"La denominada "Escuela Polaca de Cartelismo" fue el producto de una serie de circunstancias difícilmente repetibles que convirtieron a los grafistas polacos en la vanguardia de un medio, constreñido hasta entonces entre el interés comercial y el político, que se convirtió en sus manos en un arte sorprendentemente libre....
Desde un punto de vista centrado estrictamente en el lenguaje, hay dos aspectos que nos deben interesar fundamentalmente: el recurso bastante recurrente a la metáfora y la importancia de la tipografía. Dentro de la retórica del cartelismo en general, la metáfora (entendida, sensu stricto, como la sustitución de un elemento por otro en virtud de una verosimilitud de contenido) ha estado casi siempre notablemente ausente, indudablemente porque su ambigüedad podía ir en detrimento de su capacidad informativa y, por tanto, de su poder de reclamo comercial. El cartelista sometido a las reglas industriales prefiere, por lo tanto, recurrir a la comparación antes que a esta figura que restringiría lo que los publicitarios denominan "banda de percepción".
El cartelismo polaco, en cambio, no se ve impelido a vender la película y puede encarar su cartel como una obra de autor, un género totalmente incomprensible en el mundo capitalista, excepto en la esfera de lo que es decorativo (que es en la que, muy a menudo, cuando no en la del coleccionismo, han acabado los carteles polacos una vez han ido más allá de sus fronteras).
Felipe Hernández Cava. "La metáfora polaca" en Carteles de cine Polaco. Ibercaja. Festival de Cine de Huesca"