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ARTE CONTRA LA PENA DE MUERTE
Pinturas de Mario Flores

Mario Flores Urbán, nacido hace 36 años en Ciudad de México, se encuentra en el corredor de la muerte de la prisión de máxima seguridad de Pontiac (Illinois) desde 1985 y ha sido condenado a morir por inyección letal.

 

Este mexicano, que reside en los EE. UU. desde los siete años, fue acusado de asesinar a un delincuente en 1984; él se declaró inocente. El juicio estuvo lleno de errores y contradicciones, de cambios y pérdidas de las declaraciones de testigos presenciales que aseguraron que Mario no participó en los hechos ni estuvo presente. Solo un testigo aseguró que Mario había sido el autor del crimen y se presume que podría estar encubriendo a su hijo.

 

La sentencia de muerte se ha pospuesto tres veces, mientras que la apelación contra la decisión judicial fue rechazada. Actualmente está pendiente, desde hace más de siete años, de un recurso presentado contra la sentencia, aunque el abogado de la familia Flores ha abandonado el caso.

 

Mario Flores, que vive en una celda de poco más de un metro por dos metros durante veintitrés horas al día, comenzó a pintar en 1993 "para distraer la mente de la desesperación y la soledad", según sus palabras. Sus cuadros han traspasado los barrotes de la prisión y se han expuesto en el Club de Periodistas de Ciudad de México y en una galería de Chicago. En abril de 2001, cuarenta y siete cuadros de Mario Flores viajaron a España para permanecer durante un año con la finalidad de que las galerías de arte y las instituciones españolas que lo deseen puedan solidarizarse con el artista y mostrar su obra.

 


Durante el mes de julio, el Centro Cultural Provincial de Málaga expuso la obra y en diciembre se expuso en el Centro Artístico y Literario de Granada.

 

Mario Flores ha recibido el apoyo de la Asociación Canadiense contra la Pena de Muerte, del Club de Periodistas de México, de la Secretaría de Relaciones Exteriores de los Estados Unidos de México y de la Asociación de Medallistas Olímpicos Mexicanos, así como de personalidades políticas como Cuauhtemoc Cárdenas o Mireilla Roccatti, presidenta de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos de México.

 

Como ha declarado el propio Mario Flores, la posibilidad de exponer sus cuadros en España sería para él una oportunidad única para recoger apoyos y dar a conocer su terrible situación para que, al igual que en el caso del español Joaquín José Martínez, salido hace poco del corredor de la muerte, las autoridades españolas y de la Unión Europea llamen la atención del gobierno estadounidense para que se evite la ejecución y se revise un caso lleno de demasiados errores.