La exdiputada y activista danesa Özlem Cekic, de origen turco y confesión musulmana, ha sido víctima de numerosas amenazas y mensajes de odio por parte de personas que no aceptaron que una persona con su perfil fuera diputada en Dinamarca, un país en el que, a las últimas elecciones de 2015, el 21,1% de la población apoyó a una fuerza política anti-inmigración y anti-islam (Danish People´s Party) que tiene la clave del gobierno de la nación.
Su particular forma de enfrentar los ataques racistas de los que era objeto, invitando a sus atacantes a tomarse un café con ella, es todo un símbolo de las posibilidades que abre enfrentarse al odio con las armas de la razón, el diálogo y el respeto. En un mundo como el que habitamos, donde los recelos, la polarización social y el odio al diferente crecen de manera alarmante, conocer experiencias como la de Özlem Cekic nos permite pensar en nuevas formas, más inteligentes y efectivas, de promover la lucha contra el racismo y la intolerancia.