cifras, pero la falta de inversión pública dificulta los avances.

15 february 2016

Más del 10% de la población activa española lleva más de dos años sin empleo. Con estas cifras España es el segundo país de la OCDE, por detrás de Grecia, donde el problema del desempleo de larga duración está más generalizado y arraigado. Este tipo de desempleo es el más difícil de solucionar y el que más consecuencias tiene por el alto riesgo de exclusión social y las repercusiones que dificultan la recuperación de la economía española, según un informe de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea) sobre la huella que ha dejado la crisis en la población.

La cifra de desempleados de corta duración que han vuelto a trabajar es más esperanzadora que la de los parados de larga duración, quienes encuentran más dificultades para reincorporarse al mercado laboral. El estudio identifica entre estos parados tres perfiles diferentes. El grupo más importante es el de aquellos que se caracterizan por tener un bajo nivel educativo. Casi el 60% de los que llevan desempleados más de dos años no han terminado la Educación Secundaria Obligatoria (ESO). Otro perfil es el de aquellos que provienen del sector de la construcción que antes de la crisis representaba un 13,22% del empleo total, una cifra que ha caído al 6% en 2015. El tercer grupo es el de los que tienen más de 50 años y se les presenta la edad como su principal inconveniente para conseguir otro trabajo. Son varios aspectos que funcionan como barreras para encontrar un nuevo empleo debido a la situación del mercado y las tendencias que están marcando las empresas en el momento de contratación.

INVERSIÓN EN FORMACIÓN

Los expertos que han redactado el informe recomiendan la aplicación de más medidas para solucionar este problema. Entre las propuestas que se formulan desde Fedea se encuentra la apuesta por la modernización de los servicios públicos de empleo, así como la necesidad de trazar puentes de colaboración con las agencias de colocación privadas y otras organizaciones del tercer sector.

Asimismo, otro de los informes de Fedea critica la falta de fondos públicos en la formación de parados, un pilar fundamental para la reinserción laboral. Este estudio revela que España es uno de los países en los que la participación en estos cursos de formación continúa siendo baja, por lo que una de las prioridades debe ser aumentar la asistencia para adaptarse a las necesidades del mercado actual y conseguir un nuevo empleo. Como indica el informe, la Comisión Europea definió el aprendizaje permanente como una de las claves de crecimiento económico y estableció que “todos los países miembros deberían alcanzar una tasa de participación de los adultos en la educación y formación del 15% en 2020”. Respecto a este índice, España se encuentra a 5 puntos del objetivo con una tasa de aprendizaje de los adultos por encima de la media europea y por detrás de países como Finlandia, Dinamarca, Suiza o Reino Unido, según datos de Eurostat y la OCDE.

Para llegar a cumplir el porcentaje de participación que establece Europa para dentro de cuatro años, España debe solucionar varios problemas que padece la formación educativa en todos los niveles y en todas las edades. El informe indica que se debe mejorar el bajo nivel promedio de los logros educativos y resolver las altas tasas de abandono escolar. “Un aumento en la tasa de participación en la educación y formación de adultos puede servir para superar algunos de los problemas asociados con el abandono escolar. Además, ayudaría a mejorar la productividad de los trabajadores y aumentaría su resistencia ante el impacto de los avances tecnológicos”, añaden en el estudio de Fedea.