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La 42 edición de la Universitat d’Estiu de Gandia reflexiona sobre las causas y consecuencias de la dana a través del lema ‘Vulnerabilidad y resistencia’

  • UVGandia
  • Marta Perez Ortiz
  • 24 octubre de 2025
La UEG dedicó un espacio especial a la reflexión sobre las consecuencias del cambio climático.
La UEG dedicó un espacio especial a la reflexión sobre las consecuencias del cambio climático.

La 42.ª edición de la Universitat d’Estiu (UEG) fue la ocasión de rendir un homenaje a toda la sociedad que sufrió los efectos de la dana del 29 de octubre, así como a las decenas de miles de personas que ofrecieron ayuda al pueblo valenciano, reflexionando sobre la oleada de solidaridad que se generó.

Desde distintas perspectivas y disciplinas, la edición de 2025 de la UEG dejó patente el papel trascendente del personal docente e investigador de la Universitat de València que, a través del pensamiento crítico y la ciencia, constituye una verdadera resistencia frente a la inercia productivista de un sistema que, a pesar de que durante décadas ha contribuido a incrementar el bienestar social, progresivamente ha hecho al ser humano más vulnerable en muchos aspectos.

Con ‘Vulnerabilidad y resistencia’ se encapsulaba, por un lado, las causas que condujeron al trágico desenlace de octubre del 24, a través de una mirada analítica y en profundidad al pasado -para entender cómo se había generado ese desastre- y, por otro, una mirada hacia el futuro, haciendo hincapié en la capacidad que tiene la sociedad, de manera colectiva, de abordar los problemas que le afectan.

La UEG es un espacio de generación de ideas y reflexión y en la edición de 2025, inevitablemente, la dana centró la atención del debate. Así pues, a través de diferentes cursos, diálogos y conversaciones con expertos de distintas disciplinas, se reflexionó sobre cuestiones, como la falta de preparación y previsión frente a los riesgos naturales en un territorio históricamente afectado por este tipo de fenómenos.

En palabras de la directora académica de UVgandia, Carme Melo, “lo que nos hace vulnerables en la actualidad es, paradójicamente, nuestro modelo de desarrollo. Un modelo de ocupación territorial que ha conducido a la urbanización de zonas inundables y a la destrucción del suelo fértil y que, por lo tanto, no ha podido absorber y laminar el agua de las avenidas milenarias. Una dinámica, en definitiva, que ha dejado a miles de personas atrapadas en una trampa de cemento”.

En esta línea, de todas las conclusiones extraídas, una de las más interesantes es la idea de la vulnerabilidad que sufrimos como sociedad; una vulnerabilidad “autoinfligida” a consecuencia de las acciones, las políticas y el modelo de desarrollo seguido. Aparejadas, cuestiones tan dispares, como la manipulación a través de las redes sociales, la Inteligencia Artificial, el auge del fascismo, el fracaso democrático de Estados Unidos o la indefensión económica y militar de Europa, apuntan hacia esta mencionada vulnerabilidad. De aquí la urgencia de repensar el actual modelo productivo y cultural.

Igualmente, entre otras de las conclusiones a que se llegó, destacaba la necesidad de trabajar hacia una mayor concienciación ciudadana, para evitar situaciones como la vivida y repetir un desastre de aquella magnitud, así como instrumentos de ordenación y planificación basados en el conocimiento de los servicios que prestan los ecosistemas y, por lo tanto, políticas que respetan los límites del planeta.

Arte que remueve conciencias
Y si hablamos de reflexión, pensamiento crítico y debate, no podemos dejar de mencionar el papel destacado del apartado cultural de la UEG; también en la edición de 2025. Así pues, enlazando con el lema de este año, el proyecto expositivo presentado en el marco de esta 42 edición, ‘Paisaje y cambio climático. La transformación de la mirada’, de Calo Carratalá, aportó la mirada analítica a través del arte.

La Casa de Cultura Marqués González de Quirós de Gandia acogía una muestra, comisariada por Marisa Giménez, que conectaba la mirada personal e introspectiva del artista torrentino sobre el paisaje africano con la vulnerabilidad, en este caso, climática. Una mirada poética a los paisajes de Senegal o Tanzania que evocaba un compromiso personal con aquellos lugares de la naturaleza observados y que, a través del lenguaje artístico, reflexionaba sobre las incuestionables consecuencias del cambio climático, nos acercaba a la nostalgia de la pérdida y nos recordaba la necesidad de proteger el paisaje.