La existencia contemporánea desemboca, inexorablemente, en un inmenso archivo de bases de datos que se actualizan a tiempo real, que capturan cada instante de nuestra vida tanto online como offline, a través de las mediciones y registros que los dispositivos que nos rodean capturan del mundo y de nuestra presencia en él. La digitalización del mundo físico, ha convertido las redes de datos en un espacio masivo de información prácticamente ilegible para los ciudadanos, pero que nutre, cada vez más, estudios de mercado, análisis y algoritmos predictivos que modelan nuestra existencia.
Cuando realizamos una búsqueda en Internet, no solamente accedemos a una información sino que ofrecemos información sobre nuestros intereses y preguntas. Cuando escuchamos una canción a través de un servicio de música online disfrutamos con nuestros autores favoritos al tiempo que indicamos al sistema nuestras preferencias y gustos musicales. La vida digital se construye en un continuo diálogo entre la información que la red nos ofrece y la información sobre nosotros mismos que ofrecemos a la red y que configura una suerte de sombra de nosotros mismos, un doble digital resultado de la creación de un perfil, a modo de retrato robot, de nuestros gustos, nuestros hábitos sociales y de consumo y nuestras interacciones con otros dobles. Este perfil, que apenas tiene que ver con la expresión personal de nuestra identidad online, con nuestro avatar o con la forma en la que nos mostramos voluntariamente a los demás en redes, habita en nuestro nombre el espacio de las redes digitales y es objeto de operaciones de marketing, publicidad, estudios sociológicos o de opinión que tienen (o pretenden tener) efecto en nuestras decisiones, nuestras elecciones y nuestro modo de pensar: en definitiva, en la vida contemporánea que se desarrolla en un continuo híbrido entre lo real y lo virtual.
La exposición Autoretrat o doble digital muestra una recopilación de trabajos artísticos recientes de Clara Boj y Diego Díaz, que, tomando su propia identidad como punto de partida, formulan algunas preguntas sobre la vida presente y futura en el dataceno, mostrando la magnitud y complejidad de los archivos digitales y explorando las implicaciones que estos registros tienen en aspectos clave como la intimidad, la privacidad, la definición del criterio personal, la seguridad, etc.
En esta sala inundada de textos e imágenes, nos adentramos en un aspecto de nuestra vida cotidiana que habitualmente ignoramos: cada una de nuestras acciones genera datos. En una sociedad dominada por los sistemas de información y los dispositivos digitales que nos acompañan a todos lados (aquí mismo, por ejemplo), todas nuestras conversaciones y desplazamientos, todo lo que consumimos y compartimos, pasa por un servidor de datos situado en algún lugar remoto.
Esta inmensa cantidad de información no se limita a ocupar espacio en dichos servidores. Los datos se procesan, se comparan, se agrupan formando perfiles de consumidores, tendencias, hábitos y dependencias, que sirven para delinear nuestro doble digital, y, posteriormente, moldearlo como un perfecto consumidor. Por medio de los programas de inteligencia artificial es posible procesar cada vez más datos y con mayor complejidad, hasta el punto que no solo es posible detectar nuestras acciones, sino que se pueden predecir.
Clara Boj y Diego Díaz iniciaron en 2017 una larga incursión en esta dimensión oculta de los servicios digitales que empleamos a diario. Crearon una “biografía de datos” (data biography) capturando toda la información que compartían sus teléfonos móviles y recogiéndola en 365 libros, cuyos contenidos cubren esta sala. En 2019 llevaron este proyecto al siguiente nivel al crear una “biografía de aprendizaje automático” (machine biography), que empleaba los datos recopilados para predecir las actividades de los artistas en el año 2050. La presen-te exposición en La Nau contrapone ambas obras con una serie de piezas derivadas y añade a las biografías pasadas y futuras otra que se sitúa en el presente (data now), mostrando la vida cotidiana de Clara y Diego por medio de la app TikTok.
Siguiendo la tradición del autorretrato, los artistas dialogan con sus dobles digitales y nos invitan a reflexionar sobre los datos que generamos a diario. Nuestros datos también podrían ocupar numerosos libros y cubrir las paredes de esta sala.
— Pau Waelder (Comisariado)
Visitas concertadas para grupos:
96 3531076
