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Aristóteles al descubierto

Arqueólogos griegos creen haber dado con la tumba del célebre filósofo Aristóteles, en unas excavaciones llevadas a cabo, a lo largo de más dos décadas, en la antigua ciudad de Estagira, el lugar de nacimiento del fundador de los Peripatéticos.

1 de junio de 2016

"No tenemos pruebas, pero indicios muy fuertes que rozan la certeza", ha asegurado el director de las excavaciones, Kostas Sismanidis, a medios de la zona. Sismanidis ha mostrado los resultados en el Congreso Internacional Aristóteles (creado en conmemoración de su nacimiento, hace ya 2.400 años, que tiene lugar en la Universidad de Salónica).

El equipo ha llegado a la conclusión de que hay un edificio, que fue descubierto en 1996 en dichas excavaciones, que no puede ser otra cosa que la tumba de Aristóteles. El hallazgo, o certeza, sale a la luz tras analizar dos manuscritos, en los que se hacía alusión al traslado de las cenizas del filósofo a su ciudad natal.

Por supuesto, a los arqueólogos que trabajaban en Estagira, desde el inicio de los años 90, les sorprendió que, en medio de una fortificación de la época bizantina, hubiera restos de un edificio, cuyas características no coincidían con esa época ni con eras posteriores. De hecho, los hallazgos obtenidos en el interior de las ruinas, tales como monedas de Alejandro Magno y de sus sucesores, sitúan su construcción en los albores del periodo helenístico.

Los restos del techo, así mismo, muestran que se había fabricado con tejas de la fábrica real, lo que constata su condición de edificio público.

Su ubicación exacta se establece entre, una galería del siglo V a.C., y un templo de Zeus del siglo VI a.C., dentro de la antigua ciudad, cerca de su ágora, y con vistas panorámicas. En el suelo del edificio, hay un rectángulo de 1,30 por 1,70 metros, lo que corresponde a un altar.

Todas estas indicaciones, además de que el hecho de que la forma del edificio no permitía atribuirle otro uso que el de una tumba, hicieron sospechar a los arqueólogos que se trataba de una tumba monumental.

Finalmente, con la ayuda de los mencionados documentos antiguos (una traducción en árabe del siglo XI d.C. de una biografía del filósofo griego y el manuscrito No. 257 de la Biblioteca Marciana de Venecia), concluyeron que la persona, a la que estaba dedicado el monumento funerario, era Aristóteles. Ambos documentos, también precisan que, cuando Aristóteles murió, en 322 a.C., en la ciudad de Calcís (actual Calcidia); los habitantes de Estagira trasladaron sus cenizas a una urna de cobre, la pusieron en el monumento y, junto a ellas, construyeron el altar.