Los humedales artificiales de la Pipa y de l’Illa reducen la contaminación por plaguicidas y metales pesados en la Albufera de Valencia

Un estudio del Instituto Cavanilles de Biodiversidad y Biología Evolutiva y del Departamento de Química Analítica de la Universitat de València pone de manifiesto que los humedales artificiales mitigan de manera significativa la presencia en el agua de contaminantes, principalmente agrícolas, pero también urbanos e industriales. La investigación, realizada entre los años 2020 y 2025, concluye que el Tancat de la Pipa y el de l’Illa, en el Parque Natural de la Albufera, redujeron la concentración en el agua de salida de los plaguicidas y metales pesados/metaloides analizados entre el 50% y el 100%, con reducciones de concentración entre el 15% y el 50%.
El trabajo ha analizado muestras de las aguas de entrada, interiores y de salida, que vierten directa o indirectamente al lago de la Albufera, del Tancat de la Pipa y del Tancat de l’Illa, además de muestras de sedimentos, de macrófitos y de excrementos de aves herbívoras. Los resultados muestran que los humedales artificiales redujeron la concentración en el agua de salida entre el 57% y el 100% de los fungicidas, entre el 67 %y el 86% de los herbicidas y entre el 67% y el 100% de los insecticidas. Además, las eficiencias de eliminación total fueron del 15%, del 25% y del 50%, respectivamente. Por otro lado, en el caso de los metales, la concentración del 50% de los elementos fue menor en las aguas de salida de los humedales, con variaciones estacionales.
El trabajo también ha estudiado el estado de las aguas a raíz de la DANA de octubre de 2024, que provocó “concentraciones significativamente más altas de determinados plaguicidas (concretamente de carbendazim, metalaxyl, piperonyl butoxide, diuron, diazinon y chlorpyrifos)”, pero que fueron reducidas en el agua de salida por la acción de estos humedales.
Además de la configuración de los humedales artificiales, las propiedades físicas y químicas particulares de estos compuestos influyeron en la retención de plaguicidas, de forma que los inmóviles (los menos solubles, que tienden a depositarse) se acumulaban al sedimento, y los móviles (disueltos en el agua) eran incorporados por la vegetación y se detectaban finalmente en los excrementos de aves herbívoras.
Los riesgos ambientales asociados a las concentraciones de plaguicidas, incluidos los compuestos prohibidos que todavía se detectan en las aguas del parque natural, se redujeron notablemente en las salidas de los humedales artificiales, hecho que evitó que aguas con concentraciones que suponen un riesgo moderado y alto acabaran en la Albufera de Valencia. En cuanto a los metales, aunque los niveles de riesgo general fueran bajos, el mercurio superó los valores límite establecidos por la legislación europea, si bien su concentración se vio reducida en las aguas de salida.
“Los resultados de este estudio refuerzan el valor de las soluciones basadas en la naturaleza para mejorar la calidad del agua y proteger la biodiversidad”, destaca Nuria Carabal, del equipo investigador. “El elevado número de contaminantes todavía detectados, incluyendo varios pesticidas prohibidos, junto con las concentraciones de mercurio, ponen de manifiesto la presión persistente que continúa soportando el parque natural y la importante función que desarrollan los humedales construidos”, concluye la investigadora.
Referencia artículo: N. Carabal et al. "Constructed wetlands for the mitigation of pesticide and heavy metal concentrations in a protected agrolandscape: removal efficiencies and ecological risk assessment". Science of The Total Environment. Volume 1001, 25 October 2025, 180466. DOI: https://doi.org/10.1016/j.scitotenv.2025.180466
Pie de fotografía anexo: Humedal artificial del Tancat de l’Illa.
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