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Afinidades electivas: València y la Revolución Química (1780-1820)

 
 
 
Laboratorio de Wilheim Carl Scheele (1742-1786), uno de los Potenciales descubridores del oxígeno.
 

 

 

 

 

En el apartado dedicado la química de la famosa Encyclopédie de mediados del siglo XVIII se indicaba que “el gusto por la química” era “una pasión de locos”. El artículo afirmaba que los químicos constituían “un pueblo distinto”, poco numeroso, con su lengua propia, sus leyes, sus misterios, “casi aislado” y rodeado de personas “poco curiosas por conocer sus actividades”. Esta situación cambió sustancialmente en los años siguientes con la progresiva incorporación de la química a muchas universidades, tal y como ocurrió en la Facultad de Medicina de la Universidad de Valencia. No sólo aumentó el número de cursos, profesores y estudiantes interesados en la química. También se crearon fuertes expectativas acerca de las posibles aplicaciones médicas e industriales de esta ciencia. A finales del siglo XVIII, las novedades eran tan importantes que algunos autores empezaron calificarlos como una auténtica “revolución en la física y en la química”. Fue precisamente en esos años cuando se creó la cátedra de química de la Universidad de Valencia.

 

 

 
 
 
 
 
 
 
 
Máquina neumática. Instituto de Educación Secundaria Luis Vives de Valencia.
 

 

 

 

La exposición “Afinidades electivas: Valencia y la Revolución Química” explota estas coincidencias y repasa el desarrollo de la química moderna a través del escenario que ofrece la Valencia de finales del siglo XVIII. La exposición está dividida en dos secciones. La primera parte presenta los cambios en la química europea de finales del siglo XVIII junto con los acontecimientos que condujeron a la constitución de una cátedra de química en Valencia dirigida a la formación de médicos y artesanos. Los ejemplos históricos seleccionados permiten reflexionar críticamente sobre cuestiones relevantes de la naciente química que siguen teniendo un fuerte interés actual y, muy probablemente, también lo tendrán en el futuro: las relaciones entre ciencia, tecnología y sociedad, la imagen pública de la química, la circulación del saber científico y tecnológico, las aplicaciones de la química en la industria y en la medicina, el papel de los instrumentos científicos en las investigaciones experimentales y las relaciones entre la ciencia y el poder político y económico. La segunda sección está centrada en el más famoso estudiante de la cátedra de química de la Universidad de Valencia: Mateu Orfila i Rotger (1787-1853). A través de sus cartas y recuerdos, se reconstruyen sus años de formación, sus investigaciones toxicológicas y su actividad como perito en varios famosos casos de envenenamiento en los que participó. Gracias a los excelentes fondos que conserva la Universidad de Valencia, así como los obtenidos de otras instituciones académicas, se ha construido un recorrido que integra abundantes elementos visuales, instrumentos, libros y documentales, todo ello dentro de una línea argumental acorde con las más recientes investigaciones históricas. También se ha elaborado un amplio grupo de actividades asociadas, tales como un ciclo de cine, un número monográfico de la revista Mètode y una página de internet con abundante información biográfica, un glosario de términos químicos y una biblioteca digital. Todos estos recursos permitirán ampliar la información y aprovechar todas las afinidades –incluyendo las electivas- que pretende potenciar la exposición para celebrar 2011 como el año internacional de la química.

 

 

 

 

Portada del manual de química de Pierre Macquer (1718-1784). Detall.

 

 

Pierre Macquer (1718-1784). Tabla de elementos de química teórica.

 

 

“Retrato del matrimonio Lavoisier” David (1748-1825)