Con el proyecto “Boza, derecho a ser” se ha conseguido generar un espacio de comunicación e intercambio entre un grupo de personas migrantes, con diferentes historias de vida, raíces y señas de identidad. Todas ellas habían vivido un proceso migratorio frustrado en alguna ocasión por la dureza del contexto legislativo en materia de inmigración, lo que guio las reflexiones de los participantes hacia el derecho a una vida digna y a ser uno mismo.

Gracias a este espacio de expresión, se pudieron ensalzar aquellos procesos de identidad que habían sido apagados en este contexto social hostil en materia de inmigración, lo que supuso un espacio de participación y una oportunidad de comunicación y empoderamiento de la propia persona. Abordar esta temática desde una actitud positiva y proactiva permitió reflexionar y valorar la importancia y riqueza de la diversidad en este mundo globalizado.

El objetivo fue formar un grupo heterogéneo, formado por personas de diferentes países (en nuestro caso fueron ocho países diferentes: Mali, Guinea, Camerún, Marruecos, Colombia, Ecuador, Argentina, Inglaterra y Sierra Leona.) en el que cada cual constituía un papel fundamental.