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El único con formación en diagnóstico y control

Nociones clave para frenar las enfermedades parasitarias tropicales

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Prácticas en entidades de prestigio

Hospitales especializados, ONGs, Sanidad Exterior del Ministerio y Servicio de Sanidad del Ayuntamiento de Valencia

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Reconegut per l'Organització Mundial de la Salut

Compta amb experts i membres del Centre Col·laborador de l'OMS

La Esquitosomiasis llega a Europa

La esquistosomiasis es una enfermedad parasitaria aguda y crónica causada por duelas sanguíneas (trematodos) del género Schistosoma. Se estima que al menos 258 millones de personas necesitaron tratamiento en 2014. 

3 de marzo de 2016

La transmisión se produce cuando las personas infectadas con esquistosomiasis contaminan fuentes de agua dulce con huevos del parásito, contenidos en sus excretas, que luego se incuban en el agua.  Las personas se infectan cuando las formas larvarias del parásito, liberadas por caracoles de agua dulce, penetran en la piel durante el contacto con aguas infestadas. En el interior del organismo, las larvas se convierten en esquistosomas adultos, que viven en los vasos sanguíneos, donde las hembras ponen sus huevos. Algunos de esos huevos salen del organismo con las heces o la orina y continúan el ciclo vital del parásito. Otros quedan atrapados en los tejidos corporales, donde causan una reacción inmunitaria y un daño progresivo de los órganos.

La esquistosomiasis afecta principalmente a las comunidades pobres y rurales, en particular las poblaciones agrícolas y pesqueras. Las mujeres que realizan tareas domésticas en aguas infestadas, por ejemplo, lavar la ropa, también corren riesgos. Los niños son especialmente vulnerables a la infección debida a higiene inapropiada y contacto con agua infestada. Los movimientos de refugiados y la migración hacia las ciudades están introduciendo la enfermedad en nuevas zonas. El aumento de la población y las correspondientes necesidades de energía y agua generan a menudo planes de desarrollo y modificaciones ambientales que también contribuyen a aumentar la transmisión. El aumento del ecoturismo y los viajes "fuera de las rutas más trilladas" están haciendo que aumente el número de turistas con esquistosomiasis. A veces los turistas presentan infecciones agudas graves y problemas poco habituales, como la parálisis. La esquistosomiasis urogenital también se considera un factor de riesgo de infección por VIH, sobre todo en la mujer.

Es prevalente en las regiones tropicales y subtropicales, especialmente en las comunidades más pobres sin acceso a agua potable segura ni saneamiento adecuado. Según la Organización Mundial de la Salud, al menos un 90% de las personas que necesitan tratamiento contra la esquistosomiasis vive en África, sin embargo, hace 4 años el parásito se detectó en personas que se habían bañado en aguas del río Cavu, en la isla francesa de Córcega, un destino muy turístico, la cuarta isla más grande del mar Mediterráneo. Se han encontrado pacientes afectados tanto en Francia como en Alemania e Italia.

La permanencia del brote en la isla a lo largo de esos 4 años indica que el parásito ha sobrevivido a las temperaturas del invierno. Este hecho ha alarmado a las autoridades sanitarias y se ha convertido en un foco de estudio importante para la medicina ya que, además de presentarse como una seria amenaza, ha sido inesperado. El último caso de esquitosomiasis en Europa se dio en el sur de Portugal y el último paciente infectado fue curado en el año 1967. Fue entonces cuando la enfermedad fue declarada fuera del continente europeo.

The Parasitic Disease Threat Quick Response Committe of the European Federation of Parasitologists (ECDC) es el encargado de coordinar una iniciativa europea que se está poniendo en marcha para evaluar y estudiar todas las cuestiones que plantea este brote, el riesgo en los países europeos de Portugal, España e Italia y para establecer también una red europea de especialistas en este tipo de parásitos y enfermedades con el fin de controlarla y prevenirla.

En el día mundial de la salud de la OMS, el día 7 de abril del pasado año, la directora general de la OMS, la Dra Margaret Chan subrayó la creciente preocupación por el efecto del cambio climático en estas infecciones.