53
Instituto Confucio
VOLUMEN 20 | Nº5 SEPTIEMBRE 2013
CULTURA
terraza pueden alcanzar más de tres mil
escalones, lo cual es algo único en el
mundo.
Curiosamente, las diversas minorías
étnicas que residen en las zonas mon-
tañosas de Yuanyang casi se pueden
dividir dependiendo de la altitud sobre
el nivel del mar. Así, por debajo de
los 600 metros vive gente de la na-
cionalidad dai, de los 600 a los 1000
metros viven los zhuang, de los 1400
a los 2000 metros encontramos mayo-
ritariamente a los hani y a más de esa
altura están los miao y los yao. Por su
parte, los han viven en pueblos bajos a
lo largo de la carretera. La zona donde
vive la gente hani goza de un clima
suave, con abundantes lluvias y sol, por
lo que es muy apta para el crecimiento
del arroz.
Estas montañas muestran de una for-
ma viva la larga historia del crecimiento
del pueblo hani. Hace unos 1200 años
en la dinastía Tang (
唐
, 618-907), los
antepasados hani se trasladaron a esta
zona desde el norte. Comenzaron a
cultivar los campos escalonados y acu-
mularon mucha experiencia y métodos
científicos. Buscaron terrenos que da-
ban al sol, con suaves pendientes y con
un buen mantenimiento de agua subte-
rránea todo el año. Cuando faltaba tie-
rra en las zonas altas, la transportaban
con cestos desde el pie de la montaña;
para evitar la erosión del suelo, cons-
truyeron presas y marjales con piedras
al borde de los campos; cavaron canales
para conducir el agua al sembrado, etc.
Si se encontraban con una roca que no
podía mover, la calentaban hasta que se
ponía al rojo vivo y le echaban agua fría
para romperla en trozos pequeños. Poco
a poco aplanaron la superficie para ha-
cerlas planas. En el pasado no contaban
con instrumentos de medición, por lo
que utilizaban el agua para nivelarla y
unas maderas para regular el caudal de
riego de pendiendo de las necesidades.
Inventaron también un método para
fertilizar los campos mediante la acu-
mulación de estiércol de ganado en un
estanque, así cuando se abría y corría el
agua, fertilizaba los campos a la vez que
los regaba.
Incluso hoy en día, los niños hani
continúan jugando a un juego antiguo
consistente en excavar terrazas, cultivar
arroz, hacer canales, etc.; mientras que
las chicas cargan cestos en la espalda,
cogen caracoles o pescan anguilas.
Desde la antigüedad, las terrazas de
Yuantian han gozado de una gran vitali-
dad y todavía hoy en día son la base de
la vida tanto material como espiritual
para el pueblo hani, siendo el punto de
unión entre la naturaleza, la humanidad
y la cultura china, mientras que otras
obras realizadas por el hombre han per-
dido su carácter original y la función
primigenia para la que fueron hechas.
El agua que conserva las más de
60.000 hectáreas de las terrazas de
Yuanyang forma numerosos arroyos,
manantiales, cascadas y lagos que pro-
porcionan el preciado líquido tanto
para uso doméstico como laboral en
el distrito. Encima de cada pueblo hay
frondosos bosques, mientras abajo es-
tán los campos escalonados. Las vivien-
das en cada pueblo son casas hechas de
paja, por lo que, debido a su apariencia,
las llaman “casas seta”. Este hermoso
hogar de los hani está construido prin-
cipalmente por cuatro elementos que se
mezclan de una forma armoniosa: agua,
bosques, pueblos y terrazas.
En la opinión del pueblo hani, las
terrazas cultivadas no son una conquis-
ta simbólica de la naturaleza, tampoco
están ahí para asombrar a los turistas.
Están convencidos de que hay muchos
dioses que dominan la naturaleza y
viven entre las montañas y los ríos. Es
una bendición de los dioses que el pue-
blo hani resida en estos parajes de ge-
neración en generación. Durante siglos
se ha cuidado cada hierba, cada árbol,
cada pedazo de tierra y cada piedra de
los hogares. Tal vez sea esta la razón
principal del mantenimiento perfecto
de las terrazas hani a través de miles y
miles de años.