
Se trata de estudio multidisciplinar sobre restos animales hallados en la cueva de Isturitz, en los Pirineos Occidentales, que revela que los primeros grupos humanos del Paleolítico Superior se adaptaron eficazmente a un entorno marcado por un clima inestable.
En la cueva de Isturitz se documentan algunas de las evidencias más tempranas del Auriñaciense (42–39 ka cal BP) al oeste de Europa. A través del análisis de 250 elementos óseos y dentales de animales consumidos por estos grupos —entre ellos caballos, bóvidos y renos—, combinando isótopos estables (colágeno y esmalte) con microdesgaste dental, se ha podido reconstruir el ecosistema al que se enfrentaron durante sus ocupaciones. Esta aproximación multiproxy ha permitido trabajar en diferentes escalas temporales y vincular los datos con momentos específicos de ocupación humana. Se concluye que estos grupos del Paleolítico Superior se adaptaron con éxito a un entorno frío, árido y una progresiva apertura del paisaje, sin modificar de forma significativa sus estrategias de caza y uso del territorio. Los grupos humanos conservaron patrones estables de caza, frecuentando con más frecuencia los espacios abiertos cercanos a la cueva. La caza estacional del reno también se refuerza como una práctica común.
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Cita: E. Berlioz, M. Fernández-García, M.-C. Soulier, L. Agudo-Pérez, G. Amorós, C. Normand, A.B. Marín-Arroyo, 2025, Aurignacian groups at Isturitz (France) adapted to a shifting environment upon their arrival in Western Europe ∼42,000 years ago, Journal of Human Evolution, 202, 103665.
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